Mis Memorias Sexuales – Yahir
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Acababa de cumplir 23 años cuando finalmente comencé a vivir solo. Bueno, no exactamente solo, un amigo mío compartiría el departamento y los gastos, pero el caso es que el hecho de que viviera lejos de la omnipresente y juiciosa mira de mi familia me abría un panorama completamente nuevo en cuanto a cuestiones sexuales se refería.
No es que no hubiera tenido sexo antes, pero, en cuanto a lo que se refiere al lugar, siempre había sido en la casa del otro fulano y eso en el mejor de los casos; por que si no había que buscar un sitio para "estar en privado", por supuesto la mejor opción era un hotel, pero no siempre había dinero para pagar uno
Así que ya instalado comencé a buscar una oportunidad para estrenar el departamento y mi cama (que por cierto, si era nueva). No paso mucho tiempo para que encontrara una victima entre las páginas de contactos en Internet
Su nombre era Yahir, acababa de cumplir 19 años, no vivía muy lejos de mi zona y los mas importante: buscaba sexo sin compromiso; tras contactarlo y platicar un rato en línea, acordamos vernos ese mismo día en plaza oriente, así podríamos conversar un rato y en caso de que no fuéramos "lo que buscábamos" (no puedo evitar reírme cada vez que oigo esta tontería) podríamos quedar como amigos
A la hora acordada llegue al lugar y el ya estaba ahí; y vaya que era lindo. Media como 1.70, de piel blanca y ojos oscuros; su ropa holgada tipo skater, disimulaba un bellísimo y delgado cuerpo, de pecho y hombros anchos
Al verme llegar una agradable sonrisa adorno su rostro
– ¿Yahir? – Pregunte mientras correspondía su sonrisa
– Si, y tu debes ser Brian – Respondió mientras me extendía la mano
Sin mas preámbulo empezamos a platicar cosas sin importancia, lo usual: la escuela, el trabajo, la vida en general; y mientras lo hacíamos la atracción que sentíamos se hizo notar. A pesar de que estaba un poco nervioso, Yahir se mostraba seguro de si mismo, en cuanto a mi, su manera casual y masculina de comportarse me cautivo. Su sonrisa y su mirada anticipaban grandes cosas, además tenía aquella pequeña maña que me encanta en los chicos: cada cierto tiempo se llevaba las manos al abdomen y de una manera casual y casi distraída se levantaba un poco la playera y se acariciaba el abdomen. Aquel pequeño vistazo de su cuerpo, de su piel desnuda, de su firme vientre, de sutil y excitante línea de vello que nacía en su ombligo y se perdía mas allá del limite que marcaba su ropa interior; llevo mi excitación al limite
La situación iba a pedir de boca, así que, decidí hacer mi primer movimiento.
– ¿Y como te la estas pasando? – Pregunte
– Muy bien
– Yo también, y estaba pensando, tal vez te gustaría que fuéramos a mi departamento, tu sabes, para estar mas cómodos; claro, si tu quieres
Una sombra de nerviosismo cruzo por el rostro de mi pequeño amigo, y por un segundo, pensé que iba a salir corriendo, pero me equivoque, tras un momento de silencio, levanto la mirada y me respondió en un susurro dubitativo
– Claro… ¿Por qué no? – Al escuchar esto sonreí un tanto perverso, sabia que me iba a pasar al chico por las armas – ¿esta muy lejos?
– No, como a 10 minutos caminando
– OK, vamos – Y así emprendimos el camino a mi departamento.
Mientras caminábamos, pude notar que Yahir estaba muy nervioso, y la platica, que hasta hace poco había sido fluida, había cesado de repente
– ¿Estas nervioso? – Le pregunte rompiendo el silencio
– Algo… – Respondió el con la mirada clavada en el piso
– Tranquilo, no va a pasar nada que tu no quieras – Le dije, y el respondió levantando la cara y mostrándome una tímida sonrisa
– OK, tratare, lo que pasa es que se ve que tu tienes mas experiencia…
– Solo un poco, tampoco es para tanto
Tras doblar una esquina nos encontramos en una calle menos transitada, de hecho no se veía a casi nadie; un nuevo silencio se hizo presente, Yahir, levanto una vez mas la cara y miro en torno suyo, tras comprobar que no había nadie comenzó a hablar
– Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?
– Las que quieras – respondí – tu pregunta con confianza
– ¿De lo que sea?
– ¡Si hombre! Ya te dije estamos en confianza
– ¿La… tienes… grande? – Pregunto en un susurro al mismo tiempo que se ponía rojo como tomate
– ¿Perdón? – Exclame un tanto sorprendido por lo directo de la pregunta
– Si, ¿…como cuanto te mide?
No pude evitar sonreír ante la candida inocencia que el chico me mostraba, iba a ser todo un gustazo cogérmelo
– Pues me mide como 18 cms – Le respondí – ¿Cómo ves?
