Morbo. Follada con mi Cuñado.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ZLASKO.
Morbo.
Follada con mi Cuñado.
– Cielos Aitor, (gimiendo), tómatelo con más calma tío.
Me gustaría poder volver a utilizar el ano para algo.
–
– Esto te encanta, maricón del culo.
Te encanta que te meta mi gran polla, por ese ojete carnoso y tan abierto que tienes.
¿A que sí? –
Me introdujo el pollón con más fuerza todavía, me golpeó el vientre con energía y tiró de mis jodidos huevos hasta que casi me tocaron las rodillas.
Le dí en las caderas con el culo y volví a doblarme hacía adelante, resignado a sufrir mi castigo.
Aitor había empezado a pellizcarme los pezones, y tiraba de ellos separándolos lo más posible de mi pecho.
Allí estaba otra vez, follando clandestinamente con el marido de mi hermana, y padre de mis dos sobrinos.
Es que no tengo arreglo, es que soy muy puta colegas, y no puedo remediarlo.
Aunque Aitor, muchas veces era un autentico gilipollas, engreído y narcisista, mi cuñado me ponía muchísimo, y más aún me fascinaba su gigantesca polla, y de vez en cuando me dejaba follar el culo por él.
La verdad es que tiene motivos para presumir de cuerpo y de cara.
Un hombretón de 26 años, guapisimo de cara, ojos verdes, el pelo rapado, con la barba de tres dias y un arito en la oreja.
Bastante alto y delgado, pero fibroso, de piel morena y con varios tatuajes, que a mi personalmente me ponen muy cachondo.
El culo lo tiene alucinante, prieto, duro, y respingón, y siempre bien marcado en los pantalones que lleve.
de los que a mi me gusta agarrar y apretar mientras me follan.
Y un delicioso pollón de 20 centímetros en reposo, y 23 centímetros erecto y en tensión.
y lo sé perfectamente por que se lo he medido.
Siempre le ha gustado caléntarme y provocarme, tocándose la polla por encima del paquete mientras nadie lo ve, insinuando y dándome a entender sin hablar, que toda aquella masa de carne me la iba a meter por la boca y por el culo a presión.
Mi cuñado disfruta como un niño acosándome por toda la casa, siguiéndome y acorralándome en diferentes habitaciones, mientras me restriega su paquete por las nalgas, o me habla guarradas al oído para excitarme, o simplemente me pasa la lengua por los labios para que yo pueda relamer su saliva, y él ver como lo hago.
Y todo esto con la casa de mis padres llena de gente, que es lo más excitante y morboso de la situación.
Toda esta situación empezó hace unos meses, desde que mi hermana se volvió a quedar embarazada.
otra vez, y ya van tres, joder con mi cuñado el semental, aunque con ese pollón no me extraña.
Ella con este último embarazo, no soportaba dormir con mi cuñado en la misma cama, por lo visto se agobia la muy puta, así que Aitor terminó durmiendo en mi habitación y compartiéndola conmigo cada vez que veníamos a la casa del pueblo.
Al principio no me gustó mucho la idea, por que me coartaba mi intimidad, pero por otro lado a mi siempre me ha calentado mucho mi cuñado, y después de ver como sucedió todo, fue un acierto de que Aitor se quedara en mi habitación.
La noche que empezó todo, estabamos los dos charlando en la cama de matrimonio que compartía conmigo, fumándonos un porrito y resfrescándonos el gaznate con unas cervezas.
Estuvimos hablando largo rato de todo.
de mis estudios, de su trabajo, de las amistades, de la familia, y sobre todo de sexo.
– Oye.
y con esa chica, Paula.
¿Que tal? –
– ¿Con mi chica?.
super bien tío.
–
Paula, es una amiga que tengo y que siempre presento a mi familia como mi chica, más que nada, por que ellos no saben que soy gay, y que me gusta comer pollas.
Mis padres son muy conservadores, y si se enteraran de que su hijito pone el culo para que se lo abran a pollazos, y se arrodilla como una putita para comer rabos, me echarían de casa.
Tengo que guardar las apariencias en todo momento, y no levantar sospechas, es una pena, pero en mi casa es así.
Paula es de esas chicas que quieren llegar virgen al matrimonio, y a mi eso me viene de perlas, por que así no tengo que follármela, solamente me dejo que me chupe la polla de vez en cuando.
La verdad es que no es igual, y no me da el mismo gusto que si me mamara la polla un tío, pero lo hago para no levantar sospechas y de paso la tengo contenta.
Yo lo que hago es que cierro los ojos, y me imagino que el que me está chupando la polla es mi amigo koko.
que ese es otro que está tremendo de bueno el cabrón.
