Mis experiencias sexuales 9 – Siendole infiel a mi novio:
Después de esa noche, muchas cosas cambiaron con Ariel….
Después de la noche que pasamos juntos, muchas cosas cambiaron con Ariel, se portaba distante, no quería hacer planes conmigo, decía estar ocupado y sacaba excusas, pero al mismo tiempo se veía en sus estados fotos de cenas, fiestas y de copiloto en un auto. Él decía que su tía lo invitaba a esas cosas, pero no me lo creía mucho. En fin, una tarde decidí buscar en qué entretenerme. No sé si a modo de calentura o venganza, o ambas. Pero decidí desempolvar Grindr. Para mi sorpresa me encontré con Ariel en la app, no dije nada y decidí comenzar la cacería.
Fue cuestión de minutos para encontrar un pasivo dispuesto a tragar verga esa misma tarde, y que además quedaba a un par de calles de mi casa…Y ADEMÁS era militar. Lo cuál me dió mucho más morbo. Así que emprendí el camino y en cinco minutos le estaba avisando que estaba en su puerta. A este chico lo llamarémos F. F vivía en un tecer piso, en una habitación con baño. Al subir las escaleras yo iba detrás de él observando atentamente el volumen de sus nalgas. Debido a los entrenamientos del ejercito era fornido, sin estar muy marcado y tenía un culo bien durito y parado. Me iba saboreando lo que estaba por comerme en un rato. Nada más entrar a su cuarto fuimos al grano. Me agarró la verga por encima de la ropa y me jaló hacia la cama. Una vez ahí, él mismo se desnudó hasta quedar en ropa interior y para mi sorpresa tenía un jockstrap, por lo que no tendría que quitarle nada más para clavarlo. Yo hice lo propio con mi ropa y me quedé en boxer. Con una evidente erección, F me la agarró y sin sacarla del boxer me la empezó a mamar. Lo hacía con hambre, como si llevara tiempo sin ver una verga. Continuó con su labor y me la sacó del boxer y empezó a lamerla. Le pasaba la lengua de arriba a abajo y al rededor de la cabeza, como para provocarme. Creo que quería ver cuánto aguantaba hasta que le pidiera chuparmela, lo cual no fue mucho. Después de unos lenguetazos le dije «Chupala!» Con voz de orden y me obedeció de inmediato. Se devoraba toda la verga como si su vida dependiera de ello, se la metía hasta el fondo y me hacía garganta profunda. Nunca pensé que un militar pudiera ser tan perra, pero ahí estaba, yo acostado con el militar tragandose toda mi verga y gimiendo con ganas de ser penetrado. Seguía mamando y yo estaba acercandome al orgasmo y se lo hice saber, «Para que me vengo» Y en vez de detenerse para que lo clavara, aumentó el ritmo para que me viniera en su boca. Cuando lo hice se tragó toda la leche sin dejar caer una sola gota y me limpió toda la verga con su lengua. Le pregunté por qué y me dijo que quería disfrutar de mi verga antes de que se la metiera, que aprovechara el rato que teníamos para recuperarme y estimularle el culo, lubricarlo y dilatarlo porque la tenía muy gruesa para darle sin preparar.
Así comencé a tocarle el culo acostados, apretaba sus nalgas y su respiración se iba agitando. decidí comenzar la dilatación y lubricación así que mientras le acariciaba las nalgas, me metí un dedo a la boca para ensalivarlo. Se lo dejé ir poco a poco y soltó un gemido bastante femenino lo cual me prendió bastante y ya mi verga se comenzaba a parar de nuevo. Le seguí dando dedo, primero uno, luego dos y hasta tres dedos le dejé ir por su anito. Después de un buen rato dilatandolo y lubricandolo me dijo entre gemidos «Ya metela» Por lo que lo puse en cuatro y sin quitarle su jockstap me puse detrás de él y se la metí de un solo movimiento. F comenzó a gritar y gemir como perra en celo, literalmente gemía como mujer y era demasiado excitante, pero me comenzaban los sentimientos de culpa y pensaba en Ariel. Era como una batalla interna entre la calentura de tener un pasivo entregado totalmente a mi y clavado por mi verga y la culpa de estar engañando al chico al que le decía te amo. Finalmente ganó la calentura y le seguí dando en cuatro hasta que sentí que me venía de nuevo. Otra vez se lo hice saber y esta vez me pidió que se lo echara en la cara. No para tragarselos sino que lo bañara en leche. Y así fue, se puso de rodillas en el piso y me la empezó a chupar de nuevo. No duré mucho hasta que le solté 4 lechazos en la cara, que le terminaron corriendo y cayendo en el pecho. Él con sus dedos se limpiaba y jugaba con mi leche y se la metía a la boca y decía «Qué rico semen papi, así me gusta que me bañen». Después de eso nos metimos a la ducha juntos pero no pasó nada más. Solo nos duchamos porque tenía que ir al batallón y presentarse esa misma noche. Nos despedimos y nunca volvimos a hablar.
Mientras yo regresaba caminando a mi casa no dejaba de pensar en lo que había hecho, en Ariel y que mientras él estaba en clase yo le daba verga a otro chico. Sin embargo, decidí que era una venganza por sus desplantes de los días anteriores y sus excusas. Pero me ganó la razón y comprendí que la venganza solo es venganza cuando a la otra persona le importa y ese claramente no era el caso de Ariel.
Muchas gracias por leer mis relatos, espero que les haya gustado y recuerden que todo es 100% real, excepto los nombres de las personas involucradas. Un saludo y nos vemos en el próximo 🙂
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