Nicolás, el hermano de mi novia.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Empiezo presentándome, me llamo Manuel y tengo 21 años de edad.
Llevo una relación de dos años con mi novia Jimena, que tiene 19, la paso muy bien con ella y nos queremos mucho.
Este relato es 100% real, lo aseguro.
Espero que lo disfruten tanto como yo he disfrutado de muchos relatos en esta página.
Desde que empezamos la relación, rápidamente me dio entrada a su hogar y familia; sus padres siempre me han tratado bien, al igual que sus hermanos: Daniel de 16 y Nicolas de 27 años.
Cabe aclarar en este punto que me gustan demasiado las mujeres, siento verdadera atracción hacia ellas, pero con algunos hombres (aclaro algunos) he sentido una calentura que me pone a mil, quizás más de lo que me ha puesto una mujer, y estoy seguro que todo se debe al morbo que me produce estar con otro hombre.
Sin dar más vueltas, voy a contar la primera increíble experiencia que tuve con Nicolás y que antes, jamás imaginé vivir así.
Todo comenzó cuando una prima de Jimena cumplió sus 15 años, por lo cual invitó a toda la familia para su fiesta, la cual realizarían en una finca en un pueblo lejano a nuestra ciudad.
Aunque yo no estaba invitado a dicha fiesta, Jimena me insistió demasiado para que asistiera con ella y su familia; al principio me daba muchísima pereza ir hasta esa finca, ya que era muy lejos, lo que seguro nos tomaría mínimo dos días y dos noches para volver, además que estaba seguro que no podría dormir con Jimena y mucho menos follármela con gusto por su familia.
Ante su insistencia, además la de sus padres y hermanos, accedí a ir con todos a los 15 años de la prima.
Mientras íbamos en el auto, el cual es una camioneta grande donde cabemos todos, íbamos hablando de diversas cosas y riéndonos, siempre nos hemos llevado muy bien con Daniel y Nicolás, lo cual lo hizo un viaje ameno.
En un momento de la conversación la madre de Jimena le preguntó a Daniel que cuándo llevaría una chica a casa, ya que hasta el momento no le conocían ninguna novia, y aprovechó para preguntarle lo mismo a Nicolás, que aunque sí ha tenido un par de novias, llevaba ya un buen tiempo sin salir con alguien.
Daniel se puso tímido (siempre lo ha sido) y le respondió que en algún momento lo haría, pero fue la respuesta de Nicolás la que me sorprendió y estoy seguro que a todos en el auto, aun cuando lo dijo en tono de broma.
Dijo que se estaba cansando de las mujeres y se rió.
Al final todos lo tomaron como chiste y el tema cambió, pero a mí me quedó sonando eso en la cabeza y se despertó en mí lo que ya se había despertado en ocasiones anteriores con otros hombres.
Empecé a ver a Nicolás como algo más que mi cuñado, sino como un hombre realmente atractivo y varonil.
Era algo que jamás me había sucedido con él y ni se me había ocurrido, pero el morbo empezó a recorrerme el cuerpo y ahí dentro del auto, y estando con mi novia al lado, fantaseé incluso un poco con él.
Todo eso me puso a mil y no hallaba la hora de llegar a la finca, buscar el baño más cercano y hacerme una buena paja, o si se daba la ocasión, cogerme a mi novia y descargar esa calentura que se me subió.
Finalmente llegamos a la finca y allá nos recibió muy bien la familia de la prima quinceañera.
Era un lugar muy lindo la verdad, con piscina, kiosko, parrilla, juegos, y una gran casa con varias habitaciones.
Lo primero que hicimos fue la repartición de las mismas.
Como yo predije, los padres de Jimena no me dejarían quedarme con ella, aun cuando ella les insistió.
La cosa quedó así: mis suegros dormían en una habitación grande con cama matrimonial, en el cuarto de al lado se quedarían Jimena con Daniel, y para mi sorpresa y agrado, nos dejaron la habitación del otro extremo del pasillo a mí y Nicolás.
Era un cuarto nada extraordinario, dos camas, baño y una tele.
La tarde la pasamos mayormente en la piscina todos, tomando cerveza, escuchando música y jugando con los demás primos de Jimena, Mariana (la quinceañera) y sus amigos invitados a la fiesta.
Yo no podía dejar de mirar a Nicolás, lógicamente lo hacía muy disimulado pues Jimena no se me despegaba.
Notaba su cuerpo marcado por el ejercicio, con pelos en el pecho que se notaba se depilaba de vez en cuando y los tenía en crecimiento, brazos anchos como sus piernas, barba de dos días y un arito en su oreja izquierda.
