¡No lo leas! El rush de la primera vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Sucedió hace unos dos años con un desconocido a unos 500 metros de mi casa.
Toda mi vida había fantaseado con tener sexo con otro hombre.
A mis veinte años seguía siendo virgen y ya me había cansado de esa situación.
Tenía al menos tres meses de haber salido del armario y quería explorar mi sexualidad sin mas tabú.
Sin embargo no era tan fácil como me lo imagine en un principio.
Al vivir en una ciudad tan pequeña como la mía no hay mucho de donde escoger, los gays son o muy viejos, mal parecidos, o con muy mala reputación, lo que me llevaba a pensarlo dos veces antes de iniciar conversación con cualquiera.
No me considero demasiado atractivo, sin embargo he sufrido de acoso casi toda mi adolescencia y juventud.
Varias chicas se me han declarado al ver que yo no tenía iniciativa hacia ellas, y he notado que chicos que van solos o acompañados por su novia me siguen con la mirada, así que debo pensar que si soy algo atractivo.
Pero siendo un poco mas descriptivo soy delgado, mido 1.
80m, mi piel es morena, el cabello oscuro y tengo vello corporal muy fino.
No tengo cuerpo de gimnasio, pero practico jogging regularmente, lo que acentúa el espesor de mi espalda en contraste con el de mi cintura y buen tono muscular de piernas, muslos y glúteos.
Para entonces ya había recurrido a salas de chat, grupos en facebook y a los bares "de ambiente" (ya que no pueden llamarlos gay públicamente) de mi ciudad, todo con similares resultados nulos, por lo que decidí descargar a mi celular una aplicación de ligue para probar suerte.
No tardo mucho para que comenzara a recibir propuestas de uno u otro tipo, pero siempre había algo que me detenía bien fuera que el perfil resultaba ser falso o que al otro lado de la conversación se encontrara algún gay irritable a la mínima respuesta que no le apeteciera.
Por mi parte cada día me encontraba mas caliente y mas ansioso, sin importar ya cuantas veces me masturbara la lujuria podía salir de mi cabeza.
El solo imaginarme un cuerpo bien torneado contra el mio me ponía a mil en cuestión de segundos y mi ropa interior comenzaba a pagar las consecuencias.
Casi todas mis prendas intimas eran oscuras o negras, ya no había bóxer o trusa que no tuviese manchas de liquido pre-seminal.
Lo que no mejoraba la situación pues en ocasiones los restregaba contra mi cara imaginando eran de alguien mas mientras me masturbaba.
Mi propio olor corporal era suficiente para excitarme.
Otras veces amanecía con el culo rosado de tanto meterme los dedos con saliva o lubricante.
Al ser versátil no había cabo que descansara.
No espere mucho en la aplicación para encontrar algo de mi agrado.
Contacte con un chico dos años mayor que yo, era moreno, con cuerpo de gimnasio ya que según me dijo era luchador, su pelo oscuro y rizado (algo muy típico de las personas de la zona de donde venía) y su cuerpo sin vello alguno ya que por el deporte se lo depilaba.
Mejor aún, no se encontraba lejos de mi casa, apenas a unos minutos caminando.
El único problema que tenía es que hasta el momento llevaba una vida heterosexual con novia incluso, lo que dificultaba encontrar el momento adecuado para vernos.
Ya habíamos quedado varias veces, pero por uno u otro motivo los planes se iban siempre a la coladera siempre buscando una nueva ocasión, lo que para entonces me hizo perder la esperanza después de tres o cuatro intentos, aun que por dentro estaba que explotaba de emoción cada que me hablaba.
Cuando ya nada pasaría revisé mi celular y encontré un breve mensaje de él contándome que en unos días se mudaría a otra ciudad siguiendo las oportunidades que le brindaba el deporte de la lucha libre y que no quería irse sin al menos conocerme.
Le respondí y acordamos en vernos esa misma noche.
Todo marchaba bien, pero la ansiedad hacia lo suyo en mi cuerpo mientras esperaba la hora que habíamos estipulado.
Para entonces ya iba en mi tercer cambio de ropa interior por que me había venido sin siquiera tocarme en las otras dos.
