Mis primeros años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me dedicaba a jugar con Ernesto luego de hacer mis tareas escolares de primer año, Pedro el hermano mayor de Ernesto estudiaba en un internado llegaba a casa en feriados o una vez por mes de un fin de semana, por ese tiempo era un chico fornido de piel blanca, ojos miel claros, pelo castaño claro, tenía catorce años, muy alegre, pasaba más tiempo jugando con nosotros, se daba cuenta de mi interés por los cochecitos de Ernesto, empezaron de su parte los tocamientos a mis piernas y culo usaba su fuerza ruda para someterme acostándome en el suelo y montándose encima pasando la cara por mi cuello unas veces encerrados a solas y otras delante de su hermanito que no entendía del juego que supuestamente hacíamos, por lo general pasábamos jugando en la habitación de Pedro donde tenía muchos juegos de cochecitos y soldaditos, yo estaba arrodillado jugando con los cochecitos en pista Pedro se ponía por detrás para sobarme el culo vestido yo ya entendía lo que quería y me dejaba, después ponía el pene parado vestido sobándolo sobre mi culo vestido nos levantábamos abrazándonos de frente agarrando las cinturas haciendo movimientos para que nuestros penes vestidos se froten Pedro se movía de arriba abajo, eso me gustaba mucho solo de ver cerrar los ojos a Pedro en señal que le gustaba a mí también me daba ganas y sentía que mi verga se estiraba, luego bajábamos la cremallera de los pantalones haciéndolos a un lado quedándonos con la trusa, metíamos las manos para sobar los penes nos abrazábamos moviendo los penes vestidos lo siguiente era aquello que nunca olvidaré cuando Pedro estiraba su trusa para que yo viera su verga rosada del frotamiento se podía ver su cabeza rosada que se la hacía algo morada de tanto apretársela y luego me estiraba la trusa para ver mi verga alargada que me la estiraba suavemente con los dedos haciéndome sentir rico no dejaba de mirar ese frotamiento tan delicioso que me ponía la carne de gallina Pedro me decía que me ponía así porque era un arrechito, posteriormente Pedro me corría la trusa haciéndose lo mismo, de nuevo nos dábamos el abrazo a las caderas uniendo las vergas tibias y desnudas para que se froten, para que eso suceda Pedro se inclinaba un poco me llevaba a la cama donde me acostaba despacio, siempre recordaré cómo el cuerpo de Pedro se acercaba a mi colocando su verga sobre la mía, siempre recordaré cómo el cuerpo de Pedro me hacía pujar por su peso viéndole cerrar los ojos llenos de pasión y deseo por tenerme yo recibía todo eso quietecito como Pedro me lo pedía, me daba lugar para ver mi verga mojada del semen que botaba la verga de Pedro
Por un ratito Pedro quedaba inmóvil rendido por el acto sexual encima de mi cuerpo después lentamente se levantaba mirándome con detenimiento que estaba acostado de espaldas en su cama con mis piernas abiertas mi verga mojada de su semen yo observaba a Pedro limpiarse la cabeza de la verga luego se subía la trusa y su pantalón podía darme cuenta que su carácter se hacía serio, no era dulce como al principio cuando deseaba cogerme, se limitaba a limpiarme con el papel higiénico me daba un soldadito o cualquier juguetito con la condición de no decir nada me decía que salga corriendo de la habitación a donde estaba su hermanito para seguir jugando con nosotros pero no se nos acercaba me trataba indiferente, a veces mi mamá me preguntaba que de dónde sacaba tantos juguetitos yo le decía que me los regalaban Pedro y otros los ganaba jugando con los amiguitos de la escuela.