Así pasó el día, en la noche los tíos de Jimena hicieron un asado junto a mis suegros para todos, comimos, reímos y así pasó todo sin mayor cosa, aunque no niego que fue un rato agradable.
Todos la pasaban bien, pero igual decidieron cortarla no muy tarde porque la verdadera fiesta era al día siguiente, así que sin más, uno a uno se fueron a sus habitaciones.
Al final solo quedamos los jóvenes un rato más hablando y escuchando música, hasta que Jimena dijo que tenía sueño, así que yo aproveché para irme a la cama también.
Nos despedimos y fuimos hacia nuestras respectivas habitaciones.
Yo llegué primero que Nicolás, quien llegó casi 20 minutos después y me encontró ya acostado y viendo tele.
Entró al baño y desde ahí pude escuchar como meaba; no podía dejar de pensar e imaginarme su verga, la cual seguro tendría grande y acorde a su pecho y buen hombre que era.
Cuando salió me preguntó si me jodía que durmiera en bóxer nada más, lo cual obviamente le respondí que no había ningún problema (yo feliz de poder ver su cuerpo nuevamente como en la piscina), y así fue, se quitó la camiseta y las bermudas que tenía.
Yo con disimulo lo veía en sus bóxer apretados.
Charlamos un rato más cada uno desde nuestras camas, hasta que el sueño nos entró y quedamos dormidos.
Al día siguiente todos estábamos despiertos temprano, ya que queríamos aprovechar la piscina.
Cuando llegué con Jimena, lo que me recibió fue el increíble cuerpo de Nicolás tirado en una cama de verano broncéandose y con un traje de baño pequeño.
Aproveché todo ese día para verlo nuevamente y mi mente no dejaba de fantasear con él.
Me imaginaba en su cuerpo, sus brazos, que me tomara cual chica y besarnos, tocarlo todo y que me hiciera suya, sí "suya" me calentaba demasiado la idea de sentirme como una chica a su lado.
Todo eso era lo que pasaba en mi cabeza por horas y horas, sentía que iba a reventar.
Tenía tanta calentura acumulada, que busqué y encontré el momento perfecto para descargarme con mi novia; en uno de los vestieres de la piscina y aprovechando que todos estaban en sus asuntos, le di una follada como nunca antes.
Ella contenta disfrutando y dándome su culo.
Yo aproveché y pude descansar un poco de tanta excitación, pero sabía que no era nada permanente, Nicolás seguía en mi cabeza y yo ya empezaba a planear cómo llegar a una situación real con él.
La hora de la fiesta llegó y ya todos estaban listos.
Yo tenía una camisa blanca y un saco de traje que me hacía ver muy bien.
Mi novia igualmente linda con un vestido negro pegado que resaltaba bien sus curvas y culo y Nicolás igualmente con camisa blanca pero sin saco y pantalón ajustado.
Como era de esperarse, había demasiado licor en la fiesta, los tíos de Jimena gozaban de embriagar a todo el mundo y yo no desaprovechaba para tomar el fino y caro trago que daban.
Todos pasábamos un buen momento, nadie se quejaba, bailamos, bebimos y comimos.
La quinceañera bailó con su padre y amigos el vals; muchas fotos y en fin, lo habitual en una fiesta de quince.
A eso de las 3 de la mañana, ya muchos invitados habían caído, principalmente los más viejos.
Los jóvenes seguíamos bailando y divirtiéndonos.
Jimena me dijo que ya estaba muy ebria y que se iba a acostar, me pidió que la follara pero yo sabía que sus padres estaban en la habitación de al lado de ella y era obvio que nos escucharían, así que le dije que me esperara en su cuarto y ya iba, pero solo para darle tiempo de que se durmiera.
Ella se fue y así de a poco los demás invitados.
En la mesa que estábamos también estaba Nicolás, y ya sin mi novia y con tragos en la cabeza, y él también, decidí que era el momento indicado para intentar acercarme a él de la manera que quería.
Empezamos a hablar de todo, fútbol principalmente el es hincha del Real Madrid y yo del Barcelona, lo cual obviamente da para tema de conversación, bromas mutuas, cargadas y risas.
Así la conversación poco a poco fue mutuando al tema mujeres.
Me preguntó si de verdad quería a su hermana, lo cual lo afirmé (es cierto) y de golpe me dijo que nos había escuchado follando más temprano en el vestier de la piscina cuando fue a fumar un cigarro en la parte de atrás, lo cual me dejó helado por un momento, pero me dijo que era algo normal y que lógicamente entendía, eso me tranquilizo.
Luego me confesó que hace un tiempo no tenía relaciones con ninguna chica y así el tema se fue volviendo el sexo, lo cual yo aproveché para preguntarle sobre lo que había dicho el día anterior en el carro y él se rió.
