Mis Memorias – Mauricio, y mis Aventuras en la Escuela Homoerótica II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Serffer.
Algo cambió en mí después de haber tenido mi primera mamada patrocinada por Ángel, mi viejo amigo de segundo. Él quería que siguiéramos viéndonos, pero yo no sentía nada por él y estaba muy confundido aún. Si bien, ya no me sentía culpable por el hecho de que me gustaran los hombres, porque había sido algo liberador aquello. Cuando Ángel me la chupó y yo a él, cerré una especie de círculo que dejé inconcluso un año atrás. Pero estaba confundido por lo que había sucedido con mi viejo amigo, que se me declarara de esa manera, y que todo pasara tan rápido no ayudó, y terminé yéndome de la fiesta sin despedirme de nadie, ni de Ángel. Al otro día era un Viernes, y tenía que ir a la escuela. Nunca he sido de crudas, cuando llego a tomar, al otro día amanezco como si nada, así que para mí no fue problema ir al colegio temprano. Lo que si sucedía en mí, es que me sentía más contento que antes, porque además de haber disfrutado de mi primer oral la noche anterior, ya no tenía remordimientos de ningún tipo y sentí que finalmente había superado mi mala experiencia en el pasado. Ahora podía comenzar a vivir de verdad.
Recuerdo que ese día en clases, había olvidado por completo que hace más o menos un mes les había dado a firmar un permiso a mis papás. El permiso era básicamente para que me dejaran ir a un campamento escolar. Pero todo dependía del promedio que obtuviéramos en el primer bimestre. Solo los que tenían 9 y 10 podrían ir, sino aunque obtuvieran el permiso de sus papás. Y al final de bimestre, yo había salido con 10, la escuela nunca fue un gran problema para mí, de hecho tal y como muchos hacen, ni siquiera estudiaba para los exámenes y terminaba sacando notas altas. Eso sí, en clases siempre ponía atención, tenía que recuperar mi promedio luego de que en segundo año saliera tan bajo. Y como Axel era mi amigo yo le pasaba siempre las respuestas y las tareas, así que terminó obteniendo 9 y ambos íbamos a ir al campamento, junto a más o menos 10 compañeros más. Este campamento estaba planeado inicialmente para mí y mi ex novia, pero luego de cortar, ella no quiso ir porque ya no le interesaba en lo absoluto. Pero entre los compañeros que sí asistirían, estaba Mauricio, dos amigos de nombre Jonathan y Héctor. Y de los demás no recuerdo mucho. Solo sé que de mujeres iban unas 3. Total que el campamento empezaba el Lunes, y el fin de semana me la pasé hablando por teléfono con Axel, haciendo planes de que llevaríamos, y como nos acomodaríamos con los demás amigos. Pues nos quedaríamos en cabañas en medio de una reserva natural, un bosque. Y en las cabañas solo había espacio para 4 personas, era obvio que Axel estaría conmigo, e invitamos a Jonathan y Héctor. Mauricio era amigo de otras personas, y él se quedó precisamente con ellos en otra cabaña
Estábamos como locos el Lunes, el campamento duraba de ese día hasta el Domingo en la tarde. El bus que nos llevaría nos regresaría a la entrada de la escuela ese día. Y hasta ese momento no había tenido pensamientos de que algo fuese a suceder en las cabañas, con 4 hombres durmiendo juntos. Como les contaba en mi anterior relato, Axel era el más llevado en esas cuestiones de agarrarse el culo o la verga en cuanto veía oportunidad. Y nuestros otros dos amigos también se llevaban bastante, pero no al grado al que habíamos llegado Axel y yo. En el bus nos sentamos en los asientos de casi el final, Axel junto a mí, y Jonathan con Héctor atrás. El transporte se había llenado ya que no solo nos llevaba a los de nuestro salón, también a los otros grupos de terceros. Había un desmadre en ese lugar que ni dios hubiera podido parar. El conductor seguramente debió haber estado hasta la madre, y la persona que iba a cargo junto al profesor que nos acompañó, iban en su asunto platicando, así que todos podíamos hacer lo que queríamos.
