Mis alumnos II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de nuestra intensa sesión de masturbación, los chicos y yo nos unimos mucho más.
En esta ocasión contaré cómo le quite la virginidad y castidad a dos de los cinco chicos que me seguían a todas partes.
Todo comenzó un viernes en la mañana.
El día anterior había sido nuestra sesión de masturbacion en las regaderas del gimnasio y esperaba que los chicos tomarán alguna a reservas pues conocía a los chicos de su edad.
Cuando algo puede llegar a alterarles su "sexualidad" se cohiben por un tiempo, luego regresan.
Pero para mi sorpresa los cinco chicos no tuvieron ningún tipo de distanciamiento de mi, al contrario, eran más cercanos.
Mucho más cercanos.
Ese día los muchachos tenían un examen por lo que solo me senté en mi escritorio con la mejor vista panorámica: hermosos chicos con sus uniformes.
Mientras se me ocurrían miles de fantasías sexuales con todos ellos, Rony se acercó a mi escritorio porque tenía una duda.
Sin embargo, al ver el examen, pude ver una nota a lápiz en la primera hoja del examen: "Quiero aprender a ser hombre, pero ahora quiero que estemos a solas".
Lo miré a los ojos y me sonrió.
Tomé un lápiz y le escribí "Te veo en los laboratorios cuando acabe la clase".
Rony sonrió como si fuera un niño pequeño y regresó a su asiento.
Yo solo veía su hermoso y redondo trasero moverse.
Cuando el timbre que indicaba el final de la jornada sonó, Rony, Fernando, Enrique, Juan y Pablo se acercaron a mi.
Comenzamos a platicar con siempre lo hacíamos y Enrique sugirió que fuéramos al gimnasio.
Sabía lo que esa sugerencia quería decir, pero yo tenía otros planes para esa tarde.
Mi plan era que Ángel, el compañero que sufría bullying por parte de estos cinco chicos les robara la virginidad, sin embargo, decidí que yo quería probar esos hermosos cuerpos primeros.
No involucrado a Angel aún.
Ese día tenía decidido quitarle tanto la virginidad cómo la castidad a Rony.
Les dije que tenía que irme y me fui a los laboratorios.
Estos se encontraban en un edifico no muy concurrido detrás del edifico de secundaria.
Me senté en el escritorio y comencé a tocar mi enorme bulto.
Mi pene estaba ansioso.
Estaba pensando en cómo seducirlo cuando alguien tocó la puerta.
Rony asomó la cabeza y entró sonriendo.
-Hola, profe.
-Hola, campeón.
Nos quedamos viendo por un momento.
-Así que, ¿qué quieres que te enseñe?-pregunté.
Pude ver el bulto en el pantalón del adolescente.
-Pues, ayer regresé a mi habitación y vi cosas en internet.
Pornografia.
Quiero que me enseñe a penetrar a una mujer.
Fingí sorpresa y le dije: -Pero aquí no hay ninguna mujer.
-Lo sé, debemos de improvisar, no quiero que llegue el día y no sepa que hacer.
-Tienes razón- dije.
Me levanté del asiento y fui a asegurarme que la puerta estaba cerrada.
Giré para verlo a la cara y le dije: – Quítate la ropa.
El chico esperaba escuchar eso.
Comenzó a desabotonar su saco y.
Le dije que se detuviera.
Me acerqué a él y comencé a desvestirlo yo.
Retiré su saco, su suéter, camisa y corbata.
Lo contemplé, su torso desnudo, sus abdominales, su hermoso pecho y un poco de vello.
-Haz lo mismo conmigo.
Rony se quedó estupefacto al escucharme decir eso.
Lo volví a repetir y asintió.
Rony retiró mi saco y mi camisa, quito mi corbata y se quedó viendo mi cuerpo casi desnudo.
– ¡Diablos! No puedo esperar a tener un cuerpo como el de usted.
Es.
asombroso.
RRony tocó mis abdominales, tocó mi pecho y mis pezones y sonrió.
De manera algo violenta, tomé al chico y lo lleve al escritorio.
Toqué mi bulto pues tener a un chico semidesnudo de esa manera ocasionó una excitacion inmediata.
Le quite los zapatos, calcetines y pantalón.
Lo deje en esos calzoncillos grises ajustados.
Era una obra de arte.
El chico se puso de pie y comenzó a desabrochar el cinturón y el pantalón.
Tomó mi bulto en sus manos y comenzó a frotarlo.
-Desvísteme, después podrás tocarme.
Minutos después ambos estábamos en ropa interior, ambos con erecciones bastante obvias.
De un solo movimiento le retire sus calzoncillos y lo contemplé desnudo.
Él hizo lo mismo.
-me acerqué a su oído y le conté que pasaría en tan solo unos minutos.
Le pregunté si estaba de acuerdo y dijo que si, en efecto, lo estaba.
Así que lo recosté en el escritorio y levanté sus piernas.
Comencé a tocar su ano y eso pareció gustarle.
No pude aguantar más y me comí aquella delicia, era un chico bastante limpio así que no tuve ningún problema al hacerle un beso negro.
Rony gemía.
Finalmente su amo estaba lo suficientemente dilatado.
-Pon atención pues después, tu me lo harás a mi.
