Miguelito
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Lo que les voy a contar es cien por ciento verídico, y una de las cosas más extrañas que me ha pasado. Hace unos meses yo trabajaba como cuidador nocturno de la casa de un militar, me pagaban bien, me servía para pagar mis estudios y tenía lugar gratis para comerme cuanto cuerpito se me atravesara, del sexo que fuera, pues soy bisexual. pero una mañana me entretuve para regresar a mi casa así que cuando fui a tomar el autobús ya estaban pasando llenos, sobre todo de estudiantes de un liceo que quedaba en el mismo camino en el que yo vivía, me tocó viajar parado y en la puerta, en el último escalón de la entrada por lo que tuve que agarrarme del tubo que sirve para sujetarse cuando te estás montando.
De repente sentí una tela rozarme la mano, entre la gente distinguí y parecía que era de un estudiante que usaba camisa celeste, quien fuera, se acomodó y su pene quedó a la altura de mis dedos que se aferraban fuertemente al tubo para no caer, sentí un paquetico regular, aflojé un poco la mano y realicé un movimiento como si estuviera masturbando al tubo e inmediatamente el pene se puso como un hierro, así durante más de 15 minutos se lo acaricié con la parte superior de mis dedos, y él se quedó en el sitio sin moverse en lo más mínimo, cuando comenzaron a bajarse los pasajeros tuve que quitarme de la puerta para dar paso, cuando el autobús arrancó de nuevo, nos encontramos de frente, era un niño de unos 13 años, muy blanco, de cabellos negrísimos y delgadito, me miro intentando ocultar la vergüenza y yo le sonreí. Minutos después yo me quedaba y el continuaba su viaje, llegué a mi casa y durante todo el día tuve el recuerdo de lo que había pasado en la mente.
Al día siguiente, muy conscientemente me retrase al salir del trabajo y a la misma hora del día anterior esperé el autobús y bingo, ahí venia el chamito, pero, esta vez el carro no venia tan lleno así que quedamos parados uno al lado del otro, el sacó su teléfono y claramente vi como marcaba un numero el cual colocaba para que yo lo viera, yo saque el mío y anoté el numero, le repiqué, y el guardó mi numero, llegué a mi destino y cuando llegaba a mi casa me entró un mensaje.
Él: Hola me llamo Miguel y tú?
No me atreví a contestar, me daba temor, era un niño y no quería problemas. A los 20 minutos me entró una llamada del chamo.
Yo: si dime?
Él: te envié un mensaje y no respondiste.
Yo: estaba ocupado, apenas veo el teléfono, dime?
Él: te molesta que te llame?
Yo: estas como un poco chamo no?
Él: acabo de cumplir 13, y no soy para nada problemático. Vivo por la calle Tal.
Guardé silencio, aquella calle quedaba cerca de la casa donde yo trabajaba.
Él: si te molesta mi llamada no lo hago más?
Yo: hablamos en otro momento, te parece?
Él; Ok cuídate
Corté la llamada y me di cuenta que tenía una erección, en eso llegó mi madre y me puso conversación y así transcurrió el día.
Aquella noche, no hacía mucho que había llegado a mi trabajo, eran como las 8 y 30, cuando me llegó un mensaje. Era el niño.
Él: Hola, te puedo escribir?
Yo: Hola, claro, que haces?
Él: Ver tele, mi mamá se acaba de ir para el trabajo y estoy solo con mi padrastro.
Yo: y eso? Donde trabaja tu mamá?
Él: en el hospital, es enfermera.
Yo: Ah ok, y que tal tu padrastro?
Él: mejor que mi verdadero padre. Y tú qué haces?
Yo: llegando a mi trabajo,
Él: donde trabajas?
Yo: cuido una casa, por las noches, por acá por el centro.
Él: por qué parte, si se puede saber?
Yo: por la calle tal.
Él: tú cuidas la casa del capitán Torres? El es mi padrino
Yo: si esa, de verdad, ah ok.
Él: te puedo escribir más tarde, mi papá me está llamando.
Yo: ok.
Me quedé pensativo, tirado en la cama, releí los mensajes, una conversación normal entre dos panas, solo que yo tengo 24 y el 13. La noche transcurrió normal, apagué las luces y me tiré en la cama a ver tele cuando.
Él: hola, te molesto?
Yo: epale ya me estaba acostando a dormir.
Él: podemos hablar?
Yo: claro, si tú no tienes problemas.
Él: no vale, yo borro los mensajes que envío y los que recibo. Te puedo preguntar algo?
Yo: dale.
Él: cómo te llamas?
Yo: me llamo Omar.
Él: Te puedo preguntar otra cosa?
Yo: si claro.
Él: no te molestó lo que pasó ayer en el autobús?
Yo: que pasó ayer? Respondí haciéndome el pendejo.
Él: olvídalo, creo que me equivoque.
Yo: a ti te molestó?
Él: Para nada, jejeje.
Yo: puedo preguntar algo?
Él: claro.
Yo: que sentiste?
