Mis Memorias – Primer amor, Rafael el hetero
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Serffer.
Primero que nada, es menester dar una breve descripción del autor de este relato. Para encender los motores de imaginación de todos ustedes y porque me gusta nutrir al lector. Actualmente tengo 20 años, soy de tez blanca, ojos marrón claro, mido cerca de 1.85 y mi complexión es delgada, brazos medianamente musculados producto del poco ejercicio que le dedico a estos, piernas bien formadas y atractivas a la vista fruto de largas horas que dedico semanalmente a correr y a ejercicios para éstas. Creo en lo personal tener un cuerpo bien desarrollado gracias a los ejercicios que le dedico puesto que soy fanático del deporte. Con esto espero que se den una ligera idea de quién soy y a la vez dejar carta abierta para que echen a andar su imaginación. Por supuesto, también para que disfruten un poco más del relato, y ah! Olvidaba un detalle; mi cabello es castaño claro y corto. Terminado esto espero que disfruten de mis más íntimas experiencias que ya llevaba tiempo queriendo contarlas y que mejor que mejor que en este foro que tantas noches solitarias ha sido confidente de los tremendos pajones que me meto leyéndoles.
Actualmente tengo 20 años como mencioné anteriormente, pero los hechos sucedidos en este relato pasaron 8 años mas o menos. Para esto me encontraba saliendo de la primaria y en plenas vacaciones de verano. Me acababa de mudar un apartamento nuevo y mucho más grande del que vivía antes, estaba un poco triste y apático por el hecho de mudarme porque en mi antigua casa tenía muchos amigos de los alrededores y ahora me encontraba lejos de ellos, así que como podrán imaginar fue un golpe duro, pero gracias a los intrínsecos caminos que tiene la vida no me duró mucho el estado de ánimo. Si bien anteriormente tenía muchos amigos, pero eran amistades muy banales, muy de niño quizá, en el nuevo lugar donde había caído, justo en el apartamento de abajo de mi edificio vivía un chico de mi misma edad con el que hice rápida amistad y con el tiempo se convertiría en mi mejor amigo, y luego mis sentimientos cambiaron para convertirse en una fuerte atracción hacía él. En un antiguo relato, de hecho el primero que publiqué aquí les hablé de él, así que esta vez no será el centro de esta historia, ahora les pienso contar de otra persona que me ayudó a descubrir mi sexualidad, ya que en ese entonces yo me juraba heterosexual, es más, ni siquiera tenía idea de las relaciones entre hombres, desconocía muchos términos, muchas palabras y muchos sentimientos.
Cuando entré a la secundaría estaba temeroso de ella, como cualquiera, supongo. No sabía que me esperaría en ese desconocido lugar y tampoco tenía amigos de la primaria allí, así que pensaba que me sería muy difícil hacer nuevas amistades, pero sorpresivamente descubrí que era muy extrovertido y que no me costó lo que imaginaba hacerme de un par de amigos. Me llevaba muy bien con ellos, y poco a poco nos volvimos inseparables. Éramos cuatro incluyéndome, en esos tiempos, quizá llevado de la mano de que mis amistades me cambiaron mucho, me volví muy dominante y a groso modo me convertí en una especie de bully para uno de mis tres amigos, al cual solíamos molestar mucho y tratarlo como la mascota del grupo, cosa que obviamente no estaba bien y ni siquiera yo sabía por qué lo hacía, más que nada creo era por seguir siendo parte de ellos y que no me vieran mal. Total que a principios de curso me gustaba mucho una compañera del salón con la que me llevaba de maravilla y yo sentía que también le gustaba puesto que me seguía el juego con mis insinuaciones, pero no tardó demasiado en empezar a hacerle caso a otro chico también, pues era quizá la chica más linda del salón y tenía bastantes pretendientes, pero pocos se atrevían a hablarle, por lo cual me confié un poco y me tardé en declararle mis sentimientos.
