Mis vecinitos cachondos
Hola colegas, disculpen la tardanza, pero por el trabajo no podía escribir. Antes que nada agradezco a quienes me han contactado y me expresan su opinión sobre los relatos. Este es un relato corto basado en fantasías o experiencias que me cuentan..
Hola, me llamo Francisco, Paco para los cuates; tengo 18 años, mido 1.79 de estatura y una herramienta decente de 19 cm, peso 78 kg, tez blanca, pertenezco a la generación fitness jaja, así que mi cuerpo está muy decente para el estándar, ya saben cuadritos, pectorales por marcarse, etcétera.
Soy estudiante foráneo en una ciudad grande de México y originario de una mediana, mi familia tuvo las posibilidades de garantizarme que pudiera ir a estudiar y rentarme una pequeña casa en un barrio popular para vivir; por esa misma oportunidad no necesitaría trabajar por lo menos un año.
La colonia a la que llegué a vivir era la típica populachera con tianguis en domingo, perros ladrando, bocinas a todo volumen, adolescentes jugando futbol y… niños, muchos, muchos niños jugando a todas horas. Había un grupo en especial que llamaba la atención en mi cuadra, eran niños de la calle aledaña que se juntaban en la esquina de la avenida a jugar futbol, escondidas, etcétera; eran más o menos ocho niños entre 11 y 5 años.
Pero eran precisamente el mayor y el menor los que más destacaban, Gael y Chuchito respectivamente. Chuchito, un niño tierno, chaparrito (parecía de tres), blanquito, bastante desaliñado casi rozando en lo descuidado y mugrosito, labios delgados y brillosos (aun babeaba mucho) y unas nalguitas redonditas y paraditas acentuadas por sus pantaloncitos apretados. Gael era lo opuesto en apariencia a su hermano menor, muy bien arreglado, sus vestimentas reggetoneras lo acercaban a la pubertad (el si se bañaba jaja); también era delgado, pero más alto para su edad, no muy nalgón, pero sus facciones eran muy finas, guapito el morro.
Y eran los que destacaban, no solo por ser los más escandalosos y alegres, sino por su particular manera de ser, muy groseros y pelados, rayando casi en la vulgaridad, las palabrotas que decían sin lugar a duda venían de un ambiente de sexualidad desinhibida, porqué aparte de sus referencias albureras, eran muy dados a hacerse bromas subidas de tono, como agarrarse las nalgas, ponerse el dedo en el culo, apretarse los huevos o pellizcarse los pezones.
Cuando salían a jugar a las siete de la noche, yo ya había terminado mi rutina de ejercicio, así que me gustaba salir a ver a los niños jugar, de vez en cuando participaba en sus juegos de pelota o dejando que se escondieran en la entrada de mi casa; pero hasta entonces, sin ningún morbo, solo simpatía y mucha risa por su manera de llevarse. Pero eso cambió un día.
Siendo sábado, ya las 12 de la noche, me disponía a dormir (al vivir solo, duermo desnudo) cuando escucho las risas de unos niños por la calle, eran Gael y Chuchito, jugando todavía, pero ya solos. Aun sin ningún morbo, me puse un short sencillo y una camiseta sin mangas y salí a ver que hacían.
Paco: Hola niños ¿Qué hacen a esta hora en la calle y solos?
Gael: Ah, es que mi mamá se fue con un amigo; siempre los trae a la casa, pero ahorita se la llevo su amigo y nos dijo que nos acostáramos y no le abriéramos a nadie, pero fuimos a la tienda y el baboso de Chuchito dejo las llaves adentro.
Chuchito: No cierto, yo te las di
Gael: ¡Qué no perro! (le aprieta un pezón y Chuchito contesta apretándole el pito)
Paco: Pues si quieren métanse a mi casa, para que esperen a su mamá y no estén solos en la calle, puede ser peligroso. (Les juro que fue con la mejor intención, pura simpatía y compasión que me despertaban los niños)
Gael: Nah, es que quien sabe a qué hora llegue mi mamá.
Chuchito: ¡Yo si quiero!
Paco: Anden, y los dejo jugar Xbox
Gael y Chuchito: ¡Si, si, que chido!
