• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Publicar Relato
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (6 votos)
Cargando...
Gays

Mis últimos días con Tavito (1/2)

Todo lo bueno llega a su fin. Antes de alargar innecesariamente y repetir escenarios, el ansiado final de mi historia con Tavito. Antología de situaciones a lo largo de los últimos años con Tavito. Disculpen tanta demora..
Después de nuestra última cogida que resultó dejándole a Tavo el culo irritado y a mí la verga adolorida, pasaron varios días en volver a tener oportunidad de coger como se debe, regresamos a puros rapidines y mamadas aprovechando oportunidades, había veces que el propio Tavo de lo caliente que estaba, se quitaba los calzones esperando el momento de solo bajarse rápido el pantalón y que me lo cogiera, había días que me pedía que al menos le metiera los dedos y así lo hacía, deslizaba mi mano a través de su ropa y le encajaba el dedo todo lo que podía por un rato o si la situación lo permitía, le pasaba la verga por el culito, habían ocasiones donde estábamos Tavo y yo en el sofá y mi hermano sentado en el piso jugando algún videojuego mientras a su espalda tenía a Tavito pasándole mi glande por el ano, era tanta la calentura que nos agarraba, que le decía a Tavo que se fuera al baño a esperarme y en una oportunidad lo alcanzaba y terminaba cogiéndomelo rápido como desquiciado. Los días pasaron hasta que las vacaciones terminaron y entonces el ritmo de nuestras vidas volvería a la normalidad, yo de regreso a la universidad, mi hermano a la secundaria y Tavito a la primaria. La alegría que sentía era muy grande, volvía a ver a mis amigos, ya no tenía novia, pues había terminado con ella debido a muchas diferencias y lo más importante, tendría de nuevo a Tavito conmigo a solas por las tardes.

Cuando el primer día de clases terminó, salí emocionado a recoger a mi pequeño, él también estaba muy ansioso, corrió hacia mí, lo llevé cargando al auto y ambos iniciamos el camino a casa,

– Ya vamos a estar solos?- Preguntó Tavito,

– Sí- Le dije,

– Que bueno!- Respondió feliz y noté como se toqueteaba al frente,

– Tienes muchas ganas?- Le pregunté,

– Sí, siento en mi culo que me da comezón- Respondió Tavito,

– Hazte al frente y abre las piernas- Le dije, pues íbamos por un tramo poco transitado, el semáforo estaba en verde pero próximamente iría al amarillo, así que avancé lento y me detuve en la intercesión, deslicé mi mano a través de la ropa de Tavo y toqué de pasada su verguita y huevos pero yo no me detuve ahí, estiré mi mano alcanzando el borde de sus nalgas y metí mis dedos medio e índice, me costó trabajo pero con la punta del dedo medio alcancé a palpar su ano, sentía que abajo en mi pantalón mi pene hacía presión por lo duro que lo tenía y se me hacía agua la boca al tocar el agujerito de Tavo, sentía su verguita rozando mi brazo mientras le acariciaba el hoyito, el semáforo regresó a verde y ahí tuve que sacar mi mano de entre las piernas de Tavo y retomar el camino, oliendo por momentos mis dedos, pues tenía el aroma a su culito en ellos y eso me ponía aún más caliente, Tavito parecía también no poderse contener y empezó a apretarme el pene,

– Está bien duro- Me decía,

– Quiero que me lo chupes- Le dije,

– Aquí?-

– No, yo te digo- Entonces tomé un camino más largo pero que yo sabía era poco concurrido, cuando entramos a esa zona solitaria me saqué el pene, – Ya- Le dije, Tavito se inclinó, agarró mi verga del tallo y empezó a mamar, yo vigilaba que nadie pudiera vernos y al mismo tiempo me saqué los huevos, Tavo inmediatamente los tomó y comenzó a tocarlos, algunos rebotes hacían que se le fuera más adentro mi verga a Tavo, pero después de unos minutos comenzamos a acercarnos a nuestro barrio, así que tuve que verme en la necesidad de pedirle a Tavito que parara y el niño en su lugar siguió solo acariciándome hasta que al fin llegamos a casa, tan pronto el portón de la cochera se cerró, Tavito se puso de rodillas en el asiento del copiloto, se dió vuelta y se bajó la ropa dándome el culo,

– Metémela- Dijo, su hoyito se veía riquísimo, rosadito, limpio, Tavito siempre era cuidadoso con la limpieza de su cola, me daban unas ganas tremendas de mamarselo y culearmelo, así que rápidamente metí mi cara entre esas dos nalgas y empecé a chuparle el ano, los primeros lengüetazos recogieron un sabor saladito, probablemente el sudor de mi caliente bebé después de haber jugado en la escuela, el otro sabor era el delicioso gusto a ese precioso culo, el sabor a él, mi sabor preferido, el ano le empezaba a dilatar y yo le mordía las nalgas mientras las tocaba insaciable, tenía Tavito con el culo bien arriba y la cara pegada al asiento mientras yo le comía el hoyito con tantas ganas que hasta me lubricaba la verga deseosa por entrar en escena, las suaves nalgas de Tavo rozaban mi cara y yo seguía saboreando su culito precioso que me iba a coger, esas nalguitas en breve tendrían a mis huevos chocando contra ellas, ni siquiera habíamos entrado a la casa y ya teníamos un derroche de placer, Tavo ya estaba listo para que se lo metiera y mi verga bien húmeda también lista para hacerlo, pero no lo hice, me levanté dejando a Tavo ahí con el culo levantado y salí del auto,

– Qué?- Dijo Tavo, desconcertado, le dí la vuelta al carro y abrí la puerta del copiloto, – Qué?- Repitió Tavito, pero yo no dije nada, solo me saqué la ropa baja y le acerqué la verga, él la vió, luego regresó su vista a mis ojos y sin decir nada la engulló y comenzó a mamarla, yo solo observaba, Tavito gemía con mi verga en la boca y la chupaba sin descanso, yo, jugando, se la alejaba un poquito y él se apuraba empujando el cuerpo para que no se le saliera de la boca y la succionaba para retenerla en su interior, repetimos esto varias veces y era como si estuviéramos cogiendo, Tavito se empeñaba en mamar mi polla como si el hambre de hombre que tenía le impidiera no hacerlo, a veces se la empujaba hasta la garganta y mis huevos le quedaban en la barbilla, Tavito batallaba por obtener aire pero no sacaba mi verga de su boca, de pronto, con sus ojitos llenos de lágrimas Tavito mi miró a los ojos con medio pene entre sus labios, yo le sonríe,

– Vamos al cuarto?- Le pregunté, él asintió, – No te la saques de la boca- Le dije, y lo ayudé a salir del auto, – Te voy a cargar, no te la saques- Le dije, y me costó trabajo, pero logré cargarlo haciéndolo girar en mis brazos sin que mi pene saliera de su boca, Tavito estaba aferrado a mí con sus brazos en mi cintura y prendido de mi verga con sus labios, yo lo sujetaba quedando su culo en mi cara, y así lentamente fuí caminando, entramos a casa y la prueba de fuego eran las escaleras, tardé una eternidad en subirlas, pero en ningún momento mi verga salió de la boca de Tavo, llegamos a mi habitación y con unos pasos más estuvimos al fin en la cama, tendí a Tavito conmigo encima y comenzamos un 69, ambos nos estábamos mamando las vergas con todo, Tavo me acariciaba los huevos y chupaba fuerte mi pene, sentía cómo hacía que la sangre se concentrara en mi tiesa verga con sus mamadas y yo también chupaba habilidoso su pequeño miembro mientras le manoseaba el culo y le acariciaba el ano, llegado el momento y sin necesidad de yo pedírselo, Tavito por si mismo se encontró queriendo chuparme los dos huevos a la vez, está de más decir que a esas alturas ambos teníamos mucha más experiencia, nos habíamos dado sexo oral incontables veces, Tavo sabía bien como comerse mi verga de la punta al tallo y ahora también tenía la suficiente habilidad (y la boca más grande) para mamarme ambos huevos a la vez y en verdad que él también lo disfrutaba, decía que le gustaba sentirlos moviéndose en su boca y claro está que también para mí era muy satisfactorio tener a un niño aferrado de mis bolas chupándolas, yo le regresaba el favor y también chupaba sus dos huevitos sin dejar de tratar su hoyito, podía sentir en verga y huevos como los tenía cubiertos de baba y de la misma forma yo tenía los huevos, verga y ano de Tavito lustrosos de mi saliva. Estuvimos un rato prolongado mamándonos, hasta que ya no podía más, estaba por venirme, así que comencé a follarle la boca a Tavo, a veces se la empujaba toda haciendo que mis huevos le quedaran en la nariz, era precioso sentir toda mi verga dentro de la húmeda y calientita boca de Tavo, y además él había vuelto a comenzar las caricias a mis huevos, parecía saber que ya le daría su lechita, porque a penas comencé a sentir las primeras contracciones Tavito acomodó su lengua como envolviendo mi pene y lo empezó a mamar sincronizando con cada lechazo, sentí hasta en el culo cada palpito que mis huevos y verga daban para soltar la leche y cómo Tavito seguía succionando y acariciando mis huevos hasta que todo salió, entonces lo escuché pasándose el semen para después sacar mi verga de su boca y me dió un beso en cada huevo. Me sentía bien, sacar las ganas tan tremendas que tenía de comerme a mi antojo a Tavito era lo único que quería desde hacía tiempo y parecía que él quería lo mismo, le dí espacio para que saliera de entre mis piernas y ambos nos recostamos boca arriba,

– Te salió un montón de leche- Dijo Tavito, acurrucándose en mi brazo, su aliento olía a mi semen, huevos y verga,

– Me la mamaste bien rico- Le dije, Tavito sonrió orgulloso, – Porqué me besaste los huevos?-

– Pues porque me dieron mucha lechita, se me antojó darles un beso para darles las gracias, aparte son míos, que no?- Era tan tierno y me ponía tan caliente lo que Tavito decía,

– Sí – Le respondí,

– Son míos tus huevones y si quiero les voy a dar besitos, porque me gustan mucho- Dijo Tavo, con mis huevos en mano, yo solo me le quedé viendo, me tenía bien caliente y mi pene seguía completamente duro, así que no le dije más, me subí encima de él y Tavito sabiendo bien lo que seguía, se abrió de piernas dejándome colocar en posición para penetrarlo, le puse el glande en el ano y escupí para humedecerlo más, Tavito y yo nos mirábamos a los ojos cuando empecé a empujar, sentí perfectamente en mi glande como su ano se iba abriendo para mí y entonces entró, con un movimiento de mete y saca le empujé otro poquito y así continué hasta que se la metí entera, en tan solo unos segundos ya tenía a Tavito con toda la verga adentro y me lo culeaba lento. Miraba con curiosidad la carita de mi pequeño, como apretaba los ojos y abría poquito la boca para gemir, a él le encantaba que se la metiera, se tenía agarrado a sí mismo de las piernas, abierto para mí, cuando mi pene le llegaba casi al tallo es cuando se le escapaban los gemidos y yo meneaba la cadera en círculos, pasando mis huevos por sus nalgas. La suavidad de las nalgas de Tavito y mi escroto hacían juego, se sentía bien su contacto constante, por un momento le metí todo el pene pegándome fuerte a él y así me quedé viendo su rostro hasta que abrió los ojos, me miró con sus mejillas sonrojadas y me abrazó con sus piernas,

– Se sienten tus huevotes- Dijo con su voz agitada,

– Son tuyos- Le respondí, él sonrió y entonces le empecé a dar duro, se comenzó a escuchar el húmedo interior de Tavo rozando con mi pene adentro, el choque de cuerpos y el rechinar del colchón mesiéndose, el inconfundible aroma a sexo también llegó y parecía como si hubiera sido años sin que nos tuviéramos así cuando en realidad a penas y eran unas semanas, pero después de tanto tiempo teniendo sexo, ya cualquier día sin hacerlo pesaba, así que estábamos los dos entregados, Tavito recibiéndome en su suave interior y yo dándole mi duro e hinchado pene, los dos gozándolo, no decíamos nada, a puro lenguaje corporal nos comunicábamos, Tavito apretaba mi pene con el recto y yo suspiraba viendolo a los ojos, probablemente era el mejor sexo que habiamos tenido en un buen tiempo, Tavito terminó primero y segundos después seguí yo.

