Mis primeras andanzas cont.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo tenía muchos amigos en la ciudadela donde vivía uno en especial Leonardo el más molestoso me llevaba a los rincones oscuros de las calles para bajarme la trusa y mover su pene en los alrededores de mi culo ese chico contaba en ese entonces con diecisiete años tenía un pene más grueso que el de mi primo Mario me hacía que doble mi cuerpo poníendome en cuatro sujetándome de cadera haciéndome mover para adelante y para atrás cogiéndome vestido por un ratito igual se dejaba que le haga lo mismo ya estando muy calientes aprovechábamos de nuestros juegos de policías y ladrones y nos metíamos entre callejones oscuros llegando a un solar abandonado se sentaba para quitarse la ropa yo parado me quitaba la ropa Leonardo desde el suelo me hacía señas para que sentara mi culo en su pene que lo tenía frotando con sus manos y estaba bien tieso, me hacía de cabalgadas abrazandome por detrás nos ladeábamos hasta quedarnos sobre el suelo ahí me sujetaba de las caderas para acomodarme acostándome sobre la ropa tendida yo esperaba el peso de su cuerpo sobre mi espalda me decía obsenidades en el oído al mismo tiempo que sentía su pene que se movía en la piel de mi culo Leonardo se apartaba de mi para escupirme saliva en forma reiterada en mi culo luego sentía punzadas en mi ano a causa de las embestidas suaves de su pene me hacía delirar, gemir y hasta gritar un poco Leonardo decía que mi culo era único de rico su cuerpo sobre el mio se movia muy rápido me apretaba mucho podía escuchar su aliento por un lado de mi cara que muchas ocasiones me hacía eso luego poco a poco su movimiento se debilitaba hasta quedarse estático solo sentía su respiración y sus caricias que hacía a mi pelo, cuello y orejas hasta que igual que mi primo su semen se chorreaba soibre mi espalda y culo Leonardo se levantaba simplemente me daba la espalda sacaba papel para limpiarnos nos vestíamos y seguíamos jugando, muchas veces lo hacíasmos en ese tiempo cada vez me hacía doler mi culo al principio cuando me insinuaba que fueramos lejos a cogernos yo sentía recelo porque me hacía doler pero un deseo que brotaba dentro de mi me hacía dejar llevar por sus insinuaciones.
Ya tenía por aquel entonces cerca de nueve años, con mi primo Mario tenía una relación excelente, nuestro juego en secreto se había convertido en una necesidad de estar juntos y disimulábamos bien lo que hacíamos pero no tanto como antes para evitar sospechas, sucede que a mi prima le hicieron una matinee por cumplir los once años en su casa, llegaron casi todos los miembros de mi familia que vivian en el pueblo y lejos de allí, ya llegada la noche la fiesta fue para los adultos la cerveza y el wisky se pasaba de mano en mano los pequeños fuimos al cuarto a vez tele estábamos Ana Luisa mi hermana y mi primo José que era tres años menor que mi, Mario estaba con los adultos haciendo mandados.
Ya bien de noche cuando nos mandaron a José y a mi a dormir en casa de mi abuela comenzamos a brincar sobre la cama en guerritas de almohadas nuestros pijamas se caían, me acordé lo del trastero y tumbé a Jose acostamdome encima lo sujeté de las manos y empecé a mover mi pene mi primo se quedó quieto sin mucho ya nos corrimos el pijama frotándonos los penes le di la vuelta y le corrí mi pene en su culo después me dejé hacer lo mismo después nos cubrimos con las sábanas a dormir abrazaditos, siento que el cuerpo de José se mueve en la cama y veo que José se ha orinado la cama, tendimos sábanas al suelo, al rato llega Mario un tanto alegre por lo de cama orinada, olia a cerveza, se puso ajugar a las luchitas, me deje que se montara en mi cuerpo y me cogiera vestido, José fue le primero en dormirse, apagamos las luces envolviéndonos en las sábanas competamente desnudos dando vueltas por el suelo, luego Mario se encargaba de besarme todo el cuerpo, chupó mi pene haciéndome un gustito que abría mis piernas dijo que le hiciera igualito, ya me lo había hecho muchas veces por eso me dejaba para sentir eso rico después me senté sobre el pene haciéndome cabalgar esta vez hizo entrar un trozo de su pene en mi culo me sentí adolorido sin mucha cosa me levantó en peso haciéndome acostar al filo d ela cama, escupió saliva en reptidas ocasiones dediaba mi culo me dilataba el culo como un poseído con movimientos rápidos que me hacían doler, Mario sin perder tiempo me penetraba empujaba suave y después con algo de fuerza mi cara sobre el colchón que olía a orina algo mojada igual que mi pecho, quise incorporarme pero el peso de Mario me lo impedía, el dolor se hizo agudo de un templón sentí un dolor inmenso que me hizo gemir y llorar, Mario me tapaba la boca y seguía con su ritmo de penetración hasta que me soltó a través de la luz de la luna vi que se estiba su pene mojado saliéndole el semen que caía en el suelo, a oscuras me dijo que hiciera silencio, lloraba quedo, no podía parame bien me senté en el piso, Mario me sostuvo limpiándome vi a trasluz algo rojo en el papel salió d ela habitación yo me acosté sobre las sabanas no paraba de llorar por el dolor Mario entró diciéndome que se iba a despertar José y la abuela traté de calmarme, me pasó una crema por el ano no me paraba el dolor y un liquido baboso que me salía, mi ano latía no pude dormír esa noche.
Al amanecer Mario me rogó que guarde el secreto y no contara nada, los siguientes días la pasé raro sin ánimo, mis padres me preguntaban qué me había pasado, dije que era el estómago, así pasaron los días, Mario no me volvió a coger pero si me dejé de Leonardo que al sentir en sus penetradas mi desvirgada lo hice mi marido por algún tiempo.
En mi adolescencia conocí muchos chicos los cuales fueron significativos creciendo mi apetito sexual, mis padres supieron mi inclinación al principio no la aceptaban pero de apoco fue resignada la idea de ser orgullosamente como soy.
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