– ¡Órale! Se oye chido
– ¿Y a ti Yahir? ¿Cuánto te mide? – Pregunte socarrón
– Este… no se… la verdad nunca me la he medido
– Pues eso tiene solución, si quieres ahorita que lleguemos a mi casa te la mido, ¿Te late?
– Si, estaría bien – Respondió el cada vez mas apenado y a juzgar por el bulto que comenzaba a aparecer en su pantalón, también estaba cada vez mas excitado – Pero la neta, lo que mas me gustaría es ver la tuya – Exclamo mientras volvía levantar su playera y se acariciaba el estomago
– Mhhh pues con gusto te enseño eso y mas – le susurre al oído le pasaba el brazo por el hombro y me acercaba descaradamente a el – vas a ver que te va a gustar mucho
Mientras decía esto, no pude evitar acariciarme el bulto de la entrepierna, que para ese momento comenzaba a despertarse; Yahir noto mi movimiento y su mirada, apenada y ansiosa se poso en el bulto de mi pantalón
– Neta si se ve que la has de tener grande
– Un poco, ya la veras cuando lleguemos a mi casa y estemos los dos solitos – Respondí con tono incitante – pero tu también me vas a enseñar ¿verdad?
– este… si… ¿Qué quieres que te enseñe?
– Tu pecho, tu verga, tus nalguitas, los pelitos de tu ombligo
– ¿estos? – respondió casi sin pensarlo mientras se levantaba la playera una vez mas, y en esta ocasión la sostuvo mostrándome orgulloso su vientre
– Esos meros – Le dije mientras acariciaba aquella línea de deseo que había en su estomago, note como tembló al sentir mi contacto; y tras retirar mi mano le sonreí juguetón – Nos la vamos a pasar muy bien, vas a ver
Solo nos faltaba una cuadra para llegar a donde vivía, cuadra que recorrimos en un silencio lleno de tensión sexual, no intente decir mas, no quería que Yahir se arrepintiera, así que lo guié en silencio.
Con cada paso Yahir se ponía mas y mas nervioso; para cuando llegamos a la puerta de mi departamento casi podía verlo temblar
– Pasa – Le dije tras abrir la puerta – Siéntete como en tu casa
Cuando volví la mirada me asuste, Yahir estaba petrificado y un tanto pálido
– ¿Estas bien?
– Si, lo que pasa es que…
– Dime, tranquilo, ¿que pasa?
– Es que nunca había hecho esto…
– ¿Esto? – Pregunte tranquilo – ¿Ir al departamento de alguien?
– No… Digo si… bueno… es que…
– Yahir ¿eres virgen? – Pregunte imaginando hacia donde iba todo el asunto
Yahir me miro desconcertado, al parecer le había dado al clavo. Una vez mas bajo la mirada y asintió apenado. Ahí estaba de nuevo esa cautivadora inocencia, el mas rico manjar, un chico caliente y virgen queriendo ser desquintado, pero muerto de miedo por la situación
– Tranquilo Yahir – Le dije mientras lo tomaba del hombro – Como te dije antes no va a pasar nada que no quieras
– Es que quiero que me la enseñes
– ¿Qué te la enseñe?
– Si… tu verga, es que nunca he visto una tan… grande
– ¿Y solo quieres eso?
– No se…
– ¿No te gustaría tocarla? ¿O hacer otras cosas con ella?
– No se, a lo mejor…
Al escuchar esto mi verga dio un pequeño brinco dentro de mi ropa interior, este chico iba a ser delicioso
– Bueno, entonces pásate, prometo tener cuidado ¿OK? – Yahir asintió y entro al departamento
– Órale esta chido el depa
– Gracias, no tiene mucho que me cambie, todavía tengo que arreglar algunas cosillas ¿quieres algo de tomar?
– Si… gracias, y ¿vives solo?
– Mas o menos, un amigo vive conmigo pero el llega hasta en la noche
– ¿El también es gay? – Pregunto Yahir curioso
– ¿Por qué preguntas? – Le dije sonriendo mientras le extendía un vaso con refresco – ¿Quieres hacer un trío?
– ¿Trío? – Exclamo Yahir luchando por no atragantarse con el refresco
– ¡Era broma, hombre! – Le aclare – el es hetero
– Ah…
Lo deje tranquilizarse un poco mas mientras terminaba su refresco, una vez mas comenzamos a hablar de tonterías; el ya estaba mas relajado y tras unos minutos decidí apresurar las cosas
– Bueno, ¿quieres que nos quedemos aquí o vamos a mi cuarto?
– Vamos a tu cuarto – Respondió el, sabiendo a que me refería
Lentamente se levanto del sillón y me siguió hasta mi recamara como un becerrito que va al matadero. Había una especie de excitación contenida que manaba de el y eso era por que a cada paso que daba caía mas en cuenta de que no había escapatoria
– Esta chido tu cuarto – Exclamo tras entrar al dormitorio
– Si, ¿y ya viste la cama? – Pregunte yo, coscolino – ¿Por qué no te sientas junto a mi?
