My Life: Bad Boy
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Lex era un chico bastante serio para su edad, es como si todo el tiempo estuviera enojado, o molesto, la verdad a mi me caía muy bien, a pesar de tener ya 12 años, el lucía como un niño de 8 o tal vez menos edad, y no le importaba usar eso a su favor.
La mañana me encontró en la cama abrazado al pecho de Martín, habíamos pasado la noche juntos, teniendo sexo al menos tres veces, la primera se vino en mi boca, la segunda me hizo el amor tiernamente y la tercera con fuerza, la verdad que el sexo con mi cuasi-novio era maravilloso.
Pero esa mañana tenía un dolor insoportable de cabeza, resultado de la cerveza que había tomado el día anterior y a la fuerte actividad que contribuyó a mi deshidratación, así que caminé tambaleándome por el dolor hasta la cocina.
-Estuvo buena la fiesta anoche
Me sorprendió ver a Lex, levantado, vestido y desayunando en la cocina, en verdad que era un chico bastante independiente y seguro, yo solo asentí con la cabeza, Lex me miro con una mirada que por un momento me hizo recordar a su hermano.
-Te divertiste con Carlo
Cuando profirió aquellas palabras casi me ahogo con el agua que estaba tomando.
-¿disculpa?
Cuestioné tartamuedeando mientras mis mejillas se tornaban color cereza.
-los vi cuando subieron, creí que solo eras la putita de mi hermano, pero ya veo que te comparte con todo el equipo.
No dije nada, para mi era raro que ese niño me estuviera hablado así, Lex y yo siempre habíamos tenido una buena relación, en muchos casos yo era como el hermano de en medio en su casa, y por lo tanto él era mi hermano menor, pero ahora, me daba cuenta de que el niño, a pesar de su cara inocente, ya no era un niño inocente y sabía más de lo que yo creía.
-estás celoso hermanito
Dijo Martín entrando en la cocina, Lex de inmediato agacho la cabeza, sabía que no debía hablarme así o al menos eso parecía, de hecho ahora que lo pienso si no fuera por Martín de seguro hubiese tenido una adolescencia bastante conflictiva. Lex terminó su desayuno en silencio, Martín se acercó a darme un beso de buenos días y pude ver la molestia del chico en la mesa, supongo que le molestaba el hecho de que yo, un chico, saliera con su hermano, bueno medio saliera.
-voy a ir a entrenar, la señora del servicio llega en una hora y se va cuando termine de limpiar, mientras ustedes se quedan aquí.
Martín nos dio claras ordenes, después de todo él estaba a cargo, sus padres y los mios estaban fuera de la ciudad en una conferencia, no regresarían hasta la noche y yo me quedaría ahí hasta el día siguiente.
-ok
Contesté mientras me servía algo de comer y él se iba a arreglar con una manzana en la mano, me quedé de nuevo a solas con Lex, el niño en cuanto oyó a su hermano subir las escaleras tomó con fuerza mi mano, como para que no escapara.
-mi hermano tiene razón
Dijo sin más miramientos y en lo que yo procesaba la información, sentí sus labios pegados a mios, la verdad estaba sorprendido, bastante sorprendido, le hermano menor de mi cuasinovio me estaba besando, y debo admitir no lo hacía nada mal, en ese momento no reaccione en absoluto, solo deje que el chico se saciara con mis labios, mientras recordaba que Lex no tenía 8 años como aparentaba, tenía 12, ya era un puberto que despertaba a los deseos del sexo.
-te ha gustado
Me dijo con la sonrisa más diabólica que he visto en toda mi vida, una sonrisa tan perversa como la de Martín cuando abusa de alguien y tan hermosa como la de un inocente ángel. Me llevó la mano a su entrepierna donde pude sentir su verga, debo decir bastante desarrollada para su edad, totalmente erecta.
-me la has parado
Dijo con esa picardía que no podía creer que ese ""inocente"" niño podría tener, la verdad estaba anonadado, Martín entró a la cocina ya vestido con su pants y mochila al hombro, me dio un beso, mientras su hermano se había sentado tranquilamente en la mesa, como si nada pasara.
-ya me voy amor, cuídense.
Dijo tranquilamente, mientras yo aun no asimilaba lo que me acababa de pasar y salió de la casa, si estaba solo con Lex, al menos tenía el consuelo de que la señora de la limpieza llegaría tarde o temprano.
-quieres lechita con tu desayuno
Dijo el diablillo cuando la puerta de entrada se oyó cerrar, le miré fijamente, el chico se levantó de la mesa, caminó hacía mi y al estar a mi lado abrió su pantalón de mezclilla, bajando su boxer blanco y dejándome ver esa puberal verga completamente erecta y cuya cabeza estaba bañada en liquido preseminal.
