Morbo Filial con mi tío
Una mañana libre es aprovechada por un maduro y su sobrino político, quien ya tiene 15 años, y está al comienzo de sus primeras experiencias morbosas y sexuales, sigue paso a paso esta historia basada en hechos reales.
Vivía con mi tía y mi tío en esos días. La casa era grande y tenía 3 habitaciones, una era
para mí solo y la otra era matrimonial para mis tíos.
En realidad, mi tío era tío político, porque era el nuevo novio de mi tía, era de baja estatura, narizón fornido y robusto, el tono de piel claro, y sus ojos eran color marrón, su sonrisa amplia y atractiva. Y su cabello era lacio abundante. Aunque no lo había visto con detalle así desde el principio, pero poco a poco empecé a mirarlo con detalles, luego de una tarde, donde un suceso en particular marco mi atención hacia él.
Era una tarde donde mi tío había tenido libre y estaba alistándose para ver el partido de la Tricolor (Ecuador) contra Perú. Él solía sacar unas cervezas del refrigerador y ponerlas sobre un charol en la mesita de centro frente al Smart de 46 pulgadas. Yo apenas me levantaba, y estaba en mi cuarto en mi bóxer de dormir, que es ligero, fresco y con mi camisilla. Mientras que el tío cargaba un calzoncillo blanco y una camisa de botones a cuadros abierta y mostrando su velludo pecho. Como a veces después de que salía mi tía al trabajo, yo salía a orinar al baño del pasillo y regresaba a la cama, así mismo ese día lo había hecho y había dejado la puerta de mi cuarto semiabierta, error mío.
El tío se tomó el atrevimiento de abrir y entrando me dio una palmada en la pantorrilla, seguido con golpecitos que iban subiendo hasta el muslo, y llegado allí me sobó presionando sus dedos como dando masajes, con gesto de levantarme y diciéndome: Hey, Jorge, levántate, ya mismo comienza el partido ¿te lo vas a perder?
En ese rato entreabrí mis ojos y solo pude fijarme en el tremendo bulto del tío y sus bolsas inmensas que me dieron un pequeño sobresalto al notar que se me iba poniendo dura la verga. Me senté y el sacó su mano tosca y gruesa de mi muslo.
Le dije: ok, ya me visto.
Inmediatamente me respondió: ¿para qué? mírame yo aún ando en ropa interior, siéntete libre con tu tío, además estamos los dos solos, estamos entre hombres.
-Es que…
-Te espero campeón.
Salió con gesto contento. Yo no podía creer lo que acababa de decir. Era el primer momento con mi tío en ropa interior, el siempre tan pudoroso. Y bueno tenía que aprovechar verle el paquete lo más cerca posible.
Salí luego de hacer mi higiene de rutina bucal. Y no me duche porque el partido ya comenzaba. Mi tío ya estaba en la sala sentado en el sofá. Con tremendas piernas, una alzada y bien abierta apoyada en el mueble mientras que
la otra estaba estirada y apoyada en la mesita de centro. Él con una bebida alcohólica en la mano izquierda que
estaba apoyada por el codo en un mango del sofá y el brazo derecho extendido por la cabecera de todo el
mueble, con un movimiento de muñeca de su mano derecha, me invitó a sentarme sin cerrar sus piernas.
Me hizo sentir incómodo tener que verle el bulto así al aire libre. Pero por dentro estaba que me lo deseaba tocar y lamer esas bolas. En todo el partido pedía mi opinión, y yo opinaba sin dejar de ver su filito del calzoncillo del cual asomaban unos sabrosos vellos púbicos.
El jugador favorito del tío falló un tiro, y al bajar la pierna del mueble para exclamar su queja. Me dejó ver toda una buena parte de sus testículos corrugados y gorditos, lo vi casi en todo su esplendor. Me empalmé de inmediato.
Como él estaba en calzoncillo y yo en bóxer, mi bulto creció mucho más que el de él. Ya era notoria mi erección, el grosor de mi bulto parecía de toro guebón. Mi tío me pasó una cerveza según de consuelo para mí.
– nos dañó los planes ese delantero-. Yo sonreí asintiendo a lo que me decía. Luego me pasó unos bocadillos.
– ponte cómodo- me dijo mi tío. Y yo no sabía a qué se refería. Así que en gesto de paternidad se me pegó y con su mano arrimó mi cabeza a su pecho. Yo lo había hecho antes espontáneamente mientras veíamos películas, pero con más ropa ¿no? Y él siempre me permitía quedarme dormido ahí, hasta que él me levantaba y me mandaba a dormir a mi cama. Así que sobreentendí lo que debía hacer, e hice lo mismo que aquellas veces y puse mis pies sobre el resto del mueble. Él no paraba de picar snacks, ya que ver futbol lo ponía siempre hambriento, con razón esa barriga cervecera. Yo estaba con una cerveza en la mano y no pedía más.