Comenzamos a jugar Xbox y así estuvimos un rato, hasta que en medio de las evidentes derrotas de Chuchito, Gael empezó a darse a llevar apretándole sus huevitos o agarrando su pitito (por encima del short) y a Chuchito solo le daba risa. Pero fueron sus comentarios los que me intrigaron
Gael: Te voy a doblar las chiches como le hacen a mi mamá (entre risas)
Chuchito: Yo te soplo el pito pendejo
Gael: Sóplamelo pendejo jajaja
Chuchito: (simulando hacerlo y haciendo un sonido de succión) mmm sabe a chamoy jajaja
Yo solo reía por sus tonterías, pero algo me inquietaba; los constantes comentarios subidos de tono, indicaban que eran muy precoces, y que algo veían de más en su casa. No sé por qué pero me inició un leve morbo.
Por andar distraído perdí por primera vez en el juego con Gael, y muy confianzudo se volteo y me pellizco un pezón, pero de forma tan delicada (quizá por pena), que este se me puso duro. Pero mayor aun fue mi sorpresa cuando Chuchito con sus débiles manos quiso apretarme la verga, pero solo sentí un ligero manoseo que ahora, despertó por completo mi morbo. (Recuerden que estaba desnudo y solo tenía ese short y la playera ligera).
Paco: ¡Nah, pinches manitas, ni sentí nada jajaja!
Chuchito: (Tratando de apretar mi verga de nuevo) ¡Toma, toma!
Gael solo reía, mientras Chuchito trataba de hacerme sentir mal, pero todo lo contrario; me dejé llevar por el momento, y tratando de controlarme para que no se me parará, porqué vaya que lo disfrutaba.
Gael: ¡No pinche Chuchito se la vas a parar al Paco jajaja!
No había duda ya, estos niños vivían rodeados del morbo (luego me entere que su mamá es medio puta), por lo que cualquier sentimiento de culpa desapareció y decidí seguir adelante
Paco: Vas a ver pinche Chuchito, ahora voy yo
Comencé a tocarle su pitito por encima, mientras el insistía con el mío, que estaba ya endureciéndose. Luego le mordí la oreja y le hablé babeándole el oído y el dijo…
Chuchito: No que me “etsitas” jaja
Paco: Jajaja, te exito ¿de dónde aprenden tanto morros?
Gael dejo de reír para participar y quiso ayudar a su hermano apretando mi verga, el si con mayor fuerza, pero se encontró con la sorpresa de que ya estaba tiesa de tanto manosea y cachondeo con el pequeño, lo que lo hizo exclamar…
Gael: jajaja, ya viste Chuchito, la tiene parada como los amigos de mi mamá.
Chuchito: Ah si cierto
Paco: ¿A poco ya han visto un pito parado?
Gael: No, pero se les ve a los amigos de mi mamá cuando se quedan en la casa
Paco. (Yo, ya entregado al momento, pensaba “chingue su…, pues si se ve que quieren) ¿Quieren ver el mío?
Gael y Chuchito: ¡Va!
Me quite la playera y el short y deje ver mi carnoso miembro ya bien venudo y hasta escurriendo precum. Los dos niños curiosos tomaron la iniciativa y se acercaron casi para olerlo, entre risas nerviosas y mi sudoración que se acrecentaba, mientras mis piernas temblaban. Los cómplices hermanos se vieron a los ojos y comenzaron a tocar.
¡No mamen, pero de verdad no mamen! Era indescriptible la sensación de las dos manitas tocando mi verga, recorriendo con sus dedos la cabeza y el tronco, bajando el prepucio.
Gael: jaja ¡estás bien pitudo!
Chuchito bajaba lentamente sus dedos por el sudor de mis huevos y los acariciaba como con ternura, casi al límite de mi zona prostática.
Gael: Mámasela jaja
Chuchito: Ay no me da pena, mámasela tú
Gael: Si yo se la mamo ¿se la mamas tú?
Chuchito: Si
Los niños se divertían con mi verga de forma tan natural, que ni siquiera me tomaban en cuenta jaja, mientras yo disfrutaba ansioso por ver quien daba la primera mamada.
Fue Gael quien comenzó escupiendo mi cabeza y dando ligeros lengüetazos, Chuchito veía sonriente y acariciaba mis huevos. No resistí, y dirigí la cabeza de Chuchito para que participara; no opuso resistencia y comenzó a lengüetear mi tronco. Era súper cachonda la escena, de dos morritos mamándome la verga, claro, con los ojos abiertos y riéndose, pero era chingón.
Gael: ¿A qué sabe? Jaja
Chuchito: Chistoso jiji
Paco: Pinches morros puercos ¿pues que ven en casa?