Comencé a hablar con Axel de lo que pasó en la fiesta del Jueves, porque ya no me vio luego, y yo no lo vi más que en el principio. Me contó que había tenido un ligue con una chava que conocía allí, y que estuvieron en el patio de atrás tomando y cachondeando, cosa que me hizo evocar a lo que yo viví con Ángel, y me reí por aquello. Axel se extrañó y me preguntó que de qué me reía, a lo que yo respondí con la verdad, le dije que me la habían chupado. Él se emocionó (como típico adolescente al que le hablan de sexo). Omití la parte en que un viejo amigo me la chupó, y cambié a Ángel por una chica, de la cual no recordaba su nombre, pero eso fue lo que menos le importó. Se puso tan ansioso con el tema que enseguida deduje que nunca se la habían chupado.
La curiosidad le ganó, y comenzó a hacerme preguntas de cómo se sentía, y que si me había venido en su boca, cosas por el estilo. Yo solo me reía y respondía con gracia sus preguntas. Luego noté que comenzó a agarrarse el paquete, y como ya era costumbre, en nuestro juego, se lo agarré, y él se dejó. La tenía durísima, y era de tamaño normal, algo ancha. Entonces se acercó un poco más a mí, y comenzó a agarrarme el miembro también. Yo estaba feliz de la vida y abrí mis piernas para permitirle maniobrar con mayor libertad. Los asientos eran de esos de autobús, como el que tomas para viajar de una ciudad a otra, entonces era bastante ancho y largo de atrás, los que estaban los asientos posteriores no podían ver nada a menos que se levantaran y se asomaran. Y en los asientos de al lado no había nadie.
Sin decir palabra alguna seguimos en nuestro asunto, y ambos igual de dura. Pero yo ya sentía que agarrársela por encima del pants del colegio, me era insuficiente, quería más. Así que me acerqué hasta su oído para que nadie más escuchara, y le dije que se acostara con su espalda recargada en mi pecho, y así lo hizo. En menos de lo que hubiera imaginado ya lo había hecho, y ahora podía restregar mi pene contra su espalda, y podía maniobrar mejor también. Metí mi mano bajo su pantalón, y aún por encima de su ropa interior, que era uno de esos bóxer ajustados que comenzaban a ponerse de moda en esa época, le agarré todo.
Incluso empecé a jugar con sus bolas, y él solo me apretaba las piernas con sus manos. Luego estábamos tan distraídos en lo nuestro que no notamos cuando Jonathan y Héctor se asomaron, porque al parecer estaban hablándonos y no respondíamos. Y como les digo, todo macho en esa escuela estaba tan acostumbrado a ver cosas de ese tipo que les parecía de lo más natural. Lo primero que hicimos fue reírnos, y luego Jonathan nos dijo algo como “qué putos son”. Entonces Axel les respondió que el otro día los había visto agarrándose el culo entre ellos. Y nos volvimos a reír, yo ni siquiera saqué mi mano de su pants, y seguía agarrándole la verga y los huevos como si nada. Entonces Héctor preguntó que si ya la tenía dura, y yo les respondí que tocaran. Axel cerró sus ojos disfrutando al máximo todo lo que sucedía. Jonathan tomó la iniciativa y bajó su mano hasta el miembro de Axel y se lo apretó un par de veces, para terminar diciendo, que tenía buen pito.
Eso me causó algo de gracia, y no pude evitar reírme. Luego vimos que el profesor se levantó para hablarnos a todos y comenzó a caminar por el pasillo. Pensamos que podría llegar hasta nosotros, así que ellos se regresaron a sus asientos y yo me recompuse junto a Axel, intentaba acomodarme el pene, porque lo tenía bien duro, y se me notaba, entonces le dije a Axel que me diera su sudadera rápido, no había tiempo, el profesor estaba llegando hasta donde estábamos y me vería. Se la quitó como pudo, y me la puse en las piernas. Mientras él, alzó una pierna y ya no se le veía nada.
