Mis inicios: Por exhibicionista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, mi nombre es Gabriel, tengo 24 años soy bisexual, llevo un tiempo navegando en la página y siempre había querido contar mis experiencias pero nunca me había animado.
Soy de complexión delgada, estatura promedio (1.75 m), no práctico deportes pero estoy en buena condición.
No me considero exhibicionista como tal, pero siempre me he sentido más cómodo estando en ropa interior o bien desnudo, es algo común en mi y suelo hacerlo siempre cuando estoy en casa.
Ahora bien, desde que tengo memoria (cuando tenpia 3 o 4 años aproximadamente) me ha gustado esa sensación de estar desnudo, cuando infante me sentía cómodo y fresco por lo cual la mayoría del tiempo solía estar así en casa.
Sin embargo nunca lo hacía con morbo como tal.
Lamentablemente al tener 2 hermanos mayores (uno mayor por 3 años y el otro por 9) mis padres poco a poco comenzarón a prohibirme andar como Dios me trajo al mundo y tuve que verme prisionero de la ropa.
Cuando cumplí 8 años todo cambio, mi hermano más grande entró a trabajar a medio tiempo y mi otro hermano se inscribió a un equipo de futbol, por lo cual por las tardes me quedaba sólo y aprovechaba nuevamente para estar desnudo por la casa al menos durante el tiempo que mi familia no estaba.
Durante esa épóca era un niño bastante bajo de estatura, como mencione siempre he tenido complexión delgada así que probablemente me miraba más chico de lo que en verdad era.
No tenía unas pompis muy grandes sin embargo al ser delgado estás resaltaban más.
Como cualquier niño curioso me gustaba mirar entrar las cosas de mis hermanos, fue así cuando encontré mi primera revista porno.
Mi pequeño pene se endureció tan pronto mis ojos hicieron contacto con los enormes paquetes que poseían aquellos hombres que gozaban al penetrar a las mujeres de aquellas revistas.
Comencé a hojear la revista y cual fue mi sorpresa al encontrar una imagen de dos mujeres lamiendole el miembro a un hombre en el campo.
Fue allí cuando mi mundo se ilumino y me vino a la mente la idea de estar desnudo en un parque, pensé inmediatamente en uno que estaba cerca de casa sin embargo el miedo de ser atrapado fue mayor y esa día quedo sólo como una idea.
Pasaron los meses y se volvio común en mi andar desnudo por la casa con mi pequeño pene erecto, sin embargo dentro de mi sentía la necesidad de sentir el aire del ambiente en mi cuerpo.
Fue un poco antes de cumplir los 9 años cuando me anime a salir desnudo al patio, solo había una ventana del segundo piso de los vecinos que daba hacía mi patio pero no me importo y quise sentir el aire a través de mi cuerpo, esa sensación tan fresca.
En ese entonces no me masturbaba como tal pero sentía rico al tocar la cabecita de mi pene cubierta aún por mi prepucio para sentir aún más rico.
Esa práctica duró por varios meses, aunque no salía todos los días a mi patio lo hacía al menos 3 veces por semana.
Ahora bien, unos meses después ya casí al cumplir 9 años y ya con un ligero conocimiento sobre la masturbación (debido a lo que escuchaba de mis hermanos mayores) paso por mi mente una idea más loca todavía, ¿por qué no salir así a mi cochera?, la colonia donde vivía era muy tranquila y no había mucha gente durante las tardes (por trabajo supongo) así que podía ser una buena idea.
Lo dude durante unos días hasta que lo caliente me ganó y decidí intentarlo.
Primero salí únicamente en mi truza, la típica truza blanca de niño, me acerqué a la orilla de la cochera y me fije que no viniera nadie, al ver todo despejado poco a poco comence a bajar mi truza hasta que quede totalmente desnudo, fue una sensación tan excitante el saber que alguien podría pasar y verme así, pero no me importaba, estaba muy caliente así que comencé a apretar la cabecita de mi pene.
Fue entonces cuando un automobil pasó, obviamente no me vio ya que pasó rápido sin embargo el miedo fue suficiente como para hacerme salir corriendo dentro de casa.
Pase un par de semanas con miedo y no me animaba a salir otra vez, hasta que nuevamente la calentura me ganó y decidí intentarlo otra vez, solo que esta vez salí ya desnudo.
Nuevamente me acerque a la orilla para ver que no hubiera nadie, sin embargo no fue así, había un par de niños no mayores a 5 años jugando (un niño y una niña), me acerque a la puerta con la inteción de entrar, pero algo me hizo regresar a mirarlos, el pequeño volteó a verme, pero simplemente me ignoró, así que decidí seguir un rato más disfrutando la sensación y sobando mi pene.