Gael: Unas películas que mi mamá tiene escondidas, pero a veces también cuando esta con sus amigos
Paco: ¿y esto les gusta?
Gael: No sé, jeje
Paco: Pues vamos a averiguarlo (Delicadamente me dirigí hacia Gael, lo tomé de la cabeza y lo besé apasionadamente introduciendo mi lengua en su boca y jugando con la suya, a lo que el respondía tímidamente pero con cierta intensidad pues me tomó de las mejillas).
Chuchito: A ver yo
Paco: Claro, mi cabroncito (también lo bese, con mayor efusividad pues sus labiecitos eran súper antojables)
Continuaron por algunos minutos el intercambio de besos y mamadas, hasta que Gael preguntó
Gael: ¿A quién se la vas a meter primero? Cógete a mi hermano, porque yo siento que me va a doler jaja
Paco: A los dos ¿o se agüitan?
Los desnude lentamente y acaricie sus cuerpos, estaban riquísimos, pero sus culitos aun rosas eran lo máximo.
Comencé dilatándolos con el dedo y lamiendo uno por uno sus hoyitos, que aunque sabían algo sucios, no me molestaban en lo mínimo, porque se compensaba con los calambres y risas que les provocaba mi lengua sobre su raja.
Mi verga hambrienta de culo, templaba cada vez que la restregaba sobre sus rajas, al tiempo que “cacheteaba” con ella sus nalgas, no sabia a cual metérsela primero; pero para darle confianza a Chuchito, primero se la metí a Gael, que al principio se resistía, pero extrañamente me ayudaba empujándose hacia atrás. El efecto de ese movimiento era cabronsisímo, pues se sentía como su apretado culo recorría las capas de su agujero, presionando mi pito y causando una hinchazón y latidos en mis huevos.
Gael: ¡Ah, no mames, duele, pero se siente chistoso, es como si te rascaran la cola cuando tienes comezón, pero por dentro jajaja!
Paco: ¡¿Te gusta cabrón, te gusta?, mmm, ahhh!
Inicié moviéndome en círculos dentro de el para sentir todas sus tripitas, y que se acostumbrara a mi verga para que el mete-saca no le doliera tanto. Me sorprendió cuando Chuchito quiso participar y empezó a masajearme los huevos y darme tiernos besitos en la boca. Lo recompensé soltando a su hermano, y preparando su culito para metérselo. Era un hervidero aquello, yo sudaba, y me templaba la verga con solo poner la cabeza en la entrada de esas preciosas nalguitas redondas, presionaba suavemente con mi babeante verga, y suavemente se la empecé a clavar.
Paco: ¡Uff, no mames, que rico culo cabrón, aprietas bien chingón, siento que tu culo me succiona la verga, mmm aggg ahhhh!
Mientras que a Gael se la metí de perrito, a Chuchito lo puse de frente, patitas al hombro, para estarlo besando cuando gritara, incluso lo levanté como candadito de la emoción de ver pegados su culo a mi verga y su boca a la mía. El cerdo de Gael aprovecho cuando me paré para lamerme el culo.
Paco: ¡Umm, cabrones son bien puercos, perras, me encantan me los voy a coger diario!
La risa, la inocencia mezclada con morbo, la sensación de juego y peligro que me aportaban los niños, eran mejor que cualquier estimulante, droga o afrodisiaco. Niños puercos así, sacian un chingo.
Se las estuve metiendo alternadamente durante hora y media, de perrito, de candado, de cucharita, sentados frente a mí. No sabía en cual venirme.
Paco: ¡mmm, ya voy a sacar la leche, ya voy a sacar la leche, ahhh, ahh, aggg!
Pero de la calentura terminé preñando a Chuchito, aunque Gael fue el que limpió los restos de mecos que quedaron en pito. Rendido yo, me deje caer sobre la cama, mientras los becerritos trataban de comerse mi sensible verga, cosa que me dio una risa nerviosa. La inocencia de Chuchito fue el mejor cierre.
Chuchito: ¡Mmm papi, nos rompiste el culo!
No sé dónde lo escucho, pero mientras nos reíamos los tres, recordé su situación, los vestí y los acompañé a esperar a su mamá que llegó muy tarde. Pero lo agradezco porque si eso no habría tenido la cogida de mi vida.
Gracias por leerme, espero les haya gustado. Entren al enlace de mi usuario para leer el resto de mis historias, o contáctenme en telegram soy faraon902, originario de Celaya México.
que rico relato me encanto
Excelente relato, continua por favor.
me encanto como sigue
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