Mis días de inocencia y mi adolescencia III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jum.
No sé cuantas veces me jale el pene esa noche, no podía dejar de sentir excitación por lo ocurrido, ese niño tan “machito” entregándose sumiso a mis deseos sexuales. Para entonces ya estaban por culminar las clases en el cole y yo solo pensaba en todo ese tiempo que tendría para estar con Eduardo, pensando y masturbándome pase toda la noche hasta quedar dormido.
Al día siguiente Eduardo apareció como lo había prometido, estaba vez estaba con su uniforme escolar y con sus cuadernos y mochila, era evidente que no llegaría a su casa sin antes tener nuestro encuentro sexual, me saludo y Salí corriendo a abrir la puerta del departamento, entro y me pregunto por mi madre y hermanos le dije que estaba solo que nadie llegaría hasta más tarde, entonces me pido agua estaba algo agitado, yo la verdad quería comérmelo todo, estaba algo sudado había corrido desde donde lo había dejado su trasporte escolar hasta mi casa para que no vieran que había llegado, sus cachetes estaban rojitos y su boca se había puesto igual con el agua fría que le había dado, me dijo: “vamos” y nos fuimos a mi cuarto, allí lanzo su mochila a un lado se acostó en mi cama boca arriba y me dijo: “Chupala” yo le dije: “te gusta verdad” el asintió con su cabeza y dijo: “ tú la chupas muy bien” a lo que lo respondí: “yo te la chupo todo lo que quieras y las veces que quieras, pero tú me das tu culo todas las veces que quiera y todo el tiempo que quiera… si?” no lo pensó mucho y me dijo “si” eso me éxito tanto comencé de inmediato a zafar su cinturón baje sus pantalones hasta casi sus rodillas y comencé a lamer su ropa interior que olía a ropa de bebe y un poco a orine mesclado con algo del olor de su cuerpo y sudor, su pequeño y delicioso pene quería salir pero yo no lo dejaba lamí hasta dejar su ropa interior mojada, saque su hermosos pene circunciso y le di una chupa por varios minutos, a veces su respiración era rápida y otras veces sentía que estaba extasiado yo solo me esmeraba para que mi pequeño chico gozara y siempre volviera por mas, luego de esos minutos le dije “ahora me toca a mi metértela” no dijo nada simplemente se volteo a lo dicho por mi y quedo boca abajo yo le dije que esta vez quería que se pusiera en posición de perrito, él se levanto y asumió la posición, era la primera vez que veía su hoyito, era rosado pequeño rodeado de esos dos enormes glúteos con algunas pecas que me volvían loco, me acerque y le di un beso a uno de sus glúteos y sentí el olor de hoyito un poco más fuerte que el del resto de su cuerpo, puse mi pene en la entrada de su pequeño ano y mi glande palpitaba y notaba que el hoyito de Eduardo se contraía y relajaba como esperando impaciente mi pene que ya estaba muy lubricado con pre-cum, así que fui introduciendo mi pene sin perderme cada detalle de cómo abría aquel hoyito rosado que poco a poco se iba estirando a medida que mi pene entraba nunca olvidare esa sensación del interior de Eduardo era muy húmedo y caliente recuerdo muy bien que cuando lo tenía todo a dentro de su ano Eduardo apretaba y eso me volvía loco.
yo empecé mis envestidas casi salvajes me gustaba que sonaran sus glúteos a con mi pelvis, me recostaba a momentos encima de su espalda y olía su pelo que era una mezcla de calle y colegio, baje una de mis mano y toque su pene que estaba sorprendentemente erecto eso me éxito mucho mas y mientras lo penetraba lo masturbaba y así de nuevo eran las miles de venidas que sentía de mi pene en su ano pero nunca mi pene se ponía flácido yo seguí dándole no se por cuantos minutos pero fueron muchos hasta que sentí que una flatulencia salió del ano de Eduardo y me dijo: “ya, ya” yo no quería sacarlo pero me dijo “quiero ir al baño” fue entonces que me detuve y me aparte del, el baño estaba cerca y como estábamos solos salió de mi cuarto con los pantalones y la ropa interior en el mismo lugar y así salió y entro en el baño yo temblaba quería mas mi pene estaba rojo de tanta fricción pero seguía erecto y con pre cum regreso Eduardo del baño con los pantalones de la misma manera se monto en la cama y se coloco de nuevo en posición de perrito note que había defecado pues había algo de papel en su ano y se notaba una pequeña mancha amarillenta cerca de su ano pero más hacia el glúteo, yo no lo pensé y le volví a meter mi pene Eduardo gimió un poco nunca lo había hecho eso me éxito mucho pues su voz era algo ronca mas era una voz de niño, yo seguí y seguí penetrando como perro loco de manera muy rápida, pero al poco tiempo me dijo que ya no podía que le ardía mucho, yo trate de calmarme y saque el pene poco a poco y al hacerlo sentí también un poco de dolor, y afuera mi pene vi que su ano estaba más abierto y que estaba muy rojo pude ver algo de liquido brillante dentro de su ano pues la abertura me lo permitía, subió su ropa interior rápidamente y me dijo “ya es tarde, tengo que ir a la casa” yo también me subí el pantaloncillo que tenia y lo despedí en a puerta.