Seguí un par de semanas así, una de las veces mi vecino se asomó por la ventana pero o no me vio o simplemente me ignoro; otra vez paso un señor en bicicleta, me miro, me sonrio y siguio pedaleando.
Sin embargo todo cambio un día, yo ya tenía cumplidos 10 años, ya sabía como darme mayor placer al tocarme y lo hacía mas seguido.
Estando ya en mi cochera desnudito, se acerco un vendedor de aproximadamente 30 años a tocar, se quedo parado frente a la cochera mirandome y no pude hacer otra cosa que salir corriendo dentro con mi corazón agitado casi a punto de salirse.
El hombre comenzó a tocar la puerta y el timbre, yo solo lo miraba por la ventana asustado (para ese entonces ya me había vestido con mi uniforme de la escuela), el hombre siguio tocando y de pronto grito "Abreme o volveré cuando esten tus padres", mi miedo fue demasiado a que de verdad lo fuera a hacer, pero de igual forma tenía miedo de lo que quisiera ese exraño hombre, siguio insistiendo un rato más hasta que caí y abri la puerta, le hice señas para que entrará y así lo hizo cerrando la puerta detrás de el, mem iro y me dijo:
– Vaya, si usas ropa, yo que creí que no tenías y por eso andabas así.
No dije nada, solo lo miraba con mis ojos llenos de miedo por lo que aquel hombre quisiera hacer.
– Entonces lo que pasa aquí es que te gustar andar encueradito, ¿verdad?.
Nuevamente no le respondí, solo lo miraba, mi cuerpo no se movía estaba paralizado totalmente por el miedo.
El se acerco a mi, me apretó un cachete y me sonrio.
– No tengas miedo, no te voy a hacer nada, es solo que a mi también me gusta estar encueradito.
Vamos, quitate la ropa para que estes más cómodo.
Al ver que yo seguía sin hablar ni gesticular me miro molesto.
– Si no te quitas tu ropita, me voy a ir y voy a regresar cuando estén tus papás para decirles que su niño es un mariquita al que le gusta andar encueradito por la calle.
Una lagrima que recorría mi rostro me regreso al mundo, escuche las palabras del hombre y actue tan rápido como pude, poco a poco comence a desvestirme mientrás el hmbre solo me observaba en silencio, pareciera como si me estuviera comiendo con sus ojos, miraba cada centimetro de mi y eso me hacía sentir de cierta forma caliente, con mucho miedo, pero caliente.
Cuando por fin estuvo totalmente desnudo el me sonrió y volvio a hablar tranquilo.
– Pero que lindo estás, con razón te gusta estar así, presumiendole a todos lo precioso que estás.
Es una lastima que tu pitito este triste.
cuando te miré en la cochera se notaba que estaba feliz, estaba muy duro.
Me dijo a la par que su mano acariciaba mi cuerpo, pbajo desde mi pecho hasta llegar a mi miembro con el cual empezo a jugar.
Me pregunto donde estaba mi cuarto y me pidio que fueramos allí, lo cual hice sin renegar ya que sabía a lo que me atenía si me negaba.
– No tengas miedo, vine a jugar, te voy a enseñar cosas para que sientas rico.
así como sientes rico cuando sales a fuera, verás que te gustará.
Me recostó sobre mi cama y comenzo a acariciar mi cuerpo nuevamente, sus manos se sentían calientes, pero lo que más me gustaba era sentir su mirada de lujuría sobre mi cuerpo infantil desnudo y a su merced.
– Para que no te sientas incomodo, ¿por que no me ayudas a quitarme la ropa?, así podremos estar los dos comodos.
Asentí con la cabeza, me enderece y me acerque más a el, torpemente y aún con algo de miedo desabotone su camisa, a lo cual el respondió quitandosela.
Acto seguido desabroche su pantalón, baje su ziper y entonces lo ví, su miembro ligramente erecto frente a mi.
Pude sentir ese olor a sudor y a macho que vuelve loco a cualquiera (tiempo despues me di cuenta que el no usaba ropa interior pero eso no fue lo importante en ese momento), me quede embobado mirando su miembro cosa que el notó.
– ¿Te gusta?, puedes jugar con el todo lo que quieras, tocalo como haces con el tuyo.
El termino de desvestirse mientrás yo solo miraba su miembro, con mis manitas comence a tocarlo, se sentía muy caliente y muy duro, debía medirle como a unos 16 o 17 cm, sin embargo para mi era enorme comparado a mis 9 cm erecto.
– Dale un besito, te va a gustar.
– No, esta sucio, eso no se debe de besar.
– Le respondí pero pareció no escucharme ya que acerco su cadera a mis labios, cosa que me molestó y gire la cabeza.
– A ver niñito.
ya habíamos quedado que no querias hacerme enojar.
si es lo que quieres me visto y me voy, pero regresaré cuando estén tus padres y no te va a ir nada bien.
Te lo puedo asegurar.
