Mis días de inocencia y mi adolescencia II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Había pasado el tiempo y desde la última vez que había tenido el primer contacto con Eduardo no lo había vuelto a ver si no al año cuando su trasero al parecer había crecido para ponerse más hermosamente redondo, su cuerpecito seguía siendo el mismo ni muy gordo ni muy delgado, con su tez blanca, sus pecas y sus labios carnosos, así era Eduardo con una picardía que solo yo entendía, pues al parecer nadie más sabia de ese nuestro primer encuentro.
Eduardo no sabía por lo que yo había pasado esos otros encuentros que me habían dado más experiencia, pero que pronto conocería, pues con él me atreví a ir mas allá, pues conmigo él era muy dócil, la verdad amaba a Eduardo.
Una tarde yo me asomaba por la ventana del departamento donde vivía que quedaba en la planta baja, fue entonces que vi a Eduardo que venía precisamente directo a mi casa, me miro se sonrió y corrió hasta la ventana y me dijo “Gordo” así me llamaban cuando era chico, yo era un niño robusto mas no era gordo era más alto que los niños de mi edad por eso me decían así, Eduardo se acerco a la ventana y me dijo ¿puedo entrar? Yo por supuesto que dije que sí y corrí a abrir la puerta, nos fuimos directamente a mi cuarto, luego de decirle a mi mama que estaría jugando con un amiguito en mi cuarto.
ya en la habitación se acostó boca abajo en mi cama y me dijo “¿a que jugamos?” yo aun estaba parado en la puerta de mi habitación y fue cuando contemple toda la hermosura de su cuerpo, sus zapatos deportivos algo sucios de la calle, sus medias tobilleras con una franja verde y otra roja, sus piernas blancas que terminaban en un pantaloncillo azul oscuro que entonces era el uniforme del colegio para hacer deporte, allí me quede viendo su trasero redondamente perfecto que terminaba en una caída exquisita hasta su pequeña cintura, cintura que se iba ensanchando debajo de su playera blanca hasta llegar a sus hombre y cuello y sus brazos que sostenían su hermoso rostro infantil, allí estaba Eduardo en todo su esplendor inocente para mí solo para mí.
Me senté a la altura de sus muslos y coloque mi mano en su trasero y le dije “no sé qué hacemos, pero me gusta esto..” supongo fue algo tonto y a la vez atrevido para mi edad pero fue lo mejor que me salió decir, Eduardo me miro y metió su cabeza entre sus brazos como el que se prepara para dormir, yo seguí tocando su hermoso trasero, entonces él lo acerco mas a mí y entendí que sabía lo que pasaba, yo estaba excitadísimo y recuerdo que estaba muy mojado de pre-cum, me monte encima de el y empecé a moverme adelante y hacia atrás el volteo la cabeza y me miraba con una mano apoyada en la cama sosteniendo su cabeza, todo lo siguiente fue sin decirnos ni una palabra, el se volteo y saco su pequeño pene circunciso sosteniendo con sus dos manos el pequeño pantaloncillo y su ropa interior blanca, yo entendí el mensaje y me abalance a su pene y empecé a chuparlo, era algo exquisito, no era como los otros penes que había probado, este olía a sudor de niño un olor embriagador supongo había apenas legado del colegio y se había venido a mi casa, mientras se la chupaba comencé a bajar toda su ropa hasta sus rodillas, lamí sus pequeños testículos que aun olían a salón de clase, así pasaron unos cuantos minutos hasta que lo voltee y fue entonces que contemple su trasero en todo su esplendor era aun mas blanco que el resto de su cuerpo, tenía unas hermosas pecas en cada uno de sus glúteos, saque mi pene que ya estaba a punto de explotar y lo metí con facilidad en su pequeño agujero rosado, supongo fue así de fácil pues tenía mucho pre-cum y de seguro eso ayudo, mi pene era un poco más grande que de los niños normales de 10 años mas sin embargo creo que fue cómodo para él pues no se quejo, ya a mi me estaban saliendo algunos bellos pequeñitos en el pene que se sentía calientito en ese agujero solo pude envestir 3 veces cuando sentí como si me viniera fue una sensación increíble, mas seguía y seguía mi pene no se ponía flácido al contrario era como una droga y quería mas y mas
Eduardo no decía nada y yo jadeaba de placer me volví loco dentro de su cuerpo y esa sensación de acabar venia una y otra vez no sé cuantas veces fueron, sentía mi pene muy húmedo que entraba y salía, su piel era suave muy suave se sentía entre sus gluteos, yo me levantaba un poco para ver esas dos formas redondas que escondían a mi pene y no podía creerlo, hasta que me canse y me quede recostado encima del oliendo su cuello con algo de nuestro sudor, era un olor intoxícante me sentía en las nubes, Eduardo se movió y me dijo “¿ya?” y me baje de encima y me subí mis pantaloncillos y el subió los suyos y me dijo “me voy, mañana vengo” yo me levante temblando no podía con mis piernas no sabía lo que me pasaba, como pude lo acompañe hasta la puerta, fui corriendo al baño a orinar, fue entonces cuando aprecie mi pene que estaba algo inflamado y me dolía un poco, no tarde mucho en excitarme de nuevo esperando el nuevo encuentro….
Continuara
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