Ese día cogimos cinco veces, todas ellas en misionero, cambiando la velocidad únicamente, de tierno y suave a duro y rápido, mis huevos acariciaban tiernamente o azotaban ferozmente las nalguitas de Tavo, las cinco corridas se las eché adentro, una única pausa hicimos al cuarto orgasmo, no le había sacado la verga a Tavo desde el inicio de la penetración, sentir en mi pene todo el semen y fluido era espectacular, el interior de Tavito estaba súper húmedo y suave, él también se había venido ya dos veces más y fué él mismo quien me pidió que se la volviera a meter, así fué como completé los cinco palos que le hice a Tavito ese día, el culo le terminó bien abierto y derramando semen, y ambos nos quedamos en la cama un rato más hasta que llegó la hora de levantarse y hacer otras cosas antes de que llegara la mamá de Tavo por él. Ese fue el inicio de la vuelta a la rutina del sexo, Tavito y yo estábamos cogiendo un mínimo de dos veces al día.

                                            •

En otra ocasión en que mi mamá estaba en casa, Tavo y yo estábamos bien calientes, era un lunes y teníamos desde el martes anterior sin poder coger, de camino a casa Tavito me decía que me lo cogiera, que me lo llevará a algún sitio y al menos se la metiera un ratito, el niño tenía tantas ganas de ser follado, que me confesó que en el recreo en la escuela, había ido al baño solo a meterse los dedos porque «sentía en la cola muchas ganas de mi pajarote», sin embargo me negué rotundamente y fuimos a casa como de costumbre. Ya en casa hicimos tareas, comimos, Tavito le ayudó a mi mamá a lavar los trastes y entonces teníamos la tarde libre, era tanta la tensión sexual entre Tavito y yo que para entretenernos le dije que me ayudara a limpiar el auto, así que comenzamos con eso, le dí instrucciones y productos de limpieza a Tavo y le encomendé el maletero mientras yo limpiaría el interior. Estábamos ambos en lo nuestro cuando Tavito fue a la cocina por agua, cuando regresó pasó muy sonriente junto a mí y regresó atrás del auto a seguir limpiando cuando de pronto me llamó,

– Joel!- Me dijo,

– Qué?-

– Ven- Me dijo,

– Qué? Quieres que te ayude a…- Cuando llegué junto a él, lo primero que ví fue su culo desnudo, Tavito se había bajado la ropa hasta las rodillas y sosteniéndose con las manos dentro del interior del maletero, estaba inclinado dándome vista a su cola,

– Cógeme – Dijo a voz bajita,

– Qué estás haciendo? Mi mamá se va a dar cuenta- Le dije, con el mismo volumen de voz que él,

– No se da cuenta, está viendo la tele- Me dijo Tavito, yo me puse bien nervioso, su culo se veía tan rico que me saboreaba nomás de pensar en cogerlo,

– Ahorita vengo- Le dije, y me fui dejando a Tavito ahí con las nalgas al descubierto. Entré a casa llendo a la cocina por un vaso de agua y en el camino ví que Tavito tenía razón, mi mamá estaba viendo su novela tan atenta que ni cuenta se dió de cuando entré y cuando me fuí. En el corto camino de regreso la verga se me había ya endurecido horrible solo por la adrenalina, Tavito se había subido la ropa y simplemente me miró regresar junto a él, – Bájate la ropa- Le ordené, el no respondió, solo acató mi orden al mismo tiempo en que yo me desabrochaba el pantalón y me sacaba la verga mientras miraba como su culo de nuevo quedaba al descubierto y al inclinarse las nalgas de Tavito se separaron dejándome ver su ano, su hoyito morenito rosado parecía que me llamaba, así que sintiendo el calor en mi cara, saqué mi lengua acercándola a ese agujerito hasta que con la punta hice contacto con el cálido ano del niño y empecé a chupárselo, mi lengua parecía tener décadas de no sentir esas arrugas y dulce sabor de tan precioso hoyito, porque barría y lamía como con conciencia propia el anito del niño que comenzaba a respirar más profundo,

– Shhh… No hagas ruido- Le dije, y regresé mi lengua a su culito, Tavito fruncía ocasionalmente el hoyito y yo empujaba mi lengua tratando de metérsela, mi verga había ya soltado una gorda gota de líquido y estaba que me quemaba por penetrarlo, así que me levanté, doblé las rodillas para alcanzar su altura y le puse la punta en su entrada, las nalgas se le erizaron a Tavito pero antes de dejarlo hacer cualquier cosa le metí la cabecita. Se sintió delicioso, riquísimo, su ano parecía quemar y chupar mi pene, mantenía mi vista abajo para no perder detalle de sus nalguitas levantadas con mi verga clavada en medio, – No hagas ruido- Le dije, y empujé mi verga hasta la mitad, entonces me agarré bien de su cadera, me acomodé el pantalón porque estaba bastante incómodo y así empecé a culearmelo despacito, cuidaba no meterle tanto la verga para no hacer sonar los aplausos de mi pubis y su culo, en su lugar me lo cogía despacito y a tres cuartos de verga, Tavito suspiraba y movía el culito a veces apretando haciéndome tener que contener los gemidos, era una locura estarme culeando al niño mientras a unos metros escuchaba la tele en la sala dónde mi mamá la estaba viendo, me dejé llevar por un momento dándole poquitito más duro a Tavo pero sin meterla completa para reducir el sonido y le apretaba las nalgas, miraba su ano comiendo mi pene y me daban unas ganas de dársela toda y que mis huevos se estamparan en las nalguitas gordas de mi pequeño, pero me mantenía firme en limitar la penetración,

– Métela toda- Dijo Tavito con su voz baja y caliente viéndome por el rabillo del ojo, entonces yo me incliné acercándome a su oído y le dije,

– No, porque te van a pegar mis huevos en el culo y vamos a hacer ruido-

– Es que yo si quiero sentir tus huevos- Dijo, entonces se la hundí toda empujando su cuerpo adelante, – Ay…- Gimió Tavito,

– No- Le respondí y volví a culearlo sin metérsela toda, cuando de pronto escuché unos pasos muy cerca,

– Oigan- Dijo mi mamá. Yo no tuve tiempo ni los nervios para hacer nada, me quedé rígido con mi verga aún dentro de Tavito –

– Qué?- Tuve que hace un esfuerzo enorme para que el tono de mi voz no saliera lleno de miedo y nervios,

– Ya van a acabar?- Dijo mi mamá y yo comencé a sudar frío pidiendo internamente que por favor no viniera hasta donde nosotros,

– Ya casi- Le dije,

– Ahhh, bueno, me voy a dormir un rato, si no me despierto para entonces, pues, te veo mañana Tavito – Dijo mi mamá,

– Sí, señora- Dijo Tavito como si nada, mientras yo sentía en la verga como su recto palpitaba y entonces escuché como mi mamá se iba y después subía la escalera. Yo me quedé ahí parado con mi pene aún adentro de Tavito, seguía en shock, ni siquiera la había escuchado venir, si mi mamá hubiera dado unos cuántos pasos más me hubiera encontrado ahí culeándome a Tavito, afortunadamente estábamos cogiendo con discreción y no hacíamos prácticamente ruido, de otra forma el sonido nos habría delatado, me tomó otro par de segundos sacarle la verga a Tavo dejándolo ahí con el culo levantado y el ano dilatado,

– Qué?- Preguntó,

– Cómo que qué? Mi mamá casi nos descubre- Le dije, mi pene se estaba bajando,

– Pero no se dió cuenta y aparte ya se fué a dormir- Respondió Tavito y entonces paró más el culo, dándomelo,

– No! Y si vuelve a venir?- Yo realmente tenía miedo, había bajado tanto la guardia que no había sentido a mi mamá acercándose, estuve muy cerca de mi fin y era tanto el miedo que la erección ya se me había pasado por completo,

– No va a venir, siempre dura un rato dormida igual que mi abuelita, – Tavito se dió la vuelta, – Ya se te durmió, quieres que te la chupe para que se te pare?- Me agarró del pene y me masturbaba, – O te chupo tus huevotes? – Dijo, ahora agarrándome de los huevos con la otra mano- Se le notaba mucho a Tavito lo caliente que estaba, me tocaba con deseo y se saboreaba mirándome a la entrepierna, era ahora él quién me veía como una verga con patas y no solo yo quién estaba deseoso de su culo, se sentía lo mucho que quería mi verga adentro pero no sé me paraba, entonces Tavito por cuenta propia se arrodilló y ahora que tenía más práctica se metió sin tanto esfuerzo mis dos huevos a la boca y los empezó a mamar, eso era inevitable que me prendiera, Tavito sabía que mi punto débil eran los huevos y a puro mamármelos logró que se me volviera a parar la verga, una vez se me volvió a poner dura, Tavito comenzó a masturbarme mientras me chupaba los huevos y me vió a los ojos con la verga en la cara y los huevos en la boca, se veía hermoso, mi pequeño caliente, ansioso de hombre, dejó de chuparme las bolas y volvió a colocarse dándome el culo, ninguno de los dos dijo nada, solo me coloqué detrás de él doblando las rodillas y lo penetré, se la metí toda y tan duro que lo hice pararse de puntitas y me dió un apretoncito con el culo,

– Ah …- Soltó Tavito, muy sexi, lo agarré de la cadera y me lo empecé a culear, ahora sí se lo hacía sin contemplaciones, sus ricas nalguitas temblaban con cada embiste y se sentía rico lo suave que se le iba mi verga por el culo, después de tanto, era lógico que el ano de Tavito estubiera bien acostumbrado a mi pene, su hoyito tenía ya bien grabado en su memoria muscular el largo y ancho de mi verga y se dejaba usar por ella, pero no perdía esa estrechez que solo un culito tan joven puede dar, seguía apretando igual de rico que la primera vez que me lo cogí, ya estaba más grande, pero el gusto de metérsela no bajaba, ese culito era perfecto para darle y era solo mío,