Así fue como este chico del mismo grado pero de otro salón comenzó a pretenderla también, yo en principio no sabía de quien se trataba o siquiera si era tan solo un rumor, así que en cierta ocasión durante el receso decidí seguirla un rato para ver si conseguía algo, y mi sorpresa fue que no eran rumores, efectivamente se encontraba viendo a alguien más, y en repetidas ocasiones se llegaron a besar, cosa que conmigo no se había dado, quizá por la inseguridad que tenía al rechazo de ella, lo cual me puso furioso y esperé a que se separaran para poder ir a conocer al sujeto que me robaba el corazón mi amada. Cuando le pude ver más de cerca y con más detenimiento un algo indescriptible para mí en ese momento comenzó a aguijonearme y me puse un poco nervioso encontrándome ya de frente a él y no supe bien que decirle, lo que si recuerdo con total claridad fueron sus primeras palabras hacía mí, y que con una voz bastante gruesa para su edad, me dijo – ¿Por qué me estás viendo así? –garraspeando un poco la garganta le contesté que no pensara eso, que simplemente venía a preguntarle por la chica que se acababa de ir, a lo que él me contestó que era “su chica” y que si tenía algún problema con ello con aire altanero, obviamente respondí que no, porque no quería que supiera que yo era su rival de amores, aunque por alguna razón no me importaba ya lo que pasara con ella y ahora solo quería saber quién era él, no sé, lo que se pudiera para darme una idea por mínima que fuera de quien se trataba. Así que rápidamente atiné a preguntarle su nombre, a lo que él respondió que se llamaba Rafa o Rafael, como quisiera decirle, luego yo le dije mi nombre y en una extraña presentación aún con la torpeza que toda persona experimenta en el amor a esa edad, pude denotar una complicidad mientras hablábamos de cualquier banalidad. Con unos ojos cafés oscuro, llenos de profundidad y una melena castaña un poco más larga que la mía en ese entonces, me quedaba embelesado viéndole hablar y cada que se reía de algo era para mí un regalo.
Pasamos el resto de la hora de descanso juntos, sentados en una banca conociéndonos muy superficialmente y quedamos de vernos en la salida de la escuela, a lo cual por obvias razones accedí. Cuando lo vi levantarse e irse caminando hasta su salón la última de las señales se levantó con fuerza de mi entrepierna y pedía a gritos salir de mi pantalón escolar. Era claro había tenido una tamaña erección por verle el culo en su ajustado pantalón, que parecía entallar perfectamente esas curvas que hasta la fecha me vuelven loco, el buen culo de un buen macho.
Durante las horas restantes de clase me sentí un poco confuso porque no sabía que era lo que sentía exactamente, puesto que era la primera vez que me encontraba siendo atraído por un hombre, aunque en ese momento no lo veía así, de hecho lo veía muy normal, era casi como si me gustara una chica, no hacía diferencias, imagino que por la falta de concepto sobre la homosexualidad, o sabía que eran dos cosas diferentes.
