My Life: Mi primera vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por IanRaven.
Yo tenía 14 años pero ya iba en primero de prepa, como mi madre ha sido catedrático de una prestigiosa universidad siempre se preocupo por mis estudios, de tal forma que a mi corta edad yo ya sabía mucho más que mis compañeros e incluso algunos profesores.
Desagraciadamente físicamente no competía mucho con los demás era delgado y aun muy pequeño, a comparación de mis compañeros que tenían entre 15 y 16 años y a quienes la adolescencia ya empezaba a convertirlos en hombres, yo lucía como un tierno niño en comparación de ellos, y no se diga de los demás de la preparatoria, por suerte sabía utilizar eso a mi favor y al estar en un colegio de puros hombres me volví el consentido y el pequeño, en especial porque Martín el capitán del equipo de futbol, un chico de 17 años, y de último año bastante atractivo, y con un cuerpo formado era mi amigo, de hecho era un tipo de hermano mayor.
-El es mi hermanito
Decía siempre que alguien quería molestarme y con eso sabían que yo era intocable, y así me convertí en algo así como la mascota del equipo de futbol, sobre todo porque en exámenes les ayudaba a estudiar o incluso les explicaba cosas a los de tercero y segundo. Por eso no me extraño que después de clases Martín se me acercara.
-Oye peque, puedes ayudarme a entender algo de cálculo, es que mañana tengo examen
Asentí con gusto, yo era tímido, casi no hablaba, y a pesar de la confianza que tenía en Martín al estar solos, cuando estábamos en público no podía hablar, a él eso le causaba gracia, así que solo alborotó mi cabello y mientras se alejaba dijo.
-te veo después de la practica en tu casa
El se alejó dando alcance a sus compañeros de equipo que iban ya rumbo al campo de futbol, hasta ahí todo era como un día cualquiera de exámenes, al llegar en la casa comí y decidí recostarme un rato, después de todo el entrenamiento duraba tres horas y Martín seguro tardaría aun más mientras cotorreaba con el equipo y se bañaba en los vestidores.
-bello durmiente despierta
La voz de Martin era viril, a la vez que alegre, el tacto de su mano era suave conmigo a pesar de la dureza de su piel, era un hombre que sorprendía por lo suave que podía ser, otra vez soñaba con él, en muchas ocasiones me pasaba, cada vez con más frecuencia, yo sabía que Martín me gustaba, pero también sabía que jamás pasaría nada, tome la mano que me sujetaba el hombro y suavemente la jale para que me abrazara mientras quedaba recostado de lado, con Martín abrazando mi cintura, era un dulce sueño.
-Ian
Me encanta como pronuncia mi nombre con cierto temor, es obvio que es un sueño, en la vida real él es la persona más segura que conozco, pero debo admitir que nunca lo sentí tan vivido, su calor, pegado a mí, su cuerpo ejercitado y ese aroma de después de entrenar, nunca fueron tan reales.
-Ian
Me llama una vez más y junto con el sueño que se desvanece me doy cuenta de que, no es un sueño, me levanto de golpe y le miro a los ojos apenado, solo para bajar la mirada al suelo, mientras mis mejillas se tornan de un color rojizo, Martín me ve fijamente, con su encantadora sonrisa.
-disculpa si te asuste, tu mamá me dejó entrar
Aclaró él, yo me levante y sonreí tratando de volver a la estabilidad
-no hay problema, llegaste temprano
Le dije, mientras lo apreciaba, sus brazos, sus piernas, el uniforme del equipo, las manchas de tierra y sus tenis blancos, obviamente no se había cambiado, cuando terminó de entrenar, de inmediato fue a mi casa.
-Sí, no quería perder tiempo
Dijo con esa sonrisa que adornaba su rostro, y hacía que sus ojos zafiro brillaran aun más, yo sonreí.
