Negrito de 12 años con rubio de 21
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por luzquiños.
Cuando yo tenía 12 años mi mamá trabajaba de cocinera en una gran mansión, yo solía acompañarla a su trabajo algunas veces, sobre todo en verano, situación que aceptaron los patrones porque ayudaba a barrer o lavar trastos. Soy de piel morena, zambo o mulato como se dice, y en ese exclusivo lugar había mas personas del servicio doméstico: el chofer, el jardinero, la lavandera. La casona en muchas ocasiones estaba deshabitada por los patrones ya que tenían otras residencias, ellos eran rubios de la alta sociedad de la ciudad, el señor, un hombre tenía unos 50 años, la señora de 46 y el hijo, un joven rubio llamado Yoni de 21 años (después supe que se escribía Johnny) .
Lo que me ocurrió allí es que en una ocasión hacía tres días que no estaban los señores ni su hijo en la mansión, los otros trabajadores tampoco estaban, así que, solo estábamos mi mamá y yo , ella esos días se dedicaba más a la limpieza de la cocina y solo cocinaba para los dos. Hacía mucho calor y se me ocurrió nadar en la piscina que estaba alejada de la casa, vi que no había nadie observando, me quite toda la ropa y me zambullí, nade un buen rato y luego salí. Me tendí boca abajo en una tarima de madera que tenía una colchoneta de lona muy delgada, era un mueble de piscina que también le llaman tumbona, allí me eche completamente desnudo. De pronto, me di el susto de mi vida cuando escuche que me hablaban y al voltear vi aterrado que era el hijo de los señores, el joven Yoni vestido solo con un slip azul y su toalla en el cuello que me miraba muy molesto.
-¡¿Qué haces acá chico, porque te has metido a la piscina?!
Yo me levante de un salto tapando mi pipi con las dos manos y comencé a llorar y pedir perdón.
-¿Eres Lucas, el hijo de cocinera no?
-Si joven, perdóneme-
-Has hecho mal y la vamos a tener que despedir por culpa tuya –
-¡No joven no lo haga yo no más soy el culpable!- suplique lloriqueando, él me miraba de pies a cabeza.
-Ya, está bien negrito, no despediré a Doña Matilde pero tú deberás ser castigado –
-Si joven castígueme haré lo que usted diga-
-Sube a la tarima- me agarro del brazo así desnudo me puso de cuatro patitas a lo ancho de la tumbona , quede con mis manos y rodillas apoyados en los bordes del mueble, se puso a un costado y de pronto me dio varias nalgadas fuertes con su mano.
-¡Ayyyy, ayyyy ayyyy¡¡¡ me quejaba a cada palmazo.
Luego con ambas manos agarro mis nalgas apretándolas y las abrió como examinando un buen rato , después se ubicó delante mío, frente a mi cara, su slip azul muy pequeño marcaba un gran bulto , se bajó el elástico de la cintura y ante mis ojos asombrados saltó un enorme pene grueso y largo , grandes testículos y pelos rubios rodeando todo . Me quede boquiabierto, lelo un buen rato hasta que me dijo:
-¿Qué esperas negrito? cumple tu castigo, me la vas a chupar bien porque se nota que eres medio maricón, seguro que ya se la chupaste a algún negro en tu barrio.
-No joven Yoni, todavía no lo he hecho- conteste como si eso debía ocurrirme como algo natural.
-¡Abre la boca!-me ordenó.
Abrí la boca lo mas grande y entonces metió la cabeza de su miembro viril en mi boca y yo comencé a mamar.
-¡Mmmmhhh que rico! sigue mamando pero mueve tu cabeza -.
Obediente moví mi cabeza despacio en círculo , me agarro la cabeza con una mano, su pinga estaba más dura y más empalada, sentí la boca llena y solo tenía el glande en mi boca.
De pronto me la sacó y vi como se quitaba el slip quedando totalmente desnudo como yo, era un joven de piel bronceada, fuerte alto rubio, con músculos trabajados en gimnasio.
-Ahora estamos desnudos los dos, hoy vas a aprender a mamar la pinga como las prostitutas-
Me hizo sentar al borde de la tumbona, y acercó vez su descomunal virilidad hasta a tocar mis labios. La froto en mi labio inferior dándome instrucciones, me dijo que un chico chupavergas primero debía lamerla como si fuera un suculento helado. Saqué todo lo que pude mi lengua, mis ojos se abrieron mucho y comencé a lamer , lo hice un buen rato ; luego con otra indicación rodeé con mi lengua su glande despacio como quería , luego lamí de abajo hacia arriba y terminar metiendo la cabeza brillante en mi boca. Repetí las lecciones varias veces, cuando podía alzaba mi mirada con la boca llena y veía que estaba con los ojos cerrados y la boca entreabierta gozando mucho lo que yo hacía con mi boca, entonces me esmeré en complacerlo haciendo lo mejor que podía mi nuevo oficio de chupavergas. Luego me dijo:
-Aprendes rápido chiquillo, ahora es el momento que te la tragues entera- Me agarro la cabeza y presiono sentí como se metia al fondo de la garganta, me vino arcadas, la saco y volvió a meterla, al verme atragantado la sacaba-
-Hazlo tú solo mulato pero métetela bien adentro-
Dejo de agarrarme la cabeza y yo comencé a tragarla despacio, las arcadas cesaron, comencé métela mas y mas, a cada centímetro yo parpadeaba, me faltaba el aire, la sacaba hacía una tregua para calmarme, tragaba saliva, sin dejar de ver la gran pinga brillando que esperaba que volviera a tragarla. Me calmaba tomaba aire y volvía a mi nuevo oficio de chupaverga , centímetro a centímetro entraba y mi garganta acostumbrándome a ella , entonces creo que entro casi toda porque la sentí en la garganta profunda y mi nariz pegada a sus pendejos rubios, la saque un poco hasta la mitad, entonces sentí un palanqueo, pasaba algo, al instante sentí mi boca llena de líquido que trague pero que también chorreaba por mis labios, me la saque y vi como latía todavía y me disparaba más de un liquido blanco a la cara, el cuarto se llenó de un olor parecido al cloro, el joven se apretaba la pingota que luego paso por mi cara para limpiarla.
– Has cumplido bien tu castigo moreno pero todavía no he terminado contigo, búscame en la tarde en mi dormitorio te voy a inaugurar el culito que está que pide pinga-
Se alejó mientras yo recogia mi ropa, me limpié la cara con mi camiseta, me puse mi short y fui a la cocina, no le dije nada a mamá de lo ocurrido ,todavía tenía el sabor del semen en mi boca, y el olor en mi nariz. Mamá me sirvió el almuerzo, no dije palabra estuve muy silencioso pensado en lo ocurrido, luego me recosté en un sillón y me dormí , me desperté y eran cerca de las tres de la tarde, me apuré y fui a buscar al joven a su dormitorio, no vaya a ser que despidiera a mamá si no cumplía mi castigo. En la segunda parte les contaré como me inauguró el culito.
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