Cuando finalmente terminaron las clases y todo el mundo salió como estampida fuera del aula, yo estaba hablando con mis amigos de una reunión que estaríamos haciendo el Viernes de esa misma semana con el pretexto de una tarea en equipo que nos habían dejado hace tiempo y la fecha próxima de nuestra exposición estaba cerca, así que teníamos que ponerle empeño si queríamos que saliera bien. Terminado con eso, tomé mi mochila y en el camino a salir de la escuela me encontré con Rafa y enseguida comenzamos a hablar, cuando no encontramos fuera me dijo que le había caído muy bien y que no sabía muy bien por qué pero que él sabía que podíamos ser buenos amigos a pesar de no estar en los mismos grupos, todo esto me lo decía en el plan más amistoso que se puedan imaginar, con nada de malicia ni dobles intenciones, puesto que aún éramos muy niños o tal vez estábamos muy “verdes” como coloquialmente dicen. Mientras caminábamos y hablábamos de todo un poco descubrimos que su el camino que tomaba para su casa era por donde yo acostumbraba irme casi siempre, así que desde ese día se hizo costumbre que siempre nos fuéremos juntos a nuestras casas. Su casa quedaba antes que la mía y él solía despedirse de mí allí. Durante el transcurso de esa misma semana que lo conocí comenzamos a pasar todos los recesos juntos, y poco a poco íbamos formando una gran amistad, tanto fue así que durante esos días jamás lo volví a ver cerca de la chica que nos gustaba, pues ahora pasaba su tiempo conmigo, y eso para mí era lo máximo, mientras más lo conocía más sentía que lo quería, ya que era muy parecido a mí en muchas formas y eso nos hacía tener mucho en común. Cuando salíamos de la escuela a raíz de alguna vez que a él se le desamarro la agujeta yo cargué su mochila y la seguí cargando hasta llegar a su casa, al siguiente día él se ofreció a llevar la mía todo el camino, al menos hasta que llegásemos a su casa y él se tuviera que despedir. Así comenzamos a llevar la mochila del otro intercambiándonos cada día.
Eran pequeños detalles como ese que me hacían sentir que entre nosotros podría haber algo más, quizá no estaba haciéndome tantas falsas ilusiones como pensaba y realmente sentíamos lo mismo, quien sabe. Por alguna razón que en este momento no recuerdo aquella reunión que se haría el Viernes de esa semana terminó por no llevarse a cabo y ese día quedé con Rafa que debíamos salir a hacer algo, así que cuando salimos de la escuela y pasamos a su casa hablamos con su mamá, que era la que en ese momento se encontraba y le pedimos permiso para jugar a algo, ella aceptó de buena gana, pues ya me había visto en días anteriores acompañando a su hijo hasta su casa, además él ya le había hablado de mí y a ella le pareció bien, siempre y cuando llamáramos a mi mamá para avisarle que estaría toda la tarde en su casa y que ya en la noche ella podía llevarme hasta mi casa, así que todo había salido a pedir de boca, definitivamente.
De principio nos quedamos en su cuarto, que estaba bastante bonito y ordenado, no muy diferente al mío, y como nos gustaban los mismos juegos nos pusimos a jugar en la consola, mientras hablábamos de la chica que nos gustaba, hasta ese momento él no sabía que a mí me gustaba ni cuales fueron mis motivos para acercarme a él y como había sacado el tema a colación decidí sincerarme y decirle mis intenciones inicialmente, y para mi sorpresa se lo tomó bastante bien ya que según me dijo, ya sabía que a mí me gustaba y que por eso fui preguntándole por ella, lo cual causó que nos riéramos del asunto y en un impulso, ya que nos encontrábamos sentados a la orilla de su cama, solté el mando en el suelo y me recosté posando mi cabeza sobre sus piernas, ambos ese día habíamos tenido clase de deportes y nos habíamos quedado en short únicamente, por lo que todo el tiempo pude apreciar sus piernas que ya estaban bastante peludas igual que las mías, y al reposar mi nuca sobre ellas me le quedé mirando a los ojos, y él me sonreía de una manera que nunca se me olvidara, algo de ingenuidad combinada con la magia del momento, me lo decían todo, no me aguantaba más y le dije que era muy guapo. En ese momento me sentí como un tonto diciéndole eso a otro chico, pero es que era muy guapo! No me pude contener y menos viéndole así, el solo comenzó a reírse, pero no nerviosamente ni nada por el estilo, sino de una manera en la parecía que se le quitaba un peso de encima, como de alegría tal vez.
