Niñero de Tavito (3)
Un episodio ligeramente trágico de sexo con Tavito .
Los días habían avanzado, Tavito y yo cogíamos al menos 2 veces por día, se había hecho rutina llegar de la escuela, quitarnos la ropa para terminar chupándonos las vergas en un 69 o directamente penetrándolo tan pronto nos deshacíamos de la ropa, solo un día había sido interrumpido nuestro ritual de sexo diario cuando mi hermano no había ido a casa de mi papá saliendo de la escuela, el día siguiente a ese era tanta mi excitación que accidentalmente lastimé a Tavito al penetrarlo cuando no estaba lubricado ni bien estimulado, a penas habíamos cerrado la puerta de la casa y había gritado para asegurarme que mi hermano no estaba, me dí la vuelta y con desespero le saqué el pantalón y ropa interior a Tavo, lo hice apresuradamente echarse en el piso, abrí sus piernas y se la metí, todo eso en menos de un minuto, yo estaba muy caliente y solo quería enterrarle la verga a Tavo y no me preocupé por su disfrute, Tavito reaccionó apretando el ano y alejándose ante el dolor para después ponerse a llorar, fué hasta ese momento que yo comprendí lo abusivo que había sido, me había cogido tantas veces y tan brusco a Tavito sin detenerme a pensar que era solo un niño de 10 años, le había dado tan duro varias veces y lo había tratado como una puta pero al final del día seguía teniendo un cuerpo pequeño y tierno que debía tratarse con cuidado. Lo abracé fuerte y le pedí múltiples veces que me perdonara, él entre sollozos me decía que me perdonaba, pero que le había dolido su colita por como se la había metido tan bruscamente, nos reincorporamos poniéndonos la ropa e hicimos el resto de cosas que normalmente hacíamos como comer y hacer nuestras tareas, vimos televisión un rato después llegó la hora del baño, para entonces Tavito llevaba todos los días un cambio de ropa limpia que ponerse después de bañarse y no estar siempre en uniforme, además que me era más cómodo a mí para no dejar su ropa oliendo a sexo o manchada por algún descuido. Esa tarde entramos a la ducha juntos como de costumbre, nos bañamos y jugamos pero no quise hacer ningún ademán de querer tener sexo, caso contrario de Tavito que insistía en agarrarme el pene y los huevos.
Me sentía realmente culpable, lastimar a Tavito no era para nada mi intensión, no quería que después creara algún resentimiento hacia mí o me viera como un abusador que solo se había aprovechado de su inocencia y cariño, por primera vez esa ducha había sido solo para bañarse como hermanos y nada más. Salimos en toalla y entramos a mi habitación para cambiarnos, yo trataba de evitar verlo desnudo, pues no quería despertar en mí la lujuria, no me lo permitía, Tavito estaba de frente a la cama y yo le daba la espalda buscando qué ropa interior ponerme cuando sentí desde atrás su mano que se posaba sobre mi pene y me lo apretaba,
– Ya no me vas a coger hoy?- Me preguntó Tavito, masajeando mi instrumento que permanecía semi erecto, ya que yo mentalmente bloqueaba mis impulsos debido a la culpa, Tavito siguió con su mano estimulando mi miembro y yo no dije nada, – Ándale, ya no me duele mi colita- Añadió, lo que me hizo tener aún menos ganas de volver a intentar penetrarlo.
– No, Tavito, no quiero lastimarte- Le respondí tajante, Tavo soltó mi pene y yo regresé a buscar qué ropa usaría, había sacado ya todo mi conjunto cuando me pareció escuchar que Tavito sollozaba, volteé y ahí estaba él, echado en la cama dándome la espalda aún desnudo, yo inmediatamente me acerqué, – Qué tienes, Tavito?- Le pregunté con intriga.
– Tú ya no me quieres porque te dije que me había dolido cuando me metiste tu pajarote- Me respondió con tristeza.
