Mis inicios con el cejón
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En la temporada de vacaciones escolares me la pasaba jugando con Danilo que tenía once años de edad, blanquito, nieto del señor y la señora dueños de la finca que la visitaba una vez por año, le decían cejón porque las cejas son grandes y arqueadas que lo hacían ver como un chico guapo con esas lindas pestañas y mejillas sonrojadas, él era muy molestoso siempre me refregaba con juegos rudos de su edad yo por ser pequeñito me resignaba a aceptarlos, me hablaba de las costumbres de la ciudad capital donde vivía
Siempre jugaba yendo a cazar pájaros al bosque con nuestras resorteras, nos metíamos al monte en carrera, nos sobíamos alertas sobre una loma viendo un blanquizal en una hondonada rodeada de monte tupido allí nos acostábamos a esperar a cazar animalitos, luego de un rato puso su pierna sobre mi culo pasándola suavemente varias veces mientras me miraba a la cara, luego pasó su mano en mi culo, con los dedos pasaba por entre mis nalgas vestidas, se acercó más a mi, estuvo tan cerca que alzó su pierna rodeando mis nalgas pegando su pene vestido en mi cadera que se movía mucho Danilo arqueaba su cintura apoyándose con las manos en el suelo poniendo su cuerpo sobre el mío ahora movía rápidamente la cadera sobre mis nalgas me hizo levantar para bajarme el pantalón y el calzoncillo de mangas que tenía puesto me decía que íbamos a realizar un jueguito pero que no se lo contara a nadie, por ser Danilo nieto del patrón de mi familia me dejé llevar de su autoridad y con humildad y resignación puse mi demás ropa en el suelo y me senté a ver a Danilo cómo se desvestía, conocí el pene lampiño blanco de Danilo, puso su ropa junto a la mía como sábanas y me hizo acostar sobre la ropa yo tenía tapado mi pene con mis manos porque sentía vergüenza pero Danilo me las apartó poniendo a sobar los penes, su pene lo alzaba y lo bajaba rápida y repetidamente sobre mi pene Danilo estiraba los brazos alejando nuestros pechos y me decía graciosamente que mirara cómo se movían nuestros penes, recuerdo que me sonrojé en silencio, me hizo voltear para pasarme el pene por mi culito trigueño haciendo mover la ropa, nos pusimos de perfil frente a frente abrazándome y enroscándonos las piernas como serpientes que dábamos vueltas sobre la ropa, podía ver y sentir el contacto de nuestros penes, le dije que ya no más porque me dolía lo duro que me apretaba poniendo todo su cuerpo sobre mi cuerpecito, nos levantamos para vestirnos, vi con mayor calma ese pene rosadito, duro, lampiño de piel blanca de Danilo, en comparación con mi pene pequeñito, la ropa quedó un tanto sucia con hojas y tierra pegadas a nuestro cuerpo, seguimos en cacería, desde aquel día pasaron muchas veces en las que Danilo tomó como costumbre pasarme los dedos sobre mi culo vestido, yo era muy inocente de esos juegos como cuando se montaba por detrás de mi o me hacía luchitas disimuladas para hacerme movimientos sexuales.
Ya había pasado como más de tres años que no venía Danilo a la hacienda yo seguía de juguetón pero un día llegó Danilo junto con su papá y el vecino de ellos que era veterinario de la hacienda un amigo de ellos de muchos años venia a vacunar las reses lo acompañaban su esposa y su hijito de nombre Luis de menor edad que mi, por la mañana estábamos los tres viendo vacunar al ganado cuando la abuelita le pide a Danilo que vaya con el machete a que traiga cocos y mandarinas para las visitas, Luis y yo acompañamos a Danilo y se apegaban los perros de la hacienda, nos sentamos cada uno a beber coco metidos en una choza para almácigos y en nuestro frente veíamos a una perra en celo que era montada por el perro mientras los otros también querían pisarla, Danilo y yo reíamos, Luis a su corta edad reía con satisfacción manoseándose el pene , fuimos caminando un buen tramo hasta llegar a las mandarinas, yo las aparaba con saquillo y a mi lado Luis las acomodaba en el piso, luego de un rato, Luis se bajó la cremallera para sacar su pipicito a orinar, miraba el rostro de Danilo que expectaba fijamente desde el árbol el pipicito de Luis, al ratito Danilo se bajó del árbol con el pretexto de orinar al monte, me dio ganas a mi también y lo seguí me puse de espaladas a él y me dijo que viera el chorro de orina yo me reía y también Luis, su pene era diferente, ya tenía pelos y su glande había sido desflorado, de repente Danilo lo toma del brazo a Luis lo abraza por detrás meneándole el pene desnudo en el culo vestido, Danilo le decía a Luis que era ese jueguito que hacían en casa, luis se dejaba, después de un ratito lo soltó y Danilo me dijo que le haga lo mismo, supe que ambos lo hacían en la ciudad, aquel jueguito ya era natural para Luis, primero me dio recelo cogérmelo por detrás pero al ver a Luis contento lo abracé por detrás, Luis botó una risa fuerte, estuvimos por un ratito así, Danilo lo sentó y le quitó el pantalón con el calzoncillo de mangas que tenía puesto sólo se veía su camiseta y por debajo su pipicito y su culito blanco, lo acostó sobre sus pantalones le pasó la verga por el culo ahora esa verga tenía algunos pelitos en las pelotas y pelvis se movía como loco, se levantó del cuerpo de Luis y me dijo que le hiciera lo mismo, mi pene trigueño pasaba por ese culito suave y blanquito de Luis, de regreso a casa, el Danilo se hacía el payaso con nosotros nos repetía al oído que era un jueguito que se jugaba en secreto y que no deberíamos decirle a los mayores. Avanzada la tarde mi mamá me dijo que traiga agua al llegar a la toma vi que salían del monte Luis y Danilo risueños limpiándose los pantalones, se me acercaron y me dijeron para hacer otra vez el jueguito que recién acaban de hacer yo acepté en cuanto dejara el agua me dijeron que me esperaban cerca, Salí corriendo a verlos y ya Danilo tenía totalmente desnudo a Luis montado encima pasándole por las nalgas, me saqué la ropa y Danilo dejó que lo culiara a Luis como en la mañana, le pasé el pene por un ratito Danilo me acostó sobre los pantalones y el cuerpito de Luis lo puso sobre mi espalda ahora su pipicito pasaba por mi culito sentí al principio raro pero me iba gustando mi sorpresa fue mayor al sentir el pesado cuerpo de Danilo y ese pene grueso que pasaba por primera vez por mi espalda y por mi culito me dejé de sus movimientos era más deliciosos de lo que había sentido con Luis que sonriente veía la escena.
Duramos en esa posición así hasta que mis nalgas se mojaron del tibio semen que Danilo me botaba luego me puso el glande entre mis nalgas empujando para adentro aguanté un poco hasta que le dije que me soltara porque me dolía me hizo a un lado y lo acostó a Luis medio arrodillado agitó su pene, le abrío un poco las nalgas y le metió el glande hasta que sintió dolor y le dijo que lo soltara los tres nos limpiamos Luis y yo salimos tocándonos nuestros culos irritados Danilo sólo le limitaba a vernos y a reírse, fue un día inolvidable con Luis y con el cejón que desde ese momento siempre lo recordaba en mi cama con placer pasándome la mano por mis nalgas y masturbándome el pene
Siempre recuerdo los otros encuentros que tuvimos, pero las primeras veces de sexo nunca se olvidan.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!