Así que ya veís, no tengo más remedio que mantenerlo en secreto, y aparentar ser un machote de cara a la galería.
– Pues si, cuñado, como te lo digo.
solamente me apaga el calentón a mamadas, pero de meterle la polla por el coño dice que nada, que cuando le ponga un anillo en el dedo y la lleve al altar hará todo lo que yo quiera.
–
– Joder tío, que putada.
jajaja.
Pués yo estoy igual chaval, por que aúnque esté casado, hace ya meses que no huelo un coño.
La cabrona de tu hermana me tiene a palo seco, me hago más pajas que un mono, todo el día me lo paso calentón perdido.
¡Ufff!.
y con unas ganas de follar, que me subo por las paredes tío.
–
Mientras Aitor me hablaba, no paraba de sobarse y toquetearse la polla por encima del calzoncillo.
Yo estaba como hipnotizado, no podía apartar la mirada de aquel bulto majestuoso que se le marcaba entre las piernas, y cada vez me notaba más cachondo y caliente, como si me ardiéra el cuerpo.
– ¿Y alguna vez lo has hecho con un tío? –
– ¿Te refieres a si he follado con un tío? –
– Si.
¿Un amigo, un primo tuyo, o un desconocido?.
Vamos, si lo has hecho con otro hombre.
¿Eh? –
Me quedé callado, cortado por la pregunta, no sabía que contestar.
Si le decía que si.
¿Que pensaría Aitor de mi?.
Si le contaba que ya me habían abierto bien el ano.
¿Que diría mi cuñado?.
¿Y si era una trampa para descubrirme?.
¿Y si me había notado algo, o me había pillado mirándole el paquete?.
Joder, que marrón colegas, no podía hablar por el nudo que tenía en la garganta, el corazón me latía a mil por hora, y el colocón del porro y las cervezas se me había pasado en dos segundos.
Me miró fijamente a los ojos y me indicó con la mano que me acercara hacía él, mientras se espatarraba por completo a todo lo ancho de la cama, y dejaba a plena vista aquella tienda de campaña que tenía por paquete.
Me aproximé hasta que tuvo su boca a la altura de mi oído, y me susurró muy bajito aquellas palabras que me volvieron loco, y dió inicio a un placer que jamás me habría imaginado.
– Chúpame la polla.
Cómetela toda, que sé que lo estás deseando putita.
–
Me coloqué de rodilla entre sus piernas, acerqué mi boca hasta su calzoncillo mojado de pre-cum, y comencé a lamer suavemente con la lengua la fina tela que tapaba y guardaba su polla.
De repente, golpeó en mis fosas nasales un olor a verga de macho que me llevó al límite, y que me calentó aún más.
Era un delicioso aroma a sudor limpio, mexclado con algunas gotitas de orina y líquido preseminal, que cubría y embadurnaba por completo todo su capullo, el cual ya se había salido por arriba del calzoncillo.
Se los bajé hasta los muslos destapando aquel pollón duro y gordo, y con la otra mano lo atrapé rodeándolo por el venoso tronco.
Me metí su polla en la boca y me la tragué entera.
Sentía arcadas cuando me oprimía la nuca con su mano, presionando mi cuello con fuerza hasta que notaba mis labios tocar su abdomen, y su glande golpear en mis amígdalas.
Las náuseas eran constantes por la falta de aire, y por mucho que intentara tirar hacía arriba para sacarme su pollón de la boca, no podía, Aitor no me dejaba.
Yo lo miraba con la cara roja, los mofletes inchados y con los ojos llenos de lágrimas por el esfuerzo.
Me dí cuenta que le encantaba verme sufrir, tenerme dominado por completo, y marcar el ritmo a su antojo como un buen macho.
No sé el tiempo que me tuvo así, con la cabeza sepultada en su vientre y su polla enterrada en mi boca.
Lo que sí te puedo decir, es que la saliva se me escapaba a borbotones, y aquello era un charco de babas.
Cuando dejó de presionarme como un bestia y apartó su mano de mi cuello, empecé a mamar esa polla como un loco.
Me costaba abarcar con la boca todo aquél pollón, cada vez que el cabrón levantaba las caderas y empujaba hacía arriba con su miembro para que entrara más, me ahogaba y se me cortaba la respiración.
Pero yo seguía chupando sin descanso, quería su polla, deseaba su polla, solo para mi.
y si quería destrozarme la boca a pollazos, aquí estaba su putita chupona.
– Dios como la comes… ¡Uffff!.
Venga putita… Sigue.
Asiii.