– No, Tavito, como crees, yo siempre te voy a querer mucho, pero no quiero lastimarte, tú estás bien chiquito y no deberíamos hacer esas cosas, ya ves, ahora hice que te doliera mucho y yo no quiero eso- Le respondí abrazándolo.
– Pero ya no me duele, desde la primera vez que te agarré tu pajarote me gustó mucho, y me gusta cuando me lo metes por la cola- Me quedé mudo, recordando aquél primer día donde Tavo y yo estuvimos manoseándonos por primera vez en mi cuarto y yo me había quedado con la duda de si la había gustado lo que hicimos.
– Es que está mal, Tavito, yo estoy grande y tú eres un niño, cuando estés grande vas a poder hacer esas cosas con alguien que tú quieras mucho, yo nada más no quiero lastimarte, tu colita está chiquita, no es para que te meta mi verga grande- Trataba de sonar lo más cariñoso posible,
– Pero yo si quiero, yo te quiero a tí y por eso me dejo que me la metas, nada más no me la metas así rápido porque me duele- Dijo volteando a verme y tenía los ojos cristalinos en lágrimas y después volvió a desviar la mirada. Me acosté junto a Tavito, lo abracé sintiendo su cuerpo de pies a cabeza, pero aún estando desnudo me sentía mal, me había cogido multitud de veces a Tavito pero jamás lo había lastimado, lo que había pasado con el tiempo es que había normalizado que Tavito iba a estar ahí para mí disfrute y me había vuelto egoísta respecto al suyo. Interiormente estaba viviendo una batalla, culearme al niño y hacer que dejara de estar triste, o no hacerlo, dejar que olvidara las cosas y que viviera su sexualidad a su debido tiempo, Tavito era pequeño, con el tiempo lo superaría, pero y yo? Era decirle adiós al motivo de tanto placer por casi dos años. Aún permanecía dudoso cuando sentí que Tavito me empezaba a tocar el pene, primero lo tocó un poco con la punta de sus dedos para después comenzar a masajearlo con su mano entera, inevitable era sentir rico con esas caricias y pronto mi palanca comenzó a reaccionar poniéndose dura, cuando se terminó de parar Tavito comenzó a subir y bajar su mano por ella, de verdad le queria decir adiós a eso? Tavito comenzó a mover el culo pegándose a mí, se acomodó colocando mi verga entre sus nalgas y sentí cuando se restregaba mi glande en el ano,
– Métemela, sí? – Me dijo con su voz tierna, mi cuerpo se empezó a calentar y mi mente comenzó a divagar, un par de minutos fueron necesarios para tomar una decisión final: no iba a dejar ir ese culo, no iba a perder la oportunidad de disfrutarlo cuánto pudiera, total, si él mismo lo pedía entonces se lo iba a dar. Empecé a acariciar a Tavito, su cabeza, su pecho, su panza y finalmente su pene, lo había conseguido, me había seducido, la calentura había ganado, Tavito le daba cariño a mis huevos y yo le acariciaba el ano con la punta de mis dedos, la decisión estaba más que tomada.
