Mis actividades incestuosas P4. Mi papá me prohibe experimentar sexo con mi hermano
Luego de una semana de exploración sexual con mi hermano, aprendimos a mejorar nuestro auto placer y el placer sexual compartido.
Ya estaba terminando aquella semana de exploración sexual y compartida con mi hermano. La revista de mi padre seguía en nuestra habitación, bajo la cama de mi hermano, y era aquel objeto que nos había unido sexualmente, donde nos daba apertura a la autoexploración y la exploración sexual compartida.
Para el último día, ya nuestra inhibición había sido eliminada y el tabú de desnudes estaba completamente superado. Llegaba la hora de dormir, nos quedábamos solos en la habitación, mi hermano bajaba de su cama y se iba a la mía, y yo estaba ahí desnudo esperando ansiosamente el momento de empezar nuestro ritual de masturbación. Siempre bajaba con la revista, pero para este momento, solo permanecía allí en la cama, abierta en una página aleatoria y empezábamos a masturbarnos, ya no nos preguntábamos si podíamos tocarnos la verga, simplemente alguno de los dos estiraba la mano y empezaba a masturbar al otro, para eventualmente ser correspondido de la misma manera. Luego de la paja cruzada, yo siempre me agachaba primero a chuparle la verga, me encantaba esperar que la mano se me llenara de precum para lamérmela y luego arrodillarme a chupársela, a recoger todo el precum que había generado, siempre duraba mucho tiempo chupándole la verga. Mi hermano a veces me la había ya chupado día de por medio, y esa noche le tocaba. Luego de chuparnos la verga venía la parte que más nos había costado lograr, la penetración.
Él. ¿Otra vez quieres intentarlo? pero sin siempre nos termina ardiendo
Yo. Te has fijado que cada vez se demora más en arder, es porque nos estamos acostumbrando.
Él. Es porque cada vez le escupimos más,
Yo. Entonces porque no me escupes el culo a ver si arde menos
Él. -luego de escupir- Se está saliendo todo, voy a intentar meterlo.
Como de costumbre, siempre entraba sin problema, esta vez ya metía más que la cabeza, parte del tronco siempre entraba y empezaba con el mete saca, no era muy larga, unos 12 cm y delgada. Duraba así un rato hasta que sentía que iba a terminar y me decía que teníamos que cambiar.
Yo. -no se qué se me cruzó por la cabeza, me agaché y le lamí el culo a mi hermano, dando un respingo le digo- Quédate quieto, voy a escupirte adentro, si respiras lento se abre.
Empecé a pasarle torpemente la lengua y cuando se abría le escupía, estuve un rato así hasta que creí que era suficiente saliva que tenía adentro, ya se escurría por la pierna. Me puse detrás de él, y aunque siempre costaba un poco menos, no entraba a la primera. Luego de varias infructuosas embestidas logré meter la cabeza de mi verga, la saqué le escupí el culo y volví a meterle la verga, así un par de veces hasta que entró toda, ya para ese momento mi verga medía 15 cm, aunque se quejaba de dolor, después de un rato no decía nada, ni siquiera gemidos de placer.
Empezamos a turnarnos las embestidas, un rato él me metía la verga y otro rato yo se la metía a él, jugábamos a aguantarnos sin acabar, pues así al final siempre salía más leche, me encantaba que me la echara en la cara. Mi hermano no le gustaba quedar sucio. Estuvimos jugando a meternos la verga hasta que nos empezó a arder, como siempre.
En ese momento siempre decidíamos en ver la revista, aunque mi página favorita era la última, la de un bukake, mi hermano le gustaba ver los primeros planos donde los tipos vergones tenían ensartada a la mujer, y aunque teníamos gustos diferentes en la revista, movíamos la página de atrás hacia adelante, mirando diferentes (las mismas de toda la semana) imágenes.
Ya me había bajado el ardor en el culo, y empecé a masturbarme, mi hermano simplemente veía la revista y cambiaba las páginas, no se cuánto tiempo habría pasado cuando repentinamente la puerta se abre. Era mi papá, había regresado del viaje, seguramente ya había pasado por su habitación y había echado de menos la revista.
Me mira y dice:
P. Te dije que no podías mostrarle esto a nadie, deme eso para acá, -la toma de la cama-, que te pasa, mostrándole eso a su hermano pequeño. Además haciendo esas cochinadas en frente de él. ¿No le da vergüenza?
Yo. Perdón, no lo vuelvo a hacer
P. Claro que no lo volverás a hacer, no vas a volver a ver las revistas jamás. Y a partir de esta noche, tu hermano duerme conmigo y con tu mamá. Así que -dirigiéndose a mi hermano- ponte la pijama y te espero en mi cuarto.
Yo. Papá, yo no quiero dormir solo -me puse a llorar-, deja que mi hermanito duerma acá en su cama, el siempre duerme en su cama.
P. No, definitivamente no. Él va a dormir con tu mamá y conmigo, y tú dormirás solo durante las próximas noches. Y olvídate de ver las revistas de nuevo. Te quedan prohibidas.
Lloré hasta quedarme dormido, al siguiente día mi papá entra a la habitación en la mañana, me despierta, me sigue regañando mientras me ordena ir a tomar el desayuno. Yo entre dormido y con mi erección matutina, había olvidado que estaba desnudo. Me levanto y mi papá agrega.
P. Este chino cochino duerme sin ropa, y hasta se le nota que le ha crecido la verga en un par de semanas -me la agarra con la mano, me la apreta y me corre la piel hacia atrás dejando al aire toda la cabeza-. Anda a desayunar y ponte ropa primero. Más tarde tenemos que hablar sobre lo que hiciste y lo que le enseñaste a tu hermano. (Para el próximo relato)
gran realto como sigue
Uffff