No sé si el profesor intuyó algo o solo nos tocó la mala suerte, pero al final si llegó hasta los últimos asientos mientras nos daba indicaciones de como saldríamos una vez llegáramos. Todos estábamos muy nerviosos, y yo me hice el medio dormido, para justificar que estuviera tapado con la sudadera. Luego que el profesor se regresó a su asiento todos comenzamos a decir que estuvo cerca. Axel que junto a mí, siempre creí que éramos los más calientes del salón. No perdió oportunidad y cuando me di cuenta, ya había metido su mano en mi pants, tal como yo había hecho. Hasta di un brinco por el susto que me pegó, solo atiné a decirle “avisa wey”, y nos volvimos a reír.
Pero él no se quedó allí, metió la mano por debajo de mi bóxer hasta llegar a mi pene y comenzó a pasar su dedo pulgar con ahínco sobre mi glande, que para ese entonces estaba lleno de precum, y tenía ganas de decirle algo, pero no quería que los mirones volvieran a ver aquello, una vez es pasable, pero que ya dos veces nos cachen en lo mismo, no nos iban a bajar de maricones.
Cuando ya estaba a punto de venirme, porque estaba tocándome de una manera que nadie lo había hecho, era tan suave, y sus movimientos acompasados, me tenían disfrutando de un pedazo de cielo. Le tuve que decir que parara porque no quería manchar mi ropa interior, después de reírse por aquella ocurrencia, me dijo ya tendríamos toda la semana para hacer lo que quisiéramos. Sacó su mano y se limpió en el asiento, yo me le quedé viendo extrañado, y aunque eso me había dejado aún más caliente, no quería que lo notara, y le contesté que ya no fuera tan puto. Ambos nos reímos, y casi enseguida vinieron las 3 chicas que eran de nuestro salón, a platicar con nosotros, y a informarnos que los de los otros grupos estaban organizando una fogata a eso de las 9, que el profe ya había dado permiso y que al rato nos decían en donde nos veríamos.
Como estábamos hasta atrás, nosotros jamás escuchamos nada de eso, pero igual nos pareció genial. Ya que nos habíamos calmado y estábamos por llegar, le regresé su sudadera, y nos levantamos con nuestras mochilas para salir del autobús, Axel me abrazó de la cintura y así salimos, el profe ni cuenta se dio porque se quedó hablando con el chofer, y yo encantado, porque Axel me encantaba, y ahora si tenía toda clase de pensamientos, como lo que podría pasar en la noche, y en las demás noches.
Estando afuera el guía nos indicó por dónde ir, y con un pequeñísimo tour nos llevó hasta las cabañas, no nos había mostrado ni la mitad del lugar, porque ya tenía prisa en irse. Así que estando solos, en grupos de cuatro decidimos qué cabañas nos tocaban. Eso sí, nos dejó bien claro, que las mujeres con mujeres, y los hombres con los hombres. Así que tal y como lo planeamos, Axel, Jonathan, Héctor y yo, nos metimos a la cabaña que teníamos en frente y nos echamos en las camas.
En cuanto llegamos elegimos camas, y solo eran dos literas, Axel se aprovechó y dijo que la de abajo era de él, cuando ya le había comentado que esa quería yo en caso de ser literas. Entonces me agarró de la mano y me tiró encima de él, comenzó a darme besos en el cachete, y me dijo que podíamos compartirla. Yo intentaba zafarme, pero me había agarrado con fuerza de la cintura. Jonathan dijo que no quería puterías, y que ya nos soltáramos. Yo les gritaba que me ayudaran, pero ellos solo se reían, y luego Héctor me dio de nalgadas. Hasta que pude quitármelos de encima, y me le fui encima a Héctor por tomarme por sorpresa, y le apreté el culo con fuerza, todos nos reíamos, y yo le decía que ahora por eso me lo iba a coger. Luego tocaron la puerta y todos saltamos a las camas, eso sí, bien separados para que nadie pensara mal jaja. Entraron las chavas y nos dijeron que ya tenían lugar, que el guía nos llevaría adentro del bosque, y que allí prenderíamos la fogata. Entonces una de ellas le insinuaba a Héctor que quería ir con él, y Héctor que era un poco imbécil ni cuenta se daba, hasta que se fueron, y le dijimos que Laura, como se llamaba la chica, se le había aventado cañón. Y nos reímos de él.
