Mis primos y yo
Cuando un día caluroso llega, los primos vienen a jugar..
Seamos honestos, no les interesa mi nombre y tampoco estoy interesado en darlo, pero es cortesía básica el presentarse.
Digamos que me llamo Marcos, aunque obviamente no es mi nombre real.
Personalmente ni siquiera se porque comparto esta historia… Supongo que necesito sacar de mi pecho y mente lo que viví. No me malentiendan, no fue una mala experiencia en mi opinión, pero fue una extraña.
Todo empezó hace como un mes, mas o menos. Era un día extremadamente caluroso, el sol pegaba fuerte en la piel y ni una nube a la vista. Como un estudiante de preparatoria viajaba como todo mortal en el asfixiante camión. Podía permitirme un coche, pero no tenía licencia. Y me daba pereza sacarla.
Estar entre tanta gente apretada en un día caluroso hace que uno empiece a sudar más de lo que debería. Después de casi un par de horas, me baje del camión y camine a mi casa, odiándome a mi mismo por no traer una sombrilla. Tarde unos diez minutos en llegar a mi pequeña casa.
Le digo pequeña casa, pero era una villa de tres pisos, la situación económica de mi familia siempre había sido buena, según mi abuelo que en paz descanse; “El trabajo es un regalo de Dios”.
Mis dos padres tenían buena educación y también buena suerte, mamá era toda una artista, sus obras se llegaban a subastar bastante bien y papá era un exitoso arquitecto.
Ellos junto a mi hermano menor viajaron a Estados Unidos por trabajo de mi papá y aparte hacer turismo, hasta la fecha tienen 2 años allá.
Por supuesto, al principio querían llevarme con ellos, pero me negué, argumentando que aquí me concentraría mejor en los estudios y que extrañaría bastante a mis amigos.
Por alguna razón accedieron, supongo que fue porque nunca les pedía nada. A sus ojos era inocente y obediente.
Volviendo al tema, llegue a la villa como un zombi, mi camisa pesaba bastante por el sudor y la mochila en la espalda me estaba matando. Entrando en casa me di cuenta que mi tía estaba en la cocina. Esto no era raro, mi tía venia a cuidarme de vez en cuando, asegurándose de que todavía estaba con vida, pues aparte de mis papas y hermano, no hablaba mucho con mis otros familiares.
Mi tía iba saliendo, diciendo que iría a ver a una amiga y que mis primos menores estaban en mi cuarto viendo Netflix, le dije que estaba bien.
Quitándome la camisa y el pantalón empapados en sudor, junto a los tenis y calcetines entre a mi cuarto.
Mi cuarto era grande, con una cama matrimonial en una esquina y un sofá cama cerca de esta, estanterías con libros, un escritorio con una laptop y materiales de dibujo.
Mis primos, Leo y Diego, gemelos de 14 años estaban sentados en el sofá cama viendo una película que no conocía. Los dos eran bastante guapitos, de cabello marrón claro, piel un poco bronceada y ojos verdes brillantes, cada uno vestía una camisa de tirantes negra y un par de pantalones cortos de mezclilla ajustados, que hacía que sus grandes traseros se vieran más grandes. Era ropa que solían llevar los días de calor.
Como mi pervertido amigo Alberto una vez me dijo después de conocerlos: “Parecen mariconcitos con esa ropa”.
Y lo eran. Los había atrapado viendo porno gay en mi cuarto antes, con papel de baño lleno de semen en mano. No los regañe, diciendo que era normal a esa edad, pero les dije que no lo hicieran en mi cuarto.
Después de que se fueran ese día, busque el papel de baño que usaron para limpiarse y lo aspire y lamí casi con rabia, dándome uno de los mejores orgasmos que he tenido.
– ¡Hola primo! – Me saludaron ambos niños.
– Hola… – Dije para luego mirar la película – Bajen el sonido o vayan a la sala a verla, me voy a dormir.
– ¡Ok! – Respondieron ambos.
Quería bañarme, pero el sueño me estaba matando, me quede despierto toda la noche intentando terminar una tarea casi imposible de mi joven sexy profesor de matemáticas.
– Hay agua fría en el escritorio – Me dijo Leo – Hace mucho calor, toma un poco.
Después de que salieran y decirles que no salieran de la casa, apague la televisión y como dijo Leo, tome un poco de agua, sintiendo que rejuvenecía. Me acosté en la cama con el clima prendido y dormí bastante.
Cuando desperté aun sentía el cuerpo pesado, pero estaba vez sentía la cadera extraña, mi culo en particular sentía un poco de dolor, pero no mucho y lo sentí como si me hubiera cagado en sueños. Con algo de vergüenza fui al baño a limpiarme, pero pronto descubrí que lo que salía de mi culo era de color blanco.
