Nieto para Abuelitos
Debido al poco contenido que he encontrado en relatos que utilicen estas categorías, me he dispuesto a escribir mi propio relato. Si les gusta, y quieren más, díganme..
Todo empezó cuando yo tenía unos 6 o 7 años, mi familia se conformaba por mis padres y mi abuelo, un hombre de unos 64 años, y todos vivíamos en la misma casa. Era una casa pequeña, pero no sufríamos por espacio. En una habitación dormían mis padres, en otra mi abuelo, y en la más pequeña dormía yo.
Recuerdo que todo empezó porque tuve que cambiar de turno en la escuela a la que asistía, por lo que ahora sería alumno del turno vespertino. Mi mamá y mi papá tenían que trabajar, así que se iban desde las 7 am, y le pedían a mi abuelo que me despertara relativamente temprano, pues no querían que durmiera hasta el mediodía, que era cuando debía empezar a prepararme para ir a la escuela. Así transcurrieron los primeros meses, mis padres se iban a trabajar, a las 8 o 9 mi abuelo me despertaba, desayunábamos y yo me ponía a ver la televisión, hacer tarea o simplemente andar jugando por ahí, mientras mi abuelo se ocupaba de sus cosas. Todo transcurría normal, hasta que un día avisaron que abría un corte en el suministro de agua. Nos preparamos lo mejor que pudimos, pero mi abuelo, siendo de una generación distinta con mente de ahorrador, sugirió que nos metiéramos a bañar juntos. A mi me daba algo de pena, pero finalmente acepté. Nos metimos los dos, nos desnudamos y entramos a la regadera. Como debíamos ahorrar la mayor cantidad de agua posible, la ducha que tomamos fue rápida. Eso no evitó que gracias a la diferencia de edades, yo quedaba casi a la altura de su gran barriga, y no podía evitar ver el movimiento de un lado a otro de su pene y sus testículos. Era casi hipnotizante, y honestamente no sé cuánto tiempo pasé admirando tal movimiento, pero traté de ser lo más discreto posible. Aún así, esa imagen despertó algo en mi: sentía una curiosidad muy grande por tocarla, y eso se debe haber transmitido a mi pequeño pene, que empezaba a levantarse y a dar señales de vida. Terminamos de bañarnos y nos fuimos en toalla a la puerta para ir a nuestros cuartos a vestirnos. Ahí es donde sospecho que mi abuelo se dio cuenta de que mi pene se empezaba a parar, y me dijo que notó que el agua estaba algo más fría de lo normal, así que para que no me resfriara me iba a secar él. Nos metimos a mi cuarto y él se quitó su toalla (que era más grande que la mía) y la extendió sobre la cama. Después, me quitó mi toalla y me dijo que me acostara. Ahí estaba yo, acostado boca arriba, con mis piernas abiertas y mi pene erectándose. Pasaba mi toalla por todo mi cuerpo hasta que llegó a mi entrepierna y me dijo:
-Mira cómo anda este amiguito ¿acaso estás muy contento?
*Sí abuelo, estoy feliz- contesté, sin tener idea de por qué esa reacción estaba sucediendo en mi cuerpo
-Sí, eso veo, pero aún estás muy chiquito…
Y mientras decía esto, tomó mi pequeño pene sin circuncidar con dos de sus dedos, el pulgar y el índice, y comenzó a bajarme el prepucio lentamente… y después a subirlo… y después a bajarlo otra vez
-¿Sientes rico esto, nene?
*Sí abuelo, se siente rico, es como si me hicieras cosquillas
-Ah sí, s0n unas cosquillas especiales que tenemos los hombres en esta parte
*¿Tú también tienes cosquillas ahí?
