Mientras mi pareja está lejos
Este relato va de lo que sucede cuando mi pareja se encuentra trabajando en otro estado..
La vida con Saúl se tornó más relajada, disfrutábamos intensamente de nuestras experiencias de infidelidad consentida y sin complicaciones, mi pareja gozaba poniéndome los cuernos con diferentes chicos y yo disfrutaba viéndolo, estábamos en nuestro mejor momento y al final siempre volvía a mis brazos y con ello estábamos bien, nuestro encuentro más reciente se dio en un antro gay, donde Saúl estuvo invitando tragos y ligando a un chico “Twink” de unos 20 años, yo los veía bailar desde la barra mientras tomaba una cerveza tras otra y al poco tiempo se besaban sensualmente, me acomodé la verga y mientras pedía otra cerveza los perdí de vista, después de buscarlos un rato subí al segundo nivel donde se encontraban las cabinas y los encontré en una de ellas, dentro había un pequeño sillón, entré y cerré la puerta, cuando mis ojos se adaptaron a la oscuridad vi que se besaban mientras el chico le tocaba el bulto a Saúl, lo que me produjo mucho morbo, el chico me miró y susurró algo que no escuché y continuaron en lo suyo, después de unos minutos Saúl le quitaba la ropa al chico pero yo había tomado bastantes cervezas, me levanté a trompicones para ir a orinar, no sé cuánto tiempo me tardé, me sentía muy mareado pero al regresar a la cabina pude ver a Saúl sentando en el sofá con los pantalones abajo y el chico twink montando su verga como todo un pasivo profesional, el putito usaba una tanga azul que ni siquiera se molestó en quitarse, tan solo la hizo a un lado para abrirle paso a la verga de Saúl, el cabron podía engullir sin problemas aquel pollón hasta topar con los huevos y en ningún momento se quejó de dolor
—Aaahhgg! si papi rómpeme el culito— susurró extasiado y deseoso de polla, mi infiel esposo solo gemía sin parar, ese chico le estaba comiendo el rabo magistralmente y él en serio lo gozaba.
Entonces la zorrita empezó a dar sentones más rápido y frenéticamente, casi no tenía nalgas el cabrón, pero vaya que tenía un hoyo hambriento… me baje los pantalones y empecé a masturbarme mientras los veía coger, ellos ni parecían notar mi presencia, estoy seguro que hubieran seguido igual, aunque yo no hubiera regresado.
—¡ay! ¡Si! Que rica verga— decía el twink intentando no hacer ruido mientras se abría las nalgas, recibiendo más polla de la que su maltratado culo podía soportar, entonces Saúl se levantó y puso al chico en cuatro sobre el sillón para seguir dándole verga mientras lo ahorcaba con sus manos hasta que se vino y una vez que terminó dejó su verga dentro por unos minutos, se relajó soltando un largo suspiro… el putito hambriento se apresuró a limpiarle la verga a mi pareja con una mamada, también terminé, dejando el suelo mojado de semen, el chico “twink” entonces se incorporó y salió sin despedirse para entrar a otra cabina, ni siquiera supimos su nombre y no lo volvimos a ver, pero esa noche nos fuimos complacidos a casa.
Esta fue mi última experiencia de cornudo antes de que Saúl viajara a otro estado, lo habían contratado en una universidad de prestigio para impartir un semestre en derecho fiscal y solo hablábamos por las tardes, literalmente me contaba todo de su día, incluyendo claro las veces que cogía con algunos chicos y cuando podía me mandaba fotos o algún video corto, el muy infiel sabía cómo provocarme y yo me la jalaba imaginando todo lo que había hecho a mis espaldas.