Él contestó que sí, que era muy guapo y comenzó a hacerme cosquillas, comenzamos a tener una repentina guerra de cosquillas y como en lo personal no me agradan traté de detenerlas como sea, lo más pronto posible ya que me llegan a molestar en gran cantidad, así que lo único que se me ocurrió en ese momento fue bajarle el short como pude y mientras él intentaba subirlo en un arranque le metí el dedo en el culo, que para esto usaba unos boxers de esos sueltos que se te meten fácil, así que casi pude sentir que tocaba su ano en el acto y él se retorció apretando las nalgas para que o pudiera pasar, pero ya era muy tarde y mis dedos se encontraban dentro, estampando la tela en ano. Eso me provocó una gran erección ya que desde el primer día que lo vi tenía muchísimas ganas de tocar su culo, y fue aún mucho mejor de como esperaba que se sintiera. Yo me comencé a reír y jugando aún le decía que no se resistiera, que él ya me había hecho cosquillas y que sabía que no me gustaban, así que también él tenía que aguantar.
Mientras forcejeábamos él ya no decía nada, lo que por un momento me hizo dudar de si estaba haciendo bien, por unos segundos sentí miedo de que se enojara por lo que estaba haciendo y echara toda nuestra amistad a perder, así que paré de mover mis dedos, y el bocabajo como se encontraba en la cama dejó de moverse, me asustó la reacción que pudiera tener, cuando escuché su voz después de un silencio que parecía eterno, me dijo – ¿Qué no tenía que aguantar? –Dale entonces, que cuando termines no te la vas a acabar cabrón! –Al terminar de decirme esto, sentí que se me paró el corazón por un segundo, pero enseguida regresé en sí y en vez de continuar con lo que estaba haciendo le volteé y lo puse bocarriba donde mismo y él se estaba riendo al igual que yo.
Me monté sobre su estómago y le puse los dedos que le había metido en el culo directo en la nariz y su rostro lo dijo todo, un latigazo de excitación agitó mi entrepierna cuando su cara cambió a una mueca y enseguida replicó diciéndome que, que mierda había hecho con esos dedos y yo mientras me reía le expliqué lo que era evidente, que eran los mismos que le metí en el culo, mientras le decía eso me dispuse a olerlos y un segundo latigazo de placer recorrió mi miembro disparado por el delicioso olor a hombre que tenía frente a mi nariz, era como una mezcla de sudor provocado por el que ese mismo día habíamos hecho deportes en la escuela y la otra parte del olor era como más fuerte, algo que le daba ese toque perfecto, ese olor al culo de un hombre. Después de eso le dije que definitivamente si olía fuerte, y él me contestó que, ¿qué esperaba? Que se los había metido en el culo y que a eso olía. Sus palabras hicieron que un tercer latigazo me engordara más la polla, por lo guarro que estaba todo en aquél momento. Así que tras un corto periodo de silencio y sonrisas cómplices, como si pudiera entender con tan solo miradas lo que él quería procedí a bajarme y me recosté sobre la cama como Rafa lo estaba hace un momento. Ahora me dejé llevar y le cedí el completo control de la situación.
No sabía bien que era lo que estábamos haciendo porque aún no tenía experiencia en nada referente al sexo ni mucho menos, por lo que recuerdo que en ese momento me encontraba tan nervioso que comencé a temblar un poco, los que hayan pasado por esto recordarán la sensación a lo desconocido, lo que sabes que está mal pero de alguna manera te sientes muy bien, y el cuerpo no se pude controlar y comienza ese temblor, que también pude sentir en él, por supuesto.
Me dijo que ahora le tocaba darme una lección y me volteó poniéndome bocabajo, ahora con mi culo expuesto a sus deseos, comenzó por bajar mi short de deportes y finalmente cuando quedé en únicamente boxers apretó mis nalgas separándolas y volviéndolas a juntar, luego pasó su dedo índice por la raya de mi trasero ejerciendo un poco de presión sobre ésta, provocando así que mi boxer se hundiera para luego empezar a meter sus dedos, jugando con mi ano. La sensación era única, podía sentir cada punzada en mi pene de lo excitado que estaba, además de lo estimulante que era tener un dedo allí atrás, pero aún más saber que aquél chico con toda la facha de heterazo lo estaba haciendo.
