Mis primeras andanzas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi mamá tenía la costumbre de pasarse largos ratos en las tardes en casa de mi abuela ya al despedirnos le pedía a mi mamá que me dejara dormir en casa de la abuela, mi mamá aceptaba gustosa y yo jugaba las noches con mi primo Mario de catorce años y Ana Luisa de nueve que vivían al lado de la casa de mi abuela
De tanto jugar quedábamos sudados y sucios de mugre como yo tenía casi siete años por ese entonces todavía me consentían y mi abuela le pedía a mi primo que me ayudara a enjabonar y que nos bañemos, los dos nos metíamos en la bañera chispoteando el agua y hacíamos los consabidos juegos infantiles de soplos a los ojos con la espuma de jabón, aunque estábamos en trusa no podía dejar pasar por alto el bulto que se hacía a mi primo en la entrepierna se metia la mano rascándose el pene algunos pelitos salían de la trusa se bajaba la trusa y comenzaba a brincar yo le seguía quitándome la trusa ambos penes se movían a los brincos
Al brincar se acercaba haciéndome cosquillas lamiéndome la oreja y diciéndome que me dejara hacer el jueguito que lo hacíamos a solas y que no contábamos a nadie yo movia la cabeza afirmativamente y ahí fue cuando nos abrazabamos de la cadera luego uníamos nuestras barrigas para que nuestros penes se froten mi primo me inclinaba sobre el filo de la bañera vi que me rozaba el pene por mi barriga llegando después a mi pene que lo hacía delicioso, hacia estírame el pene hasta que se me entiesaba con el jabón que lo pasaba por debajo de los testículos y por las nalgas me sentaba en el filo de la bañera metiéndome el dedo yo al principio cuando me lo hizo me sentí raro como que no me gustaba y me inquietaba pero después con delicia como le hacía me fue gustando
Mi primo me pasaba bastante espuma jabón por entre mis nalgas luego de dediarme era el turno de su pene con el que me hacía gemir, no suficiente con eso me chupa las tetillas bajando por mi barriga haciéndome cosquillas y acariciándome el pene con sus dedos a mi primo le gustaba contemplar mi pene tieso, en eso me daba vuelta de nuevo, mi pecho ahora apoyado sobre el filo de la bañera se movia a causa de las embestidas que hacía su cadera y su pene en mis nalgas, sentía el suave roce de su pene bien tieso en mi piel y que trataba de perforar delicadamente mi ano, al rato me daba cuenta que tenía un liquido algo tibio en la espalda mi primo me ponía en pie me pasaba jabón por todo el cuerpo lo hacía con delicia, después me secaba y le daba uno que otro mame a mi pene que me hacía reir y luego de secarnos y vestirnos era el momento de ver televisión un rato.
Viendo la tele en la sala yo ya cabeceaba del sueño mi abuela me decía que fuera a cepillarme los dientes y también le decía lo mismo a mi primo antes de que se fuera a su casa, los dos entrabamos al baño yo un poco adormitado me limpiaba torpemente los dientes pero mi primo se encargaba de algo despertame con los manoseos que le hacía a mi nalga por dentro de mi pantalón sus dedos recorría la piel de mi nalga dedeando mi ano, me hacía que viera el bulto que se formaba en su entrepierna, deslizaba su trusa mostrándome nuevamente su pene tieso, lo acerba a mi barriga moviéndolo circularmente yo me dejaba que me bajara el pantalón cayendo a mis tobillos igual hacía con mi trusa me ponía en su delante arrimándome mi barriga y mi cara a la pared ahí sentía como el tibio pene de mi primo recorría la piel de mi espalda pasando por mis nalgas, tomaba un poco de jabón lubricándome el culo con sus dedos y después me pasaba el pene moviemdolo rápidamente haciéndome gemir hasta que sentía de nuevo su semen en mi piel en eso a veces nos demorábamos mucho y mi abuela de afuera nos decía que si habíamos terminado, mi primo decía jocosamente que ya pero no era el aseo bucal al que se refería sino al deseo sexual, pocas veces mi primo dejaba que lo cogiera por el culo, el me dominaba, una vez que terminamos limpiaba el semen de mi espalda con pepel higiénico lo veía que alzaba la tapa del inodoro apretándose el glande orinando abría la ducha para limpiarse su glande lleno de semen miraba el movimiento de su pene que lo agitaba alegremente con agua diciéndome con gestos en su mirada que eso era mio
Saliamos del baño, mi primo se quedaba un rato más viendo tele y yo me iba a dormir a una cama que quedaba junto a la de mi abuela en su cuarto, con el pasar del tiempo me metía más el pene y me hacía doler mucho, hasta que un apr de años después en una noche que durmió conmigo logró desvirgarme.
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