– Te gusta?- Le dije mientras le daba más suavecito,

– Ajá…- Respondió Tavito con ese tonito de mustio que le salía a veces cuando me lo cogía,

– Tenías ganas de verga?-

– Ay … Sí- Tavito mantenía esa sexi voz que me encantaba escucharle,

– Mira como te queda el culito- Le dije sacando mi verga, dejando su ano abierto a la vista, – Se nota que tiene mucha hambre de verga- Le decía y pasaba mi glande por su hoyito sin meterla,

– … Métela…- Dijo Tavito, entonces se la dí entera para inmediatamente después volverla a sacar,

– La quieres adentro?- Le dije, nuevamente rozando la cabeza de mi pene en la entrada de su culito,

– Sí, métela, pero no la saques- Dijo, entonces se la volví a meter,

– Así?-

– Sí- Dijo Tavito aspirando por la boca, pero al ver que yo no hacía nada más, nuevamente regresó su vista atrás y viéndome por el rabillo del ojo, – Cógeme- Dijo, entonces yo lo tomé de las nalgas y separándoselas, empecé a cogerlo, aún me parecía todo un lujo poder ver mi pene perdiéndose en el ano de Tavito, nadie debía imaginarse que ese niño tenía el culito tan entrenado y caliente, que llevaba ya un par de añitos tragando verga como campeón, ni siquiera yo me imaginé en su principio que ese niño terminaría siendo mi amante, que mi verga y su culo serían el uno para el otro y que mataríamos las tardes cogiendo, mamándonos las vergas y vaciando mis huevos en su boca o culo, no tenía idea de lo mucho que disfrutaría el haber conocido a Tavito, así como lo disfrutaba en ese momento, me limitaba un poco en como me lo culeaba para no hacer tanto ruido, pero aún así era imposible no gozar de un culo como ese y para Tavito también era un placer, porque no dejaba de gemir y apretar cada tanto hasta que de pronto solo se la saqué sin avisar,

– Ya?- Preguntó,

– No- Le dije,

– Entonces? Metela!- Me dijo, abriéndose las nalgas,

– No, deja ir a ver qué está haciendo- Le dije, guardándome el pene,

– Ya se ha de haber dormido- Me dijo Tavo, pero no le presté atención y fuí arriba a ver qué pasaba.

– Ma?- Pregunté fuera de su cuarto, pero no respondió, así que entré, – Ma?- Le repetí estando junto a su cama, pero ella estaba profundamente dormida, entonces silenciosamente salí de la habitación y rápido regresé a con Tavito,

– Está dormida?- Preguntó,

– Sí- Le respondí al mismo tiempo en que regresaba a pararme detrás de él y me bajaba la ropa, él hizo lo mismo dejando el culo a la vista y poniéndome antes saliva en el glande lo volví a penetrar, de nueva cuenta Tavito gimió y se le erizaron las nalgas, empecé a cogerlo sin ninguna limitación ésta vez, mis huevos sonaban al chocar en sus nalgas y los dos gemíamos al unisono, hacía calor, el sudor me bajaba del culo a los huevos y se empezaba a sentir más fuerte el aroma a sexo y transpiración, pero no había problema por eso, tan pronto acabaramos podríamos bañarnos, debíamos aprovechar y coger tanto como pudiéramos, así que le di unos fuertes empujones bien adentro a Tavito y me dejé llevar, le acariciaba las nalgas mientras le echaba bien adentro mi semen, él parecía apretar a propósito el recto para ordeñarme, se sentía rico el suave interior de Tavito estrujando mi pene mientras yo terminaba de depositarle mi leche, le separé las nalgas y le saqué la verga para ver su agujero todo húmedo y dilatado, Tavito se quedó quieto aún con el trasero al aire y yo le seguía sosteniendo las nalgas, separándolas para ver su hoyito,

– Ay, que rico estás- Le dije, metiendo y sacando mi verga en un movimiento, – Que rico tu culo- Y volví a meterla y sacarla, Tavito frunció el ano cuando mi pene dejó su interior y entonces rápido me arrodillé y le besé las nalgas al mismo tiempo que lo hacía quitarse el pantalón y el boxer, costaba trabajo quitarle la ropa a Tavito debido a mi impulso desesperado, pero tan pronto se la quité lo hice girarse de pie frente a mi, lo agarré en brazos y él ya sabía que hacer, me abrazó con las piernas y yo sin preámbulos tomé mi pene y lo apunté a su ano, todo mi miembro entró de tirón en Tavito y me lo empecé a coger en el aire, Tavito estaba aferrado a mí con brazos y piernas y yo lo sostenía con una mano en su culo y otra en su espalda, podía sentir su pene y huevitos en mi abdomen bajo mientras nos frotábamos y Tavito gemía en mi oreja muy suavemente,

– Te está gustando, bebé?-

– Sí…- Respondió,

– Qué sientes?- Le susurraba al oído yo también,

– Tu verga adentro… La siento bien adentro en la cola- Me dijo, la voz de Tavito, a pesar de usar un volumen muy bajito, reflejaba mucho placer y me calentaba, el interior le temblaba de repente y Tavito suspiraba,

– Así te gusta?- Le dije y empecé a lamer delicadamente su cuello,

– Sí… Me gusta mucho- Dijo y me dió un apretoncito,

– Ah… Y así me gusta a mí, así, bebé, chúpame la verga con el culo, mamala, es tuya…- Le dije y Tavito como enfermo comenzó a menearse en mis brazos, me tenía agarrado bien fuerte con sus manos en mi espalda y apretaba mi verga en su recto,

– Así?- Preguntó con dificultad,

– Así, bebé, síguele, enséñame qué tanto quieres mi verga- Tavito comenzó a moverse más, en verdad estaba empeñado en mostrarme qué tanto quería mi verga porque no dejaba de apretar,

– Ay, bebé, me la vas a arrancar, tanto quieres mi verga?-

– Sí, la quiero toda, toda la quiero adentro en la cola – Tavito estaba hecho un desquiciado, solito se estaba culeando y apretándome el pene, entonces de pronto se separó un poco viéndome cara a cara, – Es mía, tu verga es mía, tu vergota gorda y tus huevotes… – Tavito abrió grande la boca y su interior comenzó a contraerse delicioso, yo miraba sus reacciones en primer plano, sentía en la base del pene su ano apretándome y humedad en el vientre por su corrida, en cuanto el orgasmo le pasó, volví a la carga siendo yo quien se lo cogía, rápido, duro, Tavo estaba ya mucho más relajado y se dedicaba a dejarse culear, ni ruido hacía, mi verga se le iba como si nada por el culo y su lubricado y caliente recto me la envolvía delicioso, no pasó mucho más cuando me volví a venir adentro, abracé a Tavo muy fuerte como si me fuera a fundir con él, gimiendo en su oreja, él también se mantenía agarrado fuerte a mi cuerpo mientras debajo, mi verga y su culo seguían perfectamente conectados, cuando mi pene se hinchaba soltando un chorro de leche, sentía las paredes del recto de Tavito expandiéndose conjuntamente y me seguía sorprendiendo un poco cómo un hoyito tan pequeño aguantaba mi verga entera dentro, pues mi pene sin ser grande no dejaba de ser un pene adulto en el ano de un niño, pero eso no era ningún impedimento para el caliente culito de Tavo que se lo comía hasta la base sin mucho esfuerzo. Ese día cogimos una última vez con Tavito abierto de patas sobre la tapa del maletero, cuando me vine, le eché la leche sobre el cuerpo, tirándole los últimos chorros en la verga y los huevos, Tavito estiró su mano y tomó el semen de sus huevitos y se lo llevó a la boca, eso me excitó tanto que me hizo darle mi verga a mamar, Tavito la chupó hasta limpiar el restante de semen y siguió hasta que me vine en su boca, tanto Tavito como yo queríamos seguir cogiendo, Tavo se puso a cuatro patas dándome las nalgas, se me hacía agua la boca de solo ver su culito levantado y su hoyito abierto esperando por mi verga, pero ya no lo hicimos, debíamos limpiar y bañarnos antes que despertara mi mamá, la sola idea de haber hecho todo eso con mamá en casa hizo que ese día fuera tan especial y caliente.

                                             •

El tiempo pasó, los días se hicieron semanas y las semanas meses, Tavito y yo tuvimos sexo multitud de veces, habían días en que cogíamos demasiado, tardes en que ni siquiera comíamos con tal de seguir dándole verga al culito del niño, ya era hasta normal pasar horas desnudos por toda la casa, en cualquier momento a cualquier hora simplemente agarraba a Tavo de la cintura y se la metía, me lo cogía hasta correrme y después continuamos el día con normalidad para repetir más tarde en otra culeada. Eran muchas situaciones: Tavito haciendo tarea en la alfombra de la sala, yo llegaba, me acostaba atrás de él, le alzaba la pierna y me lo culeaba, o Tavito en la cocina bebiendo agua, llegaba yo, le bajaba la ropa, lo hacía inclinarse y se la metía. Los días se nos iban así, si no era yo, entonces era Tavo que de pronto sacaba mi verga por una pierna de mi short y me la mamaba, también se la pasaba metiendo la mano en mi ropa y me agarraba los huevos o me ponía el culo en la cara para que se lo chupara, Tavito se había hecho también bastante desinhibido, se me ofrecía todo el tiempo, me enseñaba el ano a cada rato sabiendo que no me podía resistir a culearmelo, también hubo una temporada en que estaba obsesionado con mi semen, se la pasaba prendido de mi verga y huevos, ordeñándome con su boca hasta que le daba su lechita, había veces que tenía que regañarlo porque quería estar mamando todo el tiempo, pero por otra parte era el cielo la situación que estaba viviendo, Tavito era un regalo interminable de sexo, habían días en que todavía no se le alcanzaba a cerrar el culo cuando ya estaba yo de nuevo encima de él cogiéndomelo, pero un día el sueño se terminó.

Por común acuerdo entre Mayra, Tavito y yo (Principalmente su mamá) se tomó la decisión de que Tavito terminando la primaria, ya no necesitaría mis cuidados, él sería ya un niño grande y como su abuela regresaría a vivir con ellos, entonces los días de ser su niñero estaban contados.

La última semana de clases tocó que no pudimos tener casi sexo, estábamos anciosos los dos, la tensión se sentía y saber que en poco tiempo ya no tendría a Tavito todas las tardes enteras, hacía pesado mi existir. Finalmente el viernes llegó, un día en extremo especial, tendríamos casa sola, mi hermano había quedado con sus amigos de la escuela para salir a festejar el cierre de secundaria y no regresaría hasta tarde, así que debía hacer todo lo que pudiera con Tavito, debía hacer valer ese último día. Llegué por él a la hora de salida de la escuela y aún se despedía de algunos de sus amiguitos, emprendimos camino a casa y platicamos un poco sobre como había estado el día, Tavito estaba un poco triste de ya no ver a muchos de sus amigos, pero su semblante cambió cuando le dije que estaríamos solos,

– Ay, que bueno, porque quiero que me cojas mucho- Dijo.