Dijo que era cierto que las chicas lo habían cansado pero por histéricas e intensas (cómo no iban a ser intensas con semejante hombre, pensaba yo), pero que no tomara eso como que le gustaran los hombres, dijo entre risas.
Yo aproveché que tocó el tema para "bromear" diciéndole que a lo mejor lo que le faltaba era eso, estar con un chico y ambos reímos con complicidad.
Cerca de amanecer y ya demasiado, DEMASIADO tomados, decidimos ir a la habitación para por fin descansar.
Yo no sabía cómo más acercarme a él y lograr tener un contacto.
Cuando llegamos al cuarto, rápidamente me quité el pantalón y la camisa y me metí a la cama solo en bóxer.
Él se quedó viendo a su cama, en la cual había una gran cantidad de ropa y desorden y le pregunté si iba a levantar todo para dormir.
Él se quedó pensando y me dijo que le daba demasiada pereza y estaba muy tomado para ordenar las cosas, así que iba a dormir encima de todo.
Yo me atreví y le dije que no fuera tonto, podíamos compartir mi cama, él me vio y lo pensó un par de segundos hasta que accedió.
Yo el corazón lo tenía a mil y casi que temblaba de los nervios aunque lo disimulaba muy bien.
Se quitó su camisa y pantalón y se acostó a mi lado.
Aunque la cama no era muy grande, cabíamos perfectamente los dos.
Hablamos un par de minutos y quedó profundo.
Yo sabía ya por su hermana, que Nicolás era de sueño pesado, nada lo despertaba.
Así que dejé que pasara un tiempo para que se durmiera bien y poder tocarlo un toco, que era lo que quería y así fue.
Sin dudarlo le bajé la sábana y vi su cuerpo semidesnudo ahí a mi lado, ese cuerpo con el que llevaba tanto fantasiando y no dude en ponerle la mano en el pecho.
Toqué sus músculos, su abdomen, lo recorrí todo dejando la mejor parte para el final: puse mi mano en su bulto, el cuál estaba caliente.
Mi corazón sentía que se iba a estallar y lo mismo mi pene que estaba como una roca de la excitación.
Aunque estaba dormido, su pene se sentía rígido.
Empecé a sobarlo de arriba a abajo pero no lograba que se despertara bien como quería.
Me pegué bien a su cuerpo para sentirlo contra mí; su aroma me extasiaba, besaba su oreja, su cara y sus labios carnosos, todo sin dejar de sobarle la verga.
Al tiempo me estaba rindiendo en mi meta de lograr poner su pene duro y el sueño ya me estaba entrando, pero no quería dejar de disfrutar ese momento, así que me pegué muy bien a él a la altura de su pecho, le pasé el brazo por encima y puse mi pierna sobre la suya, como si fuésemos novios durmiendo.
No me importaba dormirme así y que él se despertara horas más tardes conmigo ahí, pues suponía que él podría pensar que fue involuntariamente y en caso de que me dijera algo al otro día también le podría decir lo mismo: que no me di cuenta de eso.
Lo sentía como mío, mi hombre, mi macho hermoso, le di un par de picos en el pecho y otro más en la boca y me quedé dormido.
Creo que pasaron unos 20 minutos cuando abrí mis ojos y seguíamos en la misma posición, lo que me despertó fue un movimiento que él hizo con su mano cerca a mi cuerpo.
Yo me quedé helado y estático esperando si se había despertado.
Volvió a mover su mano y sentí como me estaba tocando a la altura de la cintura, esto me puso más que despierto, ¿podría ser que él estuviera tocándome conscientemente? Solo había una manera de comprobarlo y fue bajando mi mano nuevamente a su pene, que para mi sorpresa y agrado estaba totalmente erecto bajo su bóxer, incluso alcanzaba a salir un poco por arriba su cabeza.
No lo podía creer, lo había logrado; seguramente el se despertó al sentirme tan cerca suyo e igualmente se excitó.
Le sobé la verga de arriba a abajo por encima del bóxer y tocaba la punta por donde se asomaba, no podía estar más feliz y caliente.
Él se dio cuenta que yo estaba despierto y con su brazo me acercó aun más a él, casi que encima suyo totalmente; yo subí la mirada y lo vi viéndome, me agarró el rostro y nos dimos un beso largo y profundo.
Solté su verga para subirme en él y empecé a moverme restregando nuestros bultos.
Él me agarraba de la cintura y se movía al tiempo conmigo; yo sentía que iba a estallar de la calentura.
Seguíamos besándonos mientras me sobaba el culo y metió sus manos para agarrarme las nalgas, era claro quién era el macho y quien la mujer.
