MIS INICIO EN EL SEXO.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Alirio, soy venezolano, en la actualidad cuento con 48 años, casado con dos hijos.
En este relato quisiera hacer un recuento de mi vida sexual, la cual se inició cuando apenas tenía 6 años.
Mis recuerdos alcanzan aquellos días, cuando mi madre comenzó a trabajar en la calle y mis dos hermanos mayores estaban en edad escolar.
Mi madre me dejaba a cargo de una vecina que tenía varios hijos e hijas.
Mis recuerdos alcanzan a Armando con unos 13 años, lógicamente más alto y fuerte que yo.
Cuando mamá me dejaba a tempranas horas casa de esa vecina, la señora me mandaba a acostar en la cama de su hijo Armando quien era uno de los pequeños.
Recuerdo que él me metía bajo su cobija y yo me volvía a dormir.
Un buen día, después de estar dormido me despertó una sensación extraña, sentía algo duro que Armando me pegaba a mis nalgas con mucha fuerza, me tomaba alrededor del estómago y me atraía hacia sí.
Eso se repetía los días siguiente y ya no esperaba a que me durmiera, pienso que antes de que yo llegara ya estaba preparándose para recibirme.
Un día, cuando llegue a acostarme, al él levantar la sábana, pude notar que no tenía puesto su pantaloncillo de dormir, no sabía su intención y no le hice mucho caso.
Al acostarme comenzó con su ritual, me rozaba las nalgas con algo duro y hacía fuerzas mientras me sujetaba por la cintura, pero aquel día, me dijo al oído que me tenía un regalito, que me gustaría y que no le podía decir nada a nadie por era un secreto, yo no decía nada, cuando sentí que me comenzó a bajar mi interior, dejando mis nalgas descubiertas y a su disposición.
Mi corazón se aceleró de inmediato, luego comencé a sentir que pasaba algo duro entre mis nalgas, subía y bajaba en medio de mis nalgas, luego sentí que se detuvo en medio de mis nalgas y comenzó a empujar hacia dentro, cuando llegó a mi hueco sentí una corriente extraña que me hizo temblar, él se detuvo allí y yo sentía que aquello que tenía en la puerta de mi culo latía y comencé a sentir humedad en la zona, de repente él me dice en el oído nuevamente que me iba a dar mi regalito y me tomó fuerte de la cintura y comenzó a empujar hacia dentro, al sentir aquello, apreté mi culo pues aquello me dolió, pero él me tapo la boca y me dijo nuevamente que después del dolor me gustaría, entonces me puso boca abajo y se montó encima de mí y volvió a poner la punta de aquello que aún no sabía que era, en la entrada de mi culo y volvió a empujar, Dios sentí un gran dolor y mi cara estaba en la almohada, y allí volvió a quejarme pero para mis adentro.
Armando dejó entrar en mí todo aquello, al sentir que había entrada dentro de mí, se quedó tranquilo un rato, mientras mi cuerpo se acostumbraba al invasor.
Al rato me volvió a hablar y en susurro me dijo, te va a gustar y comenzó a meter y a sacar paco a poco.
Yo solo sentía aquella invasión en mi culo, sentía dolor y luego comencé a sentir algo agradable, cuando él se dio cuenta que ya no me quejaba comenzó sus movimientos más fuertes, entraba y salía más fuerte y más rápido.
Yo no decía ni hacía nada, solo recibía las embestidas de aquella cosa dentro de mi culo ya sin dolor, fui sintiendo su respiración más fuerte y luego sentí como se hinchaba aquello que tenía en el culo y pude sentir algo caliente que me llenaba por dentro yo temblé nuevamente y Armando me volvió a hablar y me dijo, te llene de leche, yo inocente me asusté y le dije que me la sacara y se echó a reír y me dijo, tranquilo, deja que mi verga se apague y te llevo al baño para que la botes.
Aquel día, después de haberme llevado al baño y hacer caca, recuerdo que botaba algo blanco, caca y me ardía un poco.
Todo el día, Armando se la pasó cerca de mí como para que yo no hablara con el resto de los muchachos de la casa sobre lo que había hecho conmigo.
Desde ese día aprendí como se llamaba aquello que me había metido en mi culo, a veces cuando nadie estaba cerca, me tocaba el culo o me tomaba de las manos y las hacía llegar a su paquete de entre las piernas.
Al llegar mi madre en horas de la tarde, antes de irme, me dijo en el oído, no digas nada y mañana te doy otro regalo.
Yo no dije nada y esperé al día siguiente para saber lo que me iba a regalar.
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