Cuando llegamos a casa, estacioné en la cochera y noté que Tavito estaba serio viendo al frente, esperé un momento para finalmente ser yo quien hablara,

– Qué tienes?- Le pregunté, pero él no me miró,

– Es que es ya no voy a venir a estar aquí contigo- Respondió,

– Hey, – Le dije, y tomé su mano, – Hey, no estés triste- Entonces Tavito volteó a verme con sus ojitos cristalinos,

– Yo quiero seguir viniendo a estar contigo- Dijo,

– No te preocupes, Tavito, yo siempre voy a estar contigo, cuando quieras voy y te visito, o vienes tú- Le dije, Tavito dijo que si con la cabeza y se limpió las lágrimas con el brazo, – Te acuerdas la primera vez que viniste para acá?

– Sí, cuando me invitaste a jugar… Y te agarré tu vergota- Dijo, con un tono burlón,

– Y yo te agarré el culo- Ambos reímos,

– Y la primera vez que te saqué la leche, aunque yo no sabía que era, pero me acuerdo que me gustó mucho- Ya Tavito había recuperado ese brillo en la cara que lo caracterizaba,

– Y a mi también me gustó tanto que nada más quería volver a verte- Le dije,

– Yo también, me olía la mano porque olía a tu vergota-

– Yo también! Me la jalé mucho oliendo mi mano porque olía a tu culito- Ambos estábamos felices recordando como todo inició, acerqué a Tavito a mi y lo abracé, nos quedamos unos segundos sin decir nada más,

– Quiero que me agarres el culo como aquella vez y que me cojas mucho- Dijo Tavo,

– Desde esa vez ya quería cogerte- Le dije, Tavito volteó a verme, sorprendiendo,

– De verdad?-

– Sí, me gustó mucho tu culo-

– A mi también me gustó mucho tu verga, pero no sabía que me la querías meter, yo pensaba que nomás era juego cuando decían mis amigos que se metía la verga por el culo, hasta que me la metiste aquella vez en mi casa-

– Y eso que ese día yo no quería metértela, fué un accidente- Ambos seguíamos sentados dentro del auto, recordando nuestra primera vez con total naturaleza,

– Pues que bueno que se me metió, si me ardía la cola las primeras veces que me la metiste, pero ya luego me gustó mucho, es que me gustó mucho tu verga desde que te la agarré la primera vez, me gustó como se sentía y me gustaba como se sentía en mi cola, pero cuando la metiste me daba miedo porque está bien gorda y grande, me dolía, pero al mismo tiempo me gustaba y como sabía que a tí te gustaba mi culo, pues me dejé- Me sorprendía la madurez con que Tavito hablaba de eso,

– Y si te gustó, porqué la pensaste la segunda vez que te la quise meter?-

– Es que me quedó ardiendo la cola y sentía que como la tenías bien gorda, me miraba el culo en el espejo y pensaba: «no, no me cabe esa vergota» y pues si me cupo toda- Dijo Tavito, riendo y yo con él,

– Si te hubiera dicho desde el primer día que me la mamaras, si lo hubieras hecho?-

– Mmm… No sé, si me lo hubieras dicho después de que me la chupaste tú a mí, yo creo que sí-

– Y te hubieras dejado coger?-

– Ay, eso sí no sé, es que está bien grande- Dijo Tavito, viendo en dirección a mi entrepierna, – Todavía no sé cómo me cabe toda en la cola… Yo creo que sí me hubiera dado miedo, pero como se siente rico, a lo mejor si me hubiera dejado que me la metieras, de perdida poquito, así como me lo hacías al principio metiendo la puntita nomás- Tavito se sobaba su paquete viendo en dirección al mío, ambos teníamos la ropa puesta pero no quedaba en duda que ambos estábamos empalmados,

– De haber sabido, te hubiera cogido desde el principio, te hubiera mandado a tu casa con el culito lleno de leche- Ahora también yo me sobaba mi pene por sobre la ropa,

– Me la hubieras metido- Dijo Tavito y entonces metió su mano por el frente de su ropa, pensé que se tocaría el pene, pero no, se deslizó un poco en el asiento y noté cómo comenzó a tocarse el ano, yo me saqué el pene y empecé a masturbarme junto a él, ambos nos veíamos sin decir nada. En verdad me imaginaba lo rico que hubiera sido cogerme a Tavito desde aquella primera vez, venía a mi mente el recuerdo de ese día tan especial, como todo pasó tan rápido de un videojuego a tenerlo masajeandome la verga y yo tocando con lascivia su ano, que rico habría sido sentirlo en mi pene desde aquél entonces, Tavito de solamente nueve años siendo culeado por mí, aquella ya lejana tarde de verano, claro que yo no sabía cómo sería después y que solo unos días más adelante se haría realidad, en el destino ya estaba escrito que ese culo y me verga se harían uno, – Métemela- Dijo Tavito, sacándome de mi fantasía,

– Vamos arriba- Le dije y ambos saltamos del asiento, me guardé el pene y Tavito sacó su mano de su ropa y apresurados subimos a mi cuarto, entramos, cerré la puerta y entonces Tavito se pegó a mí sobándome la entrepierna, yo empecé a tocarle el culo, duramos un momento así hasta que tomé un poco de distancia y me bajé la ropa, Tavito hizo lo mismo y regresamos a tocarnos, yo le agarraba la verga y los huevitos a Tavo con la mano izquierda y la derecha la tenía en su culo, él me masturbaba e intercalaba tomándome de los huevos pero no pasó mucho más cuando pasé ambas manos atrás para tocar sus nalgas, con ambas manos palpaba a mi antojo los cachetes gordos del culito de Tavo, él también me tocaba ya a dos manos y ninguno de los dos decía nada, solo nos acariciábamos, metí la mano izquierda al canal del culo de Tavo y seguí tocándolo hasta que llegué a su ano. Era como la primera vez que nos masturbamos mutuamente ahí mismo en mi cuarto, solo el cambio de tamaño en Tavito marcaba la diferencia, ahora eras más alto, no demasiado, seguía pareciendo un niño de 10 años, tenía el culo más gordo, el hoyito más grande, pero se le seguía sintiendo igual de apretado, tenía la misma temperatura y humedad ligera, ese hoyo que sin yo imaginarlo en un inicio, además de tocarlo, lo lamería, lo chuparía, lo penetraría y me lo cogería, no me había imaginado que tres años después estaría de nuevo en mi habitación tocándole el ano a ese niño, decenas y cientos de culeadas después, ya los dos con mucha más experiencia,

– Es como la primera vez- Dijo Tavito de pronto,

– Sí…- Le respondí,

– Me vas a echar la leche en la panza como aquella vez?- Preguntó Tavito, mirándome a los ojos mientras me masturbaba,

– Si quieres, sí- Le respondí, y también miraba su rostro mientras hacía círculos con mi dedo en su ano,

– Si quiero-

– Y en la boquita?- Le pasé uno de mis dedos por los labios,

– Sí…- Tavito estaba sonrojado, se le notaba lo caliente,

– Y… En el culito?- Le dije y entonces introduje la punta de mi dedo en su hoyito,

– Ah… Sí – Y empecé a dedearlo,

– Te gusta?-

– Ajá… – Ambos nos seguíamos tocando con deseo, se sentía en el aire la excitación de los dos, Tavito apretaba mi verga subiendo y bajando la mano y con su otra mano jugaba con mis huevos, yo por mi parte la acariciaba las nalgas con la mano izquierda y la derecha la tenía ocupada metiendo y sacando mis dedos por su hoyito, Tavito tenía ya el culo listo para coger, su ano estaba dilatado y mis dedos le entraban con facilidad hasta el fondo, pensaba en cargarlo y metérsela en el aire cuando de pronto sentí las contracciones de su recto en mis dedos y Tavito gemía, nos quedamos quietos, yo aún con mis dedos adentro de su culo, sintiendo como las contracciones iban bajando, cuando Tavo acabó de venirse, lo agarré de las dos nalgas y lo pegué,

– Te viniste bien rápido- Le dije,

– Sí… Es que me acordé de la primera vez que hicimos esto- Dijo,

– Sí?- Tavito había vuelto a acariciar sutilmente mis genitales,

– Fué la primera vez que me metiste el dedo- Dijo Tavito y continuaba con su cabeza recargada en mi pecho mientras me masturbaba despacio, – Mi mamá me decía que nadie me debía agarrar la cola ni mi pajarito, porque era malo, pero es que me gustó agarrarte el tuyo y como se sentía rico cuando me empezaste a tocar la cola y a meter el dedo, pues me dejé, ya luego quería volver a agarrarte la verga y los huevos y que tú me agarraras la cola, también te la quería chupar para ver qué se sentía, así como me la chupaste tú a mí, pero me daba miedo-

– Pero si viniste- Lo interrumpí,

– Sí, porque quería jugar y ver si volvíamos a hacer algo, y ya fue cuando te la pude chupar y me la pusiste en el culo y me gustó más- La voz de Tavito reflejaba emoción y estrujaba mi pene mientras hablaba,

– Te vas a dejar seguir cogiendo?- Le pregunté mientras le apretaba las dos nalgas,

– Sí…- Gimió,

– Me vas a seguir chupando la verga y mamando los huevos?-

– Sí… Sí…- Decía Tavo con su vocesita excitada,

– Me vas a seguir dando el culo y dejando que te la meta?- Le quité la camiseta a Tavo y me lo subí en los brazos para seguirlo manoseando,

– Ah… Sí-

– Me vas a dejar que te pase la verga por todos lados y te ponga los huevos en la cara?-

– Sí…- La respiración de Tavito se volvió pesada,

– Me vas a dejar seguir llenándote el culito de leche?- Le lamía el cuello y mi dedo otra vez hacia figuras en su ano,

– Sí-

– Y el cuerpo? Me vas a dejar seguir llenándotelo todo de leche?- Tavito fruncía el hoyito cuando gemía,

