Mis experiencias de infancia 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Matlyon13.
Mis experiencias de infancia 2
aqui dejo mi primer relato, este segundo relato no es continuación del primero.
dejen sus comentarios por favor
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A la edad de 9 años, yo había pasado por algunos encuentros sexuales con algunos amigos de infancia, pero desde los 7 me había dado cuenta que mi orientación era completamente gay y era sumamente precoz, vivía en Barcelona; era un chaval lindo de tez blanca, ojos grandes,labios gruesos, de complexión, siempre tuve un cuerpo con músculo, sobre todo de la cintura para abajo, mis piernas tenían una forma linda, torneada como de futbolista pero en un niño, y terminaba con unas nalgas firmes grandes y redondas.
Siempre fui blanco de "burlas", juegos y toqueteos por parte de la gente mas allegada, mis primas Nuria de 15 y Estela de 17 me veían como un juguete, a los 9 años yo ya me creía todo un hombre, por lo mismo ellas me hacían bromas y no desaprovechaban ninguna oportunidad, no importándoles quienes estuvieran presentes, para cogerme y llevarme a su regazo como si fueran mis madres, bajar mi ropa y dejar al descubierto mis frondosas nalgas, duras y redondas, yo intentaba escapar, pero era en vano, aún eran más fuertes que yo, no conformes con dejar al descubierto mi pálido trasero, incitaban a cualquiera que estuviera presente a darme una palmada en el culo, y como era de esperarse se volvía un jolgorio familiar y entre risas y gritos todos acudían al festival "calienten el culete del crío", unos daban más fuerte que otros, mis tías por lo regular me daban unos pellizcos suaves acompañándolos de frases como:" que culo más lindo", miren nada mas,parecen dos almohadas de carne", yo me sentía avergonzado y a la vez excitado, me gustaba que vieran mis nalgas, que apreciaran lo lindas y bien formadas que están, siempre escogía mi ropa lo más ajustada posible pero no tanto por que no quería que pensaran que era afeminado, cabe mencionar que nunca lo he sido, el juego de mis primas terminaba con ellas dándome besitos en el trasero y abrazandome, yo respondía los cariños por que nunca me sentí ofendido por ese tipo de juegos, incluso, como era costumbre en mi familia, los besos en los labios son cosa común, le daba uno que otro piquito a mis primas y me iba a jugar al parque.
Ahí, en el parque, fue donde me percaté y por primera vez en mi vida sentí mariposas en la barriga al ver a un chico, nunca me había pasado, tenías mis preferidos en el salón y en las canchas del parque, chicos de mi edad, machos que parecían trogloditas corriendo y jugando como bestias, pero ninguno me había provocado esa sensación jamás.
El era nuevo en el barrio, había llegado con su familia de México,(eso lo descubrí cuando nos conocimos) era de piel clara, ojos cafés y profundos pero con una chispa de travesura e inteligencia que lo hacían muy atractivo e interesante, tenia la nariz mediana un poco ancha y unos labios carnosos, tenía un rostro fuerte, una apariencia digna, su cuerpo era muy atlético, sin ser musculoso, pero era como se conoce hoy "fitness", se veía en forma, sus piernas tenían vellos color cobrizo y la forma de las mismas era espectacular, sus muslos eran anchos y tonificados y sus nalgas eran de un chico muy bien ejercitado, eran firmes y duras y de buen tamaño,como de campeonato, recuerdo que el estaba sentado en una mesa de cemento con los pies sobre el banco que también era de cemento, llevaba una gorra de los Yankees azul con la visera hacia atrás una playera sin mangas por el calor un short negro que le quedaba a la mitad de los muslos y un poco ajustado, tennis de futbol negros y una personalidad encantadora.
Observaba a todos tratando de ver con quien jugar un poco, sereno pero un tanto ansioso por encajar.