Claro que extrañaba a Saúl, pero la mayoría de mis clientes estaban en la ciudad y no podía irme con él, durante ese tiempo me inscribí a un GYM de 24 horas y me dedique a mi trabajo, el ejercicio me mantenía ocupado y fue precisamente en el gimnasio que conocí a un tipo que coincidía conmigo en horario, se llamaba Ulises y tenía 34 años, yo procuraba ir a entrenar entre las 10:00 y 11:00 de la noche cuando no había tanta gente y al terminar me retiraba sin interés de relacionarme con nadie, aunque disfrutaba de ver cuerpos atléticos y más de una vez tuve una erección, no buscaba sexo, estaba en paz con mi vida sexual con Saúl en ese momento, pero fue él quien comenzó a hablarme desde una ocasión que necesitaba hacer una llamada y su teléfono se había quedado sin batería, me pidió prestado el mío y después de eso cada vez que iba a entrenar ya no se despegó de mi lado, hablaba mucho y ocasionalmente me aburría un poco pero era soportable, era asesor financiero, llevaba dos años casado con su esposa, no era guapo pero si tenía un cuerpo estético debido al ejercicio, su mayor atractivo definitivamente era su trasero, tenía un par de nalgas maravillosas, grandes y redondas, unas que cualquier gay pasivo se moriría por tener y cualquier activo querría penetrar, definitivamente a mi esposo le encantaría y varias veces lo imaginé penetrando ese culo, que para rematar los pants y shorts de gimnasio le venían de puta madre, estirando la tela deliciosamente.
Entre algunas de nuestras charlas (aunque casi siempre el que hablaba era él) había sacado el tema del sexo con su esposa, era de esos hombres a los que le gusta que le metan el dedo mientras cogía y algunas de sus novias anteriores incluso le habían hecho beso negro y decía que le encantaba, pero había un problema; todo lo relacionado con culos su esposa lo encontraba asqueroso y sucio, no le entregaba el culo ni quería meterle el dedo durante el sexo y ni hablar de besos negros, me lo contaba frustrado porque parecía ser una parte importante de su vida sexual, así que comencé a aconsejarle, para que se hiciera lavados anales y tuviera el asunto limpio la próxima vez que se lo propusiera a su pareja, el me escucho y pareció entender cómo realizarlo, el tema pasó y durante varios días no hablamos de ello, aun así yo disfrutaba mirando sus trasero durante el entrenamiento y en los vestidores, aunque siempre con bóxer pero imaginaba que serían lampiñas porque no tenía mucho vello en las piernas.
Un jueves cuando me dirigía al GYM Ulises me llamó para que nos viéramos antes de entrar, al llegar me estacioné a su lado, me abrió la puerta del copiloto y me hizo seña de entrar, se veía tenso, usaba pantalón de vestir y camisa con corbata por lo que asumí qué venía de su trabajo, lo saludé y me dijo sin más: —discutí con Martha—
—que mal, fue algo grave? —
—Lo mismo de siempre, regresé del trabajo y estábamos cachondeando en la sala, me hice el lavado antes de salir de la oficina como me dijiste, pero al mencionarle que quería que metiera el dedo ella se puso como loca, la cabrona me empujo y dijo que ya estaba harta, que era un enfermo sexual, la discusión se salió de control y me salí en el coche, ni siquiera agarre la maleta del gym—
—Lo lamento, tal vez no deberías presionarla tanto con algo que no está dispuesta a hacer—
—es que ¿entonces cuando Luis? Nunca me ha complacido desde que nos casamos y ultimadamente que se vaya a la verga, acompáñame a tomar algo, no quiero entrenar hoy—
—Si claro, te sigo en mi coche— le dije
—No, déjalo aquí y vamos en el mío, solo será un rato—
Accedí y fuimos a un bar del centro de la ciudad, cuando se bajó del carro aproveché para ver su trasero en pantalón de vestir, “de lo que se pierde tu esposa” pensé…
