Mis actividades incestuosas P3. Hermano
Luego de empezar a explorar la masturbación con mi hermano menor, las cosas empezaron a subir de nivel mientras mirábamos unas revistas pornográficas que papá tenia escondidas.
En el anterior relato contaba como mi hermano eyaculaba por primera vez, ahora que él estaba empezando a entrar en los campos del placer, ya no podría detenerse.
Habían pasado ya varios días desde la primera eyaculación de mi hermano, había empezado a prestarle más atención a sus actividades, entre ellas las veces que iba a escondidas al cuarto de mi papá (pues él ya sabía donde tenía las revistas escondidas), el tiempo extra que duraba en el baño y la cantidad de noches que había dejado de dormir conmigo; pues compartíamos una litera y aunque el dormía arriba y yo abajo, él recurrentemente bajaba para dormir conmigo.
Aunque extrañaba dormir y compartir la cama con él, y aclaro que nunca habíamos tenido roces sexuales mientras dormíamos, la mejor parte había ya iniciado. Ya habíamos -despertado- sexualmente y seguramente él había empezado a también a prestar atención a mis actividades. Algunas noches las recuerdo claramente: yo recuerdo que empecé a dormir desnudo para sentir el roce de las sábanas contra mi piel, eventualmente me excitaba y empezaba a masturbarme, cuando estaba cerca de la eyaculación, me empezaba a masturbar frenéticamente, tanto así que la litera empezaba a moverse. Recuerdo algunas noches entre ver su rostro escondido tras la cama, fisgoneando mientras me masturbaba, así que empecé a mostrarme más, ya me destapaba completamente para qué mi hermano me viera desnudo en mi totalidad, corría un poco la cortina para que entrara más luz a la cama con la intención que él me viera claramente como eyaculaba, una vez que tenía toda la leche sobre mi pecho, me quedaba sintiendo la leve vibración de la litera, lo que claramente me llevaba a concluir que mi hermano se estaba masturbando luego de haber visto en primera fila – aunque «escondido»- como me masturbaba. Afortunadamente se acercaba, sin saberlo, la fecha donde tendríamos otro acercamiento sexual.
Durante una semana mi papá se quedó fuera de casa, así que con tranquilidad me llevé la revista a mi habitación (hasta ahora escribiendo estas lineas pienso en la posibilidad de que mi mamá las echara de menos o las hubiera encontrado en mi habitación, jamás sabré si algo así ocurrió). Primera noche con mi papá afuera, decido invitar a mi hermano a pasar un rato en mi cama con el mensaje claro que además tenía la revista de papá y que podríamos verla juntos. Ya estando solos en la habitación, tomo la revista, la abro y sin preámbulos me desnudo completamente e invito a mi hermano a que se desnude también, a lo que accedió sin dudarlo.
Me salté a las secciones de sexo oral, y le dije:
Yo: ¿Te acuerdas de la última vez? ¿Cuando te sacaste la leche?
El: Si, me acuerdo. – y me confesó – Lo he hecho un par de veces más desde esa vez, cada vez se siente más rico.
Yo: Yo también, lo hago casi todas las noches después de que te duermes. – obviamente sabía que él me espiaba, pero no quise que se sintiera atrapado-.
Seguimos viendo la revista y súbitamente dice:
El: ¿Te la puedo chupar? he tenido curiosidad de hacerlo, pero no alcanzo a mi mismo (me sorprendí que siguiera intentando chuparse el mismo la verga), lo que si he probado la leche y es muy dulce.
Yo: Bueno.
Fue directamente a mi verga y se la metió a la boca, movía torpemente su cabeza de adelante hacia atrás y ocasionalmente me chocaba con sus dientes, con un par de instrucciones fue mejorando hasta que empecé a sentir placentero, era la primera vez que me chupaban la verga, se sentía rico, empecé a botar preseminal, y mi hermano dijo:
El: oye, se te salió la leche.
Yo: No seas tonto, recuerda que sale líquido transparente, y es dulce, así que cómetelo que te va a gustar.
Lo tomé por la cabeza y empecé a moverme, penetrándole la garganta,
Él: -me empuja- Deja de hacer eso, me vas a hacer vomitar.
Yo: Ok, mira, te propongo algo – busqué en la revista- ¿Qué te parece si intentamos esto?. -Era una penetración anal, una fotografía en primer plano-. Seguramente será algo rico, el tuyo es muy corto, no creo que alcance a entrar, lo intentaré yo primero.
Él: Bueno, -se puso en cuatro- pero prométeme que no duele.
Yo: No seas tonto, no vez que todo lo que hacen en esta revista se siente rico, seguramente esto también.
Intenté infructuosamente la penetración, copiábamos cada una de las poses que aparecían en juntas revistas. Misionero, perrito, acostado boca abajo, de lado, pero no entraba, finalmente mi hermano se aburrió y dijo.
Él: Ahora me toca a mi, pero tienes que chuparmelo porque tiene que estar duro, sino no entrará.
Empecé a chuparle el pene y para mi sorpresa empezó a botar líquido preseminal, muy dulce, más dulce que él mio, eso me gustó muchísimo y seguí chupando sin parar, me encantaba su sabor, descubrí lo delicioso que era mamar verga, no se cuanto rato estuve, pero he de suponer que él lo estaba disfrutando igual o más que yo, porque nunca me dijo que me detuviera hasta que recordó que quería intentar la penetración. Me puse en cuatro y apuntó su verguita hacia mi culo, y sin esfuerzo ni resistencia sentí como entró la cabeza, era delgada, se sentía como si me hubiera metido un dedo. No sentía placer, pero tampoco incomodidad, pero mi hermano declaraba que se sentía apretado y rico, no pudo describirlo. Y con solo la puntita empezó a jugar, estuvo un rato así hasta que me empezó a arder y le pedí que parara. Ya habíamos roto el límite de la desnudez, de la masturbación y ahora el de la penetración, nuestra excitación era tal, que seguimos viendo la revista.
Yo: Quiero acabar, hagamos lo de la revista, acaba en mi cara y yo en la tuya, – me arrodillé- y empecé a mamarle la verga, lo disfrutaba tanto, sobre todo su sabor, estuve un par de minutos así y dice:
El: No pares, viene la leche, que rico
Yo seguí chupándole la verga, hasta que dijo que no podía más, la sacó de mi boca y acabó en mi mejilla. Recuerdo que era espesa y caliente, no mucha. Yo me levanté y el se arrodilló a mamarme la verga, yo estaba demasiado excitado que no pasó mucho tiempo. Quería llenarle la cara de leche, devolverle el placentero favor que me había otorgado, pero él decidió seguir chupando y tragarse mi leche.
Él: Quería probarla, es dulce pero no tanto como la mía, aunque si mucho más.
Esa noche dormimos juntos, él con su pijama y yo desnudo. Durante esa semana jugamos todos los días en la noche, donde aprendimos y explorarmos la penetración, y mejoramos nuestra técnica para chupar verga.
En el próximo relato, compactaré todo el aprendizaje de la semana en una historia que relata la última noche de la semana.
Ufff