El día transcurrió muy agitado, porque enseguida nos mandaron a llamar para ir a desayunar, y ahí convivimos todos los grupos juntos. Conocimos a unas chavas precisamente de esos otros grupos, y dos de ellas, me tiraban la onda, y yo les seguía el juego. Más que nada para tener en qué entretenerme esos días que pasaríamos allí.
Total que luego de desayunar, nos dieron finalmente el tour completo, y comenzaron las inscripciones a diferentes actividades. Había futbol, rapel, clases para aprender a hacer nudos, prender fuego y cosas por el estilo, no recuerdo qué tanto más. Y como a mí jamás me ha gustado el futbol y en la escuela solo lo jugaba por mis amigos, no me inscribí a eso. Al rapel, y los remos, a eso sí que tenía ganas de entrarle. Como ya habíamos quedado, Axel y yo nos inscribiríamos a todo juntos, Jonathan y Héctor eran otra onda, en algunas actividades quedamos juntos y en otras no. Pero las chavas a las que les había gustado, esas se fijaron en que me metí y estuvieron en todas las clases conmigo. Fue hasta en la tarde que los que habían querido futbol comenzaron a jugar, y finalmente vi a Mauricio, ni me había dado cuenta de que estaba en el viaje con nosotros hasta entonces. A él sí que le gustaba el futbol, y rápido se hizo amigo de los demás compañeros.
Recuerdo que esa tarde, Axel se había sentido algo mal por lo que comió en la mañana, y fue a la enfermería, así que me la pasé con las chavas, viendo el partido. Ellas ya me conocían, sabían que jugaba futbol, y me preguntaron que por qué no me inscribí en eso. Y yo no les contesté más que con la verdad, estaba cansado del futbol y quería hacer otras cosas. Mientras ellas seguían cuestionándome miles de cosas, yo ya casi no les ponía atención. Estaba viendo a los demás jugar, y me encantaba que dos o tres tenían un trasero tallado por los dioses, entre ellos Mauricio. Que desde siempre cuando llegaba a encontrarlo en algún lado, me embrutecía mirándole el culo, redondito, y con esas piernas (obviamente formadas por el deporte), simplemente me encantaba. Tenía llena de vellos al igual que Axel, pero en rubios. Trataba de imaginar si en el culo también tendría esos vellos dorados. Si había algo que me gustaba más que su hermoso culo, era su sonrisa. Era de esas que contagian, de un ángel. Siempre que alguna amiga me hablaba de él, decían que su sonrisa era la más bonita del salón, junto a la mía. Que es algo que me ha caracterizado, suelen decirme mucho que me sonrisa es muy bonita, pero para mí, ninguna como la de él. Entonces entre tantos pensamientos dedicados solo a él, a Mauricio el futbolista, no pude evitar preguntarme por qué sería que no logramos acercarnos. Hablo con todo el salón y con media escuela, pero menos con él? Me parecía ridículo, quería ser su amigo, pero no encontraba la manera de acercármele. Entonces el partido acabó y me levanté del suelo donde estábamos sentados, y creo que ni les dije nada a las chavas, las dejé ahí hablando solas. Corrí para alcanzarlo, hasta le grité por su nombre, pero venía hablando con los demás y no me escuchó. Quedé más frustrado que en un principio, y me fui de ahí. Cuando llegué a la enfermería para ver cómo se encontraba Axel, me acordé de las chicas, que ni me despedí, ni nada, tenía que pensar en algo para recompensarlas en la noche, pero ahora no tenía ganas de regresar.