Nervioso, Yahir se sentó junto a mi. Intentando incitarlo puse mi mano en su muslo, al sentir el contacto, el chico se puso pálido y me miro desconcertado; en sus ojos estaba reflejado el miedo y el deseo que peleaban dentro de el en ese momento
– No te preocupes – Le dije – No va a pasar nada que no quieras
– Gracias, es que… Nunca eh hecho nada con otro hombre – Susurro con esa inocencia que no hacia mas que excitarme
– ¿Nada? ¿Absolutamente nada?
– No…
– ¿Ni siquiera besos?
– No, nada
– ¿Y con chicas? – Pregunte intentando aliviar la tensión
– Con chicas… solo besos
– ¡Ahí tienes! Es lo mismo, lo único que tienes que hacer es relajarte y dejarte llevar ¿quieres que lo intentemos?
– Si – Exclamo tímidamente mientras asentía con la cabeza
Era un hecho, me había abierto la puerta. Yahir iba a ser mío, pero tenia que ir paso a paso, quitando barreras para no asustarlo y en este proceso mi excitación solo se veía incrementada a cada segundo
Con suavidad lo tome del hombro, mientras lenta, pero firmemente acerque mis labios a los suyos, era tan excitante sentir su respiración tibia y agitada mientras me acercaba y cuando finalmente sentí sus labios fue delicioso, esa suavidad y tibieza eran explosivos; pero una ligera tensión aun se sentía en ellos, así que, con mi lengua comencé a empujar sutilmente, incitándolo a corresponderme. No me costo mucho, tan pronto como sintió mi húmeda lengua relajo sus labios y me dejo probar su dulce y tibia saliva. Su lengua correspondió tímidamente a mis caricias y de pronto entro de lleno al juego, nuestras lenguas se acariciaban la una a la otra como vaticinando lo que nuestros cuerpos harían después
Sus besos eran ansiosos, dubitativos, calientes y sin duda deliciosos. En verdad me habría gustado conocer a la chica que le enseño a besar, solo para agradecerle el maravilloso trabajo que había hecho.
– ¿Qué te pareció? – Le susurre tras separarme de el de una manera un tanto brusca
– Rico…
– Ahí lo tienes, ya tienes un beso con otro hombre – Le dije sonriéndole mientras le acariciaba el rostro – ¿Quieres que siga?
Un mudo asentimiento fue lo que tuve por respuesta. Era como un niño esperando con miedo mi siguiente instrucción ¡Dios! ¡Como lo iba a disfrutar!
– ¿Por qué no te quitas la playera? – Insinué – Estarás mas cómodo
– No se… – Respondió nervioso
– Anda, relájate – Insistí con precaución – es mas, deja me la quito yo primero
Con deliberada lentitud, me quite la playera que llevaba puesta, y mientras lo hacia, pude ver en su rostro una expectación contenida, el deseo de ver mas allá de la tela que cubría mi cuerpo y regodearse con el espectáculo de mi piel desnuda
– ¿Te gusta? – Pregunte tras deshacerme de mi playera, el asintió por respuesta – ¿Entonces por que no me tocas?
Como si le hubiera dado una orden, Yahir extendió una temblorosa mano que, con dubitativo deleite, comenzó a acariciar mi pecho, hombros y abdomen; deleitándose con cada detalle de mi desnuda anatomía. Sus dedos se sentían fríos y un agradable escalofrió recorrió mi cuerpo cuando Yahir los paso por mi pecho
– Bueno Yahir, ya me quite la playera, ¿por que no te quitas tu la tuya? – Le susurre al oído
Obedientemente hizo lo que yo le pedía, descubriendo un torso simplemente exquisito, tenia un color moreno claro. Como había imaginado antes, su pecho musculado y adornado con dos hermosos pezones de color oscuro; sus hombros, anchos y cuadrados, contrastaban ampliamente con la delgadez de su cadera; su abdomen era plano y firme; y aquella oscura línea de vello que nacía de su ombligo lucia esplendorosamente sensual
Embelezado con tal imagen me rendí a mis deseos y le caí encima, besándolo primero en los labios, luego en el cuello; mi boca seguí el camino que la pasión señalaba; beso, lamió, chupo y mordió sus pezones, su cuello, toda su piel; para después dirigirse a las oscuras matas de vello que nacían bajo sus brazos, tras lamerlas con fruncion, mi lengua trazo un húmedo surco que llego hasta su ombligo. Mi lengua lo lamió y penetro imitando lo que después mi pene le haría a su apretado culo
Finalmente llegue a ese oscuro camino que me indicaba a donde debía dirigirme; con deliberada pasión lo lamí e incluso jale con mis dientes aquel delicioso vello, dejándole saber a Yahir que me moría de ganas de poseerlo.