Después de un rato metiendo sus dedos y llenándome del mayor placer que había sentido jamás a esa corta edad, los sacó y me los puso en la nariz imitando mi acción de hace unos momentos, a lo que yo los olí y si tenían algún olor, pero más que nada a sudor, no olía tan fuerte como el de él, eso me hizo excitar aún más, saber que su culo olía así, como al que debe oler el de cualquier macho que se respete, y se lo hice saber.
-Lamento decirte que el tuyo huele peor! –le dije mientras me daba la vuelta para poder mirarlo a los ojos cuando oliera sus dedos.
-No te creo nada –respondió llevándose los dedos a la nariz, y se avergonzó un poco, lo pude notar por la forma en que sus mejillas de inmediato se llenaron de un color rosado, pero para que no se sintiera mal y no se arruinara el momento por el pudor le dije que a mí me parecía la cosa más excitante en la vida. No tenía mucho para hacer comparaciones pero en ese momento sí que lo era. Entonces inesperadamente me soltó un beso en la boca al que por supuesto correspondí, yo ya tenía experiencia besando ya que lo había llevado a la practica con muchas chicas anteriormente, y al parecer Rafa también sabía besar muy bien. Pero si fue la primera vez que besé a un chico y tal vez por la excitación casi pude asegurar que besaba mejor que cualquier otra chica que hubiera besado, tal vez lo apasionado que era o quizá simplemente mi imaginación.
De pronto todo se paró en el momento, casi nos dio un infarto ahí mismo cuando escuchamos toquidos en la puerta, nos quedamos de piedra y con los ojos como platos. Afortunadamente Rafa había puesto seguro a su puerta y eso nos salvó, no sé si lo habrá hecho pensando en lo que podía pasar o simple suerte, pero sea lo que sea que haya sido nos dio el tiempo para vestirnos y tomar algo de aire, recomponernos antes de que él fuera a abrir. Cuando su mamá entró nos preguntó, casi como si supiera lo que hacíamos, con una mirada juzgadora, que era lo que estábamos haciendo encerrados, de momento Rafa no supo que contestar y yo atiné a decir que se había cerrado sin querer cuando entramos y que no nos habíamos dado cuenta, lo cual creo que le pareció medianamente creíble y se fue, al parecer, satisfecha con la repuesta, pero no sin antes avisarnos que la comida ya estaba lista y que bajáramos a comer, nosotros aún nerviosos le respondimos con un sí al unísono.
La mamá salió dejando la puerta abierta en signo de que definitivamente no le había gustado en lo absoluto que estuviéramos encerrados.
Rafa y yo nos miramos con algo de vergüenza en un principio para luego pasar a reírnos de lo que había pasado, después comenté que nos habíamos salvado de una gorda, a lo que él contestó que sí, pero que le había gustado mucho lo que hicimos, que alguna vez vio una película porno. En ese entonces así de inexperto como era, no sabía el significado de eso y mucho menos lo que pasaba en esas películas, así que extrañado le pregunté que cuáles eran esas películas, él me dijo que su hermano mayo se la enseñó como hace un mes y que veía como un hombre y una mujer se besaban y se tocaban como nosotros, pero que también hacían otro tipo de cosas, yo intrigado pregunté que cuales eran esas “cosas” a las que se refería, me respondió que después para que entendiera mejor me enseñaría, que tomaría prestado el celular de su hermano, que ahí tenía el video. Como comprenderán en esos tiempos el internet estaba apenas saliendo a la luz como lo conocemos hoy día, y en esos tiempos se usaba mucho que la gente descargara los videos porno a sus celulares, o más bien los pocos vivos que sabían de eso. Terminé aceptando a que después me mostrara y procedimos a bajar para comer lo que su mamá había preparado, pero no sin antes darnos un beso, realmente quien tuvo la iniciativa de darlo fui yo esta vez pero fui bien recibido y compartimos un relativamente largo beso porque ya su mamá comenzaba a gritarnos desde el piso de abajo que fuéramos a comer porque se enfriaba.