Yo siempre he sido muy sociable, no me da pena entablar nuevas amistades, nervioso por como reaccionaria ante la llegada de un niño, me acerqué y le pregunte lo mas casual que pude:
Yo: Hola, me llamo Afons, ¿eres nuevo en el barrio?- me miró con sorpresa y un tanto decepcionado, supongo que esperaba a alguien mayor, alguien más "ad hoc"
El: hola, ehm, si, yo me llamo Emiliano, tengo un par de días que vine a vivir aquí, soy de México, a mi papá le ofrecieron un puesto en la embajada y nos trajo a todos a rastras jajajaj.-esa risa típica de quien sabe reírse incluso de las decepciones provocó en mi una emoción muy peculiar, sin olvidar su acento latino tan diferente al mio, hizo que aquel chico de 16 se volviera mi mas grande modelo a seguir sin siquiera conocerlo, esa personalidad emanaba algo especial.
El: ¿y tu, a que te dedicas?- y me tiro una mirada inquisidora acompañada de una sonrisa picarezca.
Yo: estudio- fue lo mas estúpido pero lo mas rápido que se me vino a la mente, me puse rojo al sentir que no estaba llevando mi conversación mas allá, que estaba a punto de perder mi oportunidad de hacerlo mi amigo.
El soltó una carcajada y me dijo:
El: afortunadamente eres estudiante, por un momento creí que eras un violador secuestrador.- y me sacudió la cabeza en son de cariño. Sus palabras me provocaron una extraña sensación, como si quisiera que el fuera el violador…
Cuando parecía que no podía ir mas allá esa conversación, de la cancha de futbol nos gritaron para completar un equipo, justo dos jugadores, los equipos eran de chicos entre 9 y 20 años, todos jugábamos sin excepción, los chicos con los que crecí y yo siempre fuimos educados para llevarnos bien, los mas grandes (algunos) nos hacían bromas, pero nada fuera de lo normal.
Eramos del mismo equipo, el jugaba bastante bien y yo me defendía, hicimos una buena jugada en la delantera, cruzo el pase hacia mi y yo la metí, ganábamos el partido con ese gol, automáticamente corrí hacia el para celebrar el gol y el me cargó poniendo sus manos en mis nalgas y yo crucé las piernas por su cintura, gritamos y nos abrazamos por unos cuantos segundos; sentir su cuerpo sudado contra el mio, sus manos en mis nalgas y ese olor a desodorante y sudor me hicieron estremecer y una excitación nunca antes experimentada recorrió mi cuerpo, el me había soltado el culo y yo seguía embelesado con su aroma.
El: Ya podemos ir por unos refrescos si quieres- insinuó que me bajara pero sin ser grosero, muy avergonzado me bajé y agaché la cabeza, me sentía un completo idiota, el se percató de mi pena y corriendo pasó a mi lado y me palmeó dos veces la nalga y sin dejar de correr me dijo, -a que te gano en llegar a la tienda- con esa picardía que me volvía loco, y salió corriendo, yo hice mi máximo esfuerzo para alcanzarlo pero al llegar a la tienda el ya me esperaba con dos sodas de naranja en las manos.
El: Híjole, parece que te pesan las nalgas, pensé que no ibas a llegar. -un jadeante yo, no atinaba que decirle, se había fijado en mis nalgas, solo le sonreía y argumentaba que me había tomado por sorpresa.
Yo: Mañana fresco, no me verais ni el polvo-
El: Está bien, mañana veremos quien le gana a quien, y el que pierda recibirá un castigo-
¿un castigo? ¿que clase de castigo? pensé para mí, estaba muy intrigado.
Yo: Pero marica el que no cumpla el castigo.
El:ja,ja,ja, eres un valentón, hagamos el reto ahora mismo si no es que te da miedo perder.
Acepté como todo un hombre y le dije:
Yo: corramos de aquí a aquel edificio y subamos al 5to piso y señalé a mi casa, eran unos 300 metros a la entrada del edificio.