Luego me agarró de los hombros para empujarme suavemente hacia abajo, yo entendí el mensaje claramente y así mismo fui bajando besándole todo el pecho, abdomen, hasta quedar a la altura de su verga, la cual besé por encima del boxér, se sentía un olor a hombre increíble.
le bajé el bóxer y finalmente quedó frente a mí esa hermosa verga iluminada por los primeros rayos de luz del amanecer.
Según mis cálculos medía aproximadamente unos 18 centímetros de largo por 6 de ancho (sin mentir).
Sin dudarlo la besé y le pasé la lengua por todo el tronco y cabeza hasta finalmente introducirla en mi boca.
Sabía delicioso, ese gusto a precum me llenaba la boca y poco a poco la iba introduciendo cada vez más.
Él me agarraba la cabeza suavemente y me empujaba de a poco, yo de vez en cuando volteaba a verlo hacia arriba sin sacarme su verga de la boca y lo veía con una cara de excitación increíble y soltando pequeños gemidos.
Así estuve un par de minutos hasta que nuevamente con sus brazos me empujó para que subiera, nos besamos nuevamente y con su lengua recorría toda mi boca como extasiado de sentir su propio sabor.
Luego se dio vuelta para dejarme boca arriba y el encima mío, así seguimos besándonos mientras yo acariciaba su espalda grande, le pasaba los dedos entre el cabello, me besaba el cuello, las orejas, volvía a mi boca.
Yo estaba feliz con ese macho encima mío y no dudaba por un segundo en querer dejarme coger ahí mismo por él.
Bajó hasta mi pecho y me chupó las tetillas, yo me sentía una chica a la que la estaban chupando toda.
Sin darme cuenta, ya tenía no tenía mis bóxer, él con un movimiento de su mano me indicó que me diera vuelta a lo cual yo obedecí sin pensarlo.
Como toda una perra, alcé mi culo hacia él y dejé mi cara y pecho contra la almohada.
Sentí como me abrió las nalgas y posó su verga entre mi raja, quiso metérmela pero no estaba nada lubricado, eso lo entendimos ambos, por lo que le bastó con lamerse los dedos y usar su propia saliva para mojarme un poco.
En todo el tiempo que había pasado desde que empezamos, no habíamos dicho una sola palabra pero él rompió con ello con un "¿lo quieres?", a lo que yo respondí "por favor".
Así poco a poco fue introduciéndome su verga, yo soltaba pequeños gemidos de dolor y placer que ahogaba con la almohada hasta que me acostumbré a la sensación de tenerlo adentro.
Acto seguido empezó a moverse cogiéndome.
Yo gozaba sintiendo la cogida que me estaba dando mi cuñado, mi hombre, mi macho.
Duramos poco más de 10 minutos así hasta que yo acabé, él duró un par de minutos más hasta que sentí mis entrañas calientes y como su verga se contraía y palpitaba adentro mío.
La sacó y yo solo sentía su semen corriéndome por las piernas.
Él se tiró en la cama boca arriba totalmente agitado y nos quedamos un rato así, como pensando en lo que había acabado de suceder, como si el arrepentimiento fuera instantáneo, aunque me parecía que más para él que para mí.
Yo estaba aún extasiado y pude notar en su verga aún erecta que él también, así que por tranquilizarlo le toqué el pecho y me pegué a él.
Le di un par de picos y él respondió abrazándome y pegándome más.
Estuvimos un rato así y sin decir nada, yo lo acariciaba y él a mí hasta que me quedé dormido.
Horas después desperté y seguíamos en la misma posición, él estaba profundo así que no lo quise mover y volví a dormirme.
Cuando desperté por segunda vez, estaba solo en la cama y escuché en el baño que se estaba duchando, prendí la tele y esperé a que saliera.
Cuando lo hizo, envuelto en una toalla me dijo que me arreglara porque ya casi nos íbamos de vuelta a la ciudad.
Me lo dijo con muchísima tranquilidad y como si nada hubiese sucedido, esto me tranquilizó un poco, pues ahí sí me entraba a mí el arrepentimiento y el temor de que Jimena se enterara, además de la fuerte resaca que tenía.
Me duché y arreglé, todos desayunamos juntos mientras hablaban de la fiesta anterior.
Mariana contaba de los regalos que le dieron y la plata recibida.
Pronto estuvimos todos en el auto listos para volver, no sin antes despedirnos de los anfitriones y agradecerles por todo.
En el camino de regreso todo fue normal, todos hablando y comentando sobre la fiesta.
Yo miré a Nicolás y él me vio y respondió con una tímida sonrisa, lo cual me dejó claro que lo que habíamos vivido horas antes, no sería la única vez.
Espero les haya gustado el relato, perdón lo extenso del mismo, pero es 100% real lo aquí contado.
Saludos.
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