En otras ocasiones cuando jugaba con Pedro nos desnudábamos completamente frotándonos las vergas, dándonos vueltas sobre la cama, me mamaba la verga estando yo bien abierto de piernas, también me lamía las nalgas, Pedro se acostaba, poniendo mi cuerpo encima del suyo, abrazándome y moviéndome la cintura, allí nuestros penes se movían me gustaba mucho estar encima del cuerpo de Pedro, luego se acostaba virándose hacía que me acueste sobre su espalda abría sus dos nalgas para que yo pusiera mi verga a rozarlas eso también me encantaba más, luego hacíamos cambios, él sobre mí, le gustaba abrirme las nalgas para encularme la verga cerca de mi ano empujándola, me hacía pujar, al principio se nos hacía incómodo porque lo hacíamos a simple piel sin lubricar, pero con el tiempo Pedro usaba su semen o crema y era más delicioso cuando su verga frotaba mis nalgas, en cada cogida trataba de meterme más la verga por mi culo dejándome el semen regado por las nalgas a veces manchando las sábanas, se acostaba a mi lado con gestos de placer de haberme cogido viendo hacia el techo cerrando despacio los ojos tomándose la verga exprimiendo su cabeza de verga para que le saliera las últimas gotas de semen que las juntaba con los dedos limpiándoselos en mi culo, me decía que yo tenía un culo rico que le pertenecía allí mismo tomaba el semen de mi nalga poniéndolo en mi ano para que de nuevo esa verga algo gruesa que tenía me la metiera, el dolor era eterno en esos minutos que me tenia cogido, se detenía un poco cuando le suplicaba que me deje pero después continuaba, muchas veces yo terminaba llorando por el dolor que sentía, a veces cuando estaba en la sala jugando con Ernesto se acercaba Pedro insinuándome para ir a jugar a su cuarto yo al principio no quería porque terminaba con dolores en mi culo pero me convencía diciéndome que me regalaba juguetitos iba con él y terminaba después con mi culo adolorido de las metidas de vergas que me hacía.
No sé por qué y en qué momento mi cuerpo se hizo adicto a las cogidas de Pedro, no entendía por qué me gustaba tanto sus caricias si me hacía doler el culo con esa verga gruesa que tenía, me dediqué a contemplar las vergas de los niños en los baños de la escuela, hacía de montaditas acostándome en el suelo cogiéndolos a mis compañeritos, mis mi vecino Armando que estaba en el último año escolar se dio cuenta y me cogía vestido, con astucia nos quedábamos jugando a la salida esperando que la gran mayoría de chicos se fueran, íbamos al baño poniéndome en cuatro con el pantalón y la trusa a los pies me hacía suaves movimientos en las nalgas, me metía su verguita haciéndome pujar, me dejaba hacer todas las veces pero el tamaño de su verga no era como la de Pedro, por eso lo esperaba con más deseo para que me cogiera luego de su llegada del internado en las tardes en su habitación.
Me acuerdo aquella noche que los señores de la casa fueron a una kermesse llevando a mi mamá, yo ya vivía mas de tres años en esa casa, Pedro y yo tendríamos toda la noche para cogernos, estuvimos viendo la tele esperamos a que Ernesto se durmiera, Pedro lo marcó acostándolo en su habitación, fuimos a su habitación colmándonos de manoseos por la espalda y el culo estirándonos las vergas nos metimos entre las sábanas rodando por la cama cayéndonos al suelo, teníamos una plenitud de libertad que Pedro me la hacía sentir con mucha seguridad, parecíamos desaforados de tanta pasión, Pedro no dejaba de besarme todo el cuerpo diciéndome que le gustaba mucho me hacía electrizar las chupadas que le daba a mi verga, a mi culo y a mi espalda, hicimos el 69 un tanto incómodo debido a nuestras estaturas, fue en ese momento que me puso a filo de cama con mi culo lleno de crema hasta mi ano, ambos sentíamos nuestra piel caliente, Pedro hacía recorrer la cabeza de la verga por los muslos hasta tenerla junto a mi ano, empujaba y empujaba despacito mis primeros ay eran cortos, pujaba y gemía aumentándome la temperatura de mi cuerpo, cada vez sentía que mi ano se baría más el dolor crecía con mi angustia, las manos de Pedro estaba apoyadas en mi espalda, estaba sometido completamente a sus deseos de poseerme no dejaba de dolerme las metidas, sentía alivio en cada sacada pero aumentaba mi puje en la entrada de la verga no se cuantas veces me hizo eso pero el dolor era más fuerte a los que me hizo en otras ocasiones de pronto no aguantaba el dolor saliéndome lágrimas con llanto, Pedro no se detenía de un impulso fuerte sentí desgarro dentro de mi culo, el grito fuerte que di lo algo bajado por la mano que me tapaba la boca, me hizo rápidos mete y saca suplicándome que me dejara, después de un rato me soltó, lo vi bien sudado con cara de complacido al poco rato vi su preocupación, yo viré algo mi cadera para ver que de mi culo salía su semen con sangre, me asusté mucho Pedro se acercó para calmarme diciéndome que eso era normal y que ya se me pasará pero eso no calmaba mi susto, seguía llorando del dolor ocasionado dejándome limpiar y curar de Pedro, al rato me dejó pidiéndome que callara lo ocurrido, esa noche la pasé muy triste con mi culo adolorido, mis pensamientos daban vuelta en mi cabeza, mi sensibilidad y timidez me hacían callar a mi madre lo que Pedro me hizo cuando lo veía nuestras miradas se distanciaban esos dos días los pasé curándome el culo en secreto me alegré que no sangrara cuando iba a botar la caca pese a que todavía sentía algo de dolor.