Nos pusimos fuera de la tienda y Don Eleuterio, dueño de la tienda y quien había escuchado todo, contó hasta 3 y salí disparado, solo, él no había arrancado, voltee dejando de correr y vi que Emiliano miraba su reloj, me estaba dando ventaja, había avanzado unos 30 metros cuando vi que salió detrás de mi, retomé la carrera intentado con todas mis fuerzas ganarle, de verdad lo intenté, pero a la mitad del camino se emparejó a mi, me nalgueó otra vez, (eso de ser rebasado en las carreras me estaba gustando) y me dejó atrás sin problemas.
Cuando llegué a la puerta de mi casa el estaba sentado en el escalón con una sonrisa de ternura, una sonrisa llena de empatía, como de un hermano mayor, llegué cansado, devastado y un poco enojado por la derrota.
El: No pasa nada guapo, algún día me ganarás, pero de castigo eres mi esclavo, ¿como vas a pagarme?
No sabía que decir, me dijo guapo y soy su esclavo, muchas emociones para un solo día.
Yo: Aquí es donde vivo, déjame preguntar si te puedes quedar a comer, ¿te gustaría?- accedió de buena gana, argumentando que conocer gente le haría bien ya que ser nuevo no era muy sencillo.
Afortunadamente en mi casa solo estaba mi madre, al ser viernes, todos mis familiares habían ido a casa de mi abuela y pasarían el fin de semana allá, mi madre no había ido por que no tenía buena relación con ella; al conocer la historia de Emiliano no dudo en aceptarlo y acogerlo con cariño, lo hizo sentir como en casa, hay que reconocer que Emiliano era un chico sumamente decente y maravilloso para caer bien, mi madre estaba encantada con el, se ofreció a lavar los platos, a levantar la mesa, a ayudar en lo que fuera, cosa que mi madre no permitió pero que la tenían maravillada, tanto que decía qué ojalá yo aprendiera, que tuviera sus modales, yo no sabía si llorar o reír, me avergonzaba pero a la vez me daba tranquilidad saber que el podría ir a mi casa siempre, donde manda una madre no hay padre que discuta.
Terminando de comer, fuimos a mi habitación para descansar y ver un poco la televisión, ahí recostados, pude notar que su paquete era algo grande, mi mirada estaba casi fija ahí, el se dio cuenta y me dijo:
El: ¿que tanto miras? ¿me la quieres ver o que?
Yo: ¿que te pasa? yo no soy marica.
El: yo no dije eso, pero tal vez por tu edad, te da curiosidad ver una mas grande, pero esta bien, no te ofendas.
De verdad quería verla, pero no me atrevía, propuse que me hiciera pagar mi esclavitud aprovechando que mi madre estaba en casa de la vecina y en un viernes por la tarde, tardaría mucho en volver.
El:muy bien, antes que nada, quiero un masaje- se levantó se quito la playera y el short, quedando en boxers pegados y se tumbó boca abajo en mi cama, me sentí en el cielo, iba a poder tocar su cuerpo, por primera vez iba a recorrer la anatomía de un semental, mi hombre, me subí como montandolo y me senté en sus muslos, acariciaba suavemente su espalda y bajaba mis manos frotándolo hasta su coxis, me dijo que también masajeara sus nalgas, y sin que me lo pidiera baje sus boxers, el soltó una risita de complicidad, como si supiera lo que iba a pasar, dejando al descubierto sus nalgas hermosas, blancas y con unos bellos rubios muy delgados en ellas, las sobé y besé discretamente, me dijo que se daría la vuelta para que masajeara su pecho, cuando se giró dejo una hermosa erección a la vista,
El: mira, se desperto- y me sonrió-
– un falo de 18 cm aprox, aun cubierto por el boxer se presentó frente a mi, no sabia que hacer, solo quería tocarlo, verlo, sentirlo, me había acomodado al lado de el en la cama y pasaba mi mano por su pecho hasta su pubis, el me veía a la cara y yo a el, sin decir nada, en una de las veces que bajé la mano fui directo a su miembro, el me miró y me dijo, – hazle un buen masaje, de arriba a abajo, lo obedecí, le bajé el boxer por completo y comencé a subir y bajar mi mano, disfrutando la vista de ese miembro rosado y viril frente a mi,
El: ¿te gustaría darle un beso? -me negué-
Yo: primero me gustaría darte un beso a ti, me miró sorprendido pero a la vez encantado,
El: quítate la ropa-
obedecí desnudando mi cuerpo infantil frente a el, había una aparente conexión, como si estuviésemos destinados a estar ahí, yo lo sabía, el lo sabía, ambos teníamos esa sensación que solo dos seres que se aman pueden experimentar, el me miraba mientras me quitaba la ropa,
El: eres perfecto, tienes un cuerpo hermoso, esas nalguitas, son hermosas, eres perfecto Afons, un ángel, – la ternura en su voz hacían que me sintiera cada vez mas feliz, me subí sobre el, mi pecho contra su pecho, mis nalgas cerca de su pene, lo miré a la cara y con una mirada cómplice nos besamos, sus labios, lo mas cercano al paraíso, no podía despegarme de elos, y sabía que el amor era mutuo.