– Sí…-

– Y en la boca…- Tavito estaba ya en su punto, mis dedos índice y medio se le fueron directito por el ano como si nada, así que me lo llevé a la cama, lo deposité acostado conmigo encima y él con las piernas abiertas me esperaba, le besé el cuello, le lamí la oreja y luego le di un beso largo en los labios que él respondió, mis dedos seguían dentro de su ano y lo seguía estimulando, Tavito me tenía abrazado y me agarraba de las nalgas, algo fuera de lo común con él, me deslicé por su pecho bajando a la panza y luego al vientre, lamiéndolo, llegué a su lampiña ingle y lo besé, se sentía suave y terzo, pasé mis labios superficialmente por esa zona y al final de forma natural terminé con su pene en mi boca, me sabía especialmente rico, estaba un poco húmedo y con su inconfundible aroma a niño, ese mismo aroma que se transmitía como sabor, mi lengua jugaba con la piel de su escroto al chupar ese pequeño pene, con la mano derecha comencé a masturbarme y con la izquierda reanudé la penetración a su ano, yo lo estaba disfrutando demasiado, nunca me había gustado tanto mamarle la verga a Tavo, pero ese momento me hacía pensar, en qué momento me había gustado tener un pene en la boca? Y yo no era el único que disfrutaba, Tavito se movía y gemía mientras yo chupaba ansioso su miembro, en un momento saqué la lengua y con ella recogí los huevitos del niño y los agregué a la mamada que le estaba dando, en mi lengua sentía esas cositas pequeñas, suaves y ricas. Tavito debía sentirse afortunado, a su corta edad ya había dado y recibido, su inexperto pene me había penetrado varias ocasiones, las suficientes para saber que hacer, y está de más aclarar que su culo ya estaba bien entrenado, Tavito había hecho ya prácticamente de todo: anal, oral, doble penetración, innumerables mamadas de huevos y verga, sexo duro, sexo tranquilo y un largo etcétera, seguramente ya sabía más que muchos adultos y que decir de otros niños de su edad, Tavo siendo sexualmente activo desde los 9 años, las incontables veces que habíamos tenido sexo, él sabía bien como usar cada parte de su cuerpo para darme placer. Dejé de chuparle el pene a Tavito de forma espontánea y me le puse encima, alcancé su cara y comencé a restregarle la verga y los huevos en ella, Tavo con los ojos cerrados se dejaba y sacaba la lengua para lamer mis partes, le dejaba a propósito los huevos en la boca para que los chupara y él lo hacía hasta que comenzó a darles besitos,

– Me gustan mucho tus huevotes- Dijo, y me miraba mientras los seguía besando,

– Son para tí- Le dije,

– Sí, son míos- Respondió y entonces se metió el derecho a la boca y comenzó a chuparlo viéndome a los ojos, sacándome suspiros, le dió unas chupaditas y continúo con el izquierdo, después de un ratito se lo sacó de sus labios, – También está vergota es mía- Dijo, y ahora empezó a besarme el pene, – Está bien gorda- Dijo Tavo y continúo besando mi pene, – Y bien rica- Besó el glande, luego dejó los besos y la empezó a lamer, se la pasaba por los labios de un lado a otro hasta que de una se la metió a la boca y comenzó a mamarla, con la mano izquierda me tenía tomado de los huevos y como desesperado gemía sin dejar de chupar, yo estaba con las piernas abiertas arrodillado encima del niño, estaba agarrado de la cabecera de la cama dejando a Tavito comer a su antojo mi hombría, echaba para atrás la cabeza y cerraba los ojos dejándome gozar, se sentía tan bien, me costaba aún creer que tenía a un niño así, prendido de mi verga mamándola con tantas ganas, ni siquiera mi última novia que tenía más experiencia por ser mayor, mamaba igual de rico que Tavito, regresé la vista abajo para observarlo, se la tragaba casi entera, echaba la cabeza para atrás chupando fuerte y entonces regresaba al frente absorbiendo casi todo mi pene entre sus labios, ya estaba en mi límite, no aguantaría mucho tiempo esa mamada tan rica, así que empecé a ser yo quien se lo cogía por la boca, meneaba la cadera y se la metía a tope, los pelos de mi ingle le tocaban en la nariz y mis huevos en la barbilla, Tavo aguantaba sin mucha queja la garganta profunda, era sencillamente maravilloso hacer eso con ese pequeño tan caliente, a él le gustaba, le encantaba, le sacaba la verga de los labios por momentos para jugar azotándole la cara con ella y él rápido se la volvía a meter a la boca. Con las manos en su cabeza le di unos últimos bombeos y entonces empecé a correrme, sentía como se me contraían los huevos al soltar el semen y al mismo tiempo estos rozando la barbilla de Tavo, no quería sacarle la verga de la boca, no quería que mis huevos dejaran de tocar su cara, pero los ojos de Tavito se empezaron a llenar de lágrimas y entonces tuve que dejarlo respirar, Tavo tomó una bocanada de aire donde le pude ver la boca llena de mi leche y después procedió a tragarla, le pasé el pene por la cara para que los restos de semen le mancharan su linda carita y así fué, Tavito se veía divino con un poquito de mi leche en la mejilla izquierda y en la derecha le dejé mi verga reposada mientras él me miraba sin decir nada, estiré mi mano para tomar mi celular y tomé una foto de eso, era la primera vez en mucho tiempo que fotografiaba a Tavo teniendo sexo conmigo, le había sacado fotos cuando se quedaba dormido, incluso algunos videos pero nunca estando él conciente,

– A ver la foto – Dijo, entonces giré el celular para que pudiera ver, Tavito observó por un momento mientras yo podía sentir su respiración en mis huevos, – Tu vergota me tapa toda la cara- Dijo, sin más,

– Te gusta?- Le pregunté al tiempo que le pasaba la verga y los huevos de un lado a otro de su cara y él con los ojos cerrados se dejaba hacer,

– Sí, me hace acordar de la primera vez que me la pusiste en la cara y no me dejabas que te la chupara, te acuerdas?-

– Que estábamos en tu escondite?-

– Sí, la primera vez que me la metiste- Dijo e inmediatamente me llevó a aquel hermoso momento dónde consolidamos nuestra relación carnal,

– Sí, me acuerdo- Le respondí y dejé de restregarle mis genitales en el rostro,

– Y si vas a mi escondite y me coges?- Dijo, yo solo me le quedé viendo, era muy riesgoso aplicar ese plan, pero en el fondo yo sabía que alguna vez caería en la tentación, – Esperamos a que me abuelita se duerma y me coges, o te dejo la puerta de atrás abierta y te metes a mi cuarto, me acuesto sin calzones para que me la metas más fácil- Mientras Tavito hablaba son ojitos se empezaban a llenar de lágrimas, – Te la chupo, me das tu lechita, te chupo los huevos un rato y me coges otra vez y ya, te vas…- Tavito comenzó a llorar, me levanté de esa posición dominante que tenía sobre él y en su lugar me acosté a su lado y me lo eché encima, lo abracé y lo apreté contra mí,

– Vamos a hacer todo eso que dices, y vas a seguir siendo mi noviecito, sale?- Tavito se secó las lágrimas con el brazo y aún con los ojos llorosos sonrió,

– Sí, pero tú verga es mía, eh? No quiero que te cojas a tus novias- Dijo e inevitablemente reí,

– Ok- Le respondí riendo, entonces Tavito bajó la mano izquierda y me agarró de los huevos,

– Y estos huevotes también son míos, no se te olvide, eh?

– Sí, pero también a ti, no se te olvide que este culito es mío, eh?- Le dije, ahora siendo yo quién le tomaba ambas nalgas,

– Sí- Dijo Tavito y entonces soltó mis testículos para agarrar mi pene, sentí como se lo colocaba en posición y tocaba su ano con mi glande y lento fué empujando, la expresión de ambos pasó de diversión a pura exitación, mi pene se iba deslizando a través del recto del niño hasta que lo tuvo todo adentro y entonces sonrió, – Es mío- Dijo, con una sonrisa grande en su rostro, yo no pude más, lo pegué de nuevo a mí pecho y comencé a culearmelo, Tavito gemía despacio y apretaba, la sensación y apretadéz de ese culo difícilmente algún día sería superada, es que era así, el culo de Tavo y mi verga eran el uno para el otro, tener sexo con él era riquísimo, en poco minutos sentía ya como mi pene había soltado un montón de líquido y el ir y venir por las tripas de Tavo era suave y sedoso, sus nalguitas rebotaban y mis huevos azotaban en ellas. Claro que me escaparía a culearmelo de vez en cuando, no podía simplemente perderme de ese placer carnal, los dos gemíamos, lo gozabamos a tope, sincronizábamos nuestros movimientos, de manera que cuando yo dejaba de darle él tomaba el relevo, subiendo y bajando el culito sobre mí, comiéndose mi pene entero con su hambriento ano. Cuando Tavo y yo nos vinimos juntos, le tenía la verga hasta el fondo plantandole mi leche y él con su culo me succionaba durante los espasmos que su recto generaba, los dos respirábamos por la boca y cuando el orgasmo pasó inmediatamente lo tomé y lo giré para ponerlo boca arriba, le levanté las piernas para que arqueara un poco la espalda y despegara el culo de la cama, su ano abierto me esperaba, dirigí mi cara a ese entrenado culito, le lamí la raja y llegando a su ano le escupí, me puse en cuclillas sosteniendo sus tobillos y volví a penetarlo, mi pene se le fué liso por el hoyito,

– Ay …- Exclamó Tavo y entonces de nuevo me lo empecé a coger, mis huevos le besaban las nalgas y eran el tope físico para que no se le pudiera meter aún más mi verga por el culo, sentía como que el escroto se me fundía en la piel de sus suaves montañitas de carne- Los siento en la cola- Dijo Tavito,

– Sí?- Le pregunté y moví un poco la cadera para que mis huevos le bailaran en las nalgas,

– Sí- Dijo él y nuevamente sonrió con picardía, entonces comencé a cogerlo de nuevo,

– Y así?- Le pregunté, hacía a propósito más pronunciado el balanceo y me aseguraba de azotarle las nalgas con los huevos,

– Sí, se sienten tus huevotes- Se notaba la felicidad de Tavo al estar así conmigo, me miraba con dulzura mientras yo le seguía dando verga, suspiraba cada que se la volvía a clavar y a abría la boquita viéndome a los ojos,

– Aprietalo- Le pedí, él no respondió, simplemente comenzó a hacerlo, sentía en mi pene cómo Tavo apretaba el recto haciéndome suspirar, él sabía bien como me gustaba cuando lo hacía, su ya de por si apretadito culo me apretaba el pene riquísimo, la pose en la que me lo cogía lo hacía todavía mejor, podía ir todo lo profundo que quería, Tavito había cerrado los ojos y gozaba a sus anchas la culeada que le estaba dando, ni cuenta se dió cuando le solté la pierna izquierda y pasé la mía por encima, quedando los dos haciendo tijeras, mis huevos ahora se depositaban solo en su glúteo izquierdo y seguía dándole, era un muy buen sexo, el ano de Tavo estaba ya a full, la penetración era demasiado perfecta, de verdad que éramos uno, unidos por nuestros sexos,

– Te quiero mucho- Me dijo de pronto Tavito, que de nuevo me miraba con mucha dulzura,