Con la mente confundida, regrese a mi cuarto, abrí mi laptop y revise el sistema de cámaras. Hace como un año, atrape a un ladrón que entro después de cortar los candados con unas pinzas, por supuesto lo atrape y llame a la policía, como no quería que mis papas se enteraran, no les conté y en cambio instale cámaras por toda la propiedad.
Tenía una cámara extra, de esas pequeñas, la instale en mi cuarto por si acaso, colocándola en una estantería, mirando a mi cama.
Mirando la grabación, mi cara era todo un poema.
Solo estaba yo al principio, con mi enorme trasero mirando al techo, una media hora después sucedió algo.
Mis primitos, Leo y Diego entraron al cuarto sin tocar. La cámara también grababa audio por lo que pude escuchar todo.
– Marcos, ¿Estas dormido? – Me pregunto Diego, que había caminado a mi lado y me sacudió.
Leo se acerco al escritorio y miro el vaso de agua que estaba vacío.
– Si se lo tomo – Dijo Leo con una enorme sonrisa – Lo bueno que no noto las pastillas.
¿Pastillas? ¿De que habla? Pensé para mí mismo.
Entonces algo más ocupo mi mente.
¡Los gemelos se quitaron la ropa!
Sus cuerpos en desarrollo inundaron la pantalla, inconscientemente dirigí mi mano a mi paquete, acariciándolo.
Sus cuerpos eran delgaditos, con cintura estrecha, miembros largos, culo grande y lo que me sorprendió fue la enorme verga que colgaba, unos 15 cm y aún estaba flácida, con algo de vello púbico. La ultima vez no se las pude ver bien pues se taparon a toda prisa.
Ambos se subieron a la cama, Leo me quito la ropa interior y Diego se hallaba frente a mi cara. Leo me dio una nalgada, por la marca roja en mis nalgas y el sonido, fue una bastante fuerte.
– Pinche putita, ¿Cómo escondes esto? – Dijo Leo tomando mis nalgas y amasándolas.
Entonces las mordió y aspiro profundamente, dirigió su boca a mi ano y chupo ruidosamente.
Diego por su parte me estaba besando con mucha ansia.
Ambos pararon y arrastraron mi cuerpo hasta el borde de mi cama, volteando mi cuerpo en el proceso, Leo seguía chupando mi culo y metiendo la lengua lo más que podía, Diego bajo hasta mi verga y trago con maestría, también jugo con mis bolas.
No podía creer lo que veía en el monitor, mis primos, estudiantes de secundaria, niños que aun pasaban por la pubertad, se estaban aprovechando de mí, mientras aparentemente estaba noqueado por pastillas para dormir.
Mi mano ya había sacado mi verga, mis 21 cm estaban duros como el acero y chorreando el líquido preseminal.
Por algún motivo, no estaba molesto, seguí observando mientras me masturbaba.
– Sabe mucho a sudor y semen – Dijo Leo dejando de chupar – Es delicioso.
– ¿Qué esperabas de una putita? – Se burlo Diego – Sigue chupando, se la voy a meter hasta el fondo.
– ¡Primero voy yo! – Grito Leo, pero volvió a chupar y escupir saliva.
Los gemelos siguieron chupando tanto mi culo como mi verga, que en la grabación ya estaba erecta, Diego lamia la cabeza como si se tratara de una helado.
Entonces Leo dejo de chupar y en cambio empezó a meter sus dedos. No fue uno o dos, fueron tres y los metía con fuerza. Los sacaba con rapidez y los volvía a meter, casi con ritmo, también los chupaba y lamia de vez en cuando, echando más saliva mi culo.
Esto duro por unos diez minutos, entonces los dos se detuvieron y se levantaron, exhibiendo sus enormes vergas de 18 cm. Para alguien de 14 años y que aun le faltaba crecer, eran muy grande, y lo serian más en el futuro.
Se me hizo agua a la boca, eran delgadas pero largas, sus bolas también se veían llenas y pesadas.
– Yo primero – Dijo Leo.
– Ok – Contesto Diego.
Diego no se quedo quieto, se fue a un lado de mi cuerpo y levanto uno de mis brazos, enterró su cara en mi axila y lamio mi sudor, aspirando fuertemente también.
– Que cerdo hahaha – Dijo Leo riéndose.
– Lo dice el que chupa culo – Respondió Diego – Me gusta como sabe y huele.
– Huele como una puta cualquiera – Dijo Leo moviendo su verga a mi ano – A sudor y semen.
Entonces ensartó sus 19 cm enteros. Dejo escapar un gemido de placer, su dulce voz resonó en mis oídos, casi haciéndome acabar.
– Esta apretado… – Murmuró Leo, casi en trance.