-anda, que de seguro sabe mejor que la de mi hermano
No daba crédito, el lindo Lex, un niño me estaba ofreciendo su verga para que le hiciera una mamada, como vio que no me movía, me tomó de la nuca y me acercó lentamente a su miembro, yo no pude hacer más que abrir mis labios y dejar que ese miembro viril profanara mi boca, la verdad yo estaba entre confundido y sobre excitado, Lex empezó a mover su miembro en mi boca, bruscamente, así que haciendo a un lado mi sorpresa, le detuve, y empecé a marcar el ritmo, lamiendo la punta, bajando por el cuerpo, no era muy grande por lo que cabía completamente en mi boca, la saboreaba, y era diferente a la de Carlo o a la de Martín era dulce y mil veces más caliente, Lex gemía con mis lamidas y chupadas, acariciando mi cabello y diciendo toda serie de cosas.
-que bien lo haces chiquito, mamamela bien, así así
Las palabras contrastaban con su angelical rostro que con el placer y los ojos cerrados se veía de nueva cuenta inocente, que mortal trampa era Lex, un pervertido con cara de angelito. No tardo mucho en venirse en mis labios, llenando mi boca de una leche dulce, poco espesa pero bastante abundante, bebí toda sin inmutarme.
-toma toda tu leche bebé, te encanta mi lechita
Decía el niño, me trague todo con gusto, al separarme el me sonrió con malicia
-sabía que la mamabas bien por los gemidos de Martín pero no me imaginaba que lo hicieras tan bien
Me beso de nuevo, como si tuviera mucha experiencia, seguramente la inocencia la había perdido mucho tiempo atrás sin que nadie lo sospechara siquiera.
-voy a arreglarme, cuando termines te espero en mi habitación.
El niño hablaba con seguridad, con fuerza, era como un mini Martín, tenía el mismo don de mando que su hermano, asentí con la cabeza dominado por ese niño de apariencia inocente, aun más inocente que yo, pero que obviamente era todo un maestro de la manipulación y un pervertido, igual que su hermano, vaya familia en la que me había metido.
Cuando terminé de desayunar, aun se escuchaba el ruido de la regadera en el baño de arriba, la señora de la limpieza llegó y miró el desorden general de toda la casa, así como un sobre con dinero extra que Martín había dejado para compensarla por el caos, la señor solo hizo una mueca, tomó el dinero, tomó el teléfono y le habló a una amiga para que le ayudara a limpiar el caos de la fiesta de la noche anterior, le dije que estaríamos arriba en la habitación de Lex jugando con la Xbox para no molestarla, ella solo asintió y con tristeza empezó a limpiar el caos. Yo mientras tanto camine con el corazón en la mano y lleno de nerviosismo a las escaleras para subir a la habitación del chico, que iba a pasar me preguntaba, pero la curiosidad me mataba, me excitaba el saber que era alguien menor y que aun así era tan dominante.
-te tardaste
Dijo cuando entré en su habitación, se estaba secando, acababa de salir de la ducha, su cuerpo estaba completamente desnudo, dejando ver su puberales rasgos, era delgado, no exceso, su cuerpo estaba torneado por el ejercicio, practicaba natación con la misma devoción que su hermano futbol, visto así uno se daba cuenta de que no era ya un niño, incluso la diferencia de edad conmigo prácticamente desaparecía y más con el cabello húmedo y alborotado.
-vez algo que te guste
Dijo haciéndome sonrojar de inmediato, rió con malicia, se acercó a mi, me quitó mi playera, abrió mi pantalón, metió su mano y toco mi miembro que para ese momento ya estaba bastante erecto, lo acarició bajo la ropa, sobando la cabeza con delicadeza, arrancándome gemidos y suspiros de placer, me empujó contra la pared y me besó con fuerza, seguridad, virilidad, mordió mi labio inferior, en un gesto que me hizo enloquecer, bajó a mi cuello mordiendo con suavidad, mientras continuaba masturbándome bajo el pantalón que llevaba puesto, la tela del mismo se empezó a mojar por mis jugos preseminales, mientras Lex bajaba besando mi pecho, mordiéndome, acariciándome, hasta llegar a mi cintura, en donde al morder a mis costados, me hizo soltar un quejido de placer.
-así que eso te gusta
Dijo con malicia, al momento que bajó el pantalón de algodón y mi miembro erecto quedo libre, solo sostenido por su mano que aun jugaba con él.
-wow, se ve rico
Exclamó, el niño y lentamente lo introdujo en su boca, lamiendo la punta, recorriendo el cuerpo con sus labios, mientras yo sentía la calidéz y humedad de sus labios, y las caricias de su lengua, me sentía enloquecer, pero la locura llegó cuando con sus mano empezó a explorar mi ano, acariciando primero en círculos por fuera y después penetrando suavemente con su dedo.