Ya en el bar tomamos algunos tragos y Ulises bailaba con diferentes mujeres, supongo que, por despecho mientras yo mensajeaba con mi esposo, después de un rato y otra ronda de tragos ya más relajados me preguntó: —¿porque me miras mucho el culo? —
Sorprendido me disculpé: — perdóname, no soy un acosador ni nada, solo que estás más nalgón que el hombre promedio y no puedo evitar mirar, pero no intentaría nada más — le expliqué apenado
— No hay falla, ¿lo quieres tocar? — preguntó mientras se levantaba de la silla y se volteó de espaldas a mi
Me sorprendió, por un momento pensé si me estaba poniendo a prueba, pero mientras pensaba que contestar mi mano derecha ya estaba masajeando sus nalgas, estaban más firmes de lo que pensé y se sentían grandes, con mi mano completamente abierta no alcanzaba a cubrir una de ellas y empezaba a tener una erección, el despreocupadamente tomaba su trago como si fuera agua — ya Luis, fue suficiente— dijo riendo mientras se volvía a sentar
—Perdón, tienes un trasero increíble amigo, cualquier gay se moriría por ti— le dije
—Gracias me halagas, ojalá Martha pensara lo mismo—
—Que mal— le dije, sintiendo verdadera lástima por él,
—¿Tú eres de los que dan verga o recibes? — preguntó y noté que, hasta ese momento yo no había hablado sobre mi sexualidad, pero estábamos en confianza
—Versátil, o sea que doy y recibo dependiendo de la otra persona— contesté
—Entonces, ¿conmigo que serías?
—¡Activo sin duda! — dije sin pensarlo riendo
—Entonces… ¿Me meterías el dedo? —preguntó de lo más natural mientras se servía otro trago
Esto era demasiado que procesar, jamás habría imaginado que mi compañero hetero me pidiera algo como esto, no dudo que fantaseaba con ese culo y me la había jalado algunas veces pensando en él cogiendo con Saúl, pero esto era algo que me tomo por sorpresa y me tarde en responder… Ulises me miraba esperando una respuesta y después de unos segundos me dijo: —Olvídalo, creo que no pensé lo que dije, tal vez fue muy atrevido de mi parte—
—Si quiero— interrumpí
—¿En serio? No pienses que soy marica, no me gustan los hombres y no te juzgo a ti ni tu forma de vivir, simplemente no los veo como para algo sentimental, solo me excita saber que alguien desea mi culo, me gusto como me tocaste, pero nada más—
—Tranquilo, nadie dijo que fueras gay, solo será algo que disfrutaremos entre amigos— le dije para darle confianza
Ulises se quedó pensativo y dijo —¿Bueno, te parece si vamos a un hotel?
—¿Ahora mismo? — pregunté algo sorprendido
—Sí, tenemos tiempo o si quieres lo dejamos para otro día—
Este tipo sí que presionaba, pero no podía dejar pasar la oportunidad —Si, tienes razón, vámonos— tomé mi último trago de un jalón y pedí la cuenta
Pasaba de la media noche y estábamos en su coche en busca de un lugar adecuado, aún mareados por lo que bebimos, después de algunas cuadras encontramos un hotel, nos miramos y sin decir nada nos dirigimos a él, llegamos a la habitación y se le veía ansioso, pero noté que tenía una erección creciente, Ulises se sentó en la cama y me miró mientras se quitaba los zapatos, —Hagamos esto como compas— me dijo
—Por mi está bien— respondí
—Pero tendrás que estimularme primero— dijo mientras se bajaba los pantalones mostrando sus piernas peludas y una trusa negra ajustada, siempre me pareció muy varonil que los hombres usaran trusa como lo hacen en el ejército, me hizo una señal para que le hiciera una mamada, sin pensarlo me arrodillé frente a él y aproveche para olfatear su verga erecta, todavía atrapada en la trusa, olía a sudor del día, un poco a orina y en general a macho, a gloria… liberé su miembro y el olor se volvió más intenso, no era muy grande, más bien de tamaño promedio