No esperé ni un minuto mas después de la hora que había planeado salir de mi casa para tomar la puerta a esta aventura.
Caminé hasta llegar al punto que me había citado, mire al rededor si encontrar a nadie.
Así estuve unos minutos hasta que decidí sentarme.
El lugar era algo lúgubre, una zona habitacional con edificios apenas distinguible uno de otro por unas enormes letras que los clasificaban como edificio A, B, C, etcétera.
y entre cada sector se encontraba un caminador con un farol y arboles.
Sin embargo la luz era muy tenue ya que muchos faroles estaban descompuestos, algunos de ellos con luz tintineante y otros completamente fundidos.
Me encontraba apenas a unos metros de uno y apenas y podía ver algo con la luz ámbar y opaca que despedía, que en conjunto con las ramas de los arboles que la bloqueaban no ayudaba mucho.
No se escuchaba ruido alguno, ni siquiera el ladrido de un perro callejero, y mientras esperaba comencé a notar que ya algunos vecinos sospechaban de mi presencia al ver sus sombras en las ventanas, algunos con los brazos cruzados, otros haciendo ademanes que hablaban con alguien en la casa mientras apuntaban hacia mi dirección.
Ya había pasado casi media hora y la situación se volvía cada vez mas incomoda por lo que decidí levantarme para marcharme, cuando de pronto escucho una voz muy cerca y detrás mio que me dice "no grites".
En ese momento me paralice y sentí que la sangre se me fue del cuerpo, la voz se acerco mas a mi hasta que podía sentir el calor de su cuerpo en mi espalda, esta vez casi susurrando me dice "¿vienes a que te den leche putito?", y una mano jala la mía a mi retaguardia hasta colocarla sobre su bulto erecto en el pantalón.
Ahora en mi oído me susurra "toda esta va a ser tuya".
Fue justo en ese instante que volvió la sangre a mi cuerpo y gire para soltarme y defenderme, parando al ver su rostro muerto en risa ante mi primera reacción.
Mi mente volvió en si y puse la mano sobre la cara para cubrir mi vergüenza mientras reía, cosa que duro muy poco cuando acto reflejo me rodea con sus brazos y me sujeta contra su pecho.
Habían pasado ya varios años desde la ultima vez que me abrazó otro hombre, cuando mi padre me dijo que al crecer ya no estaba bien abrazarme, que los hombres debían solo darse palmadas o saludarse de mano.
Y que esas muestras de afecto debía guardarlas para mi novia y mis hijos.
Así había sido hasta entonces, pero la sensación era tan cálida que no me quise separar.
Sus brazos fuertes sobre los míos y sobre mi espalda, mi cara enterrada en su pecho firme y tibio con un enervante olor a hombre, a perfume y al resuello de su aliento mientras miraba hacia mi diciendo algo que no preste atención.
Estuvimos así por unos momentos hasta que me soltó dejando uno de sus brazos por encima de mis hombros y comenzando a caminar, yo solo le seguí el paso.
Mientras caminábamos comenzamos a hablar:
— Pensé no ibas a venir, ya me iba a marchar
— ¡No, como crees? si yo te quería ver
— Pues te tardaste un montón y la gente se ve que quería hablarle a la policía
— ¡Ja ja ja! es que llegó mi mamá a visitarme y mi novia no se quería ir
— ¿Entonces ya podemos ir a tu casa?
— No ¡Que va!, mi jefa sigue allí
— ¿Como le vamos a hacer? Yo no sé de ningún motel
— ¡Ja ja ja! ya quieres que te preñe putito ¡Ja ja ja!, andas urgido.
— ¿Y tu no?
— Si, pero tampoco tengo tanto tiempo.
Tengo que regresar, se supone solo fui a dejar a mi novia.
— ¿Y donde esta?
— No sé, no quise acompañarla.
La subí a un taxi y la mande a la verga (a su casa) ¡Ja ja ja!
— ¡jaja! ¿Y no te da miedo le hagan algo?
— ¡Nah!, por mi que se la coja el taxista, me da igual.
Conmigo ya no quiere jalar.
— ¡Cabrón! y yo si?
