MIS EXPERIENCIAS ERÓTICAS |INFANCIA| CASTIGOS ENTRE ANTONIO Y YO
Hola, estimados lectores, les quiero agradecer por regalarme un poco de su tiempo para leer esta serie de anécdotas con las que fui creciendo. Sin duda, cada una de ellas marcó mi vida, ya que hasta la fecha aún las recuerdo con total claridad. .
Continuando con la primera experiencia con mi mejor amigo Antonio, fue el comienzo de algo que ya sentía y es que algunos piensan que el ser gay se hace y no se nace, o quizá hubo una clase de agresión, pero quiero decirles que nada de eso fue mi caso, afortunadamente, desde que tengo uso de razón, siempre me gustó jugar con niñas, me divertía con las muñecas o la comidita y aunque tenía amigos, había uno que otro que me llamaba la atención de manera extraña, a esa edad no sabía querer sentimentalmente a alguien, pero en uno que otro niño, sentía algo diferente.
Pasaron los días y seguíamos jugando como si nada, ni uno de los dos se acordaba de lo que había pasado, así que un viernes de diciembre, recuerdo que era una tarde fría, Antonio fue a mi casa a buscarme, salí y me pregunto si me dejaban ir a la calle, pedí permiso, pero mi mamá me dijo que estaba haciendo mucho frío que mejor no, como todo niño empecé hacer mi berrinche, así que le dije a mi amigo que no me habían dado permiso, a lo cual él me dijo que si mejor iba a su casa y jugábamos Nintendo, esa idea me pareció mejor, así que volví a preguntarle a mi mamá, ella me dijo que estaba bien, que si era en casa de Toño que le parecía bien, nada más que le iba a llamar a su mamá para ver si está en la casa y no estuviéramos solos; Como se darán cuenta, mi mamá era muy desconfiada, así que no dejaba que estuviera solo con otros niños si sus papás no se encontraban en casa; Ya que mi mamá se aseguró de que estuviera la madre de Toño en casa, me dijo las palabras mágicas y me dio permiso.
Ya en su casa, estuvimos jugando un buen rato en su Nintendo, juegos como Mario Bros, Contrac, Excitebike, etc., como todo niño nos empezamos a aburrir, así que Antonio propuso que quien perdiera tenía que recibir un castigo, esta idea me llamó la atención porque podía hacer cualquier cosa asquerosa, así que empezamos a jugar «Soccer» Un juego tipo árcade y clásico de los Nintendo, ambos estábamos concentrados en no perder, recuerdo que por obvias razones el perdedor fui yo, el primer castigo fue muy absurdo, tomé un vaso con 5 limones exprimidos, mi cara fue tan graciosa que Antonio no paraba de reír, reconozco que era malo jugando ese juego, ya que las siguientes veces perdía, así que los castigos eran muy bobos, hasta que mi amigo se empezó a aburrir de ganar, así que me preguntó que si me acordaba de lo de la última vez que estábamos haciendo pipí, le contesté que sí porque me dieron muchas cosquillas y me pareció chistoso, él me dijo que también le gustó y que si me gustaría que los siguientes castigos fueran así, yo no entendí al principio y le pregunté que como era eso, a lo que él me respondió que él que perdiera, tenía que dejarse tocar y hacer cosquillas por un minuto, pero yo le dije que no se iba a poder porque estaba su mamá y él me respondió que entonces que fuera menos tiempo, que antes de hacerlo él iba a revisar que su mamá siguiera lavando ropa, la idea no me gustaba, ya que si nos descubrían, nos iban a pegar, como Antonio vio que no estaba tan contento me dijo que no me preocupara y que fuera rápido, así que con miedo acepte; Esta vez perdí a propósito, ya que me había gustado tocar el pajarito de mi amigo, él rápidamente se asomó para ver qué su mamá no entrará, así que regresó y me dijo que lo hiciera, sacó solo su pilín, voltee hacia el patio, y me dijo que su mamá no entraría, así que con una sensación extraña, que ahora sé que era adrenalina, procedí a tocárselo, con mis deditos exploraba todo su pene, que debido a los tocamientos de mi mano inexperta, se le empezó a erectar, subí la mirada y Antonio se aguantaba la risa, pero su gesto era de satisfacción total, rápidamente se guardó su pajarito y me dijo que volvió a sentir chidisimo, también sonreí y él estiró su mano a mi pene, el cual ya estaba parado, él me dijo que bien que me gustaba y seguimos jugando, como era de esperarse volvió a ganar, así que siguió con la rutina de ver que no viniera su mamá, regresó y me dijo que ahora tocaba tocar sus huevitos, pero por más tiempo, así que se puso en frente de mí y se sacó sus genitales completamente, así que agarró mi mano y la puso en sus pequeños huevitos color café claro los cuales estaban retraídos quizá por el frío, sus testículos se sentían calientitos y los tocaba por todas partes, él me hablaba bajito y me decía que los apretara un poco, así lo hice, de momento escuchamos que su mamá iba a entrar, así que rápido se guardó todo y se sentó a jugar, que bueno que habíamos actuado rápido, ya que su mamá entró y nos comentó que iba a la tienda por una bolsa de jabón porque se la había acabado.