Desde aquella noche Pedro y yo nos alejamos sin embargo mi atracción por cogerme chicos se incrementó en la escuela dejándome también coger por el culo, en los recreos llevaba a mis compañeritos lejos de las canchas detrás del escenario o en las lejanías del cerramiento donde había monte crecido les bajaba los pantalones y las trusas, dejaba mi culo al descubierto para que se monten sobre mi cuerpo abriéndome las manos tomándoles la verga para que trataran de metérmela lo mas que pudieran después yo les penetraba tantito muy rapidito hasta que sentía deseos de ir a orinar, el que más se daba gusto con mi culo era Armando cuando estábamos solos en la escuela y en los juegos del barrio nos gustaba vernos orinar, por esa época ya Armando botaba semen en mi cuerpo a diferencia de Pedro a Armando le había crecido más la verga me gustaba mamársela después que orinaba con ese sabor saladito allí contraje el herpes bucal.
Las cogidas que me daba Pedro eran pocas me dejaba hacer con mucho gusto, Pedro me dijo que lo hiciéramos poco porque podrían descubrirnos, llegó el momento en el que ya no lo hicimos, Ernesto jugaba conmigo con gran satisfacción ya antes habíamos jugado a las montaditas y otros juegos sexuales, el nene iba a mi cuarto cuando hacía las tareas, moví la cadera acostado a filo de cama con esa expresión de niño hermoso que tenía, me acuerdo aquella vez que viéndolo tenía parada la verga fui a cerrar la puerta y le bajé la trusa que tenía puesta de inmediato me bajé la trusa puse a sobar mi verga en ese culito, Ernesto se dejaba coger, en ese momento le refregué bastante mi verga en el culo fue delicioso sentir la piel de mi verga sobre la piel suavecita de Ernesto, recuerdo claramente que por esa refriega mi cerebro sintió electricidad latiéndome de una manera extraña combinando el gusto con un poco de angustia, mi verga latía tanto que me vino un gustito raro luego un pequeño susto natural que sentía al darme cuenta que de la cabeza de mi verga salía un liquido transparente, era mi primer semen claro que lo depositaba en el culo de Ernesto lo dejé que me cogiera por el culo enseñándole a poner la verga en mi culo, me gustaba siempre que me empujara hacia adelante cuando me acostaba en el filo de la cama, le dije que era un juego secreto si lo descubrían os iban a pegar, Ernesto ocupó el lugar de su hermano Pedro cogiéndonos discretamente en las habitaciones botándole leche en su pene o en el culo, a veces le insinuaba para cogernos y eso le gustaba en otras ocasiones Ernesto me pedía que lo cogiera en su habitación.
Dormía pensando en el culo de Ernesto, me masturbaba de solo pensar en los momentos que me lo daba para que me lo cogiera, Ernesto había crecido con mayor belleza física que Pedro su piel era más blanca, suave y bien cuidados sus manos y pies, su carácter simple me atraía sobre todo por la prudencia que tenía en cada cogida que teníamos mi pasión se había volcado a Ernesto, nos gustaba desnudarnos quitándonos la ropa, mamarnos la verga hasta dejárnoslas rojas de tanta lamida y chupeteadas, después nos acostábamos metiéndonos los dedos por el culo, Ernesto gemía haciéndose para adelante abriendo las piernas, lo ponía en posición perrito sobre la cama por detrás le ponía al verga metiéndola por el ano, cuando Ernesto sentía bastante dolor por las metidas se desfallecía cayendo en la cama con las piernas y brazos abiertos aprovechaba de eso para lamerle la espalda y las nalgas yo quería que ese culo fuera mío me propuse lubricarlo con los dedos, le daba confianza brindándole mi ano abierto para que me metiera la verga me daba cuenta que le gustaba más, fue una tarde que nos quedamos solos que estábamos sentados jugando atari que Ernesto se sienta sobre mi pene moviendo su culo solté el mando lo incliné para adelante corriéndole la trusa metiéndole el dedo haciéndole cosquillas dándole gusto a su culo así se quedaba quietecito con placer de que siguiera metiéndoselo.