Él: tu sabes que sentí
Yo: Ya te masturbas?
Él: jejeje eso me preguntan mis tíos.
Yo: y, si o no?
Él: jejejeje, tengo 13 años.
Yo: ok, no te molesta que te pregunte?
Él: para nada, y tú?
Yo: yo qué?
Él: tú te haces la paja?
Yo: jejejeje, de verdad borras los mensajes?
Él: te lo juro.
Mi morbo estaba a mil, podía meterme en problemas pero decidí ir mas adentro.
Yo: de vez en cuando, sobre todo cuando paso varios días sin culiar y tú ya has culiado?
Él: jejejeje no nunca he hecho nada con nadie, pero me gustaría.
Yo: deben haber muchas carajitas pendientes contigo?
Él: jejeje, si algunas. Pero yo no sé cómo hacer y me da pena hablar con mi papá. Contigo me da más confianza.
En eso mi teléfono comenzó a repicar, era mi jefe, comencé a hablar y duré como una hora conversando, cuando terminé, eran más de las diez, el niño no había escrito mas, volví a leer los mensajes y me puse a mil, coloqué un porno gay en el DVD y termine haciéndome una paja pensando en miguelito.
Al día siguiente, me desperté a la misma hora, me di un baño ya me preparaba para salir pero cuando estaba en el jardín, el chamito estaba parado frente a la casa, al verme me saludó, cuando llegué a la reja, me sonrió, de verdad el carajito era bonito, con su corte de cabello a la moda, bien vestido con su uniforme.
Él: hola ya te vas?
Yo: si voy a la parada y tú qué haces?
Él: me acaban de avisar que no hay clases, me iba a regresar para la casa, y pasé por aquí para ahorrar camino.
Sonreí, en verdad no me estaba mintiendo con lo que me decía, podía tener trece años pero era muy maduro. Miré la calle, estaba desierta, un mal pensamiento cruzó mi mente.
Yo: Quieres entrar?, al tiempo que abría la reja. No terminé la frase y ya el muchacho estaba adentro, dirigiéndose con toda confianza a la entrada principal. Le indiqué que mejor entráramos por la cocina y él me siguió, abrí la puerta, me dijo que desde que a su padrino lo habían transferido no entraba a la casa, cruzamos unas palabras en la cocina y de pronto.
El: y tu donde duermes?
Yo: en el cuarto de huéspedes.
Sin decir nada caminó en dirección a la habitación y abriendo la puerta entró en ella, yo lo seguí.
El: no te aburres aquí todo el tiempo solo.
Yo: no, aquí hago muchas cosas.
El: y traes a tus amigas?
Yo: si, y a mis amigos, pero no le vas a decir nada a tu padrino verdad?
El: claro que no cómo cree, yo no soy sapo.
Se sentó en la cama, con completa confianza.
Yo: te puedo preguntar algo?
El: claro.
Yo: te gustó cuando te lo toque en el autobús.
Se puso rojo, y clavó su mirada en el piso.
Yo: somos panas no?
El: si claro, somos panas.
Yo: entonces cuéntame, no sientas pena, los dos somos hombres.
El: si me gustó mucho, nunca nadie me lo había tocado.
Era matar o morir, sabía que era un delito y todo eso, pero me lancé con todo
Yo: te gustaría que lo hiciera de nuevo.
El se levantó y se puso rígido, temí haber echado a perder todo.
El: a ti te gustaría?
Yo: los amigos hacemos cosas por nuestros amigos para que se sientan bien.
El: Entonces sí, me gustaría.
Me Acerque a él, la mezcla de miedo y excitación era brutal, me arrodillé y pase la mano suavemente por su entrepierna, a la tercera vez, el chico tenía una erección a mil, acentué la caricia, se lo agarré con la mano y se lo apreté y el gimió.
Yo: bájate el pantalón.
El puso los ojos como dos platos pero obedeció de una, torpemente, desabrochó su correa su pantalón y lo bajó hasta las rodillas, sus piernitas eran delgaditas, así se veía más flaquito.
Yo: quítate la camisa.
Obedeció, en segundos solo tenía puesto un bóxer negro que hacia contraste con su piel blanquísima. Acaricie el pene por encima de la tela, le hice separar las piernas y lo acaricié así durante un rato, luego lentamente le bajé el bóxer, su pene mediría unos 13 centímetros pero era cabezón y algo grueso, me incliné y se lo besé, el chamo tembló de pie a cabeza, me metí la cabeza en la boca y el tuvo una eyaculación, el me miró avergonzado, yo limpié el pene con mi lengua y me fui al baño.
Al regresar el estaba terminando de vestirse, le pregunté que si le ocurría algo y me dijo que creía que yo me había molestado.
Yo: para nada, porque estaría molesto? Te dije que los amigos hacemos cosas por nuestros amigos, a ti te gustó?
Él: mucho.
Yo: entonces no estoy molesto.
Nos sentamos en la cama, yo tomé el control y encendí la tele, hablamos una que otra tontería hasta que decidí contra atacar.
