Nacho
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Lo conocí por primera vez cuando llegó mi abuela a casa con un chico que su comadre se lo dio para que lo crie y lo eduque, era Ignacio, seis años mayor que yo, se hizo amigo de mis hermanas y de mi hermano y esa misma tarde jugábamos a las topadas y al soccer, por ser yo delicadito poco gustaba de juegos rudos.
Pasó algún tiempo estuve notando que Ignacio se estiraba su verga, que pasaba a propósito por mi lado solo en calzoncillo semidesnudo para ver si le miraba su verga, a veces cuando iba al baño, él me seguía para ver el tamaño d emi verga y se paraba junto a mí estirándose su verga y mostrándomela cómo se la masturbaba, era muy excitado, cada vez que podía se estiraba su verga por el exterior de su short, él tenía puesta la mirada en mi delicada forma de hablar y caminar yo amaneradamente me le acercaba y él me sonreía a veces nos mirábamos y sonreíamos.
Fue en ese juego de escondidas durante la noche con los chicos del barrio y mis hermanos que sentí el primer contacto de su cuerpo cuando nos escondimos detrás de unos matorrales muy altos, Ignacio me llevo a ese lugar distante para decirme si sabía culiar, esa palabra ya la había escuchado pero le dije que algo sabía por los comentarios de la gente pero que no había culiado, Ignacio me propuso enseñarme, me dio recelo, no me dio tiempo a seguir pensando cuando de pronto Ignacio se bajó su short corto que llevaba mostrándome su vergota colorada y con algo de pelos, empezó a masturbarse delante de mí, me gustaba ver sus blancas manos correr por el tronco de su verga y ver el movimiento de sus pelotas llenas de pelitos rubios, era una formidable y bien formada verga que se acercó a mi verga vestida.
De cuclillas que estábamos Ignacio despacito me fue acostando sobre el suelo, se montó sobre mi culiandome, es decir, movía su verga a todos lados al contacto con mi verga vestida, se me paró, senti extrañeza al observar su verga descubierta por mi ropa, me dijo que era incómodo hacerlo así.
En complicidad con lo semi oscuro del lugar, me pidió que me dejara sacar el short, no dije nada, pasaron segundos hasta que sentí las suaves manos de Lo conocí por primera vez cuando llegó mi abuela a casa con un chico que su comadre se lo dio para que lo crie y lo eduque, era Ignacio, seis años mayor que yo, se hizo amigo de mis hermanas y de mi hermano y esa misma tarde jugábamos a las topadas y al soccer, por ser yo delicadito poco gustaba de juegos rudos.
Pasó algún tiempo estuve notando que Ignacio se estiraba su verga, que pasaba a propósito por mi lado solo en calzoncillo semidesnudo para ver si le miraba su verga, a veces cuando iba al baño, él me seguía para ver el tamaño d emi verga y se paraba junto a mí estirándose su verga y mostrándomela cómo se la masturbaba, era muy excitado, cada vez que podía se estiraba su verga por el exterior de su short, él tenía puesta la mirada en mi delicada forma de hablar y caminar yo amaneradamente me le acercaba y él me sonreía a veces nos mirábamos y sonreíamos.
Fue en ese juego de escondidas durante la noche con los chicosdel barrio y mis hermanos que sentí el primer contacto de su cuerpo cuando nos escondimos detrás de unos matorrales muy altos, Ignacio me llevo a ese lugar distante para decirme si sabía culiar, esa palabra ya la había escuchado pero le dije que algo sabía por los comentarios de la gente pero que no había culiado, Ignacio me propuso enseñarme, me dio recelo, no me dio tiempo a seguir pensando cuando de pronto Ignacio se bajó su short corto que llevaba mostrándome su vergota colorada y con algo de pelos, empezó a masturbarse delante de mí, me gustaba ver sus manos correr por el tronco de su verga y ver el movimiento de sus pelotas llenas de pelitos rubios, era una formidable y bien formada verga que se acercó a mi verga vestida.