Cuando llegué me dijeron que ya se había ido. Luego me regresé a la cabaña, para ver si estaba allí, y no se encontraba nadie, todos andaban fuera, cuando decidí salirme, me lo encontré en la puerta a punto de entrar. Entonces me tomó de la cintura, me llevó de nuevo a la cabaña. Axel era un tipo divertido, todo parecía hacerlo bromeando, por eso cuando me tomó por la cintura y comenzó a decirme mi amor (así nos llevábamos) no le di mayor importancia. Hasta que me agarró el trasero, pero esta vez era diferente, generalmente, solo eran apretones y rápidos. Pero ahora pasaba sus manos con lascivia, y me masajeaba, con ligeros agarrones. Hasta entonces no caía en cuenta, con lo de Mauricio ya se me había olvidado que en la mañana habíamos tenido algo de acción. Fue en ese momento que también le agarré el culo con las mismas ganas, pues ya se me había puesto bien dura. Caímos en la cama, yo de espaldas, y él sobre mí, y metió su mano bajo mi pants y yo bajé el suyo, dejándole en bóxers. Empecé a besarle el cuello y a morder ligeramente su oreja. Él solo gemía y me decía cosas como que estaba muy caliente, y que no sabía por qué. Yo no le decía nada porque no quería arruinar el momento, hasta que medio abrí los ojos y me percaté de que la puerta estaba abierta, él ya había comenzado a masturbarme y yo estaba por quitarle el bóxer. Lo aventé a un lado y salí corriendo a cerrar, pero antes me asomé para confirmar que no hubiese nadie. Axel se estaba riendo con el pants en el suelo y recargado sobre sus codos en la cama.
“No mames cabrón, pudieron vernos”, era lo que yo le gritaba mientras me fajaba y me acomodaba el paquete, que aún después del susto seguía teniéndola dura. Axel se bajó el bóxer y comenzó a masturbarse ahí acostado. Embobado por estar viendo su miembro y sus huevos colgando, me quedé parado, agarrando el mío. No sabía si ir con él o decirle que parara, miré el reloj en la pared, y las manecillas indicaban que ya era hora de irnos, pero dios! Quería quedarme a seguir con aquél encuentro. Caminé hasta a él, y me senté a su lado, tocándome aún excitado. Él me terminó haciendo decidir, con un tirón me hizo caer junto a él, y me dijo que aún teníamos tiempo. Me bajé un poco el pantalón y comencé a masturbarme allí, a su lado. Me imagino aquella escena, ambos mirando al techo, con las vergas bien duras al aire, y masturbándonos con decisión. Con una mano me masturbaba y con otra le agarraba los huevos, pues los tenía de buen tamaño y le colgaban de tal manera que cada que los veía, quería agarrárselos. Noté por su respiración que ya estaba por venirse, y eso me puso aún más caliente, y le apretaba los huevos con lujuria mientras aumentaba la velocidad de mi sube y baja.
Él se vino primero, y ya preparado con la camisa subida, todo le cayó en el estómago. Y yo apenas a tiempo hice lo mismo. Axel comenzó a reírse, y me decía que había sido la mejor paja de su vida. Yo aun tratando de recomponerme, pasé mis dedos por mi estómago tomando algo del semen que había quedado, y se lo embarré en los labios. Luego me levanté con la verga al aire, hasta llegar a mi maleta para sacar un rollo de papel higiénico. Axel me gritaba que era un cabrón, que se las iba a pagar. Cuando sentí ya estaba atrás de mí, y me bajó los bóxers, pasándome su verga llena de semen por el culo. La sensación había sido de lo mejor, ese pedazo de carne aún caliente por la fricción de habérsela jalado, y además llena de su semen! No me resistí, y dejé que hiciera lo que quisiera. Me puse flojo y dejé que la introdujera un poco, que no fue mucho (nunca me la penetró, todo fue por fuera), porque solo ejercía presión, y no metió las manos para abrirme las nalgas o algo parecido. Pero si pude sentir su verga calientita rozándome con pasión. Luego comenzó a besarme el cuello, y pude notar que sus labios ya estaban limpios, se lo había tragado. Con sus manos me abrazaba y me sobaba el estómago, hasta llegar a mi pecho. Yo se las tomé en señal de aprobación a sus actos, y ambos nos reímos, porque aquello era tan caliente, que si no lo hacíamos terminaríamos teniendo sexo ahí mismo.