Bajé a la altura del culo de Tavo e hice mi nariz quedar entre sus nalgas, bajé lento por su canal y olí ese aroma bien reconocido para mí, olía a jabón, pero en el fondo podía percibir el aroma al culito de Tavo, subí otra vez al nacimiento superior de sus nalgas y volví a meter mi nariz más profundo para de nuevo bajar oliendo ese culo, cuando llegué abajo está vez separé sus nalgas con mis manos y ahí estaba ese hoyito que tanto me había dado, no sé si era la culpa pero me parecía enrojecido, pensé en detenerme, pero de pronto lo estaba lamiendo, la punta de lengua iba y venía por las arrugas de ese delicioso agujero y Tavito ya se había acostado boca abajo dejándome paso libre, le mamé el ano hasta que me dolió el frenillo de la lengua de tanto empujar para metérsela, le amasaba y apretaba las nalgas como si me las fueran a arrebatar en cualquier momento, eran mías, ese par de nalgas firmes y tersas me pertenecían, no sabía cómo habia siquiera pensado minutos antes en dejarlas ir, se la separé una vez mas con mis manos viendo su ano ya dilatado y era como si me pidiera que lo se la metiera. Volvi a mi posición inicial junto a Tavo, él de nuevo se colocó de espalda a mí,
– Te la voy a meter pero si te duele me dices, sale?- Le pregunté con voz baja al oído, Tavito solo respondió que sí con la cabeza y entonces lo abracé y le dí un beso en el borde de su mejilla, esparcí saliva por mi falo y sin más apunté al hoyito de Tavo que ya esperaba por ser de nuevo atravesado, Tavito pegó más el culo a mi cuando mi pene se adentró en sus nalgas y de nuevo mi glande y su ano estaban frente a frente, restregué un poco mi cabezón en su entradita arrebatando suspiros a Tavito y en un empujoncito la unión de nuestras carnes por fin se dió después de tanto Tavito pedírmelo. Tanto Tavito como yo dejamos salir el aire por nuestras bocas, la sensación me hacía recordar cómo las primeras veces que lo habíamos hecho, esa entonces nueva y deliciosa sensación de estar cogiéndome un culito, un culito de en aquél entonces niño de nueve años. Me quedé quieto un rato recordando aquellas memorias de nuestros primeros encuentros sexuales y después comencé lento a ir de atrás hacia delante metiendo poco a poco más de mi por su agujerito, con mis dedos iba palpando que tanto de mi pene entraba por la cola de Tavo y tanto él como yo respirábamos y gemíamos suave compartiendo lo rico de nuestras partes rozándose, acariciaba las nalgas de Tavo mientras seguía mi balanceo y podía comprobar como ya mi pene completo podía entrar y salir con suavidad por su ano, quizás era el cariño con que se lo estaba haciendo o quizás solo era idea mía, pero me parecía que las tripas de Tavito estaban más suaves y acariciaban más rico mi pene en su interior. Puse mi nariz en la nuca de Tavo y respiraba su cabello con aroma a shampoo, acariciaba su suave piel y a la vez le decía entre sonidos de mi respiración pausada que lo quería, que me encantaba su culo, que sentía muy rico metiéndole la verga y que siempre lo iba a cuidar y jamás lo volvería a lastimar,
– Yo también te quiero mucho- Me decía Tavo con ternura.
– Te quiero mucho Tavito, mucho, mucho- Le respondí abrazándolo bien fuerte, ya la unión de mi pene y su culo era perfecta, estaba bien lubricado con mis jugos y su interior caliente apretaba con una sutileza divina mi miembro.
– Yo también- Me respondió, y arqueó la espalda pegando más sus nalgas a mi pubis. Realmente lo sentía como las primeras veces, más tierno, más relajado, el cuerpo de Tavito reflejaba que estaba más cómodo que de costumbre, lo tomé de la pierna y le hice levantarla para empezar a cogérmelo más fuerte pero cuidando la intensidad, los aplausos de sus nalgas con mi cuerpo resonaban pero con un sonido sordo y no tanto violento, Tavito respiraba bien profundo y a veces daba espasmos en su recto que me gustaban a morir, pasaba la mano por el frente y le manoseaba sus huevos, con tres dedos masturbaba su verguita dura,
– Mira cómo la tienes de parada- Le decía masturbándolo como si me estuviera haciendo una paja para mí.
– Ay… Es que siento bien rico cuando me metes la tuya por la cola- Me decía Tavo hogando suspiros.
– Te está gustando más ahora, verdad?- Le dije tomándolo nuevamente de la pierna, pasando mi mano de arriba a abajo por su sedoso muslo.
– Mmm, cómo sabes?- Me preguntó Tavo volteando verme a la cara.
– Porque tú culo se siente más suavecito, más rico- Le respondí, parecía que Tavito iba a decir algo cuando entonces lo interrumpí dándole un beso apasionado, Tavito seguía siendo totalmente torpe con sus besos, pero era el gusto de hacerlo lo que me calentaba y a él también, porque su culo comenzó a estremecerse apretando mi verga con sus contracciones.