Nos bajamos corriendo las escaleras y cuando llegamos a la mesa atinamos a sentarnos uno al lado del otro y su señora madre se encontraba al otro lado de la mesa, por lo que de ninguna manera podría ver lo comenzamos a hacer prácticamente en sus narices. Cuando nos sirvió los platos de no recuerdo que comida, la cual si recuerdo no me había gustado para nada, pero que sí comí para no hacerle el feo, Rafa y yo estábamos tomados de la mano bajo la mesa, mientras que con la otra comíamos, en un momento en que su mamá se levantó para traer algo de beber, nos habíamos dado un beso de lo más veloz para que no se fuese a dar cuenta, y mientras yo aproveché para soltar su mano y pasarla a su espalda, a la que fui recorriendo hasta llegar al elástico de su short y meter mi mano entre éste y su ropa interior, en un esfuerzo por llegar a separar sus nalgas y meterle una vez más el dedo, que me había puesto tan caliente cuando estábamos en su cuarto. Estaba tan metido en mi asunto con su culo mientras él fingía comer tranquilamente que cuando llegó su madre ni cuenta me di, y me había pegado un sustazo que casi salto de la mesa, pero me compuse y sin sacar mi mano de su trasero conseguí hacerle creer que estaba comiendo normal. La situación era de lo más morbosa, su mamá enfrente “vigilando” que comiéramos supuestamente y mientras yo complacía mis más bajos instintos que no sabía que tenía hasta ese día, y su hijo, Rafa, como si nada pasara, pero de vez en cuando se acomodaba recorriéndose un poco para atrás y así dejándome más acceso para seguir en lo que estaba.
Cuando la comida terminó, nos levantamos de la mesa agradeciéndole por todo y nos disponíamos a seguir en el cuarto haciendo supuestamente algo de “tarea”, pero todo se vio completamente frustrado cuando su mamá me avisó que mi mamá había llamado para decirme que tenía cita con el dentista o algo así y que tenía que irme ya para mi casa, por lo que la madre de Rafa se ofreció a llevarme hasta mi casa en su carro, y fin de la historia por ese día pues no pudimos casi ni despedirnos como hubiésemos querido y para colmo era Viernes así que no lo vería hasta el Lunes en la escuela, así que algo triste me salí de su casa y me monté en el carro para ser llevado hasta mi casa. Durante el camino tuve el pene parado todo el tiempo, porque cada que podía me llevaba los dedos a la nariz y podía sentir todavía el fuerte olor de Rafa que me era embriagante. Finalmente ese fin de semana no tuvo mayor relevancia, sólo me dediqué a salir a jugar con mis vecinos y salvo que cada que podía me masturbaba pensando en Rafa, más nada pasó.
El Lunes cuando salía para la escuela temprano, me encontraba sumamente nervioso pues no sabía cómo encontraría a Rafa ese día, me daba miedo que se arrepintiera de algo y todo se fuera al caño, así que cuando llegué lo primero que hice antes que saludar a mis amigos u otra cosa, corrí a su salón a buscarlo y me desesperé un poco cuando no lo vi dentro, pues supuse que no había venido a la escuela porque ya habían cerrado las puertas y ya no dejarían entrar a nadie más. Una mano se había posado sobre mi hombro y al instante reconocí su voz cuando me saludaba desde atrás, lo miré y le saludé como de costumbre, pero aquél brillo que aún recuerdo tenía en sus ojos me había hablado por sí solo, supe enseguida que todo estaba mejor que nunca. El maestro que le tocaba a esa hora había llegado y tuvo que entrar a su salón, a mi me había mandado al mío y el día transcurrió de lo más normal, salvo que en clase una hora antes del descanso me habían embarrado en un problema de unos compañeros y ahora tendría que ir a la dirección, y me retuvieron allí la mitad del receso, lo cual me puso de muy mal humor porque era la única oportunidad de ver a Rafa y ahora me habían robado mucho tiempo, cuando me dejaron salir de ese lugar, Rafa estaba afuera esperándome, y algo que recuerdo mucho es que la señorita que fungía de secretaría se nos quedó mirando raro cuando me vio saludar a Rafa y por consiguiente irnos de allí. Quizá ideas mías pero creo que ella desde ese momento ya se sospechaba algo de nosotros.