– Y yo a tí- Le dije, le saqué el pene y me acosté a un lado de él, le tomé el mentón y lo hice girar la cara hacia mí y lo besé en la boca, Tavito se puso colorado y sonrió, después de forma apurada me robó un beso, cuando se alejó seguía rojo de la cara, yo le sonreí y de la misma forma le robé un beso a él, Tavo sonrió aún más grande y de forma sorprendentemente rápida se arrodilló en la cama y me dió un beso bien sonoro en la cabeza de la verga y después regresó a su posición, sonriendo con picardía, nuevamente lo imité, pero yo en su lugar lo hice girar, le separé las nalgas y dejando su dilatado ano al descubierto, metí mi cara entre sus nalgas y le dí un beso igual de sonoro en el hoyito, Tavo gimió cuando le besé su ano e inevitablemente el aroma a mí saliendo de ese agujero me llegó, olía a mi semen, mi pene y obviamente a la cola del pequeño, me excitó mucho, tanto que le empecé a comer el hoyo, metiendo mi lengua tanto como podía en él, Tavito se meneaba como culebra mientras yo le chupaba el culo como si la vida se me fuera en ello, le masajeaba los huevos con mis dedos mientras mi lengua le masajeaba su abertura anal,

– Ya métela- Me interrumpió Tavo con la voz bien caliente, yo no lo dudé ni un segundo, me le puse a su espalda y se la metí de golpe,

– Ah…- Se quejó Tavo y frunció el culo,

– Te dolió?-

– Sí, pero… Rico- Dijo, entonces le comencé a culear otra vez,

– Ah… Ah… Ah- Tavo gemía como perrita,

– Te gusta mi verga?-

– Sí…-

– Dilo!- Le dije, me lo estaba cogiendo duro,

– Me gusta tu verga…-

– Síguele-

– Me gusta tu verga… Me gusta mucho tu verga…. Me gusta tu verga en el culo… Ay…- Dijo y sentí como se venía pero yo no paré, sentía en el pene las contracciones del culo de Tavo y seguía dándole, Tavito estaba rendido dejándose culear, recuperando el aire, – Cógeme como un día que me agarraste así- Me dijo, haciendo que pusiera mi mano en su hombro, me tomó un momento entender a que se refería, pero en cuanto lo supe no hubo más que decir, conmigo aún adentro hice a Tavo tomar posición fetal y le empecé a dar durísimo, la cama rechinaba mucho y los aplausos de nuestros cuerpos también eran más fuertes, – Ah… Ah… Ah…- Tavo chillaba sin yo entender si por dolor o gusto, yo por mi lado solo podía soltar aire por la boca como toro bronco, estábamos cogiendo como locos, quería atravesar completamente a Tavito con mi verga, darle lo que me estaba pidiendo, pero el ritmo era insostenible, se sentía riquísimo, un último empujón profundo fué lo último que le dí e irremediablemente me empecé a venir a chorros dentro de mi niño,

– Uh… Uh… que rico!- Se me salió en automático sorprendíendome a mí mismo, – Que rico culo tienes- Le dije y al mismo tiempo le solté una nalgada fuerte, Tavito solo se rió torpemente mientras también recuperaba el aire – Te gustó?-

– Sí! Sentía que hasta se me iban a ir tus huevotes por la cola- Respondió Tavito con aún su voz agitada. Las palabras de Tavo me dejaron un poco pensativo, aún tenía mi pene dentro de él y los dos respirabamos pesado, recuperándonos, pero entonces me animé, le saqué la verga, le puse una cantidad grande de saliva en el ano y tomando mi huevo izquierdo, se lo puse en la entrada de su hoyito, no sabía si iba a funcionar, era más que nada el morbo de hacerlo, Tavito no tenía idea de lo que yo estaba tramando, hasta que simplemente le coloque el testículo en la entrada de su bien dilatado ano y con cuidadito se lo metí, se sintió rico, un poquito doloroso, pero el solo saber que tenía uno de mis huevos dentro de Tavito era suficiente para gozarlo, – Qué es eso?- Preguntó,

– Qué cosa?-

– Eso que me metiste, no es tu verga- Respondió Tavo,

– Dame tu mano- Le dije, Tavito me dio su mano derecha y yo la llevé abajo donde la union de nuestros cuerpos se estaba dando, con cuidado lo hice poner los dedos en mi escroto,

– Qué?- Dijo Tavo y comenzó a palpar, me agarró el huevo derecho que tenía fuera y cuando trató de tomar también el izquierdo es que se dió cuenta, – Me metiste un huevo!- Exclamó Tavo impresionado y sentía como palpaba la piel de mi escroto atrapada en su ano,

– No vayas a apretar el culo, porque me lastimas- Le dije,

– Ok- Respondió Tavito, pero sentía que si movía un poco su interior con mi testículo adentro, se sentía bien, pero también era extraño tener un huevo en el culo de alguien, aún así el morbo era más grande, – Ahora sí ya me metiste hasta los huevos por la cola- Dijo Tavito, luego soltó una rosita,

– Te gusta?- Le acariciaba los huevos a Tavo haciéndome a la idea que dentro de él tenía uno de los míos,

– Mmm, se siente raro, está como suavecito, pero si me gusta. No me puedes meter los dos?- Tavito nuevamente había logrado impresionarme con su putería,

– Tienes un culito bien goloso, quieres verga, huevos y todo, eres un niño bien caliente- Le dije al oído, mientras intentaba meterle el otro testículo pero era físicamente imposible para mí, me dolía,

– Ay… Pues es que me gusta mucho que me metas tus cosas por la cola- Dijo Tavo y meneaba el culito restregándose en mí, yo podía sentir el calor de su recto envolviendo mi huevito y la humedad del semen que le había echado dentro, entonces Tavito bajó su mano tomándome del pene – Méteme esto, mejor- Dijo,

– Qué quieres que te meta, bebé?-

– Tú pajorote, mételo- Tavito seguía moviendo el culo,

– Pero dime bien, qué quieres que te meta por el culito?-

– La verga, métemela- Dijo y me la apretaba fuerte, masturbándome,

– Quieres que meta mi verga por tu culito chiquito?- Tavito se estaba calentando mucho, se movía demasiado y respiraba con pesadez,

– Sí, métela- Me gustaba tener a Tavito así de ansioso, estaba que se moría por que me lo volviera a coger,

– Pero, quieres que la meta toda? Está muy chiquito este hoyito, no cabe- Mientras jugaba con Tavo, al mismo tiempo trataba de sacarle el huevo sin lastimarme, pero me estaba costando,

– Sí, toda, si me cabe- Tavito estaba extremadamente caliente, tenía su pene súper duro, lo sentía en mis dedos mientras terminaba de sacar mi testículo de su culo,

– A ver pues, entonces levanta el culito y dámelo, a ver si es cierto que quieres que te la meta- Le dije, ya había liberado mi testículo de su ano y estaba listo para culearmelo otra vez. Tavito no dijo nada más, apresurado se puso a cuatro patas con el culo levantado como le pedí, yo me arrodillé detrás de él y le metí dos dedos de una haciéndolo gemir, – Mmm, no te va a entrar, lo tienes muy cerrado- Estaba mintiendo totalmente, Tavito tenía el ano completamente dilatado y listo para coger, mis dedos se le habían ido como si nada,

– Si cabe, pues si me acabas de culear, cómo no me va a caber?- Tavito ya empezaba a sonar exasperado, entonces pasó sus manos a su trasero y separó sus nalgas, – Métela, porfi- Saqué mis dedos para observarlo, el ano de Tavo parecía aún más abierto con él sosteniendo sus nalgas para mí, habíamos llegado al límite dónde el niño me pedía de favor que me lo cogiera, ese culito me pertenecía, su hoyito estaba hecho a mi medida, presto para envolver mi pene con sus paredes rectales, suave, caliente y apretado.

Tavito había llegado un día por casualidad a mi vida, ahora, estando desnudo y recién cogido, me daba el culo deseoso de volver a tenerme dentro.

La dinámica entre los dos había dado un giro enorme, nos habían unido los videojuegos, ahora nos unía el sexo, el deseo carnal y el morbo de lo prohibido, él era conciente de todo, sabía bien que estaba mal lo que hacíamos,

– En la escuela nos dijeron que cuando estuviéramos grandes podríamos tener sexo, pero yo ya tengo sexo contigo- Me dijo una vez cuando llegamos de la escuela, después de eso se quitó la ropa baja y se tendió en el sofá, se puso patas abiertas enseñándome su hoyito y como sonámbulo, me arrodillé y comencé a mamarle el culo mientras él gemía como la zorrita que era, todo para terminar metiéndosela en esa misma posición y culeándomelo hasta llenarlo de leche,

– Tuvimos sexo- Me dijo con una risita traviesa y entonces terminé de comprender que Tavo sabía perfectamente lo que hacíamos .

Y así estábamos ahora, él listo para de nuevo ser penetrado y yo listo para hacérselo, me monté en él, le busqué el hoyito con la punta de mi verga y me dejé caer clavándosela entera,

– Ah…- Hizo Tavo y entonces me lo empecé a culear. Definitivamente iba a extrañar eso, tener a mi pequeñín con la espalda arqueada y el culo en popa mientras yo le metía a tope mi pene por su insaciable ano, Tavito gimiendo con cada clavada y el sudor bajando por mi espalda mientras yo seguía meneando la cadera disfrutando el tremendo culo que ese niño se cargaba, esas nalguitas firmes siendo azotadas por mis huevos cada que volvía a bajar en una enculada dura y profunda, eso era algo que le encantaba a Tavo, siempre era fácil hacerlo venir así, ya distinguía perfectamente en mi pene cuando comenzaba a dar apretones con el recto, entonces sabía que estaba por venirse, le seguía dando duro y de pronto simplemente sentía su culo convulsionar con mi verga adentro y me quedaba quieto, me encantaba sentir todos esos apretones violentos en mi pene, era la confirmación de que le gustaba, a ese niño lo tenía vuelto loco,

– Que rica tu verga- Dijo Tavito de pronto, sacándome de mis pensamientos. Porqué estaba imaginándome esas cosas si las estaba viviendo en carne propia en ese momento? Flexioné un poquito las rodillas para tener mejor estabilidad y le empecé a dar rápido, los huevos literalmente me rebotaban pegando una y otra vez contra las nalguitas del niño,

– Así querías que te diera, verdad, bebé?,

– Ay…- Fué todo lo que pudo decir Tavito,

– Así querías mi verga por el culo, verdad?,

-Sí…- Dijo Tavo con dificultad,

– Si qué? Dime- Sonaba muy fuerte el golpe de mis bolas impactando con la retaguardia del pequeño,

– Ah… Así quería tu verga por el cu…- Tavito no alcanzó a terminar la oración cuando sentí que comenzaba a acabar y yo encima de él en lugar de detenerme seguí culeándomelo hasta que también empecé a venirme, podía sentir en mi uretra como el semen salía disparado directo a las tripas del niño y le acariciaba lentamente la espalda.

Tavito era un buen niño para vista de todos, pero nadie además de mí sabía que era un niño demasiado caliente, tenía todo mi pene adentro y permanecía con el culo en popa mientras yo le depositaba mi semen dentro, el dulce Tavito tenía una verga bien metida hasta el fondo, acababa de correrse nuevamente por sexo anal, nadie se imaginaria que el pequeño Tavito, el niño risueño y juguetón había pedido de favor que se la metieran. Me quedé un minuto más así, unido a Tavito y finalmente se la saqué generando un plop al dejar su culo, me dejé caer en la cama, estaba un poco cansado, olía fuerte a sexo y Tavo seguía en la misma posición con la cola levantada, no sabía si seguiríamos haciéndolo, pero definitivamente estaba dispuesto, era nuestro último día y debamos hacer que cada minuto contara.