– Que rico se siente tu culo, es como la primera vez que te la metí- Le dije jadeando en su cuello, mientras Tavo respiraba pausado y su ano apretaba sin desenfreno mi miembro. Todavía no terminaba el orgasmo de Tavito cuando me giré con él ensartado en mi verga para quedar boca arriba y lo hice abrir las piernas. Me gustaba imaginarme la imagen desde arriba y poder ver a Tavito encima de mí, abierto de piernas recibiendo mi verga, su rico ano comiéndose mi palanca mientras yo no dejaba de acariciar sus piernas, huevos y verguita mientras mi pequeñito gemía. Escuchaba los gemidos mudos de Tavito y el sonido viscoso de mis líquidos pre-seminales que batía con mi propio pene en el culo de Tavo, le chupaba la oreja respirando fuerte en su oído disfrutando tan rica cogida que le estaba dando, tomé su mano derecha con la mía y lo hice llevarla a mis bolas,
– Te gustan mis huevos?- Le pregunté, y con mi mano izquierda jugaba yo con los suyos.
– Si, me gustan tus huevotes peludos, están bien gordos- Me dijo Tavito con una risita pícara mientras hacía moverse uno de mis huevos en sus dedos.
– Pues dicen mis huevitos que si los dejas llenarte el culito con su lechita- Le dije a Tavo aún bramando en su oreja.
– Sí- Respondió Tavito enérgicamente.
– Si qué?- Le pregunté,
– Sí, huevotes de Joel, llenenme la colita con su lechita- Dijo Tavo aún meneandome los huevos con la mano.
– Acomodate boca abajo- Le dije a Tavo mientras le sacaba la verga y me hacía a un lado para darle espacio, Tavito se deslizó de encima de mí dándole un último apretujón a mis huevos y se acostó boca abajo con las piernas un poco abiertas, mi mirada inmediatamente se clavó en su culo, que hermosas nalgas que tenía ese niño, le dí un beso en la nalga izquierda y con la mano apreté la derecha, degustaría ese culito por última vez en el día, así que colocándome sobre Tavito con sus piernas atrapadas entre las mías y apuntando mi verga a su culo, separé sus nalgas encontrando ese ano hermoso, dilatado y humedecido por mis fluidos que esperaba para recibirme de nuevo,
– Para bien las nalgas- Le dije, Tavito obediente, arqueó un poco la espalda y depositandome un poco de saliva en la punta de mi pene, dejé caer mi peso penetrandolo. Miré detenidamente cómo milímetro a milímetro de mi falo se albergaba en el interior de Tavito y cuando mis huevos se reposaron en sus nalgas me quedé ahí, viendo la unión de nuestras carnes y con mis manos le acariciaba las nalgas, era una alegría enorme poner ponerle las manos así, encima a semejante par de nalgas carnosas y firmes, y así viendo con detenimiento mi pene enterrado en el ano de Tavito, comencé a moverme rítmicamente rozando mis propias nalgas con la parte posterior de los muslos de Tavito al cogérmelo. Estuve unos 5 minutos así, apretaba las nalgas de Tavo y cado ciertos segundos se las volvía a separar para seguir viendo como entraba y salía por su hoyito, Tavito simplemente suspiraba en silencio con la cabeza ladeada y los ojos cerrados entregado a mí, hasta que un impulso me hizo recostarme a cuerpo completo sobre él y pasando mi brazo por debajo de su pecho empecé a darle duro, levantaba mi culo tanto como podía sacándole casi entera mi verga y lo empujaba de nuevo hacia abajo volviéndosela a meter hasta sentir esos dos colchoncitos de carne de nuevo tocando en mi pubis, y fué en una de esas clavadas que me empecé a regar dentro de Tavito, con mi cuerpo completamente encima suyo aplastándolo dejé salir todito mi semen en su culito, sentía como se ensenchaba mi verga expandiendo más las paredes de su recto cada que un lechazo salía de mi hinchada verga y suspiraba con los ojos cerrados dejándome gozar hasta el último segundo de estar unido al cuerpo de Tavito. No sé cuánto tiempo pasó, si fueron segundos o minutos, me negaba a simplemente sacar mi pene de ese huequito tan dulce, sin embargo me ví obligado cuando de pronto escuché un sonido conocido, una cerradura abriéndose que me hizo inmediatamente abrir los ojos, salté de la cama desabotonándome del culo de Tavo y rápidamente busqué mi ropa, Tavito me miraba con una expresión de entre miedo y sorpresa,
– Joel!- Escuché gritando desde abajo a mi hermano, y seguido se escuchó el cerrar de la puerta.