Luego el tío empezó a tener un tip progresivo, cada que el jugador fallaba, mi tío hacia el típico sonido «tssss» y con su brazo derecho (sobre el cual estaba apoyada mi cabeza), iba y se sobaba el bulto, o se lo rascaba. Haciendo que mi cabeza también se moviese en ello. Yo sentía cada rascado y cada sobada, incluso podía escuchar como le sonaba el roce entre los dedos y el algodón del calzoncillo y el rascado de los vellos púbicos en particular, el sonar de pelos rascados que me hizo estremecer de placer. Estaba lo suficientemente cerca como para oler su sudor, sus bolas, ese olor a macho. Me tenía drogado con su ser, imaginando que mi cara estaba metida entre sus partes íntimas.
Luego terminó el partido y yo de un brinco me paré diciendo: bueno ya me tengo que bañar. Para mi sorpresa al girarme fue que mi tío estaba quitándose el calzoncillo en media sala. Y tirándolo sobre el sofá; me pareció sucia esa acción, pero me excitó a la vez.
Al instante me dijo: Mijo yo también lo necesito, tengo las bolas sudadas y tengo el tanque lleno.
Bueno, yo igual- le dije. Así que tambien me los quitaré, pues estamos entre hombres.
Así que ambos fuimos al baño y meamos juntos porque no nos aguantábamos, allí mientras orinábamos, cerrábamos los ojos de placer al orinar y hacer el típico sonido de relajación: ¡ahhhhhhgg!
Mi tío me dijo: buen porte, similar a la mía ¿Ya has cogido antes?
Yo del viaje corté el placer de orinar, por la incomodidad de la pregunta. Pero, pese a lo incómodo de la
misma, actúe natural y le dije: No tío, aún no. Me dijo: ¿Es en serio? yo a tu edad ya cogía a diestra y siniestra. Si quieres podemos ir a un Night club esta noche y le digo a tu tía que iremos a las canchas sintéticas. Le dije: vale está bien. Me dijo: vas a tener que depilar un poco eso. Me lo miró, yo se lo miré, y le dije: ah como el suyo ¿así de
despejado? – correcto mijo, pero siempre deja algo de vello eso les gusta.
Salimos del baño, luego de sacudir nuestras pichas. Y mi tío caminó así con las bolsas al aire y fue hasta su cuarto para sacar un aparato sexual que simulaba una vagina, él ya lo venía probando, es decir metiendo su pene ahí. Me dijo: te enseñaré a usarlo. Yo encantado, le dije: wow no sabía que tenías uno de esos.
Nos dirigimos al mueble y nos sentamos. Me dijo: mételo. Yo lo hice y fue una sensación increíble. Luego, nos paramos ambos y él metió su pene junto al mío y eso se expandió permitiendo que ambos lo
cogiéramos. Pero la sensación de tener mi pene junto al del tío me dejó re- excitado.
Grueso y venudo, ahora sí, se lo podía morbosear con libertad. Ya que su cara de bobo excitado también la tenía fija en lo que hacíamos. En eso yo eyacule y mi tío siguió después de mí. Salimos embarrados y me
dijo: descuida, esto juguete se lava fácil. ¿Qué tal, te gustó? – si, me gustó, se sintió riquísimo, y así mismo lo imaginaba – le dije sin vergüenza alguna. Mi tío sonrió ampliamente mientras tomaba el calzoncillo que había usado antes y se limpiaba el semen y tiro al pobre sobre un bulto de ropa sucia de la lavandería. Yo no encontré mi bóxer, así que con el papel higiénico recogí todo mi semen. Mi tío se sacó la camisa y desnudito, con las guebas al aire salió más erecto que antes. Le dije: buen trozo de polla tío. Riendo me dijo: Eso me dicen.
No dejaba de pensar en su bulto, su pene, la sensación de juntar los penes, compartir el semen dentro del aparato. Verle el rostro de excitación. Ufff, me pegué un pajazo en el baño que sacó todo el semen guardado. Salí así mismo sin toalla. Pero seco. Mi tío se iba a poner una pantaloneta sin usar nada abajo. Así que su pene era visible. Yo
hice lo mismo, dejé mi pene como Adán. Dos machos en casa con los guebos sin censura. Y así pasamos hasta las 4 en bolas, mirando tele, comiendo y riendo.
Esta historia continuará……
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