Yo: entonces nunca has culiado?
Él: no, nunca
Yo: te gustaría aprender, yo te puedo enseñar.
Él: enséñame por favor.
Yo: pero júrame que nunca nadie sabrá de esto.
Él; te lo juro, palabra de hombre.
Yo: desnúdate
En un dos por tres se había quitado todo, lo invité a acostarse y él lo hizo, comencé a besar su boca, primero suavemente, luego más fuerte en minutos respondía a mis besos maravillosamente. Mis impulsos eran poseerlo, pero debía actuar con precaución, lo iba a llevar a un terreno donde el mismo entregaría todo. Besé su cuello, sus tetillas su ombligo y le regalé una gloriosa mamada de huevo, cuidando que no volviera a acabar. Le coloqué un porno gay entre un rubio pasivo con un negro y el quedó perplejo al ver una penetración gay, lo vi asustarse me imagino que pensando lo que le esperaba, pero yo besé sus labios nuevamente y le pregunté.
Yo: Te gustaría hacer eso?
Él: a ti te gustaría?
Yo: si, me gustaría que tú fueras el negro y yo el otro.
Sentí que su corazón iba a explotar, lo tenía justo donde quería.
Él: tu dejarías que yo…..
Yo: si tu quieres si, tu eres mi amigo, o no?
Él: me dejarías cogerte?
Yo: si, quieres hacerlo.
El asintió con la cabeza, yo tragué grueso, no soy muy amante de dejarme penetrar, pero sabía los beneficios que hacerlo en ese momento me reportaría. Volví a mi mamada, luego busqué un condón, se lo coloqué y le coloqué lubricante, me coloqué bastante lubricante en el culo y me coloqué en 4 patas, le ordené metérmelo y el que no era para nada quedado obedeció de una, embistió 4 veces a la quinta medió huevo me perforó el culo, parecía como si me hubiesen partido por la mitad, pero me limité a morder la almohada, cuando el embistió de nuevo eyaculó dentro de mí y el placer debe haber sido tremendo porque cayó encima mío, yo me deje caer con el encima y así estuvimos por un rato. Sonreí para mis adentros, aquella cogida que el chamito me acababa de dar le iba a costar bastante cara.
Yo: te gustó?
Él: si, mucho.
Yo: me alegra mucho papá. Lo abracé besándolo en los labios.
Él: y tú?
Yo: yo qué?
Él: tú no has disfrutado.
Yo: no te preocupes, yo me alegro que tu hayas sido feliz
El: si yo hiciera lo que tú hiciste me dolería mucho?
Aquello me impactó, ahora resultaba que el chamito quería darme culo.
Yo: yo haría todo para que no te doliera, aunque si papá si te va a doler.
El: pero yo quiero, házmelo.
El no terminó la frase y ya yo estaba pasándole la lengua por todo el cuerpo, le besé hasta la planta de los pies, luego acerqué su boca a mi pene y yo acostado y el sobre mí, lo enseñé a mamar, no tuve que explicar mucho, o el chamo era súper inteligente o ya lo había hecho, pues mi pene no es nada pequeño y algo grueso y mi niño lo acomodaba en su boca como si nada, luego lo puse en 4 y durante largo rato le mamé el culito, y lubricante en mano, comencé explorarlo con los dedos para que se acostumbrara, me puse un condón, lo coloqué de lado y detrás de él se lo coloqué en el culito, durante largo rato intenté penetrarlo pero parecía imposible, el dolor lo hacía contraer los músculos y yo no me atrevía a afincarme pues el daño podía ser grande.
Él: porque no puedes metérmelo?
Yo: porque si me afinco muy duro podría romperte, y podríamos tener problemas.
El se acostó boca abajo y separando las piernas me ordenó.
Él: métemelo, si tu aguantaste yo puedo.
Yo: bueno, pero si no puedes me avisas.
Me subí sobre él, pero solo afincando mi pene contra su culito, el mordió la almohada y de repente levantó las nalguitas con tanta fuerza que la cabeza de mi pene se abrió paso dentro de él, la almohada ahogó su gemido el movió las nalgas y mi pene continuó su camino, lentamente nos colocamos de lado y comencé a moverme, el comenzó a relajarse, dejó la almohada, yo le ordené moverse y el lentamente primero fue acentuando su movimiento, lo cogí así durante un rato, pues no podía inventar muchas cosas siendo su primera vez, cuando eyaculé, permanecí dentro de el otro rato cuando se lo saqué el condón venia con una mezcla de excremento y sangre, el al verse libre, se vistió y sin asearse se marchó. No volví a verlo más, ni en el autobús, ni por la calle, disimuladamente intente averiguar de él pero nadie lo conocía, por la calle donde me había dicho que vivía no vivía ninguna enfermera, y cuando le pregunté a mi jefe solo me dijo que él no tenía ahijados.
De eso hace varios meses ya y no he encontrado respuesta, por eso quise compartirlo con ustedes
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