Cuando nos fuimos, nos dirigimos directamente a los baños de hombres del segundo piso y nos metimos en un mismo cubículo, donde nos comenzamos a besar con bastante pasión mientras nos tocábamos el culo con igual fuerza y cuando nos despegamos para tomar aire, se animó a decir la primera palabra, y esas fueron “me gustas un montón cabrón”, a lo que yo con cierto aire de superioridad que me gustaba proyectar a los demás en ese entonces, le dije “en un principio quería matarte por meterte con mi la que iba a ser mi novia y ahora quiero que tú seas eso”. De pronto él se detuvo y me preguntó si le estaba proponiendo que fuésemos algo, yo le dije que no lo obligaba a nada, aunque por dentro me moría de ganas de decirle novio, mi amor, o algo por el estilo, pero creo que eso a él no le gustó y me dijo que por el momento lo dejáramos así, a ver qué pasa, que de mientras quería probar algo, a lo que yo le respondí que podía probar lo que sea. En ese momento creo que ambos estábamos ya algo sudados y bastante rojos, porque me mencionó algo de que me ponía como “manzanita” entre risas. Después procedió a desabrochar mi pantalón y sacó mi miembro que duro como roca ya se encontraba, para luego llevárselo a la boca y así fue como me dieron mi primera mamada. La sensación de su lengua recorriendo mi glande, abriéndose espació para introducirla justo en el agujero me dejaba con unos espasmos que están entre los mejores que me han provocado en lo que va de mi vida. Bajaba y subía como una puta en celo, en ningún momento se animó a metérsela toda en la boca, pues mi miembro en ese tiempo media unos 16 cm y creo que se veía algo imponente a esa edad, y tampoco yo sabía muy bien que hacer, así que me dejé llevar por el momento y me puse en sus manos para que hiciera y deshiciera de mí. No tardé mucho en eyacular y creo que el momento fue cuando volteé a verlo que en cuclillas se encontraba con los pantalones abajo masturbándose con vehemencia, ahí fue cuando los trallazos salieron y sin avisarle, se los tuvo que tragar.
Enseguida comenzó a toser y me dijo que le avisara cuando fuera a salir porque le daba asco como sabía y no quería volver a probarlo. Eso me produjo al de gracia y me agaché a besarle y aún teniendo restos de semen en la boca, los pude probar y tampoco me había gustado el sabor, algo salado, pero a mi parecer sabía como a nuez y ya de por sí la nuez no me gustaba así que dejé eso por la paz y le comenté que tampoco me había gustado, por lo que nos comenzamos a reír en voz baja porque estando en la baño en esas condiciones nadie se podía percatar de que estábamos metidos en un mismo cubículo haciendo quién sabe qué.
Terminado nuestro encuentro después de eso le pregunté mientras salíamos de los baños que donde había aprendido eso, a lo que él obviamente contestó que igual que la vez pasada lo vio en el video porno de su hermano, que de hecho en cuento pudiera hacerse de su celular me los mostraría. Con intriga dejé el tema y pasamos a comprar algo de comer antes de que se nos acabara el tiempo, una vez que nos compramos algo, que no recuerdo exactamente que era, si plátanos fritos, papas fritas… No tengo la menor idea. Cuando nos sentamos en una banca a comer por un extraño impulso y sin darme cuenta me encontraba a mí mismo dándole de comer en la boca a Rafa, pero cuando me percaté de que lo estaba haciendo en público ya había sido demasiado tarde, no sé por qué es que no habrá hecho nada para detenerme en ese momento, fue un descuido de ambos al parecer y unos sujetos del último año nos vieron, de primeras se rieron de nosotros y luego nos gritaron “putos” así, sin más. Desde entonces creo que fue cuando todo se empezó a ir en picada, no dramáticamente, pero si hubo un claro cambio de actitud de parte de Rafa.