-Sí, claro, mira
Y mi vista fue de sus ojos a su pene, que estaba durísimo y se lo estaba agarrando con la otra mano. Así seguía masturbandome lentamente y yo solo alcanzaba a mover mi cadera de abajo hacia arriba esperando que el movimiento fuera más rápido. De repente empezó a usar su otra mano para rascar y hacerle cosquillas a mis testículos y yo solo alcanzaba a reírme. Mi cabeza estaba en la luna, me encantaba lo que me estaba haciendo, así que no noté cuando acercó su boca y empezó a usar la cabeza de mi pene como su paleta. No soy consciente del tiempo que pasamos con su lengua jugando con mi glande, pero eventualmente, tuve mi primer orgasmo. Sentí mi cuerpo desvanecerse a pesar de no arrojar ni una gota de semen.
-¿Te gustó papito?
*Me encantó- dije faltándome el aliento
-Bueno, ahora te toca hacerle cosquillas al abuelo ¿sí nene?
Y diciendo ésto, me paró de la cama y se acostó él. Su pene estaba durísimo, rojo y algo hinchado
-Solo imagina que es una paleta
Y así comencé a chupar su pene creyendo que le estaba haciendo cosquillas inocentes a mi abuelo, mientras intentaba repetir los movimientos que él había puesto en práctica en mi. De vez en cuando, me daba instrucciones («aquí con tu lengua bebé» señalándome que subiera y bajara por su frenillo con mi lengua) o gemía y murmuraba cosas sobre el incesto («¿Te gusta el pene del abuelo, nieto? ¿Te gustan sus huevos? A mi me encantó el penecito de mi nieto») y así pasaron algunos minutos hasta que empezó a jadear y de repente sentí la explosión de su semen en mi boca, por lo que antes de que abriera la boca me dijo
-¡Trágalo nene, trágatelo todo por favor! Tragátelo, trágatelo
Así que obedecí, sintiendo por primera vez esa consistencia viscosa y salada en mi paladar.
-Es una lechita que sale cuando te gustan mucho las cosquillas que te hacen, nietecito. Succiónamela toda y dejame el pene bien limpiecito por favor.
Y de nuevo, obedecí, succionando y lamiendo su glande hasta que no quedaba rastro de aquel líquido blanco. Pasamos unos segundos con su pene en mi cara hasta que se levantó y me dijo:
-Nene, no sabes cuánto necesitaba eso, cuánto lo disfruté y cuánto quiero repetirlo ¿Quieres tu también?
Yo moví la cabeza de arriba a abajo, y sentía como mi pene empezaba a cobrar vida poco a poco de nuevo.
-Qué bien, podríamos repetirlo TODAS las mañana, pero para eso, necesitamos que sea nuestro secreto. Algunas personas podrían oponerse a que un abuelo y su nieto se hagan cosquillas, y tus padres creerían que estamos perdiendo el tiempo en lugar de hacer tus tareas, así que no puedes decirle a nadie ¿De acuerdo?
Una vez más, asentí y de repente sentí cómo la mano de mi abuelo me tomó por la parte de atrás de la cabeza en lo que parecía un movimiento de reflejo o de impulso puro y me restregaba su pene flácido por toda la cara mientras decía con una voz deseosa
-Qué bien bebé… qué bien. Ahora a vestirnos porque tienes escuela en un rato
Y despegó mi cabeza de su pene, se inclinó, tomó el mío, lo peló y pasó su lengua leeeentamente desde mis testículos hasta la punto de mi glande, pasando por mi frenillo. Inmediatamente después se levantó y se fue a su cuarto. Yo me quedé ahí unos segundos temblando de la excitación sin saber lo que ésto significaba, y procedí a vestirme y preparame para la escuela.
Esta fue la primera experiencia de un repertorio extenso de encuentros con hombres muy, muy maduros y yo siendo un niño pequeño. Si quieren que cuenta más, díganme por favor.
Excelente relato, continúa por favor con las siguientes partes
Muy bueno!!
espero sigas escribiendo 😈
Muchas gracias 🙂 pronto escribiré otro con la esperanza de que saquen mucho semen al leerlo.
Excelente relato, continúa más relatos son excitantes…
Saludos
Me recordó mucho a mi Abue amado, mi amante y mi primer hombre por años.
Me mojé muchísimo y quedé super excitado por favor espero con ansias los demás relatos no dudes en subirlos!