Leo se quedo quieto un minuto, entonces de repente saco y volvió a meter su verga con fuerza, como un pistón.
Sus fuertes y rapidos movimientos me recordaron a un perro en celo, y yo era la perra a la que le metían la verga.
Diego dejo de chupar mis axilas y se subió a mi cara, abrió mis labios y metió su verga en mi garganta.
El ver su verga desapareciendo y su vello púbico en mi nariz hizo que mi verga escupiera semen en abundancia, pero aún seguía duro.
Diego también empezó a meter y sacar con fuerza, gimiendo de placer.
Los gemelos continuaron violándome como si sus vidas dependieran de ello, supongo que el ser jóvenes hizo que tuvieran mucho aguante, yo mismo podía confirmarlo, a su edad duraba horas masturbándome.
Leo de pronto gimió más fuerte. Había acabado en mi culo, su semen era abundante como el mío, Diego dejo de empujar y saco su verga de mi boca, note que me dejo un par de vellos púbicos que luego quito con su mano.
Diego con la verga envuelta en saliva la metió esta vez en mi culo usado. Leo por su parte, se subió a mi cadera, con su hermano viéndolo, dirigió mis 21 cm erectos y chorreando liquido preseminal a su culo estrecho, se escupió en un mano y llevo la saliva a su ano, metiendo un par de dedos, después escupió en mi verga. La cabeza de mi pene ya estaba en sus entrada, luchando por entrar, Leo se mordía el labio, su cara estaba llena de placer y dolor.
Entonces Diego se detuvo, puso sus manos en los hombros de Leo y lo empujo hacia abajo.
Leo gimió de dolor y placer, yo viendo la grabación, termine por segunda vez.
Mis 21 cm se podían apreciar en el estomago abultado de Leo, viéndose como una erótica obra de arte.
– ¡Imbécil! – Grito Leo a su hermano.
– Bien que querías Hahaha – Se burlo Diego.
Diego volvió a entrar y salir de mi ano con rapidez, luego miro a su gemelo.
Leo cabalgo mi verga como toda una puta de esquina, luego miro a su gemelo.
Los gemelos se miraron sonrientes por un momento, luego acercaron sus rostros y con los ojos cerrados se besaron apasionadamente, mientras seguían en lo suyo.
Mis ojos se abrieron como platos, pero me sentí como un tonto, los gemelos me estaban violando mientras me drogaron, ¿Por qué me sorprendía que se besaran?
Por supuesto, el descubrir que mis primos eras homosexuales, me hizo preguntarme muchas veces si jugaban en entre ellos. Su beso por fin me lo confirmo.
No era un beso cualquiera, fue uno sucio. Sus lenguas peleaban entre sí y se escupían en la boca mutuamente.
Nunca dejaron de follarme o cabalgarme. Ya había pasado una hora.
Entonces Leo dejo de moverse, mi verga estaba hasta el fondo, con su culo pegado en mi cadera.
– Me lleno de semen… – Dijo Leo entre suspiros, su verga expulso semen que cayo en mi pierna.
Luego Diego, como respondiendo a su hermano, hizo un ultimo empuje de su verga y suspiro de placer.
– Yo también termine… – Dijo con gusto en sus ojos.
Leo salió lentamente de mi verga, su ano rojo y abierto al máximo se presentaron como un manjar en la grabación, una abundante carga de semen se veía escurrir por sus paredes anales, cayendo en mi verga y manchando mi vello púbico y parte de mis piernas.
Diego volteo a Leo y dirigió su boca a su ano, chupando y lamiendo el semen espeso, Leo entre gemido también lamio el semen restante de mi verga y cuerpo.
Ambos chicos cubiertos de sudor y semen en sus partes se miraron y se volvieron a besar.
– Sabes a semen – Dijeron los dos al mismo tiempo, luego empezaron a reír.
Los dos chuparon mi culo y tragaron un poco del esperma de ambos, luego se limpiaron la boca, sus vergas y culos con mi boxer, me lo pusieron y me colocaron en mi posición original.
Se pusieron su ropa y Diego se fue primero, luego Leo miro a la cámara “escondida” y hablo:
– Si quieres más luego nos avisas – Dijo Leo con burla en sus ojos – Pero solo puedes ser nuestra putita.
Luego Leo salió, sonriendo como un campeón.
Yo viendo la grabación, termine por tercera vez.
Ciertamente, no me molestaría ser una puta para los gemelos, pero es mejor ser una puta para todos.
wow ke rico no puedo creer que todo eeso haya pasado me imagino ke vas a contar mas hiustorias verdad, debe detallar tu edad bro
Qué rico debe ser que tus primos te hagan todo eso.
Quiero la parte 2 y que les des una lección a tus primitos