Mis aventuras de quinceañero II.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Chaketo.
Hola amigos, aquí Rodrigo de nuevo. De nuevo agradezco los comentarios que he recibido por mis relatos, les comento que tengo varios relatos pendientes por publicar y por escribir. No desesperen que planeo seguir contándoles mis experiencias, gracias por leerme. Sin más los dejo con el relato. La primera parte la pueden encontrar aquí
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-17123.html
Después de la experiencia con Yuco continúe con mis vacaciones de manera normal con las labores del campo acompañadas con el sexo casual que teníamos Yuco y yo cuando se nos presentaba oportunidad. El continuaba diciéndome que me cuidara de Juan un chico de unos 20 años que trabajaba en una verdulería cerca de la casa porque había escuchado varios comentarios de que le traía ganas a mi culito.
Yo ya lo sospechaba porque siempre que iba a la verdulería a comprar quería acercarse más a mí haciéndome plática, se me quedaba viendo y me sonreía. Juan me llamaba “güero” una palabra que se usa para referirse a personas de piel blanca o clara pero después supe que era porque no sabía mi nombre.
A esa edad (15 años) desconocía como era que un muchacho más grande e se interesara en un chico como yo pero debo admitir que eso me gustaba.
Hubo un baile en el pueblo y el grupo de Yuco iba a tocar junto con otra banda, a mí ni me llamaban la atención esos bailes pero Yuco insistió en llevarme para ayudarle con sus cosas. Total que el baile comenzó y yo estaba aburrido, veía como Yuco coqueteaba y bailaba con cuanta mujer se le ponía enfrente. Antes de que tocara le dije que me iba a la casa porque estaba aburrido a él no pareció interesarle así que me fui y en la entrada me encontré con Juan, se veía diferente y arreglado, llevaba un pantalón negro, una camisa a cuadros botas y sombrero llevaba un six de cervezas en la mano, nada que ver a como lo veía a diario en la verdulería.
¿A dónde vas güero? No me digas que ya te vas tan temprano.
Sí, no me gustan los bailes.
Acá entre nos a mí tampoco, la verdad es que vine solo porque mis amigos insistieron. No sabía qué te iba a ver por aquí.
Bueno pues ya me voy, nos vemos.
Espera güero, yo también mejor ya me voy además sirve que te doy un aventón.
Juan había llevado carro, otra cosa que no sabía de el, era un carro color negro, bonito se veía nuevo.
La verdad es que lo pensé poco porque me acorde de Yuco y los comentarios que me había dicho de que Juan quería que le entregara la cola pero recordé que él estaba a gusto bailando y que seguro no llegaría en toda la noche así que me dije “Si él puede ¿Por qué yo no?”.
Termine subiéndome al carro con Juan, él iba platicándome cosas sin sentido y yo solo asentía, estábamos a punto de llegar a la casa cuando me dijo “Güero ¿No te gustaría ir a dar una vuelta?”
Le dije que sí y me dijo que me llevaría a un lugar que me iba a gustar aunque yo ya me imaginaba que me iba a gustar.
Abrió una cerveza para él y me pregunto si quería una, la acepte gustoso ya que a esa edad ya le había agarrado gusto a la cerveza, sobretodo para desinhibirme un poco a la hora de coger. Se dirigió hacia la carretera y mientras el manejaba me platicaba que estaba muy caliente hoy. Yo le miraba la entrepierna y se le veía un buen bulto, se notaba que ya estaba duro así que me anime y se lo acaricie. Sentía como su verga respingaba al contacto con mi mano, se la apretaba y el soltaba unos cuantos gemidos que me indicaban que le gustaba lo que hacía.
Pinche güero, sabía que te gustaba la verga te traigo ganas desde que te vi.
No eres el único, yo también te traigo ganas quiero mamártela y que me la metas.
¿Te la vas a dejar meter güerito?
Si y no solo una, las veces que quieras.
Ay güerito, me pones bien cachondo.
Juan se detuvo en una pequeña desviación y llegamos a un paraje lejos de la carretera, el rio se encontraba cerca podía escuchar el agua correr, apago el carro y me acerco a el, me abrazo y mi cabeza quedo a la altura de su pecho, podía escuchar como su corazón latía rápidamente mientras me acariciaba el cabello con ternura.
La verdad este bien bonito pinche güero, me gustas.
Yo no dije nada me acerque para besarlo en los labios.
Fue un beso tímido pero Juan lo convirtió en un beso apasionado y salvaje, sentía como su lengua jugaba con la mía, mientras el me acariciaba todo el cuerpo con esas manos fuertes y grandes, apretaba mis nalgas, bajaba y me besaba el cuello, su barba aunque rasurada lograba rasparme y eso me encantaba y excitaba. Me estaba volviendo loco.
Pasamos al asiento trasero donde me recostó y abrió mi camisa. Juan beso mi pecho lampiño de adolescente, chupo mis tetillas y me hacía gemir de dolor y placer, era una sensación nueva la que estaba experimentando y no quería que se detuviera.