De cuclillas que estábamos Ignacio despacito me fueLo conocí por primera vez cuando llegó mi abuela a casa con un chico que su comadre se lo dio para que lo crie y lo eduque, era Ignacio, seis años mayor que yo, se hizo amigo de mis hermanas y de mi hermano y esa misma tarde jugábamos a las topadas y al soccer, por ser yo delicadito poco gustaba de juegos rudos.
Pasó algún tiempo estuve notando que Ignacio se estiraba su verga, que pasaba a propósito por mi lado solo en calzoncillo semidesnudo para ver si le miraba su verga, a veces cuando iba al baño, él me seguía para ver el tamaño d emi verga y se paraba junto a mí estirándose su verga y mostrándomela cómo se la masturbaba, era muy excitado, cada vez que podía se estiraba su verga por el exterior de su short, él tenía puesta la mirada en mi delicada forma de hablar y caminar yo amaneradamente me le acercaba y él me sonreía a veces nos mirábamos y sonreíamos.
Fue en ese juego de escondidas durante la noche con los chicosdel barrio y mis hermanos que sentí el primer contacto de su cuerpo cuando nos escondimos detrás de unos matorrales muy altos, Ignacio me llevo a ese lugar distante para decirme si sabía culiar, esa palabra ya la había escuchado pero le dije que algo sabía por los comentarios de la gente pero que no había culiado, Ignacio me propuso enseñarme, me dio recelo, no me dio tiempo a seguir pensando cuando de pronto Ignacio se bajó su short corto que llevaba mostrándome su vergota colorada y con algo de pelos, empezó a masturbarse delante de mí, me gustaba ver sus manos correr por el tronco de su verga y ver el movimiento de sus pelotas llenas de pelitos rubios, era una formidable y bien formada verga que se acercó a mi verga vestida.
De cuclillas que estábamos Ignacio despacito me fue
Lo conocí por primera vez cuando llegó mi abuela a casa con un chico que su comadre se lo dio para que lo crie y lo eduque, era Ignacio, seis años mayor que yo, se hizo amigo de mis hermanas y de mi hermano y esa misma tarde jugábamos a las topadas y al soccer, por ser yo delicadito poco gustaba de juegos rudos.
Pasó algún tiempo estuve notando que Ignacio se estiraba su verga, que pasaba a propósito por mi lado solo en calzoncillo semidesnudo para ver si le miraba su verga, a veces cuando iba al baño, él me seguía para ver el tamaño d emi verga y se paraba junto a mí estirándose su verga y mostrándomela cómo se la masturbaba, era muy excitado, cada vez que podía se estiraba su verga por el exterior de su short, él tenía puesta la mirada en mi delicada forma de hablar y caminar yo amaneradamente me le acercaba y él me sonreía a veces nos mirábamos y sonreíamos.
Fue en ese juego de escondidas durante la noche con los chicosdel barrio y mis hermanos que sentí el primer contacto de su cuerpo cuando nos escondimos detrás de unos matorrales muy altos, Ignacio me llevo a ese lugar distante para decirme si sabía culiar, esa palabra ya la había escuchado pero le dije que algo sabía por los comentarios de la gente pero que no había culiado, Ignacio me propuso enseñarme, me dio recelo, no me dio tiempo a seguir pensando cuando de pronto Ignacio se bajó su short corto que llevaba mostrándome su vergota colorada y con algo de pelos, empezó a masturbarse delante de mí, me gustaba ver sus manos correr por el tronco de su verga y ver el movimiento de sus pelotas llenas de pelitos rubios, era una formidable y bien formada verga que se acercó a mi verga vestida.