Tavito giró la cabeza encontrándose con mi mirada,

– Tengo mucha leche en la cola- Me dijo, yo simplemente pude sonreír con perversión,

– Quieres más?- Le pregunté y me empecé a estrujar la verga y los huevos, ya la erección se me había ido al completo,

– Sí, pero si me muevo se me va a salir toda la leche- Me respondió,

– Quédate como estás- Le dije y salí hacia el baño, tomé papel sanitario y regresé, Tavito seguía con el culo al aire y se le veía como el semen le empezaba a escurrir, así que le puse el papel en el culo, Sácalo todo- Le dije, entonces ví como Tavo comenzaba a contraer el ano,

– Ay…- Dijo y un primer borbotón de semen salio de su culo, dió otro apretón y esta vez con un sonido acuoso, más semen mezclado con aire salió de su ano, se formaban burbujas de leche en el agujero de Tavito, era algo que por algún motivo me excitaba de ver, era mía esa leche que le estaba saliendo del culo a ese niño, – Ya, ya me salió toda- Dijo Tavito y entonces se dejó caer en la cama, acostándose, se dió vuelta boca arriba y me miraba, entonces se llevó una mano al vientre bajo, tocándose, – Todavia siento como si trajera tu verga adentro- Dijo. Hice bola con cuidado el papel sucio con el que había limpiado el semen del ano de Tavo y entonces regresé con él a la cama, me acosté a su lado y Tavo inmediatamente se subió de panza sobre mí, yo lo abracé y sentía de forma no sexual la cercanía de Tavito, su peso sobre mi cuerpo, su piel, su aroma, toda su fragilidad, ni parecía que le acababa de dar un culeadón a ese niño, él sonreía, estaba de patas abiertas sobre mí y me miraba,

– Estás bien guapo- Me dijo, sorprendiéndome, pues más allá de decirme que le gustaba mi pene y mis huevos, nunca me había hecho otro piropo,

– Sí?-

– Sí, estás guapo y eres mi novio- Me dijo y yo de forma genuina me sentía sonrojado,

– Pensé que nada más te gustaban mi verga y mis huevos- Le respondí,

– Ahh, pues es que también tienes bien grandota tu vergota y los huevotes- Dijo Tavito, bajando la mano a ese punto de mi cuerpo, – Pero también estás guapo, hasta mi buelita dice que estás guapo- Decía Tavo y yo solo lo escuchaba sintiendo que estaba rojo como tomate,

– Tú también me gustas- Le dije,

– No es cierto, a ti nomás te gusta mi cola- Respondió Tavito mientras seguía sobando mi entrepierna que ya de nuevo estaba lista para seguir cogiendo,

– No, si me gustan otras cosas tuyas- Le dije,

– Mentiras, a tí te gusta mi culo, «Ah, que rico tienes el culo», así dices cuando me coges- Decía Tavo imitando mi voz gruesa mientras yo reía,

– Pues es que también, tú, tienes el culo muy rico- Le respondí y yo también me sume a su juego agarrando sus nalgas,

– «Ahh… Que rico se siente tu culo», me dices, y siento como me echas tu leche adentro, te empieza a hacer así, – Dijo Tavito haciendo un gesto de palpitos con su mano, – Y ya se siente que me estás echando la leche-

– Bueno, si ya no te gusta sentir que te echo mi leche, entonces ya no lo hacemos- Le dije, fingiendo indiferencia,

– Y quién dijo que no me gustaba?- Dijo Tavo y entonces se sentó en mí, elevó las nalgas y tomando mi pene se lo metió de una, Tavito se quedó callado y comenzó a cabalgarme, su técnica había mejorado bastante, daba unos sentones potentes, se tragaba casi todo mi pene por el culo y gemía discretamente mientras me miraba a los ojos. Ahora era él quien llevaba el control, y yo sólo me dejaba usar por ese niño, él se movía muy bien, incluso me hacía gemir cuando sutilmente balanceaba su cadera con mi pene todo adentro de él, ese movimiento me parecía conocido y es que mi ex novia lo hacía también, Tavito había logrado con su culo transmitirme la sensación que mi anterior novia me daba con su vagina,

– Te gusta?- Me preguntó Tavo,

– Ah… Ajá- Le respondí, entonces sonrió,

– Lo ví en un celular de un primo mio- Dijo, y entonces entendí donde había aprendido,

– Qué más viste?- Le pregunté,

– Ay, no sé si me salga- Dijo, y se levantó sacándose mi verga, – Agárrate las piernas- Me dijo, y me hizo que me sujetara del interior de los muslos quedando yo con el culo expuesto, pensé que Tavito me iba a culear a mí, pero después se levantó en la cama, se colocó sobre mí y empezó a bajar, me agarró de la verga poniéndola en ángulo y nuevamente se penetró él mismo, quedé en un posición rara como de sillita, con mi verga bien metida en Tavo y mis huevos haciendo colchincito en sus nalgas, yo jamás había visto esa pose y más adelante con curiosidad investigué y descubrí que Tavito me había enseñado la pose de amazona. En esa posición Tavito saltaba sobre mí, podía ver su expresión en todo momento, su carita reflejando el gusto que le provocaba mi verga en su culo, soltaba el aire cada que volvía a clavarse mi pene hasta la base, tenía la respiración agitada y no dejaba de cogerse a sí mismo usando mi pene a su antojo para darse placer, él me tenía agarrado de los tobillos, a veces bajaba la mirada encontrándose con mis ojos curiosos, y yo, como pocas veces, me sentía usado por Tavito, solo una verga dura para llenar el suave interior del niño caliente ese que gemía y me echaba miradas de gusto mientras seguía subiendo y bajando el culito por mi barra de carne, se sentía bien, lógicamente, pero ya comenzaba a acalambrarme, estaba por pedirle a Tavo cambiar de pose cuando él se vino, me parecía sentir en mi culo como el suyo se estremecía con mi pene aún dentro de él, siguió unos segundos más en lo que se le pasaba al orgasmo y finalmente con suavidad se levantó sacándose mi verga, se miraba cansado, ido, se acostó junto a mi y entonces pude estirarme, Tavito respiraba con algo más de calma pero no decía nada, yo seguía con ganas, así que tampoco dije nada, simplemente lo tomé y lo subí boca arriba sobre mí, se la metí y empecé a cogermelo. Se la estaba regresando a Tavito, ahora era yo quien lo usaba a mi antojo, lo tenía agarrado de las piernas y le daba fuerte, Tavito seguía ido mientras yo le daba verga con todo lo que tenía, llevé mi vista abajo para verme en el espejo como tantas otras veces lo había echo y verme cogiéndome al niño, me sentía muy afortunado, doce añitos apenas cumplidos tenía el culito que me estaba cogiendo, mi huevos brincaban en el aire y mi verga se perdía en medio de ese par de nalguitas firmes, se las apretaba y separaba a mi antojo para verlo, se la sacaba toda a veces para ver su ano al tope de dilatado y después se la volvía a meter hasta el tallo, Tavo seguía medio perdido mientras lo mantenía patas patas abiertas sobre mí, me gustaba como se le miraba su verguita parada mesiéndose al ritmo del culeadón que le estaba dando. Todo mi cuarto olía a una mezcla de verga, semen y culo, no era un olor desagradable, ambos teníamos muy buena higiene, pero el olor a sexo anal era evidente. También olía a transpiración, y es que llevábamos ya un buen rato cogiendo, debido a este tema recurrente tenía siempre aromatizante para enmascarar el olor a fluidos y sexo, pero en este momento lo que menos quería era ocultar el aroma, quería aspirar ese olor y recordarlo siempre, recordar todas esas tardes que Tavito y yo nos comimos el uno al otro, todos esos momentos en que estuvimos unidos por nuestros cuerpos, dándonos amor, cariño y mucho, muchísimo sexo. Estaba pasmado viendo mis huevos rebotando y mi verga yendo y viniendo por el ano de Tavo cuando de pronto ví como él estiraba la mano y me agarraba las bolas, lo miré en el espejo y sonrió con malicia mientras me masajeaba los huevos, yo también le sonreí, lo hice girar la cabeza para poder verlo directamente y ambos nos dijimos todo y nada al mismo tiempo con la mirada. Más que solo sexo, estábamos haciendo el amor, mi verga dentro de él incluso era correcto, porque le pertenecía, ambos nos pertenecíamos, mirándonos mutuamente a los ojos, le dejábamos saber el uno al otro que nos amabamos, que nos gustaba lo que estábamos haciendo, que aunque nuestra relación era prohibida, los dos queríamos eso, él mi pene duro adentro de su ser, y yo su suave y tierno interior envolviéndomelo. Tavito dejo mis huevos y puso esa mano en el canto de mi mejilla, sin dejar de verme acercó sus labios a los míos y nos besamos, yo me seguía moviendo despacio, no dejaba de follarlo, pero al mismo tiempo nuestros labios se juntaban y nuestras lenguas se tocaban con pasión y no sabía si era imaginación mía, pero me parecía sentir el aroma de mi pene en la boca de Tavito y eso me excitaba mucho. El beso se había prolongado bastante, me lo cogía despacio pero contundente y seguíamos comiéndonos la boca sin parar y algo que me prendía bastante es que Tavito lo estaba gozando demasiado, gemía y apretaba el culo mientras me besaba con mucha entrega, habiendo un momento donde dejé de moverme, él inmediatamente me relevó subiendo y bajando en culito,

– Ah, que rica tu verga- Me dijo mientras él llevaba el ritmo, estaba sonrojado y con la respiración muy agitada e iba aumentando la velocidad con que brincaba en mí,

– Rico está, pero tu culo- Le dije y en movimiento digno de lucha libre, me di vuelta junto con Tavo sin sacarle la verga,

– Ah…- Gimió Tavito,

– Disfruta mi verga- Le dije, y casi con sadismo empecé a cogermelo durísimo, mis huevos azotaban feroces las nalguitas de mi bebé,

– Ah… Ah… Ah…- Gemía Tavo, o eran quejidos? Eso no era muy relevante, lo importante era que le estaba partiendo el culo a Tavito, sentía como los pelos de mi pubis raspaban en las suaves nalgas del niño y él no me ponía límite, estaba dejando que mi verga viajara por su ano y llenara su recto, respiraba pesado, se aferraba a las sábanas, los sonidos del azote de mi cuerpo contra el suyo se mezclaban con el rechinido de la cama, esa misma cama que guardaba el secreto de las decenas, no, cientos de veces que sobre ella desvestí, saboreé y me cogí a Tavito, todas las veces que dejamos la ropa de cama sucia con nuestros fluidos corporales, todas las veces en que nos quedamos descansando después de una larga jornada de sexo, sería complicado olvidarme de todo eso, en todos lados me llegaría el olor y el recuerdo de ese pequeño que me estaba cogiendo, difícil sería que mi verga se acostumbrara a no vivir dentro de ese hoyito, mis huevos extrañarían el calor de esa boquita, y mi lengua el sabor y textura de ese ano, pero también me quedaba claro algo, Tavito también extrañaria demasiado mi cuerpo, mi cercanía, extrañaria esa verga que de nuevo lo estaba haciendo venirse.