Entonces escuché que jalaron la puerta, pero afortunadamente había puesto el seguro. Recuerdo haberle dicho en voz baja “sácame la verga ya”, y a ambos nos había producido gracia aquello, por el hecho de que en ningún momento me la metió. Me subí el pantalón y él hizo lo mismo. No tuvimos tiempo de limpiarnos. Apenas y pudimos agarrar papel para limpiarnos las manos, y él salió disparado a abrir. Era Jonathan, que se le había olvidado no sé qué, y que ya deberíamos estar allá. El tipo no era tonto, aunque no nos había tomado por sorpresa en el “acto”, qué cosa más comprometedora que estar los dos solos, encerrados? Nos miró socarronamente y luego de tomar lo que quería se salió. A Axel le valía todo así que en cuanto se fue, me tomó por la cintura y me dijo que nos fuéramos ya. Así salimos de la cabaña, abrazados, entre risas, y bastante satisfechos. Aunque me molestaba sentir el culo mojado de semen, cuando según yo no quería “manchar mi ropa interior”, al final salió peor. Y Axel no perdía oportunidad para agarrarme las nalgas cuanto quería, y por supuesto que yo se lo permitía, cómo me iba a negar a mi crush de ese entonces? Ya ni siquiera me importaba que nos encontraran en situaciones sumamente raras. Sabía que si en algún momento mi reputación corría peligro (que lo dudaba porque solo habíamos pocos del salón) era cuestión de salir con alguna chica y se acabó.
Cuando llegamos a la fogata, ya estaban casi todos, incluyendo a Mauricio. Que enseguida pisé el lugar nuestras miradas se cruzaron, pero fue un momento fugaz, ambos las desviamos luego de hacer contacto, y yo seguí en lo mío con Axel, quien para entonces ya me había soltado y solo íbamos abrazados. Nos sentamos a un lado de las chavas que había dejado esperando en la tarde, y comencé a inventarles una historia, al final me disculparon, y seguimos todo normal. Comimos bombones calientes, y tomamos refrescos. Todo estuvo bastante bien, conocí a otros chicos de los demás grupos, y terminamos a eso de las 11. Ya muchos se caían de sueño, y regresamos a las cabañas. Como no hacia demasiado frío, dormimos todos en ropa interior y camisetas. Me parece que solo Héctor no, era algo penoso, y se dejó un pantalón de dormir. Ellos en sus camas, y Axel y yo nos acostamos en la misma, pues comenzamos de nuevo una pelea por quien dormiría arriba y quién abajo. Ambos sabíamos que todo era un teatro para que ellos no sospecharan nada, supuestamente enojados nos acostamos juntos y apagamos las luces. Una vez que todo estaba a oscuras, yo me volteé y abracé a Axel por la cintura, quedando en posición de cucharita, él tomó mis manos y enseguida lo solté, porque tenía que preparar el terreno. Le bajé el bóxer lo suficiente para dejar su culo al descubierto, e hice lo mismo con mi ropa interior. Para ese entonces ya la tenía bien dura, y se la empecé a pasar por el culo abriéndolo un poco con una mano. La sensación era otro nivel, ni cuando tuve sexo con mi ex novia había sentido tanta excitación o tenía alguna comparación. Le decía al oído que me encantaba su culo, y empecé a moverme como si estuviera penetrándolo, pero solo le pasaba la verga por el ano. Él no decía nada, solo se echaba más para atrás, y con mi mano libre empecé a masturbarlo lo mejor que pude, a pesar de la posición en la que estábamos.
Luego de moverme cada vez más rápido, los chorros de semen salieron y le llené el culo de éste. Nos quedamos así un rato, y aproveché para pasar mis dedos por su apretadito ano, dispersando mi semen por todos lados, gracias a la lubricación, pude meterle la punta del dedo. Axel soltó un quejido ahogado, y yo me detuve, porque no sabía si los otros ya dormían o no. Aún con más cuidado fui introduciendo mi dedo índice hasta empezar un excitante mete y saca. En voz baja me decía que se sentía bien rico, y le dije algo como “te quiero wey, neta te quiero”, y algo que me hizo sentir aquello a lo que llaman “mariposas en el estómago” sucedió. Me respondió “yo también cabrón”. La mezcla de una respuesta tan tierna como aquella, con las palabrotas, me la había puesto dura de nuevo. “Cabrón ya déjame dormir, ya sentiste como la traigo?” Le respondí. Pasó sus manos hacia atrás y comenzó a jalármela, pero con movimientos lentos y torpes, la posición no nos permitía hacer mucho, pero tampoco él quiso voltearse, se notaba que estaba disfrutando teniendo mi dedo en el culo. De pronto un ruido nos interrumpió. Nos quedamos helados cuando escuchamos pasos, Axel se levantó un poco para ver de qué se trataba, y era Héctor, que se había bajado de la cama de arriba, y salió por la puerta. Seguramente iba al baño.