De cuclillas que estábamos Ignacio despacito me fue
Lo conocí por primera vez cuando llegó mi abuela a casa con un chico que su comadre se lo dio para que lo crie y lo eduque, era Ignacio, seis años mayor que yo, se hizo amigo de mis hermanas y de mi hermano y esa misma tarde jugábamos a las topadas y al soccer, por ser yo delicadito poco gustaba de juegos rudos.
Pasó algún tiempo estuve notando que Ignacio se estiraba su verga, que pasaba a propósito por mi lado solo en calzoncillo semidesnudo para ver si le miraba su verga, a veces cuando iba al baño, él me seguía para ver el tamaño d emi verga y se paraba junto a mí estirándose su verga y mostrándomela cómo se la masturbaba, era muy excitado, cada vez que podía se estiraba su verga por el exterior de su short, él tenía puesta la mirada en mi delicada forma de hablar y caminar yo amaneradamente me le acercaba y él me sonreía a veces nos mirábamos y sonreíamos.
Fue en ese juego de escondidas durante la noche con los chicosdel barrio y mis hermanos que sentí el primer contacto de su cuerpo cuando nos escondimos detrás de unos matorrales muy altos, Ignacio me llevo a ese lugar distante para decirme si sabía culiar, esa palabra ya la había escuchado pero le dije que algo sabía por los comentarios de la gente pero que no había culiado, Ignacio me propuso enseñarme, me dio recelo, no me dio tiempo a seguir pensando cuando de pronto Ignacio se bajó su short corto que llevaba mostrándome su vergota colorada y con algo de pelos, empezó a masturbarse delante de mí, me gustaba ver sus manos correr por el tronco de su verga y ver el movimiento de sus pelotas llenas de pelitos rubios, era una formidable y bien formada verga que se acercó a mi verga vestida.
De cuclillas que estábamos Ignacio despacito me fue recostando hacia el suelo montándose sobre mi, senti extrañas sensaciones al ver cómo me culiaba, es decir, obserservar cómo su verga se movía sobre mi cadera, sobre mi verga vestida, se me paró mi verguita, me dijo que era incómodo culiar así, me pidió que me sacara el short, no contesté nada pues estaba impresionado, así que sentí sus suaves manos que me sacaban el short, me pidió que me quitara el interior, vi mi verga parada y a la mente me vino el extraño gustito por culiar, por que nuestras vergas se unan, asi que me bajé el interior ayudándome Ignacio a sacarlo con sonrisa de deseo, así quedé boca arriba delante de Ignacio mostrándole mi verga bien parada, le dije: culéame, no se por qué pero en ese momento tenía sentimientos encontrados de deseo y recelo al decir eso, pero Ignacio me los quitó montándose sobre mi pecho y caderas, moviendo aceleradamente su verga sobre la mía, su lengua y labios no paraban de actuar sobre mi pecho y alli pude ver nuestras vergas culiando como dos serpientes de carne buscando placer.
Me decia que es ricio culiar, que esto lo había soñado siempre hacerlo conmigo, que era causante de sus muchas pajas al verme caminar asi que paso su verga por mis piernas y nalgas junto con sus manos masajeándome circularmente mi culo y con sus dedos me los metía en el huequito lubricándomelo, me dijo que eso también era culiar, que me ponga en cuatro, sentí la cabeza de su verga entrar pero me separé al sentir un tanto de dolor, Ignacio se sonrió, le dije que no me gustaba lo que me hacía por atrás entonces con fuerza me puso boca arriba, me besó, yo me dejé porque lo hacía rico con la lengua, me mordió el mentón al mismo rato en que su verga actuaba sobre mi verga aceleradamente, se levantó estirando su verga y pude ver su leche caer en la tierra a manera de mancha blanca, me dijo que eso hacía hijos pero en las mujeres entre los hombres era lubricante para el culo, yo me quedé con la duda asi que me levanté a orinar, me dobló en cuatro poniéndome su leche en mi culo y me penetró tantito con la cabeza de su verga, sentí rico lo lubricado, me dejé por un momento, ya no me dolí mucho porque al medio sentir me la sacaba, nos besamos nuestros pechos y labios y continuamos el juego con nuestros amigos, ya que todo fue relativamente rápido.
