Mis inicios con Diego y Jaír (parte II) El primer día de la pijamada
Hoy toca contar la historia de como pasé un lujurioso fin de semana en la casa de mis amigos expertos en el sexo.
Esta historia toma lugar dos semanas después de mi primer relato (https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/mis-inicios-con-diego-y-jair-parte-i/) Después de haber recibido una invitación por parte de mi amigo Diego a pasar el fin de semana para hacer una pijamada en la cual también estaría Jaír y después de variados días de estarle rogando a mi papá para que me dejara ir, por fin se concretó el plan, la fecha elegida sería el viernes 25 de julio del año 2014.
Los tres estábamos emocionados, y por el grupo de WhatsApp estábamos planeando todo lo que haríamos. Yo no podía esperar a que terminara la semana para por fin entregar mi culito y si tenía suerte poder meter mi pito en el culo de mis amigos. Yo quería “prepararme” para el fin de semana, quería comenzar a meterme mis dedos para ir haciendo que mi ano se dilatara para que no me dolieran las posibles cosas que íbamos a hacer durante todo el fin de semana, pero mis amigos (en especial Jaír) se opusieron a esto ya que decían que querían estrenar mi culito y sentirlo como nuevo.
Los días pasaban muy lento, los sentí como una eternidad, pero después de tanto esperar, llegó el tan esperado día. Llegué a la hora en la que habíamos acordado. Ese era el último día del entrenamiento de futbol de Diego y Jaír, por los que ellos se regresarían juntos a la casa de Diego. Toqué la puerta e inmediatamente se escucharon los pasos de mis amigos que iban corriendo a abrirme la puerta. Me despedí de mi papá lo más rápido posible y me metí a la casa. Ya estando adentro y con la puerta cerrada, saludé a mis amigos, que por cierto solo tenían puesto su short del equipo de fútbol y no tenían su playera, por lo que podía ver sus hermosos y marcados cuerpos atléticos.
Jaír fue el primero en saludarme, se acercó, me dio un abrazo y me susurró en mi oído “hoy te vamos a estrenar bebé”, agarró mi mano y la puso en su entrepierna, así pude sentir su verga semi-erecta que se sentía de un tamaño muy grande, pero aún no estaba completamente parada. Con Diego el saludo fue diferente, él se abalanzó sobre mi, me dio un largo beso en la boca mientras metía sus menos en mi ropa interior y hacia suaves masajes circulares en mi traserito lampiño.
-ponte cómodo, quítate la ropa y relájate porque hoy será el mejor día de tu vida- dijo Jaír.
Yo no podía esperar y para antes de que Jaír terminara su frase yo ya estaba con el pantalón abajo. Ellos se bajaron sus shorts dejando ver sus vergas que al igual que la mía ya estaban paradas. Pero me llevé una sorpresa muy grata al ver el tamaño de la verga de Jaír, que medía probablemente 13 cm (puede soñar muy pequeña, pero para un niño de 11 años era algo muy grande)
—Y… ¿que vamos a hacer?— dije tímidamente
—Vamos a ver unos videos para entrar en calor— respondió Jaír
Diego encendió el televisor, lo conectó con su computadora en la que tenía varios videos de porno gay y puso uno de un trío HMH. Mientras Diego hacía eso, Jaír se sentó en el sillón y me hizo una seña para que me sentara en sus piernas. Mi corazón comenzaba a acelerarse, nunca había visto una verga así de grande y ahora iba a sentarme en ella. Mientras mi respiración se aceleraba, todo mi cuerpo empezaba a temblar, en especial mis piernas. Pero cuando llegué, el acomodo su verga para que quedara justo en medio de mi rayita, cuando me senté, logré escuchar un pequeño gemido que salió de su boca. Era algo absolutamente electrizante el sentir la verga de mi amigo entre mis piernas, mientras sentía como su calor me abrazaba y sus manos acariciaban mis muslos y se acercaban lentamente a mi verguita que probablemente media 9 cm. Decidí tomar la iniciativa y comencé a mover mis caderas lentamente, lo que hacía que la verga de Jaír pudiera deslizarse por toda mi colita haciéndole un tipo de paja. Poco a poco su respiración y la mía se iban acelerando.
—Que rico te mueves Nico— decía Jaír con su voz entrecortada por su agitación
—¿Por qué empiezan si mi? —Dijo Diego mientras se arrodillaba delante del sillón
—Ok, hay que incluir a Diego— le dije a Jaír
Me paré y dejé que Diego tomara mi lugar, el se sentó sobre Jaír, pero para mi sorpresa, Jaír le estaba metiendo de poco en poco su verga, se notaba que ya lo habían hecho antes, Diego ya tenía media verga dentro de su ano cuando Jaír me dio la orden de comenzar a lamer a ambos. Me arrodillé frente a ellos y mientras la verga de Jaír iba desapareciendo en el culo de Diego, yo comenzaba a dar lengüetazos, pasaba mi lengua iniciando por el tronco del pene de Jaír, iba subiendo lentamente para llegar al ano de Diego y finalizaba succionando los huevitos lampiños de Diego. Los suspiros y gemidos de Jaír iban aumentando, así que desaceleró un poco, y le ordenó a Diego que se parara.
—ahora si perritas, quiero que me saquen mi lechita.— gritó Jaír. Era la primera vez que alguien me hablaba así y tenía una mezcla de emociones, estaba asustado pero a la vez eso me calentaba mucho.
—que tengo que hacer ja… ja… Jaír—
—tu solo copia lo que haga Diego—
Diego se arrodilló, sacó su lengua y comenzó a lamer el largo pene de Jaír. Sus lengüetazos eran largos, comenzaban lamiendo los huevos y terminaba jugando suavemente con la del pene usando la punta de su lengua.
—¿que estas esperando?, ¿por que te quedas ahí parado?¿Que no quieres probar mi lechita?—
Yo no respondí, solo me hinqué y comencé a imitar lo que Diego hacía.
—Ufff que bien la chupan corazoncitos, sigan así y les voy a dar su premio—
Al estar frenar a frente con David, no podíamos evitar hacer que nuestras lengua se encontraran en la cabeza del pene de Jaír. Diego tomó gentilmente mi cabeza y comenzamos a besarnos apasionadamente mientras teníamos la verga de Jaír aún entre nuestras bocas. Ambos sentimos las manos de Jaír tomando nuestras cabezas haciendo presión sobre ellas. Seguimos besándonos durante aproximadamente medio minuto, cuando finalmente logramos que Jaír eyaculara, fueron tres chorros grandes que fueron a parar a nuestras bocas, Diego se los tragó como sin nada, pero la verdad a mi no me gustó tanto el sabor, pero aun así me tragué todo.
—me encantan bebés, que bueno que son obedientes, así me gustan— dijo Jaír mientras se paraba para ir al baño a limpiarse.
Cuando vimos, ya eran casi las 19:00, habíamos estado ahí por más de dos horas, dos horas que fueron muy excitantes, pero aún no habíamos comido y ya estábamos algo cansados. Así que tomamos algo del dinero que había dejado la mamá de Diego (qué había salido con su novio) para comprar unas pizzas. En lo que quedaba del día solo nos dedicamos a comer y a tener una charla “normal”, todos estábamos cansados, pero no dejamos de jugar en el PlayStation hasta las 23 que fue cuando llegó Claudia y nos ordenó que nos fuéramos a dormir.
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