Mordí mi mano para no soltar un grito de placer, Lex me miró complacido, se levantó y llegó a mis labios sin retirar su dedo de mi entrada, al contrario cada segundo penetraba más y más, haciendo movimientos que me llenaban de placer, me besó y mientras lo hacía penetraba con otro dedo mis adentros, así hasta que tenía tres dedos en mi interior y gemía por un placer incontrolable.
-eres una chiquita golosa
Dijo con esa maldad que empezaba a caracterizarlo, me dio vuelta poniéndome contra la pared, sacó los dedos de mi entrada y bajó a lamer mi ano con brusquedad, no sabía hacerlo pero eso me excitaba, lo ensalivó bien, supuse que me penetraría, y pensé que no sería tan satisfactorio dado el tamaño propio de su edad, pero no lo que me esperaba era algo totalmente diferente, un dedo, dos dedos, tres dedos, cuatro dedos, en un instante tenía sus cinco dedos en mi y luchaba por meter su mano entera en mis entrañas, gemí de dolor y placer, al saberme penetrado por su puño.
-tranquilo, te va a encantar putito
Dijo y empujó con fuerza, los nudillos pasaron arrancándome un poco de dolor y un grito sofocado por mi mano, había entrado completamente en mi, su mano se abría paso en mis entrañas mientras mi ano se cerraba al rededor de su muñeca, el chico reía al ver como mi culo se comía su puño.
-te gusta bebé, te gusta tener mi mano, me imagine que con verga no sentirías mucho después de que mi hermano te cogiera con su pepe.
El chico quería que yo lo recordara para siempre, que lo sintiera, que sintiera como me destrozaba el ano con su mano, empezó a empujar más, entrando cada vez más en mi, yo gemía en una confusión de dolor y placer, se levantó sin sacar su mano, dejando su puño dentro de mi y me llevó a la cama, al caminar podía sentir el frotar de las paredes de mi recto con sus dedos, me recargó en la cama, ofreciéndole mi culo al aire.
-Te voy a meter todo mi brazo
Dijo como si no importara, yo le mire con miedo y el me regresó una sonrisa, empezando a abrir y cerrar su mano dentro de mi, la sensación fue rara, un placer indescriptible, solo atine a hundir mi cabeza en la almohada y a levantar instintivamente más mis glúteos, el aprovecho eso y empujo su puño dentro de mi, mi verga emitía liquido preseminal como nunca, manchando la cama, ya tenía medio ante brazo dentro de mi, y no se le veían intenciones de detenerse.
– ahí va más
Dijo y volvió a empujar, ahora las lagrimas de placer y dolor salieron de mis ojos, al igual que mis manos se aferraban con todas mis fuerzas en el colchón de la cama, Lex había metido hasta su codo dentro de mi, tomó mi pene que estaba como roca y empezó a masturbarme relajándome ligeramente, hasta que empezó a mover su brazo penetrándome, metiéndolo y sacándolo rápidamente, yo empecé a gemir de manera incontrolable, eso le excitaba empezando a moverse más rápidamente, metiendo y sacando su brazo, hasta que llegaba a salir por completo, y volvía a entrar abriéndose mi ano en los nudillos y cerrándose en la muñeca para abrirse con el ancho de su brazo, hasta que no pude más y me corrí abundantemente, al momento que tenía mi orgasmo le penetró más profundo con su mano en mis entrañas, metiendo casi todo su brazo en mi, me quedé quieto sintiendo como me había llenado todas las entrañas, en ningún momento me había hecho daño, pero mi ano estaba por más dilatado y mi cuerpo por más invadido.
-te lo has comido por completo perrita
Dijo y empezó a sacarlo lentamente, yo caí rendido, sentía mi ano completamente abierto, Lex me miró tumbado en la cama, con el culo totalmente abierto.
-te he roto el culo, mi hermano me va a regañar por romperte
Dijo entre burla y después se puso delante de mi rostro, poniendo su verga de nuevo en mi boca, yo estaba ido totalmente, confundido por las sensaciones, él sin miramientos empezó a cogerme por la boca salvajemente, hasta que se corrió tan abundantemente como en la mañana pero con un semen casi transparente.
-Me a encantado, cuando me crezca más la verga te cogeré como te mereces.
Dijo Lex con su picara sonrisa, al rato me dolía y a penas y podía moverme y tarde unos tres días en dejar de sentir molestias, pero debo decir que fue una experiencia inolvidable e increíble, que un chico tan inocente en apariencia fuera tan pervertido a sus 12 años de edad.
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