Gime güero, aquí nadie nos escucha, quiero escuchar como disfrutas esto.
Tomaba del pelo a Juan mientras el seguía mordisqueando mis tetillas, gemía fuerte y me retorcía de placer al sentirlo tocar mis pezones con su lengua.
Salimos un poco del auto y Juan se desabotono la camisa, la luz interior del auto iluminaba un poco y pude ver su pecho velludo y bien trabajado, me excitaba sentir sus pelos y todo su cuerpo junto al mío, me encontraba muy excitado y le pedí que fuera yo quien lo desnudara así que me acerque y fui desabotonando su pantalón, lo baje y me encontré con unos slips negros que le quedaban muy bien, me arrodille frente a el y restregué su paquete contra mi cara, olía limpio con una mezcla de ese olor a macho.
Baje su slip y me encontré con una verga gruesa y de tamaño normal sin circuncidar, calculo unos 16 o 17 cms con una capa de vello negro que se veía había sido recortado y un par de huevos grandes.
Juan sonrió mientras me veía contemplar su miembro.
No mames tengo el pito bien chico.
Sin responderle tome su verga con una mano y la dirigí a mi boca, primero le pase la lengua por el glande saboreando las primeras gotas de preseminal. Uno, dos, tres lametones le di al glande y me metí ese pito en la boca hasta el fondo, me encantaba su sabor.
Con una de sus manos Juan me indicaba el ritmo de la mamada, a veces lento a veces rápido. Follaba mi boca de manera salvaje, me tomaba por detrás y me hacía comérmela toda. Chupaba sus huevos mientras se chaqueteaba y me pasaba la verga por toda la cara, sus ojos se encontraban con los míos mientras me volvía a tragar ese pedazo de verga y eso me excitaba.
Me acomodo en el asiento trasero patitas al hombro, me besaba y me decía que me la iba a meter hasta el fondo, que iba a ser suyo, mientras me hablaba rosaba su verga contra mi hoyito que respingaba a cada contacto con ese glande. Escupió sobre su mano y se ensalivo la verga para apuntarla en mi entrada.
Lo hare despacio güerito, quiero que disfrutes esto tanto como yo.
Yo solo asentía, me encontraba completamente excitado y quería sentir esa verga. Sabía que dolería un poco pero estaba dispuesto a comérmela toda.
Cuando sentí su verga tratando de entrar suspire y trate de relajarme lo más que pude, Juan tomo mi verga de adolescente que ya tenía unos cuantos pelos y empezó a masturbarme lentamente. Dolía pero también lo estaba disfrutando.
¿Te duele güerito? Aguántala que ya casi entra toda.
Dio un último empujón y sentí como me entro esa barra de carne por completo, dolía y se me habían salido unas cuantas lagrimas pero no quería que la sacara. Juan comenzó un lento mete saca para que me fuera acostumbrando a tenerla adentro y el dolor se fue. Gemía del placer que me estaba dando esa verga y le pedía que me la metiera más.
Su respiración se escuchaba agitada y me gustaba escuchar como chocaban nuestros cuerpos.
Ay güero, estas bien apretadito. Le das unos apretones bien ricos a mi pito.
Le escuchaba decir mientras metía y sacaba su verga. Cambiamos de posición, esta vez tendió una manta sobre el suelo y me hizo sentarme sobre su verga. Una vez que la tuve dentro comenzo a bombearme rápidamente, me daba unas ricas embestidas y después paraba para hacerlo lentamente, Juan me tomaba de la cola y me hacia comerme su verga hasta el fondo. En una de esas que me estaba embistiendo rápido me estaba jalando la verga y senti como todo mi cuerpo se estremecio y me corri sobre el sin avisarle.
El gemía al sentir como mi ano se contraía al correrme y me dijo que no había problema, que le había gustado eso. Mis mecos quedaron regados por su pecho y abdomen, me gustaba ver esa combinación de esperma y pelos sobre el.
Juan continuo cogiéndome y me sentía en la gloria, todo mi cuerpo había quedado sensible debido al orgasmo que había tenido, seguí cabalgándolo hasta que se vació en mi interior, sentía como su leche corría por mi colita, mis piernas temblaban, nos quedamos así por un momento hasta que su verga salió solita haciéndome estremecer.
Me dio un beso y me dijo que lo había disfrutado mucho. Me llevo al rio en brazos donde nos metimos para limpiarnos un poco y volvimos al auto. Antes de ir a dejarme a mi casa le hice una mamada mientras el manejaba donde también me lleno mi boca con esa deliciosa leche de macho.
Quedamos con Juan que sería nuestro secreto y continuamos cogiendo algunas veces más durante esas vacaciones, incluso una vez me compartió con dos amigos que trabajaban con él, pero eso se los cuento en otro relato.
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