— Perdón, no me dio tiempo de bañarme, si el olor te molesta no tienes que hacerlo— me dijo apenado
— ¿De qué hablas? — le dije
— Es que a mi esposa le disgusta— contestó, que aburrida mujer pensé…
Sin decirle más engullí su miembro hasta la base y el dio un gemido de placer, mientras se la mamaba le masajeaba las nalgas y eso pareció excitarlo ya que gimió más fuerte, lo empujé lentamente hasta que quedó recostado en la cama y poco a poco levanté sus piernas hasta dejar su hermoso culo expuesto frente a mí, le ayude a quitarle el resto de ropa y admiré un redondo culo un poco peludo, con nalgas de burbuja dignas de un actor porno, no entendía como su pareja podía sentir asco por tremendo macho con culo de superhéroe, bien trabajado, firme y sensual, hasta empecé a dudar si en verdad no era gay, un culo así llamaba a mamarlo, a penetrarlo, a querer hacerlo tuyo…
Le di un pequeño mordisco a sus nalgas, Ulises se estremeció, lanzando un pequeño gemido, se las mordí un rato hasta que se abrió sus hermosas nalgas con las manos, dejando ver su orificio, completamente rosado y lampiño
—Mámamelo— me dijo mientras me miraba con una expresión de lujuria y deseo, tenía la cara ruborizada y algunas gotas de sudor en su frente, parecía un niño pidiendo algo que deseaba con ansias, decidí no hacerlo esperar más y comencé a pasar mi lengua por su culo, rozando ocasionalmente su ano, poco a poco comencé a concentrar mis lengüetazos completamente en su hoyito mientras con mis manos masajeaba sus nalgotas, Ulises gemía de placer mientras se masturbaba, mi lengua empujaba en su culo intentando penetrar
—aaayy si cabron— decía mientras se agarraba las piernas, note que su hoyo empezaba a dilatarse y restregaba su culo en mi cara, casi asfixiándome en el acto, podía ver su expresión, como lo gozaba, ponía los ojos en blanco, el sudor cubría su cabello y escurría por su cara, su culo ya estaba lo suficientemente dilatado y supe que era momento, empecé a introducir un dedo lentamente, se sentía muy apretado, casi me dolía el dedo de lo mucho que apretaba haciendo pequeñas contracciones, —Oh si cabron, mételo— me dijo, así que poco a poco introduje otro dedo, su precum ya había escurrido por todo su vientre y yo tenía la verga durísima, en ese momento me la saqué del pantalón para masturbarme, Ulises pareció notarlo y me miró con cara de deseo, diciendo: —métemela wey— me sorprendió, pero el insistió: — solo métela cabron, quiero saber que se siente—
No llevaba condones, pero no podía quedarme sin culear semejante monumento, de todos los chicos con los que había cogido, ninguno tenía un culo tan magnífico
Así que no lo dude más y me deje llevar, me ensalivé un poco la verga y la acerque a su culito, empecé a empujar lentamente mientras el gemía de placer, me costó meterla porque a pesar de estar dilatado tenía el culo muy apretado, el solo se relajó y cerró los ojos alentando su respiración, pero cuando iba a la mitad se aferró a mis piernas y se jalo hacia mí, introduciéndose toda mi verga de golpe, apretándola deliciosamente, — wow!— exclamé, hacía mucho que no disfrutaba esa sensación y literalmente no se metía mis huevos porque no podía, el muy cabron era un tragón de primera y toda su imagen de “hetero” se estaba cayendo a pedazos…
Cuando se comió toda mi verga exclamo: aaaaahhg siii, al tiempo que expulsaba un chorro de precum y se quedó inmóvil unos segundos disfrutando con los ojos cerrados, luego empecé con el mete y saca y no opuso resistencia, tenía frente a mí una imagen maravillosa, un culote de macho comiéndose mi verga a tope, le di fuertes embestidas, mis huevos chocaban en sus nalgas, le quité los calcetines y empecé a chupar sus pies, acto que no pareció molestarle, para ese momento daba fuertes alaridos de placer y me decía —¿Te gusta mi culo verdad? Sin responder yo le daba nalgadas al tiempo que me lo cogía