Días posteriores a ese todo se fue poniendo extraño, puesto que ahora solo quería que nos viéramos en los baños y que no llegáramos juntos, así que cuando nos veíamos sólo era para besarnos en los baños y preferentemente no en la hora de descanso, sino entre clases planeábamos como vernos y a qué hora exacta. Los encuentros que teníamos ya eran cada vez menos y simplemente se resumían a fajes, besos y que el me la mamara porque yo nunca accedí a hacerlo, en ese momento creo que me daba un poco de asco o no estoy seguro, pero jamás se la chupé, siempre era él a mí. Todo se había vuelto de lo más monótono y yo me sentía contrario a como empezamos; sumamente deprimido porque sentía el desgaste de la “relación” que ni siquiera a eso llegaba.
Pasamos así por lo menos dos meses hasta que un día el comenzó a salir con la chica que nos unió en un principio y dejamos de tener cualquier tipo de intimidad. Para esto en plena decepción de lo que se había convertido todo, cierto día en la salida (ya no nos íbamos juntos) lo alcance porque iba solo y sin saludarlo ni nada le dije casi llorando que lo quería y que odiaba verlo con ella, a lo que él seguía caminando en silencio y no decía nada, yo en un intento (muy malo) por hacerle reaccionar le grité que era un puto maricón por engañarla a ella y engañarse a sí mismo, y por ello me llevé una ostia en la cara, y como desde que había iniciado la secundaría me volví un poco conflictivo sabía más o menos como defenderme y me le fui encima a los golpes, comenzamos a pelearnos por el piso y como yo en verdad lo quería mucho traté de evitar la pelea abrazándolo, pero fue la peor idea puesto que me quitó como pudo encima y luego me gritó que lo dejara en paz, que no quería ser así más, no quería que se burlasen de él, y ahí fue cuando entendí que el problema no era yo, pues en ese entonces jamás reflexioné en cómo le habían afectado las palabras de esos tipos y en todo lo que había cambiado a raíz de ese incidente. No supe que más hacer, así que me levanté del suelo y sacudiéndome el polvo esperé a que se alejara y cuando se desvió en alguna calle yo procedí a irme a mi casa, donde por supuesto que lloré a mares y durante todo el siguiente mes tenía que aguantar que fueran novios y que encima siempre me los topara… Pero terminado ese mes su novia dejó de ir a la escuela, nadie supo muy bien por qué es que se había ido así, y como ya no hablaba con Rafa tampoco le iba a preguntar.
Después de eso ya jamás volvimos a tener contacto en lo que restó del ciclo escolar, aunque a veces en la hora de descanso nos mirábamos, y podía sentir que me extrañaba como yo a él pero nunca iba a regresar a mí, eso también lo podía sentir. Y para cerrar con broche de oro el último mes de clases fue el más terrible de todos pues los que se hacían llamar mis amigos, (de los que hablé en un comienzo) en realidad eran unos traidores y cuando se presentó la oportunidad me dieron una puñalada por la espalda y básicamente me echaron la culpa de unos supuestos dibujos sexuales que involucraban a maestros y a alumnos y por eso me suspendieron una semana y terminé condicionado en esa escuela, por lo que para fin de año sería la última vez que los vería a todos, incluyendo a Rafael, quien mas o menos por la última semana de clases me lo topé en un pasillo y por primera vez desde que éramos “algo” me regaló una última sonrisa y luego se fue, como siempre hacía.
Finalmente el siguiente año lo cursé en una escuela diferente de la que tengo muchas anécdotas que contarles, en un futuro próximo. Espero les haya gustado, hasta mi próxima publicación, un abrazote a todos.
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