En cuanto a Yahir, el estaba encantado; completamente entregado a las lascivas caricias que mi lengua le hacia. Parecía gozarlo en grande, se agitaba y gemía de una forma obscena. Así que cuando me detuve me miro confundido
– Me gustaría seguir – Exclame adelantándome a su pregunta – Pero tu pantalón me estorba, ¿Puedo quitártelo?
La excitación brillo en los ojos de Yahir al oír esto, y con deliberado deseo se dejo caer de nuevo y tras poner sus manos detrás de su cabeza, me respondió
– si, quítamelos – Justo lo que quería oír
Con premeditada lentitud, empecé a quitarle, primero los tenis y los calcetines, me detuve un momento para besar tiernamente sus pies; para después continuar quitándole el cinturón y finalmente terminar desabrochando sus jeans y quitándoselos de encima.
Todo este lento proceso lo tenía al borde del éxtasis. Podía ver como su cuerpo temblaba en anticipación de lo que iba a pasar. De igual manera la tienda de campaña que se había formado en su ropa interior me indicaba que no había errado el camino
– Parece que estamos excitados ¿verdad? – Pregunte mientras acariciaba con suavidad la enorme erección que se escondía en su ropa interior
– Algo… – Respondió el, sonriente
– ¿Sabes? Acabo de recordar algo – Exclame pícaro – Te prometí que te la iba a medir – Al escuchar esto, los ojos de Yahir brillaron con excitación – ¿Quieres que lo haga?
Complacido, Yahir levanto la cabeza y dejo escapar un susurrante – Si – Le respondí con una sonrisa, para después levantarme y alejarme por el cuarto en busca de una cinta métrica; tras revolver en algunos cajones logre hallarla y regrese a la cama donde Yahir me esperaba ansioso
– Mhh – Exclame juguetón – Tengo que quitarte los boxers para medírtelo, no hay problema con eso ¿Verdad? – Pregunte mientras jugueteaba con el elástico de dicha prenda
– ¡Hazlo! – Ordeno el, al limite de la excitación
Gustoso, obedecí. Sin esfuerzo alguno, mis manos lo despojaron de la ultima prenda que llevaba. Mis ojos se regodearon ante el regalo de su hermosa desnudez, la visión de su miembro erecto era gloriosa: tenía un pene recto, venoso, delgado, circuncidado y de color rosado que se levantaba orgulloso desde una sedosa mata de oscuro y acolchado vello
Con precaución, extendí la cinta métrica desde la base del bellísimo pene de Yahir hasta su punta, el chico se estremeció al sentir mi sutil roce y curioso pregunto:
– ¿Cuánto mide?
– 16 cms y medio – Le respondí seductor – 16 ricos centímetros. Nunca te la han mamado, ¿Verdad?
– No – Respondió el a punto de reventar de lo caliente que estaba
– ¡Que rico! Voy a ser el primero en probar tu verga de chocolate
Y con esto, extendí mi lengua y le di un húmedo lametón a la caliente y erecta carne que tenía frente a mi. Al sentir mi húmedo ataque, Yahir soltó un escandaloso gemido, por la fuerza de aquella exclamación pude comprobar que nadie había probado aquel pedazo de carne antes, solo un virgen gime de tal forma al sentir una lengua por primera vez explorando su masculinidad. Y vaya que era delicioso, lo que es mas, me iba a encargar de que tuviera la mejor mamada de su vida
Con deleite engullí la verga de Yahir; la chupe, mordí, lamí y mame haciendo gala de mi experiencia. El chico parecía disfrutarlo mucho, pues se retorcía y gemía como loco; y entre susurros exclamaba – ¡Que rico! – y yo, al oírlo me excitaba aun mas y me esforzaba en darle mas placer a el.
Enseguida deje su pene y comencé a lamer sus testículos, el chico se estremeció aun mas mientras sentía como mi lengua le daba un suave masaje a sus bolas
– Te esta gustando ¿verdad? – Pregunte separándome un segundo de su entrepierna
– ¡No mames wey! – Respondió entre jadeos ahogados – Se siente chingón
– Y aun no terminamos
El me respondió con una traviesa sonrisa que me invitaba a llevarlo al límite del placer. Espoleado por tan incitante respuesta regrese a su pene y una vez mas lo lamí, chupe, mordí y succione al ritmo que los gemidos de yahir me marcaban
Súbitamente su respiración se volvió mas agitada y sus espasmos mas violentos. Yahir intento advertirme lo que le pasaba, pero su agitada respiración y el intenso placer que lo invadía no le permitieron hablar; aunque yo no necesitaba una explicación, sabia exactamente lo que le pasaba, es mas esperaba ansioso por el jugoso orgasmo de yahir
Con un grito de placer, Yahir alcanzo el orgasmo, su cuerpo se convulsiono espasmódicamente; su pecho subía y bajaba al ritmo de su agitada respiración; su pene se hincho un poco para después expulsar el delicioso elixir de placer que yahir guardaba en sus testículos.