Con algo de asco acerque mis labios a su miembro y le di un tierno besito, sentí mis labios húmedos y pegajosos, trate de quitarme pero el me sostuvo la cabeza con sus manos y me metió su miembro a la boca.
Me dieron arcadas y un par de lagrimas salieron de mi boca, pero a el no le importo y comenzó a penetrar mi boca, hasta que se dió cuenta que yo no podía respirar bien y me sacó su miembro de la boca.
– Ahora vamos a hacer algo más divertido.
algo que tu también puedas disfrutar.
Me tomo de las piernas y me giro, quedando con mi colita apuntando hacía donde el estaba.
Yo no sabía que pretendía pero trate de no poner resistencia por miedo a lo que pudiera hacer.
– Pero que culito tan bonito tienes.
por eso te gusta presumirlo verdad mariquita?
Aún no terminaba de hablar cuando me dio una anlgada, me dolió pero no quise hacer nada por miedo, él cmenzo a acariciar mis nalguitas, las nalgueba y las lamía, hasta que sentí como las separaba y su lengua hacía contacto con mi virginal ano.
Sentí un shock eléctrico que me hizo soltar un pequeño gemido, su lengua hacía presió y trataba de entrar en mi, pero al mismo tiempo me hacía disfrutar, hacía círculos con su lengua sobre mi entrada, me acariciaba con una mano mi ya erecto pene.
Me tenía a su disposición.
No sé cuanto tiempo estuvimos así, el me decía cosas como "estás muy rico" o "te gusta mariquita?", hasta que sentí algo más grande y duro hacer presió en mi entrada.
Por un momento creí que iba a morir del dolor, el poco placer que estaba sintiendo con su lengua desapareció totalmente y sentí como mi recto se desgarraba al sentir dentro su miembro, solté un grito el cual él csilenció tapando mi boca con sus manos.
– Callate o nos van a descubrir y te va a ir peor, afloja tu cuerpo y vas a ver como deja de doler.
Sentía lagrimas corriendo por mi rostro mientrás trataba de no desmayarme del dolor, él se quedo quieto un instante, tratando de que mi desflorado ano ya se acostumbrará a su miembro, trataba de moverse pero solo me hacía quejarme del dolor.
No sé cuanto tiempo pasó hasta que el dolor comenzo a desaparecer (o bien me acostumbre a él) y el lo notó y empezó a bomearme despació.
Al principio solo sentia incomodidad, pero conforme a fue tomando ritmo algo dentró de mi gozaba.
– ¿te gusta mariquita?, te dije que te iba a gustar.
Comenzó a penetrarme con ritmo, sentía el peso de su cuerpo sobre mi pero yo ya no estaba en la tierra, me estaba haciendo disfrutar, el único sonido que se escuchaba en mi habitación eran nuestros gemidos y el chocar de su pelvis con mis nalgas.
Sin siquiera darme cuenta ya era yo quien movía mis caderas hacía atrás para sentir su pene.
Se detuvo un momento, sacó su pene de mi ano, me giro para quedar frente a el, limpio su pene con mi truza y siguió penetrandome.
– Ah.
ah.
ah.
– Eran todas las palabras (o sílabas) que salían de mi boca, el seguia diciendome cosas sucias.
Me miraba y en sus ojos podía sentir la lujuria de aquel hombre mayor penetrando a un niño de 10 años.
Yo me sentía super excitado sobre todo por su mirada, por sentir como un hombre me deseaba.
Siguió bombeando por un rato más, no soy bueno con el sentido del tiempo así que no sabría decirles cuanto tiempo fue pero para mi fue una eternidad de placer.
Sentí un chorro caliente dentro de mi que me trajo de vuelta a la Tierra.
Sacó su miembro de mi ano, lo lamió para limpiar su propio semen que escurría de mi interior.
Se levantó y me miro, me sentía tan expuesto, estando recostado en mi cama, con mi ano abierto, mi pene erecto, siendo comido por la mirada de un hombre mayor.
Fue allí cuando mi gusto por estar desnudo cambio, ya no lo haría por la comodidad, sino por el placer que eso podía causarme.
El se vistió, sin despegar su vista de mi quien solo lo miraba de vuelta, se acercó, me amenazó con no decir nada y salió de mi casa.
Yo seguí recostado desnudo durante unos minutos más hasta que caí de vuelta a la realidad, acababa de ser violado por exhibicionista, y pese´al miedo que sentí fue una sensación tan placentera que me abrió a nuevas experiencias.
Él llegó a venir otro par de veces hasta que tuve que mudarme por cuestiones laborales de mi padre y no volví a saber de él, incluso me penetró en la cochera en la cual lo conocí, nunca me dijo su nombre, pero siempre lo recordaré como aquel hombre que me quito la virginidad por exhibionista a mis 10 años.
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