-muy bien no perdamos el tiempo
De inmediato saque la libreta y el libro de mi padre para empezar a explicar aquello que Martin estudiaba y que yo sabía cómo pasatiempo. El tiempo se fue volando, había pasado una hora, cuando mi madre toco a la puerta para decirme que mi padre y ella irían a una reunión de la universidad y no regresarían hasta entrada la noche, y que después de que Martín se fuera cerrara bien la puerta. Al irse mis padres Martin se acercó suavemente más a mi lado, yo no le día importancia en ese momento, ya que supuse que era para ver mejor la libreta y el libro.
-Esta es una diferencial compuesta
dije señalando una formula en el cuaderno con mi mano derecha, él movió su brazo y tomó mi mano suavemente, repitiendo lo que yo decía, para después mover hacia otra fórmula ambas manos señalando y diciendo de que se trataba cada una de ellas.
-Mu mu muy bien, te has aprendido todas.
Dije tartamudeando y más rápido de lo normal, lo cierto era que mi corazón estaba por salirse de mi pecho y yo temblaba más que nunca.
-relájate, no pasa nada
Contestó él al ver mi cuerpo que se salía de control y pasando su mano libre por mi espalda, hasta asegurarse de mi cintura, tuve que tragar saliva ante aquella sensación que invadía mi cuerpo, el sentir el calor de sus manos en mi, soltó mi mano y me sujetó de la mejilla, con suavidad me colocó frente a él y me acercó lentamente a su cuerpo, podía oler su aroma, sentir su calor, su mano guio mi rostro hacia el suyo, y antes de que pudiera darme cuenta me encontraba besándole. Me besó con suavidad, con delicadeza, enseñándome el ritmo, penetrando en mi boca con tranquilidad, disfrutando el inocente sabor de mis labios, dándome a probar el sabor masculino de sus labios, fueron segundos pero me parecieron eternos cada uno de ellos, era mi primer beso y era con el chico de mis sueños.
-es hora de que yo te enseñe algunas cosas.
Dijo mientras volvía a besar mis labios, pero ahora con más fuerza, con pasión, sentía como si me fuera el alma en ese beso, su lengua jugaba con la mía, sus labios me consumían, paso de mis labios a mi cuello, su aroma me invadió y despertó sensaciones en mi que no conocía hasta ese día, al sentir una ligera mordida en mi cuello no pude evitar un escalofrío en mi espalda, acto reflejo me separe ligeramente, respiraba agitado, sentía calor en mis mejillas y sudaba frio, pero él estaba más tranquilo que nunca irradiaba seguridad.
-que pasa
Me pregunto, mientras ahora era él quien se acercaba a mí, como un lobo hacia su presa, cuando me di cuenta estaba bajo su cuerpo, sus labios besaban mi cuello, mientras sus manos empezaban a despojarme de mi camisa.
-se que lo deseas, y yo también
Me dijo al oído mientras mi camisa se abría para después bajar besando mi pecho hasta mi abdomen, donde al besar mis costados me arrancó un gemido de placer, sus manos se colocaron en mis caderas y poco a poco apretaron mis glúteos.
-te he visto como me vez cuando te quedas a jugar, por eso vine hoy, sabía que tus padres saldrían a la uní, al igual que los míos y estaríamos solos.
No podía creer lo que pasaba, Martin me había jugado una trampa, sabía que estaríamos solos, de seguro hasta el examen era mentira, ya decía yo que estaba aprendiendo muy rápido y mis pensamientos se fueron cuando sus labios se posaron en mi de nuevo, su mano derecha abría mi pantalón, su mano izquierda entraba por debajo de la ropa, tocando mi piel, su aroma me envolvía, el calor de su cuerpo me consumía, su mano encontró mi entrada bajo mis ropas, sentí un choque eléctrico cuando su dedo se introdujo algunos milímetros, mi espalda se arqueo y mi cabeza calló hacia atrás.