El: ¿como llegamos a esto?
Yo: no lo se, pero me gusta.
El: a mi también, quisiera intentar hacerte el amor, ¿me dejas?- estaba asustado por el dolor que podría sentir, pero solo le dije.
Yo: Hazme lo que quieras, soy tu esclavo, y lo volví a besar.
Se levantó y me puso boca abajo, empezó a besarme la nuca, los hombros, a lamer mi espalda y a mordisquearla ligeramente, bajo a mis nalgas y ahí estuvo un buen rato, besándolas, mordiéndolas, a veces palméandolas.
Lamía mi raya del culo, y sentía su respiración agitada.
El: eres un sueño Afons, desde que te vi sentí algo por tí.- seguía lamiendome,- en mi vida me he comido unas nalgas mas bonitas, redondas, grandes, bien duritas, eres la envidia de muchas chicas.
Se lamió un dedo y lo empujo dentro de mi culo, yo di un respingo, me dolió pero no era desagradable, estuvo dilatando mi ano unos cuantos minutos, acto seguido saco su dedo y me pidió que me pusiera de perrito, obedecí sin chistar, lo deseaba, quería a mi hombre dentro de mi, me tomó por la cintura, ensalivó su pene y mi culo nuevamente y con la primera embestida me metió la cabeza, un escalofrío me recorrió, me había desvirgado, el dolor era soportable por la excitación, me dio otra embestida y esta vez me metió todo el pene, el jadeaba de placer y yo me sentí en la gloria, empezó un mete saca rítmico que me hacia gozar al máximo, cada vez que la metía al fondo tocaba algo, un botón interno que detonaba gemidos de placer en mi.
El placer se intensificó cuando en un frenesí de embestidas veloces sentí como su cuerpo se tensaba y un chorro semen inundaba mi interior el éxtasis del momento provocó una tensión similar en mi, había terminado yo también, pero a esa edad aún no me salía semen.
Caímos rendidos, sin sacarme su mástil me abrazó de "cucharita", estuvimos en esa posición por unos cuantos minutos, su falo disminuyó su tamaño y me lo saco, no podiamos hablar, me besaba la nuca, diciéndome cuanto me quería, prometiéndome que siempre me cuidaría, yo estaba feliz, me voltee y me pegué a el, como un crío pequeño.
Yo: Te diste cuenta que no te chupe el pene? y me reí.
El: prefiero que esos labios hermosos me laman los mios,
Lo besé profundamente, decidimos que debíamos bañarnos, habíamos sudado mucho, en la regadera, el me baño, con una esponja y paciencia, como aquél que pinta una obra de arte me recorrió una y otra vez con sus manos, en silencio, admirando mi cuerpo, esporádicamente me veía a los ojos y nos sonreiamos como tontos.
Salimos del baño, yo envuelto en una toalla, colgado a el como festejando el gol,él, tomando mis nalgas y dejando que ponga mi cabeza en su hombro, nos vestimos, y nos recostamos, sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos, esa fue la primera noche que el pasó en mi cama, conmigo, juntos, felices…
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