–Mis inicios en el sexo homosexual–
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cieloverde.
Jugaba yo detrás de una casucha, dónde mi madre y mi tía lavaban la ropa. Esa casucha en la parte trasera, era dónde yo con sábanas viejas hacía casitas para jugar, con mis primos y amiguitos. Una verja en alambre de circulos separaba de la próxima casa de mis vecinos, pero el baño de esa casa quedaba ahí, justo entre la verja y la parte que yo jugaba. En aquel entonces los baños de algunas casas eran aparte de la casas. Pero vamos al grano, en aquella casa vivían tres jóvenes varones solos con su madre, Heriberto de 18, Angel de 15 y el menor Israel de 14 años. Esa tarde jugaba solito yo y de repente me llaman por mi nombre, y al mirar era Heriberto, solo con una toalla en su cuerpo, salía de bañarse, pues me acerqué a la verja y le pregunté que quería y me dice que me va a enseñar algo, pero que prometa que nunca se lo diré a nadie.
Curioso yo le dije que estaba bién y se lo prometí. El se movió dónde las sábanas tapaban entre la verja y nosotros, de manera que nadie ahí nos podia ver y sacó su pene bien parado por un lado de la toalla. Era una verga blanca como él, de venas azulosas y una cabeza bién roja! Quedé sorprendido, era la primera vez que veía el guebo de otro macho!
La entró por uno de los circulos de la verja y me pidió que la agarrara, fui obediente y así lo hize. Me decía que la subiera de arriba a abajo, de manera que la sacó del circulo y con su manos se pajeó una rato para que yo lo viera, como era que tenía que hacerle. Comenzé con mi faena y mi manito casi no podia abarcar aquel culebrón que palpitaba en mi mano. Tenemos que nacer ya con la sexualidad a flor de piel, porque yo me sentía ardiente, caliente, encantado con ese guebo y lo que hacíamos…y yo en reliadad no sabía nada del sexo! Siempre recuerdo que gemía suavemente y su respiración aumentaba.
Me pidió que me la metiera en la boca, y se la mamara, yo no entendía y él me explicó. Se la comenzé a chupar, bien la roja cabeza que era lo que me cabía, con mi saliba y algo baboso que él destilaba fué resbalando más y más en mi boca, y a él eso lo volvió loco, y me la entraba y la sacaba…sabía a limpio y me gusto mucho, de repente me dijo pon la palma de tu mano, y me echó toda la leche en mi mano, su semen que yo no sabía que era eso! Cuando destiló la última gota de leche, se limpió con la toalla y se fue. Yo me quedé de una pieza, asustado y pensando que sería eso que me echó en la mano, lo olí y su olor era como el Clorox, que usaba mi mamá para lavar. Fui corriendo y me lavé la mano, temblaba de pies a cabeza, pues con agua sola aún me quedaba resbalosa la mano!
Esa noche casi no dormí, recordando y repasando lo vivido, veía en mi mente a Heriberto y por primera vez lo encontraba hermoso y guapo! Al otro día en la tarde jugaba yo trás de la casucha y volvió aquel jóven a llamarme. Mi corazoncito se me quería salir del pecho! Me dijo que fuera a la orilla del rio que había dónde viviamos y lo esperara allí. Eran otros tiempos y como no existía la maldad de hoy día, o no se públicaba, para mejor explicación, yo fui dónde me dijo, sin pedir permiso a mi madre, ni nada. Luego él llegó y me condujo a un montesito en unas malezas, allí había unos cartones, dónde nos sentamos, ya él llevaba el guebo bien parado y se le notaba una carpa en sus pantalones.
Se lo sacó y me pidió que lo tocara, yo rápido lo comenzé a subir y a bajar, Heriberto mientras me tocaba las nalgas y me metía a mano por dentro de mi ropa interior, buscando mi hoyito, con su dedo. Era tan rico lo que sentía que yo mismo me lo metí en la boca, sin que él me lo pidiera! Me bajó las pantalones y los calzoncillos, y aunque me dió vergüenza, estaba tan arrebetado con aquella verga, que lo dejé hacer, yo chupaba y él con su dedo lleno de saliba, hacía movimientos circulares en mi ano e intentaba meter ese dedo allí adentro, cuando mi esfínter aflojó…su dedo me entró como hasta la mitad, dejé de mamar y le dije que me dolía, pero él seguía, decía que ya iba a pasar y así fue. Luego me puso en cuatro y me comenzó a besar las nalgas, a darme mordiscos suaves que me enloquecían, hasta que sentí su lengua tratando de penetrar mi hoyo, deveras que eso, era delicioso… ya yo estaba descubriendo el placer!
Cuando se cansó de lamerme el culo y lo creyó prudente, me asomó la cabeza de su guebo a mi culo y comenzó a tratar de metermelo, no me dolía mucho, pero me dolía, él la sacaba y volvía, me pedía que aguantara, que respirara hondo, que luego que entrara, ya no me dolería. El precum que botaba y la saliba, logró que aquella verga dura como palo, entrara a puerto seguro y yo grité,ayyyyyy me dueele, sácamelo, sácamelo, pero él se quedó dentro mio quieto, con su cuerpo aplastándome y me decía ya va, acostumbrate a tenerla adentro. Así me fue pasando y él empezó a moverse poco a poco, me la sacaba hasta la mitad, y la volvía a meter.
Me ardía pero sentía rico, me gustaba. Heriberto me preguntaba, si no me estaba lastimado, y yo le decía que ya casi no me dolía. Siguió dándome por el culo hasta que resopló y su respiración se agitó, se estaba viniendo dentro de mi culo y me decía, que me estaba llenado de leche, que desde ahora ese culito era de él solamente. Yo estaba loco que se saliera de mi por que aunque ya no me dolía mucho, me molestaba un poco su cuerpo encima mio, pero a la vez quería que aquello no terminara nunca. Era todo una confusión, pero que mucho me gustaba.
Cuando me la sacó, sentí un vacio en mi culo, con mi dedo toqué mi ex-virgen hoyito y estaba todo hinchado y brotado, emanando la leche de Heriberto. El miró a todos lados y como no había nadie por allí, me llevó a la orilla del río y ahí nos lavamos, me dijo que me eñangotara, para que expulsara todo su sémen. Me ardió bastante, tenía los pliegues del culo rotos, pero ese era el precio de mi primera clavada, a tan corta edad.
Luego yo me fui primero y él luego, pometiendonos otro encuentro y que nadie debía saber de eso. Me dijo que me fuera pronto, por que ya me quería coger de nuevo. Le toque toda la verga por enima de su pantalón y él me apretó fuerte mi mano contra ese guebo que me dió tanto placer y dolor a la vez, rápido se le enduereció de nuevo! Así comenzó mis inicios en el sexo, si les agradó dejénmelo saber, para contarles como siguió todo, y la unión de sus dos hermanos, a gozar de mi cuerpo.
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