Una tarde me quedé cuidando la casa lo primero que se me vino a la mente fue cogerme el culo de Ernesto, comencé a masturbarme la verga dentro de la trusa hasta ponerla bien larga apretando la cabeza de mi verga diciendo el nombre de Ernesto, lo busqué por la casa hasta que lo encontré dormido en su habitación aún parece verlo como hoy con su carita de lado sobre la cama solo vestido con trusa de tela ligera viéndole su espalda moverse por la respiración, sus ojos claros cerrados, esas pestañas bien arqueadas lo hacían precioso con los labios bien delineados rosados, las piernas un tanto abiertas con las manos abiertas por sus brazos, lo miré por un largo tiempo, me acerqué para olerle el culo vestido por la trusa, despacito le deslicé la trusa poniéndola a medio talle de las nalgas fue suficiente para nuevamente olerle el culo como me lo hacía Pedro antes de cogerme, pasé la punta de mi lengua por las nalgas algo descubiertas por la trusa, me desvestí acosándome con cuidado a su lado pasándole el dedo por la espalda y entre las nalgas, eso hizo que tuviera un tanto de liquido pre seminal en la punta de mi verga, alcé un poco mis piernas descansándolas sobre las piernas de Ernesto puse a mover mi verga junto a su culo oliéndole la cabellera hermosa de pelo lacio castaño claro muy suave, Ernesto se despertó algo sorprendido viéndome acostado junto a él lo que hice fue ponerme boca abajo abriendo mis piernas diciéndole que me cogiera el culo, Ernesto de lo recién despierto que estaba lo pensó un poco y estuvo sobre mi dándome verga en mi culo, lo senté en la cama le abrí las piernas mamé su verga y de nuevo me acosté para que me diera verga húmeda en mi culo, Ernesto ya estaba bien caliente, lo puse a filo de cama para penetrarle el culo con saliva que se mezclaba con mi liquido pre seminal le di verga por un rato, Ernesto se acostó sobre dos almohadas con la idea de que empinara el culo dejándolo bien descubierto con su tronco arqueado vi el ano rosa metí el dedo para lubricarlo gozando con eso y sin chistar le metí la verga por ese ano tanto que la delicia se sentía a mil, me hacía sordo de los gemidos y lamentos de dolor de Ernesto, sabía lo que estaba sintiendo y para que no se a larga la agonía de la penetrada en tremenda cogida que le estaba dando hice un tremendo empujón
Entre el mete y saca hasta que Ernesto con eso pegaba gritos desgarradores yo en mi mente tenía ese deseo de romperle el culo y lo conseguí aunque los minutos que pasaron fueron de miedo, temor, angustia, por la reacción que pudiera tener Ernesto, no hablamos me limité a limpiarle el culo, sus mejillas llorosas que me miraba con desconsuelo su sangre era igual a la que me hizo botar su hermano, que se entienda por favor que no fue venganza, le rompí el culo por deseo, gusto, placer y necesidad de sentirlo mío, caminamos lentamente al baño para terminar de limpiarlo con crema y curarlo de la misma forma en que me curé cuando Pedro me rompió el culo, estuve toda la tarde a su lado, le rogaba insistentemente que mantuviera esto en secreto, Ernesto se dejaba abrazar de mi tenía una leve temperatura, supe por mi madre que Ernesto no cenó y fue a dormir temprano a su habitación, al otro día bien de mañana lo vi en la mesa con poco semblante, la tarde la pasó solo en silencio yo me preocupaba mucho que me delatase, vino el feriado vi desde lejos a Pedro animando a Ernesto a jugar yo también participaba Ernesto me veía receloso, pero con el tiempo su temor se acabó y seguimos cogiéndonos con delicadeza para que su culo se abriera más gustándole cada vez más que lo cogiera, a veces se encerraba en la habitación con sus amigos escuchaba los gemidos disimulados en los juegos, mi madre se hizo de compromiso, mi padrastro nos llevó a vivir a otra ciudad donde el trabajo fue mejor hice mis ultimas cogidas en esa casa con Ernesto en aquellos últimos meses de 1983.
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