— Tu si putillo, sino no estarías aquí ¡Jajajaja! ( y entonces me lame la oreja)
— ¿Y a donde estamos caminando entonces?
— ¡Oh!, a ver que sale, ya verás.
Caminamos hasta llegar a uno de los edificios, al bordo de las escaleras me suelta y me indica —Sube, un poco consternado replico — ¿A dónde?, mejor tu adelante ye te sigo detrás.
— No, yo quiero ir atras.
— ¡Por que? (desconfiando), — Por que quiero ver como meneas el culo mientras subes ¡jajaja!.
Seguimos subiendo hasta llegar al final de la escalera, frente mio solo había una azotea con muros no demasiado altos que solo llegaban a la altura del pecho, y celdas de malla ciclónica para cada uno de los departamentos del edificio.
En algunos había bicicletas con candado, otros tenían herramientas viejas o parrillas para barbacoa, y unos cuantos tendederos con uniformes colgados esperándose a secar.
Volteo y pregunto algo confundido ¿A donde vamos a ir?, el se sienta en el ultimo escalón y me contesta "Aqui".
Sin darle mucha importancia me acerco y me siento a su lado, cuando miro a mi costado lo veo desenfundar su mástil erecto de su pantalón deportivo gris.
Un espectáculo digno de ver.
Comienza a agitarlo desde su base con los dedos y casi instintivamente me incliné hacia su regazo para comenzarlo a engullir.
El primer contacto es siempre el mejor, la temperatura de su glande se podía sentir conforme mi boca de acercaba.
La punta de mi lengua pudo probar las primeras gotas de liquido pre-seminal que emanaban de su uretra, eran saladas y con una viscosidad que duró hasta que su glande chocó contra mi úvula y me hizo toser.
En ese momento el resto de su verga descansaba sobre mi lengua y pude degustar el sabor de su piel mezclado con sudor mientras mis labios sentían el espesor de su hombría, su calentura y su firmeza.
Comencé a subir bajar, sin encontrar resistencia alguna, extasiado por la emoción, el olor de su ingle y su perfume, mi corazón latiendo hasta reventar y el sonido de sus gemidos de placer.
Seguimos así por unos minutos hasta que comencé a ahogarme con el exceso de saliva y su liquido pre-seminal, por lo que intenté soltarme para escupir y respirar.
Al sentir mi reacción sujetó con su mano mi cabeza y enterró su verga más profundo obligándome a tragar todo de una sola vez.
Sin parar ahora fue él quien aumentó el ritmo de una forma casi frenética que hacia sus enormes testículos golpear contra mi cara, lo que no me molestaba en absoluto, sentir su piel suave y caliente contra mis mejillas chocar una y otra vez hasta que paró de una sola vez, pensando así que estaba por terminar.
Puso mi mano sobre su verga para que lo masturbara al tiempo que me besaba en la boca y acercaba mi cuerpo al suyo.
Con uno de sus brazos me sujetaba fuertemente contra sí y con el otro buscaba mi ano con su mano por debajo de mi ropa.
No se en que momento se lubricó la mano, pero con sus dedos masajeaba mi culo intentando dilatarlo salvajemente.
Cual fue su sorpresa al notar que mi esfínter no mostraba mucha resistencia, pues horas antes ya lo había dilatado con un dildo que tenia en casa (relato a parte) horas antes de verlos.
Por lo caliente que andaba sabía que no duraría mucho en pedirle que me penetrara, así que me fui preparado.
El no hizo comentario alguno, sino que aprovechó la oportunidad.
Nos levantamos de la escalera y abrazándome la cintura por la espalda mientras me lamia el lóbulo de la oreja me guió hasta llegar a una de las celdas de la esquina de la azotea quedando empinado hacia el frente con el pecho y las manos contra el muro dejando a su merced mi trasero.
Bajó su cabeza mientras besaba mi espalda por encima de la camiseta y me bajó el pantalón hasta los tobillos, no tardó mucho en bajar mi trusa y comenzar a morder mis nalgas, y después succionarlas como si se trataran de los pechos de una hembra.
Mis rodillas no soportaban mas y sentí caer en un segundo, lo que me trajo de vuelta a la realidad.
