Mis experiencias sexuales 2 – Desvirgando un desconocido
De cómo desvirgué a un desconocido de Grindr y nunca en la vida volví a saber de él..
Este relato comienza en febrero del 2016. En un espacio entre la primera vez con Camilo y la siguiente que sería 1 año después. Para distraer un poco la mente y conocer gente nueva comencé a usar Grindr. En mi barrio se encontraba mucha gente pero al final nunca salían con nada o bloqueaban al enviar foto. Lo usual en esa aplicación. Un día me escribe un chico de la nada, no tenía foto pero decía que tenía 18 años, así que me interesó. Su nombre era Héctor y estaba de paso por mi barrio así que hablamos un rato como se suele hacer ahí. Rol, nombre, foto, fotos hot…Etc. Era un chico moreno más bien delgado y su foto hot era una selfie de espaldas tomando su culo. No prometía mucho la verdad hasta que me dijo que era virgen y le gustaría ser penetrado. Eso me calentó bastante y le pregunté si tenía sitio. Me dijo que vivía con una amiga pero en las tardes ella se iba a trabajar y quedaba solo. Así que armamos el plan para el lunes siguiente.
El domingo antes del encuentro, tuve una carrera de 10 Km corriendo por lo que terminé bastante agotado y por ponerle algo de picante a la situación, le dije que cuando fuera a verlo me tendría que hacer un masaje, a lo que accedió sin dudarlo. El único problema era que vivía al otro lado de la ciudad. Y tenía que tomar un autobus desde mi casa al rededor de una hora para llegar al punto donde me recogería. Y así fue. Después de un largo trayecto, me bajé en la estación y le escribí ya por WhatsApp avisandole que había llegado, no se hizo esperar mucho y en unos 5 minutos ya estaba ahí. Al verlo pude notar que era bastante afeminado, de cuerpo delgado y voz casi que femenina. Lo cual me encendió bastante pues siempre me ha gustado dominar. Habría que ver qué tanto podría hacerlo con un putito virgen que estaba dispuesto a meter a un extraño a su casa con tal de recibir verga. Así que nos dirigimos a su casa.
La zona no era muy agradable, era un barrio más bien de estrato bajo. Lo que en el porno se llama putipobre. Era lo que me iba a comer en un rato. Al entrar a la casa nos sentamos en su sala a hablar un poco. Yo no caminaba bien debido a la carrera del día anterior y él me ofreció algo de tomar y yo para romper el hielo le dije «Bueno, y qué tal ese masaje?» A lo que me invitó a su cuarto y me hizo acostar. él torpemente me comenzó a masajear los muslos mientras me preguntaba si se sentía bien. Yo le dije que sí, pero que era mejor si me quitaba el pantalón. Al hacerlo pudo ver mi erección contenida en mi boxer y tímidamente subió mi masaje hasta mi verga prisionera. «Qué dura está». Me dijo asombrado, yo le pregunté si la quería ver. Y con los ojos bien abiertos me dijo que sí. Yo la saqué de su encierro y le dije que la agarrara, sin mucha insistencia me comenzó a masturbar torpemente hasta que agarró el ritmo y yo le dije que quería ver su culo. Para ese momento ya se había quitado la camiseta y solo tenía un short algo apretado que le marcaba sus nalgas bastante bien. Así que lo acosté boca abajo en la cama, le bajé el short y vi ese culo no muy grande pero sí bien formado y redondo que me invitaba a penetrarlo. Pero al ser su primera vez tenía que ser cuidadoso.
Empecé a masajear sus nalgas mientras su respiración se tornaba pesada. me chupé un dedo y bien ensalivado se lo comecé a meter. Héctor no daba ningun signo de dolor por lo que probé un segundo y un tercero. No fue sino hasta ese momento que escuché un suave gemido. De los pocos que escucharía ese día pues al parecer era bastante timido. Despues de tenerle el culo bien dilatado y lubricado, le pedí que me la chupara pero no quiso, así que me dispuse a clavarlo. él boca abajo y yo encima con mi verga apuntando a su anito que estaba a punto de dejar de ser virgen. La cabeza le entró suave, tuve que hacer algo de esfuerzo y pausas para que entrara el resto y se fuera acostumbrando a tener un trozo de carne dentro de su culo. le iba preguntando también cómo se sentía y si podía seguir. Al tener luz verde comencé con el mete y saca primero despacio para ver su reacción, y al ver que no se quejaba empecé a darle más duro, y rapido.
Estuvimos en esa posición unos 10 minutos, luego lo puse al borde de la cama en cuatro. En esa posición pude ver lo rico de ese culo recién abierto y los estragos que había hecho mi verga en ese hoyo que sin duda ya no era virgen. Me dispuse a ensalivarme la verga de nuevo y a metersela de nuevo. Esta vez se le fue sin problema y le di un buen rato en esa posición. Él me decía que se sentía rico y que quería besarme. Ante eso yo lo complací y le di la vuelta. Me puse sus piernas al hombro y continué cogiendome ese culito que ya era mío. Comencé a besarlo mientras mi verga inundaba su ano. Y después de unos minutos más no aguanté y le vacié toda mi leche en lo profundo de su ser. No se la saqué de inmediato para no lastimarlo. Esperé a que se pusiera un poco blanda y me maravillé viendo ese culo abierto expulsando toda mi leche sobre la sábana de su cama.
Después de eso, Nos metimos a bañar cada uno por su lado. Él primero y yo después. Al salir no se había vestido, estaba acostado desnudo. Supongo que quería más, pero yo ya no daba por el cansancio del día anterior y por el viaje que tenia que dar para volver a mi casa. Así que nos vestimos, me acompañó a la estación a tomar el bus y me fui.
Los días siguientes trataba de buscarme como algo más, me escribía por WhatsApp y me reclamaba por no responderle rápido. Yo simplemente lo dejaba en visto o respondía de forma seca. Hasta que se cansó y no me volvío a hablar. Tal vez no debí hacerlo pero no quería darle alas y que pensara que podríamos tener una relación. Nunca he vuelto a saber de él y quedará en mis recuerdos como el primer putito que desvirgué. Aunque claro, no sería el último.
Espero que les haya gustado el relato. Todas estas historias son 100% reales, excepto los nombres. Nos veremos a la próxima
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