Estaba lleno de miedo, ya que si no hubiéramos dejado de hacer eso, nos pudo haber descubierto; Su mamá se fue y me dijo Antonio que estuvo cerca, le dije que mejor hiciéramos eso cuando nuestras mamás estuvieran en la calle, porque si nos descubrían nos podían pegar, Antonio me dijo que no tuviera miedo que ahora que se había ido su mamá, podíamos jugar a tocarnos, pero esta vez sin castigos; Por dentro si quería, pero era más mi miedo, ya que la mamá de Antonio acostumbraba a pegarle con un cinturón o a bañarlo con agua fría, mi mamá no era tan extrema, pero si ocupaba la chancla; Antonio me dijo que no me preocupara que fuéramos a su cuarto y que si escuchábamos que entraba, rápido siguiriamos jugando Nintendo, así que me llevo a su cuarto, que en vez de puerta tenía una cortina, aún recuerdo el olor de su habitación, un olor entre humedad y desodorante de esos deportivos, me dijo que como ya lo había tocado en dos ocasiones que ahora le tocaba a él, yo seguía asomándome hacia la entrada de su cuarto por el miedo que alguien viniera, pero Antonio me tranquilizó y me dijo que si alguien llegaba a venir se tenía que escuchar la reja de la entrada y todavía faltaba que pasaran por el patio, así que él tomó la iniciativa y me bajo el pans y la trusa hasta la mitad de mi pierna, comenzó a tocarme mi pajarito, pasaba su mano por todo el tronco hasta mis pequeños huevos, los apretaba como yo lo hice y me bajaba el prepucio, trato de tocarme el glande, pero me dio cosquillas y le quite la mano; Para estas alturas ya había perdido el miedo y era más la curiosidad y diversión del acto, el ambiente se había tornado muy caliente, solo imaginen a dos niños con los pans a la altura de las piernas, con sus genitales de fuera y erectos, solo con el objetivo de divertirse con ese nuevo juego placentero; Así que él se bajó también todo y me dijo que se la tocara rápido, antes de que llegará su mamá, los dos ya estábamos erectos, así que él se acercó a mí y empezó a chocar su pilín con el mío, como si jugáramos espadazos, creo que de ahí viene el término actual, los dos estábamos a las risas y disfrutando de un juego «inocente», hasta que Antonio me propuso darle besos a su pajarito y él al mío, esta idea me extraño mucho, pero dije que estaba bien, así que él me dijo que empezará, me agache y lleve mis labios a su pequeño pene, cuando lo bese, lo sentí calientito y se notaba un ligero olor a pipi, me enderece y le dije que le tocaba, así que se agachó y procedió a besármelo, recuerdo que lo hizo dos veces, uno en mi penecito y otro en mis huevitos, esta nueva sensación fue extrañamente placentera, por primera vez sentía mi pequeño pene muy duro, Antonio se enderezó y me dijo que estaba súper este juego, pero que fuera un secreto de mejores amigos, así que estuve de acuerdo y me dijo que nos abrazáramos para que ambos sintiéramos nuestros pilines y así lo hicimos, era tan placentero ver cómo nos arrempujábamos nuestros penes, de momento escuchamos que alguien entraba, así que nos subimos los pans y seguimos jugando el Nintendo.
Así fue como empezó esta serie de juegos, que causaron gran impacto en mi vida y cada uno de ellos fue haciendo que fuera más consciente de mi orientación sexual. Les agradezco por regalarme un poco de su tiempo para leer esta serie de anécdotas. Gracias.
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