– Es Mario, ponte rápido la ropa- Le dije acercándole apurado su calzoncillo.
– Sí- Respondió sencillamente Tavo tomando su ropa interior.
– No, pero limpiate primero la cola- Le dije arrojando la caja de Kleenex que tenía en el buró, Tavito se limpió las nalgas y lo dejé cambiándose mientras yo salía del cuarto, bajé rápido las escaleras y marcando distancia me encontré con Mario, – Qué pasó?- Le dije, el corazón me latía rapido por la adrenalina,
– Qué estaban haciendo?- Me preguntó mientras sacaba cosas de su mochila,
– Jugando- Le dije sin más, afortunadamente no parecía tomarle más importancia pero yo por dentro estaba nervioso porque evidentemente olía a sexo,
– Dile a mi mamá que me voy a quedar con mi papá- Dijo mi hermano, tomó sus cosas y la mochila y se dirigió arriba, – Hola Tavito – Lo escuché decir,
– Hola- Tavito bajó las escaleras y me encontró en la sala, traía el pantalón puesto mal así que se lo acomodé,
– Voy al baño, ponte como que vas a hacer la tarea- Le dije,
– Sí – Respondió Tavito y yo por mi parte me metí rápido al baño de la planta baja, me limpié el pene y rocié un poquitito de aromatizante en mi ropa para tratar de disimular el aroma. Salí del baño y fuí a sentarme junto a Tavito, seguía nervioso pensando que ahora olía a sexo con perfume pero mi hermano rápido bajó de su cuarto con una ropa distinta y la mochila de nuevo en brazo,
– Ya me voy- Dijo, y salió de la casa sin siquiera voltear a vernos, Tavo me miró y entonces le sonreí nervioso.
Lo siguiente fué Tavito abierto de patas en la mesa con mi verga en su culo, una cogidita más antes que llegara su mamá.
Uuff… que rico… Menuda excitacion me has provocado, tengo la verga húmeda de lo cachondo que estoy. Me encanta tu relación con Tavito.
Gran relato… Que maravilla de historia… En cada parte te superas mas, estoy deseando que subas mas para seguir disfrutando de ella.
Excelente relato… Me fascina tu forma de escribir, como sigue…?
De verdad me encanta como escribes!!! Siempre que subes una parte de esta historia, se que voy a disfrutar como nunca mientras me masturbo.
Me encantan tus relatos, ya que siempre consigues ponerme a 100 y ponerme la verga como una piedra 💦😋
Como sigue?
Muy buen relato, me encanta la forma que tienes de escribir.
Felicidades por el relato es una autentica delicia… y masturbarme leyéndolo es un completo gustazo, ya que de la excitacion que me provocas me haces disfrutar y correrme brutalmente.
¿Cómo sigue?
Excelente relato como siempre… Espero con ganas la próxima parte.
Uff… Me encanta esta historia y me encanta Tavito y las ganas eternas de sexo que tiene siempre, me pone muy cachondo.
Como sigue? Necesito mas…
Que delicia, me encanta la complicidad que tenéis Tavito y tu y como te preocupas por el… Me parece muy tierno y cachondo a la vez 🔥