Pude sentir el primer chorro de semen chocando con fuerza en mi paladar, su sabor era penetrante, fuerte pero infinitamente delicioso; los siguientes chorros fueron mas débiles pero igualmente exquisitos; cada uno acompañado de un gemido y una contracción de aquel sabroso pene
Con asombro, Yahir contemplo como bebía su blanca esencia. En sus ojos se podía ver el éxtasis que acababa de experimentar, y lo que es mas, deseaba mas. Tras beberme toda su leche y limpiarle la verga con lamidas juguetonas, pregunte:
– ¿Qué tal? ¿Te gusto?
– Me encanto – Respondió el, aun recuperando el aliento – fue riquísimo
– Me da gusto oír eso – Exclame mientras me incorporaba frente a el y con deliberada lujuria me lleve las manos al voluminoso bulto de mi entrepierna – ¿Te gustaría probar el mío ahora? – Pregunte sensualmente
– No se como hacerlo – Respondió yahir tímido, pero sin duda excitado ante la idea
– No te preocupes, te puedo enseñar… si tu quieres
– si… si quiero – Respondió con súbito aplomo mientras se sentaba al borde de la cama y a la altura de mi entrepierna
Al oír esto una sonrisa se dibujo en mi rostro. Yahir me resultaba tan inocente, tan excitante, tan pervertible, que apenas podía resistir la tentación de penetrarlo en ese instante, pero aun debía retenerme, tenia que ganarme su confianza y su culo
Lentamente baje el cierre de mi pantalón y con parsimoniosa lentitud extraje mi miembro. Yahir lo miro sorprendido; mi pene se encontraba erecto al limite y goteaba transparente jugo pre seminal
El chico, un tanto asustado, levanto la mirada en tono inquisitivo; con ternura le acaricie el rostro y los labios; el, instintivamente los abrió dándome acceso al interior de su boca
– a ver yahir, saca la lengua – El me obedeció ansioso – Ahora lame mi verga como si fuera un helado
Un tanto dudoso, yahir siguió mis instrucciones, primero lamio sutilmente la cabeza, probando su sabor, tras una breve pausa durante la cual paladeo el sabor de mi verga, volvió a sacar la lengua y lamio el tronco; con cada lamida probaba mas y mas de mi enhiesta carne. Su respiración comenzó a agitarse y una nueva e incipiente erección comenzaba a nacer en su entrepierna. Al muy caliente le estaba gustando chupar verga.
– Déjate llevar chiquito, abre la boca, así, comete mi verga papi
Con estas palabras yahir perdió la poca timidez que le quedaba, y comenzó a chupármela como si le fuera la vida en ello. Con su mano izquierda tomo la base de mi pene y con la derecha comenzó a juguetear con su propio miembro.
Su lengua serpenteaba por mi dura masculinidad explorando todos sus pliegues y cavidades; sus labios se regodeaban succionando mi pene, regalándome con una sensación gloriosa. Se que suena exagerado, pero la de yahir fue una de las mejores mamadas de mi vida
Y vaya que el chico se esforzaba por darme placer, imitaba con gran talento todos los movimientos, que hacia unos minutos, yo había practicado en el; casi estuvo a punto de lograr que me viniera, pero m ansia de llenar su culo con mi verga era mayor que la de llenar su boca con mi leche, así que haciendo un gran esfuerzo me contuve y separe a yahir de mi ya húmedo miembro; el chico me miro extrañado y un tanto apenado
– ¿Lo estoy haciendo mal? Déjame otro poco, tienes la verga muy rica y quiero probar tu leche
Chiquillo goloso, ya le había agarrado el gusto a la verga, ahora nada evitaría que fuera mío.
-Lo haces muy rico, le respondí acariciándole los hombros – Pero ahora tengo ganas de otra cosa, ¡No te preocupes! Te va a gustar – Le dije al ver su preocupación – Y en cuanto a mi leche, ya veras, te daré toda la que quieras.
Tras sonreír lo bese en los labios el me correspondió la sonrisa, pero en sus oscuros ojos aun se asomaba la duda. Sin dejar de sonreír lo acomode hasta que quedo en cuatro encima de la cama. Su trasero era hermoso, sus nalgas suaves, lampiñas y redondas eran todo un manjar. Acariciándolo con cuidado pose mis manos en sus nalgas y las separe un poco.
-¿Qué vas a hacer? – Pregunto Yahir nervioso al sentir mis manos en sus nalgas
-Tranquilo, confía en mi…
Suspirando Yahir asintió, entonces volví a mi labor, una vez mas separe sus nalgas, su precioso culito se abría ante mi como una flor de carne; no cabía duda que era virgen solo un culo que nunca ha sido penetrado tiene ese color rosa y esa apariencia apretadita tan deseable. Me relamí los labios anticipando lo que haría, Yahir temblaba, pobre chico no sabía lo que se le venía. Sutilmente acerque mi lengua a aquel apretado ojete y con suavidad empecé a lamer.
