Mis actividades incestuosas P1. Hermano
Después de describir la revista pornigráfica de mi padre, quise compartirla con mi hermano menor, y enseñarle los caminos del onanismo y el placer que se puede proporcionar estando acompañado.
En mi anterior relato, conté mi primera experiencia con mi padre. Y para dar la conexión entre el anterior y éste relato es importante recordar que mi padre tenía una revista pornográfica bajo su cama y que una de las partes que más me gustó de aquella revista era justo la mitad de la revista, donde se apreciaba una mujer desnuda, en diferentes tomas. Lo que más recuerdo de aquella parte es el tamaño de la verga que estaba mamando aquella mujer. Era una verga gigante, de color negro, y se le veía muy feliz a ella haciendo sexo oral. Desde ese momento empecé a imaginar qué se sentía tener una verga en la mano, o mejor aún en la boca y que no fuera la mía.
Recuerdo que estando en mi habitación, después de clases, empecé a intentar a chuparme el pene a mí mismo; sin embargo, solamente alcanzaba la punta, pero era suficiente para excitarme en exceso y eyacular. Me gustaba ver aquella revista y siempre que tenía la oportunidad, me escapaba a la habitación de mis padres, y robaba la revista de papá de debajo de su cama. Un día salimos temprano del colegio, y llegamos a casa con mi hermano dos horas antes de lo esperado. Quería llegar a ver aquella revista así que le dije a mi hermano (dos años menor que yo, él entonces 9 años).
Yo: Hermano, ¿quieres ver algo que encontré en la cama de papá? Pero esto tiene que quedar entre los dos, porque sino, nos regaña, nos castiga, y quizás nos pega.
Él: Si, ¿qué es?
Yo: Una revista. ¿Te has fijado que cuando nos bañamos juntos, nuestros penes tienen diferente tamaño, sobre todo cuando se ponen duros? Pues en esta revista aparecen mujeres desnudas y hombres con penes de diferentes tamaños, unos muy grandes.
Él: No te creo, No pueden ser tan grandes, porque no cabrían en los calzoncillos.
Yo: Claro que sí, créeme, espérame aquí y voy por la revista.
Volví a la habitación nuestra con la revista, y le enseñe la primera página, es de las pocas páginas que recuerdo de la revista, pues era la primera verga que vi. Era un tipo alto y musculoso, blanco, con una verga quizás de 18 ó 19 cm. Y una mujer aparecía abrazándolo muy efusivamente y tocándole parte de la verga, y le dije a mi hermano.
Yo: Mira que no te estoy mintiendo, mira lo grande que es.
Él: Ohhh, es verdad, que grande, pero ¿por qué ella le está cogiendo el pene de esa manera a él?
Yo: (refiriéndome a la segunda página), ella lo está masturbando. ¿Sabes lo que es la masturbación?
Él: No, jamás había escuchado eso, ¿es un juego?
Yo: Más o menos, aún no entiendo por qué, pero a veces se pone el pene duro, sobre todo cuando uno se lo toca mucho, entonces uno se sigue tocando y se siente muy rico. Mira, (bajándome los pantalones, recordemos que nos bañábamos juntos y nos habíamos ya visto desnudos toda la vida) ahora se me puso dura. ¿A ti no?
Él: No, no está dura,
Yo: empieza a tocarte, mira.
Empecé a mostrarle cómo con la mano podía tomarse el pene, agarrándolo completamente con la palma de la mano. En mi caso ya empezaba a crecerme y necesitaba más que dos dedos, yo tenia 11 años, Mi hermano tenía 9, así que no necesitaba toda la mano, solo el pulgar y el índice. Empecé a moverlo de arriba hacia abajo. Mientras lo hacía, me salía un poco de precum, así que me lo llevé a la boca.
Él: ¿Qué haces? ¿Qué es eso que te sale?
Yo: No sé, pero está rico. Sabe como dulce. Tócate, y verás como se te pone dura y te sale líquido para que lo pruebes
Él empezó a tocarse hasta que se le puso duro el pene, pero insistía en que no sentía nada, y tampoco le salía el líquido que a mí me salía, por lo cual se quejó, ya que no le salía el líquido y quería probarlo.
Yo: No importa que no te salga líquido, quizás más adelante te salga y podrás probarlo. Pero mira que rico se siente si te tocas los huevitos.
Extendí mi mano hacia él y la puse en sus huevos. empecé a acariciarlos como lo hacía la mujer de la revista al señor.
Él: jajajaja, oye, me haces cosquillas,
Yo: de eso se trata, esas cosquillas son ricas, ven, hazme las cosquillas a mí también.
Empezó a tocarme los huevos con sus pequeños dedos, recuerdo sentir su mano caliente después tratando de tomarlos completamente y me pregunta.
Él: Oye, por qué tus huevos son también mas grandes que los míos?
Empecé a tocarme y a tocarlo a él para compararlos y le dije:
Yo: seguramente porque soy más grande que tú. Mira, si comparas, mi pene también es un poco más largo y grueso que el tuyo, sobre todo la punta es la parte más grande.
Él: Si, es mucho mas grueso que el mio, pero no mucho más largo.
Yo: Quizás más adelante se parezcan un poco más en tamaño. Ven, sígueme haciendo cosquillas, te voy a mostrar algo raro que pasa cuando te haces muchas cosquillas.
Él: Pero yo también quiero sentir las cosquillas.
Yo: Pues hagámonos frente a frente y nos acariciamos los huevos, ya verás lo que pasará.
Empezamos a acariciarnos los huevos, yo le iba guiando para que nos hiciéramos lo mismo, un poco con la palma. Le agarre el pene para que me agarrara el mio, y luego volví a los huevos, para yo empezar a masturbarme frenéticamente como me gustaba hacerlo, mientras él con sus pequeños dedos me hacia cosquillas en los huevos. No pasó mucho tiempo cuando sentí que iba a eyacular. Le dije:
Yo: Para, por fa, que ya no puedo más.
Solté un chorro pequeño de leche, muy trasparente, y le dije:
Yo: Mira, cuando se hacen muchas cosquillas me pasa esto, cada día boto más líquido. La primera vez sentí que me dolía, pero también me gustaba.
Él: mmmmm, si sentí cosquillas ricas, pero en el pene no siento nada. ¿Estás seguro que a todos nos sale?
Yo: si, mira. Adelanté la revista unas páginas y le mostré la eyaculación de dos hombres sobre una mujer. Mira! acá hay dos que hicieron eso sobre ella. Pero no me sale así de blanca.
Él: mmmm, no sé, ya me aburrí, no quiero seguir jugando, quiero almorzar.
Yo: bueno, voy a calentar el almuerzo. Otro día seguimos jugando y seguimos viendo la revista. pero recuerda que mis papás no deben saber nada. ¿Bueno?
Él: bueno, pero también son mis papás.
Fui a dejar la revista dónde estaba, a calentar el almuerzo y a almorzar.
En el próximo encuentro con mi hermano, contaré sobre su primera eyaculación y cómo empezamos a masturbarnos juntos de manera más concurrida y a experimentar las cosas que aparecían en aquella revista.
Parte 2
Ufff