¿Está claro?
– ¿En verdad? ¿Me dejará.
?
Lo interrumpí diciéndole que si, en efecto, pues tenía que comprobar si había aprendido.
Tomé su pene en mis manos y comencé a hacerle sexo oral.
Rony estaba en otro mundo, sus gemidos y sus expresiones eran deliciosas.
No dejé que terminara, necesitaba que tuviera la mayor potencia posible para que perdiera su castidad y me llenara.
Lo tomé del cabello y le dije que hiciera lo mismo.
Introdujo mi pene en su boca y debo reconocer que para ser su primera vez haciendo eso, fue un muy buen trabajo.
Lo quité e hice que se recostara.
-No grites.
El hombrecito asintió.
La cabeza de mi pene comenzó a ejercer presión y sin hacer mucho esfuerzo, entré en el chico.
Rony sintió dolor, mucho dolor.
No dejé que eso me detuviera y enterré todo mi miembro en su ano.
El Niño se retorció de dolor.
Eso solo me excitó más.
Esperé unos momentos a qué se relajara y me acerqué a darle un suave beso en los labios.
Se sorprendió pero me pidió otro beso.
Finalmente asintió, esto fue una señal para que comenzará a penetrarlo.
Comencé el mete y saca y Rony lloró.
Por un momento olvidé que era su primera vez y comencé a penetrarlo de manera violenta.
Rony lloraba demasiado, sin embargo, pasados unos minutos la expresión de dolor se convirtió en una de placer.
Mis testículos chocaban con las redondas nalgas de el chico y el sonido me provocaba más placer.
Fue entonces cuando Rony comenzó a gemir y no bastó mucho más para que mi semen lo llenara por completo.
-Ahora eres mío, Campeón.
-¿En verdad?
Tomé un poco de mi semen que estaba saliendo del ano del chico y se lo enseñé.
-¿Ves esto? Esto dice que eres mío.
Rony sonrió.
-Tu turno, hombrecito.
Cambiamos lugar, abrí mis piernas y Rony se veía feliz.
Con algo de nervios intentó meter su pene en mi ano.
Sin embargo, no podía entrar pues el chico no atinaba.
Lo guíe con la mano y el hombrecito, sin ningún tipo de consideración, se enterró por completo de un solo movimiento.
Inmediatamente comenzó a hacer el movimiento de meter y sacar.
Comencé a gemir y eso le gusto, lo hizo sentir lo suficientemente varonil pues su cuerpo y expresión cambió.
De pronto dejó de ser un niño y se convirtió en un hombre, gozaba de mi cuerpo, estrujaba todo de mi.
Finalmente terminó y sentí orgullo al sentir la cantidad de semen que salía del miembro del muchacho.
-No puedo creer que se lo haya hecho a un hombre como usted, es que es perfecto-dijo Rony aún enterrado en mi.
-¿Quieres repetirlo?- pregunté.
-¡Claro! ¿Ahora?
Le dije que no, que debía descansar un poco, pero que al día siguiente dejaría que me lo volviese a hacer.
Nos vestimos y le dije a Rony que saliera primero.
El lenguaje corporal del muchacho había cambiado y se mostraba más varonil.
Decidí quedarme un momento más en el laboratorio pensando en la delicia que había sido lo anterior cuando alguien llamó a la puerta.
Pensé que era Rony así que abrí y para mi sorpresa era Enrique.
Enojado, me explicó que siguió a Rony y había visto todo por la ventana.
Quería lo mismo así que decidí complacerlo.
No fue tan significativo como cómo Rony, pero fue muy satisfactorio.
Para empezar, le hice sexo oral, el chico me jalaba del cabello, lo estaba disfrutando mucho.
No dejé que terminara e hice que repitiera lo mismo conmigo.
Hacerme sexo oral pareció gustarle más.
Ya era tarde así que no podíamos tardar mucho tiempo.
No lo desvestí, le baje el pantalón, le hice beso negro y lo penetre de un solo movimiento.
Lo penetre incluso más fuerte que a Rony y Enrique lloró más que Rony.
Gimió más que el chico anterior y cuando lo llene le dije lo mismo que le había dicho a Rony hace unas horas: ahora eres mío.
Enrique me inclino en la mesa, bajó mi pantalón apresuradamente y me penetró violentamente.
Me hizo sentir vulnerable, pero lo disfrute.
Me penetraba con violencia pero el chico lo gozaba, sus testiculos chocaban con mi trasero y entendí que eseo.
Le daba poder a Enrique.
Enrique me llenó y me dijo: ahora usted es mío, profe.
Salimos de los laboratorios y Enrique comenzó a hablar de cómo había sentido ser penetrado por mi.
Le habia gustado sentirme su dueño pero que le había gustado aún más ver su pene salir y entrar en mi.
Me dijo que me veía como un dios y sintió la gloria al hacerme suyo.
Nos despedimos y me dio un beso en los labios.
Me dirigí a mis habitaciones y pensé en lo sucedido.
Ya había tenido la castidad y la virginidad de dos de los cinco chicos.
Faltaban tres y comencé a pensar en cómo me gustaría tomar las de los otros tres.
En especial las de los hermanos.
Y la parte k sigue que pasó me encantaron las 2 primeras partes