Los temblores de Yahir incrementaron, pero esta vez un gemido acompaño su agitación, una vez mas había dado en el blanco, ataque con todo comiéndome el rico culo de Yahir al notar que había encontrado otro punto mas para volverlo loco. Poco a poco los gemidos de Yahir se convirtieron en exclamaciones de placer, murmuraba frases ininteligibles, estremecido por el placer mientras alternativamente se masturbaba y se pellizcaba los pezones. Extasiado paraba mas su culito hacia mi, dejándome hacer a mi gusto. Mi lengua se esforzó logrando introducirse en aquel apretado orificio de placer; para después hacer espacio a uno de mis dedos
Al sentir mi dedo entrando ingresar a su intimidad, Yahir se contrajo inmediatamente cerrándome el acceso
-¿Qué pasa? – Pregunte decepcionado – ¿No quieres que siga?
-No se… ¿Y si me duele?
-No te preocupes, te va a gustar, te lo prometo – Respondí sonriente y confiado
– Bueno… Esta bien – Y tras decir esto se relajo tanto como pudo
Viendo que Yahir requería un poco mas de trabajo cambie de técnica, me acosté boca arriba con mi cabeza entre sus piernas; sobre mi colgaba la erecta gloria de Yahir, con sus testículos llenos de joven leche.
Yahir me miro desconcertado, pero en cuanto sintió mi lengua en sus testículos su desconcierto cambio a placer. Mi lengua trabajo sin descanso, suave pero firme, lamiendo juguetonamente el escroto de Yahir; mientras mis manos paseaban ociosas por sus nalgas en busca de la entrada a su culo.
El chico empezó a gemir de nuevo y su mano volvió a su faena masturbatoria, ayudada esta vez por mi lengua. Una vez mas Yahir había bajado las defensas, justo lo que estaba esperando; tan suavemente como pude abrí sus nalgas y cole un dedo en su apretado culo
-¡Ah cabron…! – Exclamo Yahir al sentí mi dedo, pero esta vez hizo el intento de no apretar para dejarme llegar tan hondo como quisiera.
Cuando finalmente llegue a su próstata y empecé a masajearla, un repertorio de groserías lleno la boca de Yahir, cada una respondía a los movimientos de mi dedo en su culo; sin embargo mas que queja, parecía intentar expresar un placer que el no llegaba a entender, ya que nunca paro de masturbarse o de gemir complacido.
Una vez mas, aquel sonido inarticulado, señal de su orgasmo, escapo de su garganta; sin embargo esta vez no le iba a permitir que se viniera, al menos no aun. Tan ágilmente como pude saque mis dedos de su culo y los lleve hasta la base de su miembro para presionar la base del mismo en un intento de detener su inminente orgasmo
El apretón (ojo esta técnica también sirve para controlar la eyaculación precoz ;)) junto con el alto total de estímulos tuvo éxito, Yahir respiraba agitado sobre mi con una expresión de confusión en su rostro.
-Tranquilo peque – Le dije mientras salía de debajo de el, y me ponía de pie frente a la cama.
-¿Qué hiciste? ¿Por qué…?
– ¡Calma! Es un pequeño truco para aumentar el placer, no quiero que te vengas todavía – Yahir se mordió los labios, en verdad parecía que le había arruinado el orgasmo, pero todo era parte de mi plan, sin dejar de sonreír, le pregunte – ¿Te gusto lo que te hice?
– Si – Respondió ansioso
– ¿Qué tanto?
– ¡Mucho!
– ¿De verdad?
– Nunca había sentido tan rico… – susurro sensualmente
– Y eso que solo era mi dedo – Le dije astutamente – Imagínate si hubiera sido mi verga – Una vez mas Yahir se mordió los labios – ¿Qué? ¿No te animas?
– Es que… La tienes muy grande… – Respondió apenado – Me va a doler
– Te voy a ser honesto, la primera vez siempre duele un poco, pero es solo tantito, te juro que después te va a encantar
– No se…
– Es como un dolor de muelas – Agregué bromeando – Al principio te va a doler, pero después no vas a querer que te la saque
Yahir rio con ganas de mi broma, suspiro y pareció considerar lo que le decía, tras un segundo suspiro exclamo
-Vale, quiero intentarlo, sobre todo por que me gustas mucho y quiero que seas tú quien me desquinte – Al escuchar esto sonreí encantado, me iba a dar un banquete de culo virgen
Rápidamente reacomode a Yahir, tome mi lubricante y puse una generosa cantidad en el culo de mi amigo, con precaución use mis dedos para que no quedara rincón sin lubricación y en esta ocasión mis dedos entraron sin dificultad en su tibio ano; después puse un poco mas de lubricante en mi pene y me aliste a atacar.