Puse mis piernas mas firmes y me sujete firmemente del muro con mis brazos.
Por la excitación no me había percatado de la vista de la ciudad que me ofrecía esa azotea, percibiendo las luces nocturnas y los escasos carros correr por la avenida principal de la ciudad a la distancia.
Podía sentir el aire frío de la noche sobre mi cara al tiempo que su lengua ardiendo u húmeda intentaba penetrarme el orto seguido de un fuerte calosfrío que iniciaba en el abdomen, corría hasta la ingle y paraba en mis rodillas.
En ratos sentía desfallecer del placer y mis rodillas lo denotaban, él se paró estrujó su cuerpo contra el mio y comenzó a restregar su verga entre mis nalgas.
Ardía al tacto y hacia mi culito contraerse en cada embestida hasta que no soporte mas y le pedí — Cojeme" .
El se rió y burlonamente hizo que no me escuchaba y me dijo que le repitiera.
Dije — Quiero que me lo metas", y entonces se agachó y sacó el condón que traía en su pantalón que para entonces también reposaba sobre sus tobillos al igual que el mio.
Se colocó el condón y me hizo tomarlo con la mano para que fuera yo quien lo dirigiera hasta mi propio culo mientras el tenía sus manos cobre la nuca.
Hice el primer intento y empujó suave pero firme, pero no entró.
Lo hice de nuevo y no hubo resultado.
Para este momento confirmaba que era mucho mas grande que el dildo que usaba de 10" y que no era algo que entraria tan a la ligera.
Pero mi lujuria era mucha y eso ya no me importaba, bajó sus manos y puso una sobre mi cadera al tiempo que con la otra sujetaba su verga mientras decía — Ahora voy yo mi reina".
De una sola estocada la metió y quise gritar de dolor pero me contuve mordiendo mis labios.
Un enorme calor inundó todo mi cuerpo y le dije que siguiera.
El sabía que me dolía, pero mientras yo no me quejara continuó aumentando el ritmo una y otra vez hasta que el dolor ya no lo sentía y el va y ven de su pistón era como el de una locomotora que hacia que los dos jadeáramos.
Mi ano estaba que reventaba no se si de placer o si el dolor estaba volviendo, pero yo no quería que parara.
Entonces me dice — ¡Se reventó el condón! , y quiso parar, pero esta vez fui yo quien comenzó a empujar la cadera respondiendole — ¡No me importa, tu sigue dándome!.
El obedeció y aumentó su ritmo hasta que sentí como su cuerpo se comenzó a tensar atrás mio y pude darme cuenta que se estaba vaciando dentro de mi culo.
Nos quedamos parados sin movernos un rato mas hasta que su verga se puso flácida y la sacó de mi ano, me besaba el cuello y se retiró lo que quedaba del condón en su pene.
Me preguntó que si quería que me ayudara a venirme, lo que fue inútil ya que sin darme cuenta me había venido varias veces mientras me bombeaba por que pude ver chorros de mecos frente mio al tiempo que sentía salir los suyos de mi culo todo floreado.
Nos besamos un rato mas y nos quedamos en silencio, miré el reloj y me sorprendió que ya habían pasado mas de dos horas.
No lo podía creer, pero así era por lo que terminamos de vestirnos y el se veía algo apurado.
Se marchó y no volvimos a hablarnos.
Al llegar a mi casa mis piernas aun me temblaban y sentía abierta mi cadera, fui al baño y noté que me salia sangre en unas pequeñas gotas mezcladas aun con semen.
Esperé a que el sangrado pasara y fui al médico, me hicieron pruebas para VIH y salieron negativas tras varios muestreos a su tempo.
El susto pasó, pero lo cogido ¿quien me lo quita? jajaja
———————— Postdata ——————————-
El relato es completamente real, fue una experiencia que espero no pueda borrar el tiempo a menos que sea por otra mejor.
Por seguridad no comparto mas información mía, del chico o locaciones.
Es la primera vez que hablo de ello así que tal vez el texto es algo engorroso y parezca un poco irreal, sin embargo así es como lo recuerdo.
Espero hayas llegado hasta el final y si te gustó me dejes un comentario.
Gracias.
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