No me imagine cuanto me iban a gustar los hombres
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi padre vendió un coche y me mando a dejarlo en Monclova, y mando un camionero para que me acompañara y me ayudara manejar.
Salimos desde el sur de México y nuestro destino era Monclova en el norte de la república. No mucho después de salir el camionero comenzó hablar de sus contactos sexuales con las mujeres, contándome explicito como les hacia el amor, y si no se dejaban se las cogía por el culo. A mí me pareció que él me mentía, pero todo el camino ese primer día me estaba sacando mis experiencias, si me gustaban las mujeres, si alguna vez había cogido, que si me gustaban con chichis grandes o pequeñas, si me gustaban con la panocha peluda o lampiña.
Mi experiencia no era mucha, apenas si había besado a una niña, mucho menos haberle hecho el amor. Él me dijo que este viaje me iba conseguir una puta para que me la pudiera coger.
Cuando paramos a tomar el almuerzo en el cafetín de la carretera, había un hombre con un caballo. El caballo tenía soltado el pene, que era grande y grueso, manchado y lo colgaba y lo meneaba con sus pasos. Me le quede viendo, que hermoso pene que tenía, no quería entrar al cafetín. El camionero me tomo del brazo y me dijo que entráramos que tenía hambre y que si me gustaban los caballos él tenía un amigo con un potrero y me podía llevar y podía ver caballos montar a las yeguas.
Esa tarde ya no me pregunto de las niñas, si no me comenzó a preguntar que como me gustaban los penes, si me gustaban peludos, si me gustaban con capuchón, si me gustaba mamarlas, o pajearlas, que si me gustaba que me cogieran. No sabía que responderle, él se sacó el pene y se puso a pajear mientras que yo manejaba, y me preguntaba si se me antojaba. Me prometió que cuando paráramos en un motel para dormir me iba dar verga, que me iba romper el culo porque a el le gustaban muchachos como yo y tenía muchas ganas de romperme el culo.
Majemos muchos kilómetros, y lo único que pensaba era de que me iban a dar verga. Cuando paramos a tomarnos un café, entro al escusado conmigo y se puso a mear en frente de mí y me dijo que me sacara la verga, y cando me la saque se paró detrás de mí y me agarro la verga y se apretó contra mi culo y me dijo que me pusiera a mear, que iba apuntar por mí. Me bajo el pantalón y me sobaba la verga contra el culo mientras que me pejeaba la verga. Después de dejarme mear, me dio vuelta y me mamo bien duro y me dijo que a la noche me iba tocar y que ya nunca iba tener el culo igual.
Después del café, el manejo pero a las dos horas encontró un motel de camino y tomo un solo cuarto con una sola cama. Sin cenar, ni siquiera averiguar dónde podíamos cenar, me dijo que me pusiera con las manos en la cama y me bajara el pantalón para que me metiera la verga. El aire acondicionado estaba frio, y sentí el viento del aparato sobre mi culo desnudo, y después sus manos que me agarro, y después me comenzó a buscar el hoyo con la verga. Abrí las piernas para acomodarlo y esperar que me desvirgara. Tanto tiempo había pensado en este día, me había imaginado mil cosas, y aquí en este motel de carretera, aquí era donde al fin me iban a coger, y que sensación más perfecta fue.
Me metió la verga poco a poco para disfrutarme más, y yo le empujaba el culo contra la verga, mi deseo era que me la metiera toda, pero me tuve que esperar, el tenía otra idea, y después de cogerme un poco, me saco la verga y me dijo que se la limpiara y que se la mamara, que quería que lo pusiera bien duro, para así metérmela de un solo.
Cuando me volví a poner con las manos sobre la cama, y sentí la verga que me comezón a penetrar sentí que me iba venir yo, pero en ese momento cuando pensaba en que me estaba por venir, sentí el empujón y sentí los huevos de camionero que me pegaban en el culo mientras me cogía. Si yo tenía alguna duda si me gustaban los hombres, el me la quito allí mismo. Me dio una cogida, me cogió hasta que ya no aguanto más y se dejó venir adentro del culo.
Se despegó y me empujo y caí sobre la cama, el parado allí con la verga morada, tome la toalla que había usado cuando lo mame, y le limpie la verga y se la volví a mamar.
Esa noche después de comer una cena dormimos pegados desnudos en la cama, me dejo mamarlo y pajearlo, y le puse el culo para que me volviera a coger.
Fue así que ese viaje aprendí a coger, aprendí a mamar, y aprendí a desear hombres varoniles y fuertes. Yo que salí del colegio siempre sonando con que me cogieran, en mi primera semana de recibido de secundaria, me rompieron el culo, me dieron verga y me hicieron novio del camionero. Si no hubiera sido por el caballo, con ese pene tan hermoso, quizá el camionero nunca hubiera dado con lo que me gustaba, en vez de que me cogiera, me hubiera puesto a coger con una puta.
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