Yahir esperaba con ansias y nervios, me acerque a el despacio le acaricie la espalda y acomode su trasero a la altura adecuada para después acariciar con mi hinchado glande su entrada trasera; al sentirme el chico suspiro gustoso así que continúe con este jugueteo presionando cada vez mas hasta que finalmente la cabeza de mi verga comenzó a entrar.
-¡Hijo de la chingada! – exclamo Yahir al sentir mi virilidad penetrándolo
– Aguanta mi chavo, apenas empezamos
Tras una breve pausa empuje un poco mas granando unos pocos centímetros
-¡Cabron! ¡No mames! ¡La tienes muy grande!
– Tranquilo, aguanta – Repetí mientras le acariciaba la espalda, pero esta vez no detuve mi avance
– ¡Ya wey, ya! – Pidió el chico pero solo lograba excitarme mas
Esta vez no respondí, me aferre a sus caderas y continúe mi avance. Tras unos minutos Yahir pregunto entre quejidos
-¿Ya… entro toda…?
-No, apenas la mitad
-¡No chingues! Esta enorme, no la aguanto. Ya
-Shhh chiquito ¿No querías que te desvirgara?
-…Si…
-¿Quieres que te la saque?
-No… no se… duele…
-Tranquilo, ya falta poco – Y mientras le decía esto le acaricie el vientre y el pene el cual ya había perdido su antes firme erección
Por un momento me detuve y considere en sacársela, la primera vez no siempre es fácil, tal vez necesitaba mas tiempo y estimulación, pero la voz del chico detuvo mis pensamientos
-No me la saques, síguele… empiezo a sentir rico aunque aun duele un poquito
Yahir había probado ser todo un hombre, estaba aguantando estoicamente mi verga en el culo, tenía que recompensarlo, tenía que hacerle sentir todo el placer posible
-Aguanta un poco mas Yahir, te prometo que te va a fascinar
Reinicie mi avance, Yahir seguía pujando y soltando groserías de tanto en tanto paro ya no intentaba detenerme; luego de unos minutos que parecieron eternos las nalgas de Yahir toparon con mis caderas
-Ya la tienes toda adentro ¿Como ves?
– Chido… – Exclamo el chido entre respiraciones agitadas, aun le dolía
Me quede quiero un momento mas dejando que el apretado, tibio y delicioso culo de Yahir se acostumbrara a mi verga. Durante ese rato el silencio solo se vio interrumpido por los resoplidos y quejidos de mi rico amigo, aunque de hecho ya estaban disminuyendo. Se estaba relajando, al ver esto intente una pequeña maniobra: Tan lento como pude retire mi verga del culo de Yahir hasta que casi se salió para luego meterlo de nuevo con igual lentitud
Yahir gimió, resoplo y suspiro al sentir mis movimientos e hizo lo mismo cuando repetí. Poco a poco empecé a imprimir mayor velocidad a la embestida, igualmente Yahir comenzó a disfrutarlo mas, sus sonidos ahora eran mas gemidos placenteros que quejas de dolor. Se estaba dejando llevar.
-Ya no te duele ¿Verdad cabroncito? – Le pregunte juguetón mientras lo embestía
-pinche cabron – Respondió el sin dejar de gemir – Se siente… chingon
El no era el único que estaba disfrutando. Todo aquel que se haya cogido un culo virgen entenderá el gran gozo que causa el pasar de provocar dolor a provocar placer, además un hoyito virgen aprieta como pocos y el de Yahir no era la excepción, era simplemente delicioso. Hubiera querido estar ahí todo el día metiendo y sacando mi erecta carne del culo de Yahir. Pero el placer me carcomía mermando mi resistencia tras cada embestida; mi orgasmo era inminente
-Te voy a bautizar el culito con mi semen Yahir – Le dije entre jadeos
-¡Si! Dame tu lechita, lléname de ella
-Te voy a llenar el culo, te voy a bautizar de leche y voy a ser tu macho de ahora en adelante – Exclame mientras le daba una nalgada, el solo gimió en respuesta
No pude mas, mi contenido orgasmo exploto con toda su fuerza liberando varias cremosas descargas de leche de macho, Yahir grito al sentir mi pene ensanchándose para después derramarse dentro de el; La sensación fue muy intensa, tanto que el también comenzó a venirse a chorros sobre mi cama, los músculos de su ano se contrajeron con su eyaculación, dándole una descarga extra de placer a mi verga. Fue genial.
Agitado e intentando recuperar mi respiración me tire en la cama, Yahir hizo lo mismo y se acostó junto a mi descansando su rostro en mi pecho sudado, su rostro mostraba una sonrisa radiante y satisfecha
-¿Te gusto Yahir?