El orgasmo de Tavito era intenso, su interior era un terremoto, digno de ser el último en un buen tiempo, y para acompañarlo le seguí dando unas cuantas clavadas para finalmente también yo llegar al climax dentro de ese culito, fué una corrida bastante breve, una ridícula cantidad de semen después de tanto acabar en una sola tarde, pero se sintió exquisita y como si mi cuerpo repentinamente se acordará del cansancio, me dejé caer sobre el cuerpo de Tavito, mi pene aún erecto seguía completo dentro de él, no quería sacarlo, pero el tiempo hizo lo suyo y lentamente fui perdiendo la erección y con ello mi escuálido miembro salió del agujero del niño, no decíamos nada, solo respirábamos con suavidad, el perfume de nuestro sexo era el único aroma que podía yo sentir en ese momento y así lo quería yo, mi verga ya toda diminuta y blanda entre las nalgas de Tavo chorreando los últimos hilillos de semen y los dos bien pagados respirando el mismo aire de lujuria y sexo. Tavito se quejó de pronto, debía haber comenzado a resentir mi peso, así que con pesadez me deslicé sobre él y me acosté a su lado, viéndolo, él me miró y sonrió, yo le regresé la sonrisa y con cuidado lo besé en los labios, Tavito se sonrojó y entonces lo acerqué a mí, apretándolo en un abrazo, así nos quedamos por un largo tiempo hasta que sonó mi reloj anunciando que eran las tres de la tarde,

– Me arde la cola- Dijo Tavito,

– Quieres que te ponga crema?- Le pregunté, pues ya teníamos ese protocolo cuando le terminaba el culo adolorido,

– No, quiero que me quede tu leche adentro- Me respondió,

– Vas a quedar embarazado- Le dije, entonces Tavito soltó una risita y yo con él,

– Quiero sentir tu leche en la cola porque quién sabe cuándo lo volvamos a hacer- Dijo, entonces de nuevo lo ví a la cara, Tavito estaba contento, sonreía, lo apreté contra mi nuevamente y le di un beso en la frente,

– Cuídate mucho, sí?-

– Sí- Dijo.

Las siguientes horas fueron bastante normales, los primero que hicimos después de levantarnos fué bañarnos, nos lavamos mutuamente pero sin ir más allá de un leve toqueteo entre risas y después de eso comimos, ambos estábamos hambrientos, así que comimos bastante y finalmente miramos televisión, el momento difícil fué cuando se acercaban las 7 de la tarde, la hora en que la mamá de Tavito llegaba por él,

– Ya va a llegar mi mamá- Dijo Tavito,

– Sí- Le respondí con vacío en mi voz,

– Voy a ir por mis cosas- Las mochila de Tavo se había quedado arriba y junto con ella todo lo que a lo largo del tiempo Tavito había ido dejando en mi casa, ropa extra, un cepillo de dientes, algunas cosas que yo le había regalado, todo vestigio físico de que ese pequeño había pasado un tiempo prolongado ahí,

– Sí…- Le respondí con la voz ahora un poco desquebrajada, entonces Tavito se dió la vuelta y cuando iba a subir el primer escalón, se detuvo,

– Me la pones en la cara un poquito? Para acordarme de como se siente-

– Sí- Le dije, ahora ya algo más contento, me empecé a desabrochar el pantalón y Tavito se arrodilló al frente, saqué mi pene a medio parar y tomando a Tavo de la cabeza le puse la verga en la cara, comencé a moverme pasando mis huevos y verga por su rostro, Tavito no decía nada, solo se dejaba hacer, de izquierda a derecha, mis geniales recorrieron toda la cara del pequeño y finalmente le puse el glande en los labios, él inmediatamente lo engulló y comenzó a mamar, parecía desesperado chupando pene. Tavito seguía prendido de mi verga cuando miré el reloj, ya casi eran las 6:50, quedaba muy poco tiempo, Tavito mamó otro poco mi verga y finalmente se pasó a los huevos, chupando un ratito cada uno y después los dos, yo suspiraba de lo rico, pero no podía quedarme solo con eso,

– Levántate- Le dije, Tavo abrió los ojos grande con mis huevos en la boca, se los sacó y se levantó,

– Qué?- Preguntó, pero no le di respuesta, le hice darse la vuelta y le bajé la ropa dejando su culo a la vista,

– Súbete un escalón- Le dije, entonces obedeció, lo empujé de la espalda para que se inclinaría y me bajé separándole la nalgas, comenzando a mamarle el culo,

– Ya va a venir mi mamá- Dijo Tavito con medio gemido en sus palabras, pero yo no le dije nada, solo le separé aún más la nalgas para seguir mamandole el agujerito,

– No quieres?- le pregunté, ahora con dos dedos en su ano,

– Ah…- Fué lo único que pudo responder Tavito, le estimulé un poco el hoyito para prepararlo y finalmente me coloqué en posición para penetrarlo,

– Ya va a llegar mi ma…- Tavito no alcanzó a terminar la oración, de una estocada le metí casi toda la verga, las nalguitas se le erizaron, dió un quejido leve y agarrándolo de la cadera, me lo empecé a coger. Tavo estaba un poco seco, la cogida había sido bastante espontánea, pero sería la última vez en quien sabe cuánto tiempo que podría tener ese culito, así que mi mirada estaba concentrada en ese punto, esas dos nalgas preciosas con mi pene en medio entrando y saliendo de ese agujerito que tanto placer me había dado,

– Ah …- Se quejaba Tavito,

– Te duele?- Le pregunté, pues aún se sentía un poco tosco el entrar de mi verga,

– Sí, pero… Poquito- Dijo Tavo,

– No, mejor ya no- Le dije, y se la saqué,

– Métela, casi no me duele- Dijo, y mantenía el culo levantado en mi dirección,

– No, Tavito, no quiero que te vayas con el culo adolorido- Le dije,

– Ándale, antes que llegue mi mamá, quiero llevarme tu leche en la cola- Me dijo Tavito, así que no me hice más del rogar, me puse saliva en la verga y de una se la volví a meter, – Ah…- Gimió Tavo, de esos quejidos masoquistas que hacía cuando le dolía y le gustaba al mismo tiempo, me puse lo más cómodo posible y empecé a culeármelo con todo, no dejaba de ver las nalgas de Tavito, como se le meneaban con cada metida de verga que le daba, miré de reojo el reloj en mi muñeca, 6:58, en cualquier momento llegaría su mamá, le saqué la verga para verle el ano todo dilatado una última vez, le volví a poner saliva, tenía un poco de mierda en el pene pero no me importaba, volví a penetrarlo y a darle duro, tenía nervios, la adrenalina me gustaba pero también me hacía sudar, ya iba a venirme cuando Tavo se me adelantó,

– Ay… Ay…- Dejó salir mientras su culo estaba en éxtasis, seguía con el mismo ritmo sin parar cuando también me empecé a venir, sentía las pulsaciones características debajo de los huevos al dejar salir mi semen dentro de Tavito, dos, tres, iba a soltar el cuarto lechazo cuando tocaron a la puerta, – Mi mamá – Dijo Tavo con voz baja,

– Córrele arriba y te limpias la cola- Le dije, mientras sacaba mi pene de su culo, Tavito se subió rápido la ropa y salió corriendo, yo también me apuré al baño de abajo y me limpié el pene con toallitas húmedas que tenía escondidas por si ocurría algo así, se escuchó de nuevo el tocar de la puerta acompañado de la voz de la mamá de Tavito,

– Buenas tardes- Dijo Mayra, rocíe un poco de aromatizante en la sala, por si algún aroma había quedado y me acerqué a la puerta, cuando abrí Mayra estaba apunto de tocar nuevamente, – Ay, hola- Dijo,

– Buenas tardes, estábamos arriba y no escuchaba- Aún sentía una gota de sudor bajando por mi nuca,

– Ah, está bien, no te preocupes, y Tavito?-

– Ya viene, está recogiendo lo que le queda- Le dije, y justo en ese momento Tavito llegó, bajando por las escaleras,

– Mamá!- Dijo, y corrió el último tramo para encontrarse con su mamá,

– Ey, vámonos ya, ya te despediste de Joel?- Preguntó Mayra, y nuevamente me llegó la nostalgia de tener que despedirme de Tavito,

– Sí… Ya- Respondió Tavito, entonces volteó a verme con mirada triste,

– Te vas a cuidar mucho?- Le volví a preguntar, me costó trabajo que no me flaqueara la voz,

– Sí- Dijo él, y entonces me agaché a su altura y nos dimos un fuerte abrazo,

– No me quiero ir- Dijo Tavito con voz desquebrajada,

– Nos vamos a seguir viendo, sale?- Tavito me vió con ojos cristianos y finalmente dijo que si con la cabeza-

– Muchas gracias por todo- Me dijo Mayra.

Esa fué la última despedida de Tavito como su niñero, me ofrecí a llevarlos a su casa en mi auto, pero Mayra se negó, me dijo que mucho había hecho ya por cuidar a Tavito todo ese tiempo, así que le dí un último abrazo a Tavito y ambos emprendieron su camino, yo me quedé en el portal hasta que dejé de ver sus siluetas alejándose e inmediatamente después, la no presencia de Tavito comenzó a sentirse.

36 Lecturas/29 diciembre, 2025/0 Comentarios/por Sonic13
Etiquetas: amigos, anal, baño, cogiendo, hermano, mayor, sexo, vacaciones
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Con Roberto (segunda parte de el papá de mi amiga)
YO SEDUJE A MI PADRE
Rosita… La noche de los cuchillos largos
la perra muy cerda y deseosa
El mejor de los trabajos II
Volver a las viejas prácticas.
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.333)
  • Dominación Hombres (4.008)
  • Dominación Mujeres (2.962)
  • Fantasías / Parodias (3.198)
  • Fetichismo (2.658)
  • Gays (21.933)
  • Heterosexual (8.123)
  • Incestos en Familia (18.019)
  • Infidelidad (4.470)
  • Intercambios / Trios (3.099)
  • Lesbiana (1.145)
  • Masturbacion Femenina (957)
  • Masturbacion Masculina (1.862)
  • Orgias (2.031)
  • Sado Bondage Hombre (447)
  • Sado Bondage Mujer (180)
  • Sexo con Madur@s (4.244)
  • Sexo Virtual (256)
  • Travestis / Transexuales (2.412)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.472)
  • Zoofilia Hombre (2.196)
  • Zoofilia Mujer (1.662)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba