Mis Gemelos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En 1999 a los 22 años me case, cuando mi enamorada me dijo que estaba embarazada, hasta ese entonces mi vida había sido la de un hombre normal, acabe el colegio, estudie una carrera técnica, trabajaba, ayudaba a mi familia, y tenía una vida tranquila; de adolecente fui palomilla y juguetón como cualquier muchacho de mi edad, tuve aventuras sexuales con mujeres y hombres, en lo que respecta a los hombres comencé por curiosidad con un amigo del colegio que era gay y pasivo, muchos de mis compañeros se comieron ese culito tan sabroso que tenía, además daba unas mamadas de campeonato en los baños de la gran unidad escolar donde estudiábamos, el recreo era la hora más esperada por muchos de nosotros, sobretodo de los más bacanes de la promoción; al terminar la secundaria lo deje de ver pero no falto algún otro encuentro con algún gay del barrio que se entregaba a mi pieza en alguna borrachera o en algún lugar a la pasada, ya poco a poco fui dejando estas situaciones cuando conocí a la que hoy es mi esposa, y que además fui yo quien la estreno.
Luego de casarnos y de empezar nuestra vida de pareja todo fue bien, dentro de los normal de un matrimonio joven, nos mudamos a vivir a las afueras de la cuidad y poco a poco fuimos acomodándonos a la nueva vida que nos tocó vivir, yo me esforzaba más para cubrir todos los gastos que esto ameritaba, además no deje de lado a mi madre y a mis otros hermanos ( 2 ), que aún faltaban por seguir estudiando, finalmente llego el día de la primera ecografía de mi mujer, y esa día casi muero del susto, el doctor nos anunció que tendríamos gemelos, así que a darle duro al trabajo, y así después de unos meses llegaron mis hijos, Rodrigo y Renato, fui el hombre más feliz del mundo, llegaron sanitos y muy lindos, eran la dicha en mi casa y en mi familia, de ahí en adelante mi vida fue casi perfecta, tenía unos hijos bellos, inteligentes, sanos, tenía trabajo, mi mujer también trabajaba, y casi todo perfecto, no deje nada al azar, cubría la ayuda a mi madre y mis hermanos se estaba portando a la altura de las circunstancias, estudiaban y poco a poco fueron tomando sus propias riendas. En lo que respecta a mi vida sexual con mi mujer la pasábamos bien, no era wow pero al menos me dejaba satisfecho, a veces por ahí me comía alguna chibola regalona, pero nada serio y con mucha cautela, tampoco faltaba algún encuentro con algún gay del barrio, por lo general una buena mamada de pieza, que mi mujer no hacía y mucho menos entregarme el culo, pero ahí pasaba mi vida, mis hijos fueron creciendo rápido, los años pasaban volando sin darme cuenta ya estaban por los 8 años, y eran grandecitos para su edad, eran los más altos de su salón, junto con otros pocos niños, eran preciosos, eran blanquitos cono su mama, llenitos sin ser gordos, con unas piernas formadas, potoncitos y de bonito rostro, ambos se parecían a su mama, el tamaño nomas lo sacaron a mí, éramos los mejores amigos, confidentes e incluso consentidor, la mama era la mala de la casa.
Yo soy un hombre de 1.82, delgado, fuerte, trigueño claro, de piernas largas y brazos largos, agradable, de pelo corto negro y ojos negros profundos, bien parecido según mis fans gays, sexualmente aventajado, diría que mi pene mide como unos 22 cm, ligeramente grueso y con un glande grande, más grande que el tronco de mi pieza, eso era mi orgullo, soy lampiño y tengo pocos vellos en las bolas, las cuales son grandes y botan mucho semen.
Cuando mis hijos iban a cumplir los 9 años mi mujer me conto que estaba embarazada, cosa que me puso muy feliz, pero esta vez tenia temor de que vinieran dos más, cosa que no paso, pero este embarazo fue horrible, se puso de un humor de perros, se enfermó hasta el punto de internarla varias veces en el hospital y así mil de problemas, incluyendo amenazas de aborto, fue en esa etapa de nuestras vidas que me aboque más a mis hijos y su atención diaria, esto fue el detonante en lo que sería nuestra vida en adelante, yo deje un trabajo de los dos que tenía para dedicarme a ellos, los llevaba al colegio, los recogía, almorzábamos juntos y muchas veces empezamos a dormir juntos, yo por lo general duermo desnudo, desde adolecente, y aun en mi vida de casado, pero en una de esas tantas veces que interne a mi mujer dormí con ellos, los pequeños venían corriendo y me sorprendían en mi cama, se me tiraban encima y con el pretexto de ver tele se quedaban conmigo, me daba mucha pena decirles que se vayan a su dormitorio, y tenía que hacer malabares para que no me vean en bolas.
Juro por Dios que jamás vi a mis hijos con otros ojos que los de padre, una noche, se vinieron al cuarto, yo estaba excitadísimo, habían pasado meses en que no había tenido sexo, ningún encuentro de ningún tipo, y no era la clase de hombre de estar masturbándome a cada rato, pero estas circunstancias no me daban tiempo para mis aventurillas, abrieron la puerta del cuarto y a la gana gana se treparon en la cama y se metieron bajo la cobija, se abrazaron a mí y por más que cubrí mis genitales, con mis manos, el tamaño de mi pieza no me ayudaba, Renato que al abrazarme sintió algo de mi pieza se metió bajo las sabanas, por más que lo quise impedirlo me gano, asombrado y con sus ojitos enormes, salió y me pregunto qué era eso grande y largo que tenía ahí, inmediatamente y como un relámpago Rodrigo fue a descubrir lo que su hermano había visto, tampoco me dio tiempo a detenerlo y al salir le contesto a su hermano es su pichulín de papa, igual que el tuyo y el mío, y sin mediar respiro, se bajó su pantaloncito con su truzita y lo dejo ver, parado sobre la cama se lo mostraba a su hermano, mira, por acá hacemos pichi, solo me quedo reír y huir al baño a buscar un bóxer para ponerme, y así comenzó nuestra historia sobre el sexo, de ahí en adelante transcurrieron muchas noches en que dormíamos juntos, también comencé a bañarlos y se ponían a jugar con sus penecitos pequeñitos, se los jalaban mutuamente y se divertían en la ducha, hasta que en otra oportunidad me pidieron que me duche con ellos, cosa que hice pero con el bóxer puesto, la pasamos bien, pero un día, mi hijo Renato me bajo de sopetón mi bóxer hasta las rodillas, dejando al descubierto mi pene, Rodrigo se agacho y lo miro muy de cerca y comento que tenía pelos, y se lo hizo saber a su hermano, yo trataba de impedir sus preguntas pero estas estaban llenas de curiosidad; yo había leído que a los niños hay que decirles las cosas claras y sin mentiras, así que les aclare que era así de grande por mi edad, y que algún día ellos lo tendrían igual, coas que los dejo algo tranquilos, como ya les dije también los llevaba al colegio, entonces competían por sentarse sobre mí en el bus, mis hijos en su afán de acomodarse sobre mí en el asiento del bus, sobaban sus culitos redondos y gorditos sobre mi pene, muchas veces el roce de nuestros cuerpos me excitaba y me ponían en aprietos, amigos las sensaciones eran como electricidad por mi cuerpo, trataba de pensar en otra cosa pero era a veces imposible, una noche de sábado salí con unos amigos, y nos tomamos unas copas , ya estaba algo pasado y sentía mucha calentura, deje la reunión y fui caminado por ahí, esperando encontrar algo para desahogar mis instintos de macho, pero nada, casi llegando a mi casa encontré a un vecino que sabía que él era gay, estaba también llegando a su casa de una fiesta, estábamos algo ebrios, en el rostro se nos notaba el deseo, nos hicimos señas y lo hice entrar a mi casa, lo hice sentarse en la sala y fui a ver mis hijos, ellos dormían, o por lo menos eso es lo que yo creía, regrese a la sala y me senté al lado de mi vecino, un muchacho como de mi edad, delgadito un poco afeminado, lindo de cara y con un culo espectacular, se arrodillo frente a mí y se encargó de descargar mi pieza, abrió mi pantalón y bajo el jean y el bóxer juntos hasta mis tobillos, yo lo ayude para que haga bien su trabajo, y me entrego su boca, la chupaba riquísimo, no sé cómo hacia pero le entraba toda a la boca, las sensaciones eran espectaculares, sin mucho que hacer y por lo aguantado que estaba le llene la boca de abundante semen, como un bebe se lo trago todo, lo saboreaba, pero yo quería más, aun tenia leche en las bolas, me levante y lo puse de rodillas sobre el sillón, le baje el pantalón y el hilo que llevaba puesto y sin miramientos se la clave en una, el pobre ahogo un grito mordiendo el sofá, a mí no me importo el dolor que sentía, ni la bulla que podría hacer, estaba entregado al placer y la arrechura, le di duro, lo bombie de alma, por momentos más parecía una violación y eso me excitaba, después de tanto taladrar empezó a disfrutar las acometidas de mi pieza en su culito, yo hundía mas la pieza y podía sentir como quemaba ese hueco, el sudor ya corría por mi rostro, de lo duro que le daba hasta que lo llene de leche, caí extenuado sobre él y poco a poco recuperamos las fuerzas, casi tambaleando me vestí y lo ayude a salir sin que nadie lo viera, y así despacio agarrándome de la paredes llegue a mi cuarto, y me acosté.
Al día siguiente domingo todo cambio, al despertar entre sueños sentía unos cosquilleos placenteros, abrí mis ojos y pude ver que estaba completamente desnudo tirado sobre la cama, veía unas sombras y unas risitas cómplices y familiares para mí, note que eran mis hijos, arrodillados uno a cada lado de la cama, al principio pensé que era un sueño, me sobe los ojos y me di cuenta de que no era así, realmente estaba desnudo, totalmente, tenía la pieza apuntando al cielo en todo su esplendor dura como un fierro y mis hijos jugando con ella, me quede helado, me la chupaban por turnos, veía como sus labios carnositos y tiernos se adueñaban de mi pieza, de mi tronco y mis bolas, no podía creer lo que veían mis ojos, me levante volando y les incrimine lo que hacían, grite mucho, cosa que nunca hice con ellos, me cubrí como pude pero aun así se notaba mi enorme erección, lloraron y no sabía qué hacer, entonces me dijeron que habían visto la noche anterior como me comí al vecino en la sala, ahí empecé a recordar que el vecino gemía duro y que grito cuando se la empuje toda mi pieza en su culo en una, recordé que al pasar por el cuarto de mis hijos vi movimiento, entonces ate cabos, ellos vieron todo, luego cuando el vecino se fue, me dirigí al cuarto me desnude y me tire en la cama; todo vino a mi memoria, me agarre la cabeza y caí asustado al suelo, ellos también lloraban al verme así, se acercaron y los abrace y les pedí disculpas, les roge que no le digan nada a su madre, cosa que aceptaron pero el diablo seguía entre nosotros, Renato me digo que con la condición que los deje jugar conmigo igual que jugué con el vecino, levante el rostro y los vi a ambos, sus rostros brillaban, era acaso que mis hijos eran gays, mil cosas pasaron por mi mente, mientras pensaba, Rodrigo se acercó a mí y me beso en los labios, el roce de sus labios a los míos me llevo a otra dimensión, sus manitas acariciaban mi pecho, trataba de empujarlo pero se aferró a mí del cuello, y nos fundimos en un beso profundo, la lujuria me invadió, de pronto tres bocas estaban unidas en un beso, jugábamos con nuestras lengua, yo los besaba tiernamente, como poseídos nos fuimos acomodando en la cama, puse a Rodrigo sobre su espalda y me eche sobre él, lo bese todo, cada parte de su cuerpo fue recorrido por mis labios, su hermano me miraba, para no generar celos, deje a Rodri y fui en busca de Renato e hice lo mismo, después me tire en la cama y deje que se coman mi pieza con sus labios tiernos y suaves, que maravilla, como se comían ese mástil, a mis indicaciones se acoplaban así hicieron perfecto su trabajo, chuparon como terneritos, hacían su mejor esfuerzo para comérsela toda, cuando pensé que con eso sería suficiente, Renato me dijo que quería sentirla en su culo, me sonó a música esa palabras, así que me dedique a preparar ese huequito para mi pieza, me hundí en su culito, gordito, rosadito y lo llene de saliva, lo prepare bien, le fui metiendo un dedo primero, se retorcía de placer, gemía y así poco a poco lo fui follando con un dedo, después de un rato otro más, dos dedos mi lengua y besos y caricias en esas nalgas blanquitas, apretaditas, las mordía, las palmeaba y las masajeaba, al tercer dedo mi hijo se arqueaba, ya pujaba y hundía el rostro en la cama, quería que esto sea placentero y especial para él y después lo acomode sobre unas almohadas, y fui el hombre más delicado del mundo, se la fui hundiendo despacio y sin prisa, pude sentir como rompía los pliegues de su anito, 9 años y lo estaba haciendo mi putita, quemada, apretaba y lo estaba reventando, así poco a poco se lo hundí todo, no podía creer lo que pasaba, ya no me podía arrepentir, me deje caer sobre él y no dejaba de acariciarlo y de besarlo, sentía que sufría, que gemía de dolor, pero ahí estaba con mi pieza dentro de él, despacio me fui moviendo, le fui bombeando el ano, y veía como disfrutaba de mis embestidas, me tome mi tiempo, y luego sin sacársela lo gire y le puse sus piernitas sobre mis hombros quería ver su rostro ante mis embestidas, así por varios minutos le di a mi hijo mi pieza, se la hundía toda, su rostro reflejaba el dolor mezclado con placer, me acercaba lo besaba, jugaba con su lengua, mordía sus labios con ternura, y le daba cada vez más duro hasta que ante esa estrechez, calor y placer le llene el culo de leche, wow que delicia, caí sobre él y me lo comí a besos, de repente Rodrigo toco mi hombro y me dijo me toca, me quede mudo, el mismo día rompería dos culitos, y los de mis propios hijos,
Salí de las entrañas de Renato y vi semen y sangre correr por sus nalguitas, lo limpie y me limpie la pieza, ahora me entregué a Rodrigo, al igual que a su hermano le prepare su culito, lo chupe y los penetre con mis dedos, Rodri era más estrecho que Renato, tuve que trabajar con los dedos y mi lengua mucho más, parecía que su recto me mordía, incluso me dolían los dedos cuando entraban en ese tierno culo después ensalive mucho su entrada y se la fui metiendo muy despacito, casi desisto, la tarea con él era más difícil que con su hermano, estuve a punto de desistir pero no me dejo, no sé si lo hizo porque quería o porque no quería quedar como menos que su hermano, la cosa que aguanto la entrada de mi pieza hasta el fondo de sus entrañas, al igual que con su hermano despacio fui bombeando, cuando ya sentí que no sufría, le fui dando más duro, al principio sollozaba y se arqueaba de dolor, pero poco a poco fue cediendo, me dolía la pieza, apretaba riquísimo, tuve que aguantarme mucho para no llenarlo de leche tan rápido, a diferencia de su hermano a él lo senté sobre mí, y lo hice cabalgar sobre mi pieza, Renato quien miraba me dijo que él también quería igual, y pensé Dios esto no acabara nunca, y llego el momento donde las embestidas fueron más fuerte, lo gire sobre mi pieza, quería ver su cara, había dolor y placer, se arqueaba y gozaba la entraba de la pieza que le dio la vida, yo cogía sus nalgas y las abría mas, pasaba mis dedos por ellas y sentía como mi pieza estaba toda dentro de él, mi hijo estaba gozando, lo palmeaba y se la hundía más y más duro y una electricidad corría ya por mi columna, revente dentro de él y le llene su culito de semen, se tiro sobre mí y quedo quieto, al igual que con su hermano se la saque y lo limpie, estaba agotado, los tres nos fuimos a la ducha, después del baño dormimos un poco, comimos y después lo volvimos a hacer, esta vez en la sala, me comí a mis dos hijos esa tarde bien rico, le llene el culito de leche varias veces, no sé de donde tenía tanto semen, pero la pasamos bien; juramos silencio y que sería nuestro secreto para siempre, de ahí en adelante, mis hijos me chupaban la pieza casi a diario, a veces los dos o cuando podían y se podía, me compre un carro y los fines de semana nos íbamos de paseo, dejábamos a su mama con la bebe recién nacida y nos entregábamos al sexo, me comía el culito de mis gemelos, que cada día se volvían más putitos y golosos, cuando empezaron a eyacular lo disfrutaban más, pasábamos maravillosos momentos juntos, ya van a cumplir 15 años y me han pedido un regalo, me quieren estrenar a mí, lo estoy pensando, que dicen??? acepto???
Espero sus comentarios
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!