¡Ahhhh! –
Me dió la vuelta sin sacarme su polla de la boca, y me colocó el culo a la altura de su cara.
Con los pulgares me estiró la piel de los cachetes, dejando al descubierto mi rico y sabroso ano.
Cuando sentí su lengua lamiendo mi ojete, las piernas me flaquearon, y un escalofrío de placer recorrío todo mi cuerpo.
Se notaba por su maestría chupando, que no era el primer culo que se había comido en su vida.
¿Que secretos escondía mi cuñado?.
¿Era yo el único maricón reprimido de mi familia?
– ¡Mmmm!.
Que culito más rico chaval.
¡Uffff!.
Te lo voy a comer enterito, y después te lo voy a reventar con mi polla, putón.
–
Comenzó a mamar mi culo como si la vida le fuera en ello, con egoismo, con gozo y satisfacción, como un buen macho se come un coñito.
Estaba en la gloria, alucinando de placer, joder que gustazo de lengua y como trabajaba el cabronazo de mi cuñado.
Al rato se levanto, me tomo en sus brazos y me puso boca abajo, y siguió mamando mi culo mientras me rodeaba las piernas con sus brazos.
Del gusto no podía parar de gemir, y eso lo excitaba cada vez más.
– A que te gusta putita.
¿Eh?.
¿Te gusta que sea tu macho? –
– Si.
Siii.
Sigue por favor.
Cómeme el culo, como le comes el coño a mi hermana.
–
Continué mamándole la polla, y sentía como iba creciendo cada vez más dentro mi boca.
La tenía caliente, muy dura y super exquisita.
– Si.
Asiii.
No me equivocaba contigo chaval.
Si que rico, si que la mamas como nadie.
–
Cuando Aitor vió que mi culo estaba bastante dilatado debido a tanta excitación, se puso encima de mi y me penetró con su enorme polla dura.
A pesar de estar muy dilatado, me dolió horrores, lo suficiente para lanzar un grito desgarrador, y que rápidamente él acayó con su mano al taparme la boca.
– Calla maricón, que nos van a escuchar.
y no quiero que entre alguién y nos pille.
–
– Perdón, perdón.
¡Ayyyy! –
Aunque me dolió muchísimo, me encantó tener su pollón dentro de mi, y con un par de movimientos logró acomodarlo dentro de mi culo.
Empezó a follarme despacio moviendo su pelvis con suavidad, mientras mi cuñado estaba completamente encima mío, me estaba volviendo loco de gusto, nunca había estado tan excitado, y nunca había gozado tanto con un tío.
Yo soy bastante mas chico de cuerpo que él, así que Aitor ocupaba todo el mío, con un brazo rodeo mi cuello y me besaba sin parar.
– (Susurándome) ¿Te gusta Javi?.
¿Te gusta así? –
– Si Aitor, me encanta.
Es exactamente como siempre lo había imaginado.
–
– ¿Si?.
¿Te has hecho muchas pajas pensando en mi? –
– Muchas cuñado.
Muchas imaginándome este momento.
¡Ohhh, que gusto! –
Gemíamos juntos de puro placer, me cogió del pelo y comenzó a joderme con fuerza.
Cada vez me metía la polla más rápido, violaba mi culo con violencia y me volvía loco, tanto que sin tocarme la polla me corrí sobre mi estómago y mi pecho.
Al mismo tiempo que mi capullo escupía los chicates de leche, él empujaba su pollón con más fuerza hasta el fondo de mi ano, haciéndome sentir una de las corridas más alucinantes y placenteras que he tenido en mi vida.
Después él sacó su polla de mi culo y me la puso en mi boca.
Yo sabía que se correría pronto, así que comencé a succionar su pollón con ganas y a toda velocidad.
– Me corro chaval.
¡Ahhhh!.
¡Siiiii!.
Trágate mi leche mamón.
¡Asiiii, bebeee! –
De repente mi boca se llenó de semen calentito y delicioso.
Era muy abundante y tuve que tragar rápido, porque seguía saliendo a borbotones.
Aitor no paraba de gemir de gusto y yo de tragar su esperma.
Cuando terminó de vaciarse en mi boca, lamí su capullo a conciencia exprimiendo las últimas gotas, y me lo tragué todo.
Hasta ese día, nunca había tragado tanta leche, y tan deliciosa.
Luego se desplomó encima de mi y me besó con frenesí, metiéndome la lengua entera y saboreando su propio semen.
Se acostó a mi lado boca arriba y me abrazó por el cuello apoyando mi cabeza en su hombro, y me dijo muy bajito.
– Desde ahora en adelante tu serás mi putita y yo tu macho.
–
Continuará.
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