Así siguió sucediendo casi todos los días al llegar Eduardo del colegio, pronto llegaron las vacaciones, y comenzaron los juegos en la residencia todos los niños salíamos a jugar, cuando jugábamos a las escondidas Eduardo y yo nos escodiamos juntos yo siempre me apartaba lo más lejos que podía y en lugares muy oscuros y difíciles de encontrar para poder penetrar rápido a Eduardo y así sucedía siempre que lo quería Eduardo me daba su redondo y perfecto trasero, y así comenzaron nuestras aventuras por toda la residencia ya no lo hacíamos en mi casa que por lo general estaba llenan de personas por las vacaciones, familia, hermanos. Cada rincón, escalera o lugar solitario era propicio para nuestras travesuras que durando aproximadamente dos años, mis primeras eyaculaciones a los 12 años fueron todas para el ano de Eduardo, quiero destacar que tanto Eduardo como yo éramos dos chicos normales, nunca fuimos amanerados todo lo contrario yo jugaba futbol en el equipo de la residencia y el jugaba beisbol nunca nos besamos (aunque lo desee muchas veces) y el nunca me hizo sexo oral, decía que no le gustaba toda esa baba viscosa que salía de mi pene no es que la hubiera probado si no la apariencia no le gustaba, nuestro trato siempre fue y se la chupaba y se la metía y listo así que nuestros encuentros eran de un carácter solo carnal y hasta cierto punto animal pues solo nos movía el deseo de sentir como sentíamos cuando nos dábamos placer.
A mis 12 años de edad ya me había desarrollado prematuramente, mi pene era más grande y mis erecciones y eyaculaciones eran épicas y mi pequeño Eduardo con sus 10 años apenas recién cumplidos y con su físico intacto, era el receptor de toda esa energía que explotaba una y otra vez dentro de su ser que aun permanecía tierno como el primer día que nos conocimos. No tardo mucho tiempo cuando nuestras escabullidas en los juegos llamaran la atención de otro chico Iván que para entonces tenía mi edad tenía pocos meses de a verse mudado a la residencia apenas unos meses casi el año, se fue integrando a todos los niños con los juegos una vez notaba me miraba mucho, una tarde de encuentro con Eduardo en unas escaleras solitarias de uno de los edificios que no estaba casi habitado Iván nos siguió, yo me senté en un escalón como siempre se la chupe a Eduardo y luego Eduardo se sentaba en mis piernas yo lo penetraba hasta que lo descargar toda mi abundante leche en su interior, habíamos acordado que siempre uno llegaba primero que el otro al lugar de encuentro y luego al acabar salía uno primero y al rato el otro, siempre dejaba a Eduardo salir primero y yo esperaba fue entonces que Eduardo se fue con su ano lleno de mi leche cuando sentí un ruido me apresure a salir y me encontré con Iván un chico delgado color canela de ojos muy despiertos y labios finos la verdad era un flaquito muy simpático, yo me asuste y no pude evitar esconder la erección que aun se me notaba en mis pantaloncillos de jugar futbol, me miro y me dijo “¿desde cuándo hacen cosas Eduardo y tú?” yo le dije “¿Qué cosas?” y me dijo “sexo” y se echo a reír, yo le dije que eso no era problema de él y pues el insistió en el tema mientras caminábamos hacia mi casa fue entonces que me dijo “yo también quiero hacerlo, ¿cuándo lo hacemos tu y yo?” Yo me quede frio pero como ya había tenido experiencias con chicos más grandes le dije fríamente “ven mañana a mi casa y hablamos” así fue como comenzó otra historia paralela a la de Eduardo que no sabía…..
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