—¡Ah si cabron, dámela toda!— mi sudor caía sobre sus piernas, le di verga hasta que él no pudo más, apenas se tocó el miembro empezó a venirse lanzando 5 chorros de semen que cayeron en su pecho y dos de ellos llegaron hasta su cara, le saque la verga para masturbarme, también yo estaba a full y le dejé mi leche en las nalgas y me acosté a su lado, ambos estábamos agitados y llenos de sudor, el solo me miró y me dijo: —es el mejor sexo que he tenido en meses, pero no te acostumbres, no soy gay, no me gustan los hombres, solo me gusta que me penetren el culo— noté algo en su mirada tal vez decepción o dudas sobre su hombría por lo que acabábamos de hacer, ni siquiera alcancé a contestar nada, cuando exclamó: — me tengo que bañar— y sin mirarme se apresuró hacía la regadera, en cuanto terminó de vestirse se despidió secamente: —te veo luego— y se marchó dando un portazo… era de madrugada y tuve que tomar un taxi porque mi coche se había quedado estacionado en el GYM, no lo vi en semanas, ni siquiera me escribió algún mensaje como de costumbre, pese a haberlo disfrutado parecía que Ulises estaba en una crisis, yo no sabía que decir ni si debía buscarlo, en parte me sentía mal por el pero me confortaba un poco el pensar que esa noche ambos estábamos ebrios y calientes, que había sido un error del momento y nos dejamos llevar, además él estaba despechado por los problemas con Martha…
Un día de pronto volví a verlo en el GYM y me saludó como si nada, aunque evitaba hacer contacto visual, estuvo serio todo el tiempo que entrenamos, pero no quise presionarlo, al terminar fuimos a las duchas y cuando estuve a punto salir me hizo una señal para que lo siguiera y entró en uno de los cuartos de vapor, al entrar lo vi desnudo de despaldas y al notar mi presencia se acercó a mí y me quitó la toalla de la cintura para restregarme sus nalgas en la verga, tuve una erección rápidamente y sin decir una palabra lo empiné en el suelo y comencé a penetrarlo, cogimos de manera salvaje y hambrienta, al parecer ambos lo habíamos estado esperando con ansias, fue cuestión de unos 15 minutos y ambos habíamos terminado, nos levantamos y nos vestimos sin decir una palabra, ya en la salida se despidió de mi con un abrazo y me dijo:
—No es personal, necesitaba tiempo para arreglar las cosas con Martha y pensar en el hecho de que debido a mi calentura había permitido que otro hombre me cogiera, en verdad no me gustas de esa forma ni soy gay, pero te aprecio como amigo y no negaré que disfruté la penetración—
—Tranquilo, no te sientas presionado ni comprometido, tampoco tenemos que poner etiquetas, simplemente cuando tengas ganas podemos repetirlo, todo en plan de amigos—
Sonrió y pareció relajarse, le di un apretón de nalgas y nos fuimos más tranquilos, después de esa noche repetimos eventualmente cuando a mi amigo se le antoja que le dé verga y yo encantado de poder gozar con su culazo, lo hemos hecho en el GYM, en su casa cuando está solo, en mi casa, en hoteles y se está volviendo cada vez más frecuente, ocasionalmente solo me pide que se lo mame, de cualquier forma yo disfruto dándole el placer que su esposa se reúsa a ofrecerle, eso sí; en nuestra extraña relación yo no recibo jamás una mamada ni hay besos u otro contacto de por medio, todo se resume a darle placer a su culo, pero aún fantaseo con que algún día sea Saúl quien penetre tan maravilloso trasero y sé que le encantaría, es el culo que ha estado esperando, pero todo a su tiempo.
Que tu esposo vea como te lo coges y que este hombre también t la chupe y lo beses
Que tu esposo los vea coger cuentale como se dio y que por medio de el tu te satisfagas