Pasaron los días, Ignacio estaba de visita, me invitó a jugar a las luchas, a mi no me gustaban pero alver que Ignacio se les montaban a mis hermanos, lo acepté pidiendole que nos sea brusco, así que sentí la montada de su cuerpo y su verga por sobre mi espalda, pecho y cuando llegó a mis caderas estábamos pecho a pecho él sobre mí, en segundos movió su verga sobre la mía y al oido me dijo: quiero culiarte, vamos a tu cuarto, le dije que bueno y aprovechando el disimulo corrí a mi cuarto, al rato llegó Ignacio poniendo seguro a la puerta, muy sonriente con su verga bien parada.
Lo recibí con una sonrisa, me bajé mi pantalón y calzoncillo mostrándole mi verguita colorada y blancota sin pelos, me desaobotoné la camisa, me alcé los brazos para que me la sacara, me saqué los zapatos y las medias asi quedando totalmente desnudo, vi cómo Ignacio se desnudaba delante mío, me sentó en una silla, mi verga estaba bien parada con deseos de culiar que algo la estiró, la masturbó unos segundos y con la punta de su lengua topaba y acriciaba la punta de mi verguita que algo aparecia por la piel que la cubria, me retorcía de placer, me volteó sobre la silla y eso mismo hizo su lengua sobre mi culito bien parado hasta que le dije que me culiara el huevo.
Me abrazó en peso, marcado por su cuerpo delicadamente me acostó en mi cama, culió mi verga hasta que le salió algo de esa cosa blanca cayendo ahora sobre mi estómago, aún recuerdo su verga sobre la mía botando su leche de a gotitas, me dijo que me iba a lubricar poniendome su semen en mi culo y me emtió ahora con más fuerza su cabeza de la verga, oel culo me dolía, Ignacio me la sacaba y me la metía, de a poco iba metiéndomela, soportaba las embestidas de su vergota, Ignacio me daba ánimos que ya casi terminaba y asi fue que pese a mi rechazo sentí sus pelotas y d epronto que me la sacó vi sangre, me extrañé, me sentía confundido, Ignacio me abrazó y me llevó al baño a limpiarme con jabón mi culo, salimos sin que lo notaran, iba cabizbajo todavía no sentía la dimensión d elo que habíamos hecho.
Ya en el baño me dijo que él habría descubierto mi culo y yo su verga, que yo era todo suyo y él era todo mio porque esa sangre era de los dos y que si lo seguiamos haciendo sería más rico, que no nos pasaría nada. Y así sucedió convenciéndome durante mucho tiempo en los que me entregaba a él y me cogia muy rico.
Con Ignacio descubrí las priomereas sensaciones sexuales que veía en los libros y revistas y que aveces me preguntaba cómo lo hacían y qué sentían, ahora que lo sabía me hice adicto al sexo, tomando como costumbre desde aquel día el estirárme mi verga introduciendo mis manos sobre el short, sobando mi verga a mis amiguitos de la escuela, llevándome uno que otro al baño poniéndolo en posición perrito y culiarlo con besos y caricias que hacía con mis manos, a muchos de ellos en mi cuarto asi como en el baño de mi casa o en la escuela les enseñé a culiar por primera vez, a todos les decía: Esto es culiar, culiemos.
Mi caracter y mi costumbre cambió desde aquel día en que Ignacio me rompió el culo, mi hice adicto a la verga de muchos niñitos, probé sus longitudes y grosores, ya sea sobandonos nuestras vergas desnudas o metiéndolas por nuestros culos.
Pero sobre todo, el primer lugar de preferencia siempre fue y será la primera verga que se comió mi culo con satisfacción y adicción: La verga de Ignacio, mi primer culión favorito.
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