– Me encanto cabron, que rica cogida me diste…
Un extraño silencio cayó sobre el cuarto, parecía que Yahir quería decir alfo pero no se animaba
-¿Pasa algo? – Pregunte intentando cortar la tensión
-Bueno… si… Lo que me dijiste de bautizarme el culo y ser mi macho
-¿Si?
-¿Era en serio?
– Si, si tu quieres
– Es que tu verga me gusto… y esta grandota… mas que la de mi hermano
-¿Tu hermano?
– Si, mi hermano es mas grande que yo – Explico Yahir – y siempre me enseña la verga o se la jala enfrente de mi, siempre quise probarla pero el muy cabron no me deja, y cuando te conocí me gustaste por que te pareces a el, bueno, tu verga es mas grande que la suya… y me gustaría que me dijeras que ibas a ser mi macho, y quiero que me cojas siempre que puedas, quiero que seas mi hermano, el hermano grande que se coge a su hermanito
No pude evitar sonreír, al chico le gustaban mayores que el y era por su hermano. La situación por perversa que sonara, me parecía muy excitante; la idea de esa relación pecaminosa donde mi hermano menor rogaba por mi verga y yo condescendiente se la daba fue todo lo que necesite para que una nueva erección naciera en mi entrepierna
-Creo que te gusto la idea – Exclamo Yahir al notar que mi verga crecía
– Me encanto, además tu hermano mayor aun no te ha dado tu lechita, ¿No la quieres?
-¡Si! ¡dámela!
Sin mas preámbulo lo acomode en la cama, esta vez boca arriba, me hinque frente a el, le separe las piernas y entre en el de un solo golpe. Mi verga penetro fácilmente en el, su culo aun rebosaba de saliva lubricante y semen por lo que mi pene resbalo alegremente en ese rico culo que le daba la bienvenida.
En esta ocasión Yahir no sintió ningún dolor, según me dijo fue como si necesitara que le llenara el culo vacio con mi verga
-Mi hermanito es un pinche putito – Exclame juguetón – Le gusta la verga de macho
-Si, soy tu putito, dame tu pene, mi macho
Como siempre me pasa, la segunda cogida que doy resulta ser mas larga pero no por eso menos intensa, mi pene entro y salió de Yahir durante un largo rato mientras el gemía y se agitaba pidiendo mas. Ya había perdido toda inhibición o miedo, incluso el mismo separaba las piernas y se abría mas las nalgas para que yo llegara mas profundo.
Fue tan excitante verlo ahí, sometido a merced de mis embestidas, mis manos acariciaban cada centímetro de su piel, le pellizque los pezones, le arañe la piel, mordí sus pies, lo hice mío. Luego de un rato dirigí la atención de mis manos hacia el pene de mi nuevo amante y con intensidad lo masturbe, jugué con sus testículos, acercándome cada vez mas al orgasmo. Me permitió llegar hasta lo mas hondo, llenarlo de mi hasta que no pudiera mas. Por su parte Yahir agitaba las manos con desesperación, aferrándose a las sabanas, acariciando mi cuerpo, no encontraba manera de digerir el placer que sentía.
Poco a poco mis acometidas se volvieron mas rápidas e intensas, mi venida se acercaba; Yahir presintió esto y se entrego al placer que mi verga le daba, bastaron dos arremetidas mas para que el se viniera a chorros; su delicioso pene expulso largos disparos de blanco semen, fue tal la fuerza de su eyaculación que le llego a la cara, incluso alcanzo a salpicarme el pecho
Aquel orgasmo propicio que sus músculos anales se contrajeran una vez mas en esa forma tan deliciosa brindándole a mi verga la caricia definitiva, apenas pude contenerme; a punto de estallar extraje mi hinchado miembro de las entrañas de Yahir, el capto el mensaje enseguida e incorporándose abrió la boca y estalle en ella
Fue un orgasmo delicioso, intenso e interminable, su boca recibió mi leche con gusto y el muy goloso incluso lamio los restos de mi verga y sus labios. Nuestras esencias mezcladas en su rostro lo hacían verse precioso. Ambos nos desplomamos en la cama exhaustos, pase mi brazo bajo su cabeza y el se acostó una vez mas en mi pecho sudoroso, Al poco rato nos quedamos dormidos.
Despertamos al cabo de una hora, en el pecho y rostro de Yahir había rastros secos de semen, pero el sonreía satisfecho yo también lo hacía. Nos bañamos juntos, el se tenía que ir pero antes de irse me ordeño otra dotación de lecha bajo la regadera.
Desde entonces Yahir y yo hemos tenido mucho encuentros siempre tan intensos y placenteros como el primero, el ya ha experimentado con otras personas pero siempre regresa a mi cama, el dice que nadie se lo hace como yo.
¡Por cierto! La última vez que estuvimos juntos el recordó aquella broma que le hice acerca del trío, esa del primer día en que nos conocimos, dice que un día de estos se la cumpla como fantasía, quiere que convenza a su hermano de verdad para hacer un trío… ¿que tal?
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