Mis aventuras de adolescente: Cachondo y corriendo en el parque.
Un adolescente cachondo que solo desea compartir sus aventuras..
Era fin de semana, mis padres habían salido fuera y me había quedado solo con la excusa de trabajar en un proyecto de la escuela. La verdad es que solo era un pretexto para no acompañarlos.
Todas las mañanas, como cualquier adolescente lo primero que hacía al despertar era acariciarme la verga dura y venosa, me gustaba acariciarme el vello púbico, los huevos, sentir la dureza de mi miembro en mis manos sacándome uno que otro gemido sin llegar a masturbarme. Me gusta mi pene, sin circuncidar, rodeado de una mata de vellos y unos huevos grandes, en ese tiempo no me lo había medido, pero si había hecho feliz a más de un amigo.
En fin, ese día estaba algo aburrido y lejos de ponerme a hacer tarea lo que quería era distraerme. Aún era temprano así que me puse un pants sin ropa interior, una playera, los tenis, tomé mi celular y mis audífonos y salí de casa dispuesto a hacer algo de ejercicio.
El clima era fresco, en cuanto llegué al deportivo pude notar que estaba casi desierto. Decidí trotar un poco para calentar, solía hacer ejercicio así que tenía buena condición. Durante mi recorrido paso al lado mío un hombre que llamo mi atención, robusto, de piel bronceada, bien parecido, barba de días, brazos marcados con un tatuaje con llamas en el brazo derecho.
Aquel hombre captó toda mi atención, tanto así que deje de trotar para poder apreciar cómo se alejaba deleitándome con ese par de nalgas que lucían firmes. Después de deleitarme la vista con ese adonis continúe trotando hasta encontrármelo nuevamente.
Esta vez venia de frente a mí y nuestras miradas se encontraron cuando pasamos cerca uno del otro. A esta altura sentía como mi verga se iba poniendo dura. Trate de no prestarle demasiada atención, pero era imposible.
Mi verga se movía mientras trotaba así que disminuí el paso. Sentía algo de morbo ya que si alguien me llegara a ver sería demasiado obvia mi erección.
Cuando volví a encontrarme con aquel hombre su reacción fue diferente, era obvio que se había dado cuenta de lo que sucedía bajo mis pantalones. Con la mirada me indico que lo siguiera.
Mantuve un poco la distancia, aunque a esta altura la calentura ya me dominaba, mis hormonas siempre estaban a mil mientras mi compañero volteaba la mirada para asegurarse que lo seguía hasta que llegamos a unos baños.
Apenas estaba adentro y aquel hombre ya me estaba comiendo la boca. Besaba como todo un macho, con fuerza y metiendo su lengua en mi boca. Su barba me raspaba volviéndome loco y sus brazos me impedían escapar. En un momento nos separamos para tomar aire…
– ¿Cómo te llamas?
-Robin ¿Tu?
-Bruno. Me tienes caliente desde que te vi pasar. No traes interiores, te gusta que te vean la verga cabroncito.
Aquel hombre había metido la mano dentro de mi pants agarrando con fuerza mi pene que en aquel momento se encontraba duro, caliente y húmedo. Tuve que morderme el labio para no gemir mientras me masturbaba lentamente.
-Tranquilo, que estamos solos.
De un tirón Bruno bajo mi pantaloncillo hasta las rodillas. Se acomodo frente a mí y de golpe se metió mi verga haciéndome gemir. Sentí como se me pelaba por completo en su boca y lo único que podía hacer era gemir mientras mis piernas temblaban producto de aquella morbosa situación.
Bruno mamaba con maestría, me tomaba por las nalgas y me las apretaba mientras yo me entregaba al placer que me daba con su boca.
-Métemela, aquí y ahora.
Nos metimos a un cubículo y se apoyó contra un retrete mostrándome ese par de nalgas morenas y peludas. Era el culo de un macho y un chavito estaba a punto de cogérselo.
Me puse un condón, escupí en mi mano y me ensalivé la verga; apenas metí mi glande con cuidado y se me escapo un gemido. Su culo apretaba mi cabezón como si quisiera arrancármelo, se sentía tan apretado y me excitaba escuchar gemir a Bruno mientras mi verga se deslizaba en su ano.
-No mames cabron, estas bien reatudo.
-Y tu bien apretado.
Comencé a moverme metiendo y sacando mi verga por completo mientras veía como se perdía en su culo de macho moreno y peludo. Me excitaba ver a un hombre tan masculino empinado como una perrita gimiendo cada vez que mi verga entraba de golpe.
Bruno no decía nada solo gemía y arqueaba la espalda mientras lo embestía duro. A esa edad bien sabía lo que era coger y era justo lo que necesitaba.
Tomé a mi amante por la cintura y comencé a bombearlo rápidamente y solo paraba para dejarle toda la verga adentro. Sus gemidos eran música para mí y me excitaban mucho. Bruno se masturbaba al ritmo de mis embestidas y ya no me importaba si entraba alguien y veía esa escena digna de una película porno.
-Me voy a venir…
Di unas cuantas embestidas más y le metí la verga de golpe, inundando el condón con mi semen mientras Bruno se corría en su mano gimiendo.
Se la saque y me quite el condón mientras aquel macho llevó su mano llena de semen a su boca y comenzó a relamerse los dedos. Ver como degustaba su semen mientras me miraba me ponía más cachondo aún.
Me dedico una sonrisa mientras nos acomodábamos la ropa. Una vez que estuvimos listos me dijo: La próxima vez tú me darás el culo.
Hola. Me gusto mucho tu relato. Muy caliente. Me recordó muchas de mis aventuras en baños públicos. Por favor, continua escribiendo…