-te gusta
Dijo y yo asentí suavemente, sus labios besaron mi cuello, sus manos me despojaron de mi pantalón y ropa interior de un golpe, estaba desnudo sobre la alfombra, con mis calcetas blancas cubriendo mis pies, mi piel pálida contra el rojo de la alfombra, mi cuerpo desnudo, infantil y delgado siendo contemplado por aquel joven de 17 años, viril, sexy y atlético, me cargó con sus brazos, mis piernas a sus costados y me recostó sobre la cama, me beso todo el cuerpo, me dio vuelta y con su lengua recorrió mi espalda hasta donde esta pierde su casto nombre.
-si
Fue lo único que dije, cuando sus labios y lengua encontraron mis profundidades, el placer fue indescriptible, jalonee las sabanas y levante mi trasero ofreciéndoselo, su lengua recorría cada rincón sensible de mi intimidad, mientras la preparaba para lo siguiente.
-te deseo
Me dijo al oído, no sé ni en qué momento el ya no llevaba puesta su playera y el short estaba en sus rodillas junto con su ropa interior y yo podía sentir el calor de su sexo firme como el acero entre mis glúteos, no le pensé dos veces solo bese los labios mientras le daba la espalda y él entraba en mí, no dolió como muchos dicen, fue suave, delicioso, sentir ese calor inundándome, ese fuego quemándome por dentro.
-me encantas
Me dijo al oído, con sus manos en mi pecho me pegaba a él, en segundo estuvo dentro de mí, toda su inmensidad me llenó y yo la recibí como un buen amante, en mi cara se entremezclaban sensaciones jamás antes experimentadas, mi respiración se agitaba más y más, a la par de que sentía su cuerpo empezar a entrar y salir de mi.
-eres hermoso peque
Me decía a medida que intensificaba los movimientos, entrando y saliendo de mi, acelerando cada vez más, y más, arrancando gemidos de mis labios, aumentando el calor de mi cuerpo, quemándome con su piel, nunca había sentido a alguien tan caliente, era como si fuera fuego, y así me tomaba, con la pasión de un incendio, fue maravilloso, duro una eternidad, hasta el punto en que yo a penas y aguantaba tanto placer, me giro sin salir de mi, provocándome un placer indescriptible, quedamos frente a frente, yo con mis piernas sobre sus hombros y su virilidad dentro de mí, arremetió esta vez con más fuerza y pude sentir como llegaba aun más profundo, inundándome por completo.
-es demasiado
Dije entre gemidos de placer, el aliento me faltaba, disfrutaba como nunca he disfrutado, empujó con fuerza y no pude contenerme más, me vine manchando nuestros pechos y abdómenes con mi semilla, el olor a sexo me inundo, el olor de su sudor, el olor a hombre.
-te ha gustado
Asentí en medio de mi orgasmo, por segundo sentí morir de placer, sentí que me perdía en la inmensidad del universo y luego sentí un calor maravilloso, el se dejó ir dentro de mí, hasta lo más profundo y llegó al orgasmo llenándome con su semen, llenándome de su virilidad, estuvo quieto unos segundos, sin siquiera respirar, para después besar mis labios. Ambos estábamos agitados, extasiados, me beso miles de veces, saboree sus labios sabor carne, su ojos me miraron hasta que salió de mi y se acostó a mi lado abrasándome por la cintura como en mis sueños, en mis dulces sueños.
Me reveló que yo siempre le había gustado pero hasta que no estaba en la prepa no se dio cuenta de que yo a él también, me dijo que tenía novia, una chica que vivía por su casa, y que no podíamos ser novios, que eso no era correcto, pero que siempre nos tendríamos el uno al otro, también me reveló que muchos de los chicos del colegio se morían por mí, que les encantaba mi rostro infantil, y que mi cuerpo los volvía locos, pero que debía tener cuidado.
Esa fue mi primera vez, pero no la última con Martin y con muchos otros chicos, después de todo Martin no era celoso, tal vez porque sabía que aun que me fuera lejos siempre volvería a su lado.
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