Una vez más tranquilos porque parecía que no se había dado cuenta de nada, le saqué el dedo. Me lo llevé directo a la boca para limpiarlo. Esa mezcla entre sudor de un culo algo sucio producto de un día lleno de actividad, con el agridulce del semen, había sido lo más! Sentía que iba a venirme solo de tener aquello tocando mi lengua. Le subí el bóxer, y con el culo lleno de semen al igual que yo, nos dormimos. Decidimos que era demasiado arriesgado, y tuvimos que dormirnos así.
A la mañana siguiente, obviamente apestábamos. El olor a semen de la noche anterior que no nos limpiamos, invadía las cobijas. Me llevé el dedo a la nariz y aún olía a su culo, mientras me llenaba de placer al oler semejante manjar, me llevé la otra mano a mi paquete que comenzaba a cobrar fuerza. Axel seguía dormido, y aproveché para meterle la mano entre las nalgas, y al sacarla olía a semen, el clásico olor a verga de macho. No sabía si metérsela allí mismo o irme a bañar. Le hablé para que fuéramos a ducharnos, pero estaba dormido como una roca. De que los dos apestemos, a que solo sea uno, mejor eso. Así que salté de la cama, y eran las 6 am. Tomé mi toalla, y todo lo que me iba a poner después. Hacia un chingo de frío y ya me daban ganas de regresarme a dormir con Axel.
Pero cuando los otros se levantaran iban a percibir el fuerte olor a sexo y a hombre que habíamos dejado. Seguramente si solo era uno no sería tan fuerte, eso me obligó a continuar. Cuando llegué a las duchas, me encontré con un tipo de otro grado, algo rechoncho, y sin culo. Lo cual hizo que de inmediato me volteara, y seguí mi camino. Mi sorpresa llegó cuando vi al hombre de mis sueños. El trasero más hermoso que había visto jamás, redondo, bien formado, y durito. Un “Bubblebutt” en toda regla. Su espalda formada, su cintura delgada, y esas piernas de jugador de futbol, o algo por el estilo. Repletas de vellos dorados y ensortijados, que terminaban al comienzo de sus nalgas, desvaneciéndose sutilmente hasta dejar ese culo sin un pelo, o al menos no visible a la distancia a la que yo estaba. El agua le caía como en un comercial de bebida energizante. Y ahora todo en lo que podía pensar, era en que ese era el hombre de mi vida. Lo deseaba, lo necesitaba, y quería saber de quién se trataba.
Sin darme cuenta la tenía parada ya. Y me encontraba desnudo. Apenas y tuve tiempo a ponerme la toalla sobre el pene, antes de que alguien me viera así. Pero tampoco podía quedarme allí parado viéndole el culo, alguien podría llegar. Así que dejé mi toalla en una banca antes de entrar a la regadera. Obviamente me puse de espaldas a él para que no me viera así, y traté de pensar en otra cosa. Recuerdo que cuando se me paraba en situaciones poco favorables, solía pensar en una antigua compañera a la que le gustaba y era bastante fea. Eso siempre funcionaba! Pero esta vez no, algo pasaba, quería voltear a verlo de nuevo, pero podía sorprenderme. Me eché el shampoo en la cabeza y cuando terminé de escurrirlo todo, volteé de reojo, fue imposible no hacerlo… Entonces me asusté, el tipo me estaba viendo, y enseguida ambos nos giramos avergonzados. No podía creer lo que había visto. No que el sujeto me mirara el culo también, sino que se trataba de él, de Mauricio.
Bueno, esta ha sido la segunda parte de mi anterior relato, y aún tengo mucho más que contar, porque ahí fue cuando finalmente mi historia junto a Mauricio comenzó. Esperen pronto la continuación. Un abrazote!
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