No puedes llevarlo contigo
Episodio dieciséis. Inesperado trío del Rusito con un compañero de clase y con un amigo mayor.
(Resumen del episodio anterior «Todo lo que sube tiene que bajar»: intoxicado por la marihuana, el tranquilo compañero del Rusito se desata y así, el protagonista tiene su primera vez como activo. El otro chico quiere su turno, pero justo en ese momento llega Santi al departamento…)
-¡Ya está subiendo mi amigo! ¡Dale, Miguel: andá a mi cuarto! Te prometo que después me cogés todo lo que quieras.
El timbre del departamento sonó.
-¿Quién es? ¿No será Guadalupe?
-¡Andáte que tengo que abrir!
-¿Y yo qué hago?
-No sé, mirá porno…
De mala gana, obedeció.
Abrí la puerta y recibí a Santi con mi mejor sonrisa. Si lo sorprendió que lo recibiera todo mojado y en slip, lo disimuló. Me dio un beso ligero en la mejilla y entró.
-Tenía que venir a verte.
-Vamos a sentarnos en la cama.
Él advirtió que la colcha estaba arrugada y que en el ambiente se mezclaban olores: perfume, sexo, pizza y marihuana. Sobre todo, marihuana. Traté de explicarle: -La directora le dijo a un compañero de clase que me ayudara a ponerme al día. A lo mejor lo ubicás… Un chico muy bajito.
-¿Uno que parece de primaria?
-Ese mismo. Se llama Miguel y es un pibe muy tranquilo. Estudiamos lo más bien. Pero el tufo a marihuana lo fue intoxicando. Se puso eufórico, desatado… En fin, ahora está en mi habitación…
-¿Tuvieron sexo?
-Sí. Pero no fue mi idea. Él estaba fuera de control, encontró unos juegos eróticos de mamá… y bueno, al final… pasó.
Besé sus labios en un intento de compensarlo. No respondió.
-Estás molesto conmigo. Pero te estoy diciendo la verdad.
-¿Y cómo te voy a creer, Rusito? Yo pensaba que eras un chico inocente al que había que ayudar.
Estaba decepcionado y herido. Le acaricié un hombro: -Sos bueno, noble y valiente, te quiero por eso. Y nunca te mentí.
-Estoy confundido- dijo, con tristeza.
-Dejame darte un abrazo, Santi.
Lo estreché en mis brazos, pero lo sentí lejano. Al final me apartó y dijo: -Tengo que contarte algunas cosas…
-¿Nos acostamos? Vamos a estar más cómodos.
Aceptó. Pero solo se quitó las zapatillas. Que él siguiera con toda la ropa puesta no era una buena señal. Me acomodé a su lado.
-Rusito, el holandés dice que fue víctima de una trampa y que ahora lo estás chantajeando.
-Miente.
-Dice que un tal Marcos se puso en contacto con él para ofrecerle tus servicios sexuales. ¿Es cierto eso? ¿Estás en una banda de delincuentes? ¿Te dedicás a la prostitución?
Suspiré.
-¿Qué más dijo?
-Que la policía le pidió su ADN y él lo dio de buena fe. Pero que tu mamá tiene un plan para seguir extorsionándolo. Que ella lo está haciendo con la complicidad de mi papá, porque son amantes, y que los laboratorios de la policía van a confirmar su paternidad porque están corrompidos. ¡Mierda! ¿Me podés aclarar todo este quilombo?
-Es verdad que Marcos y yo trabajamos juntos. Es verdad que me dedico a la prostitución. Algo te dije cuando me preguntaste por el video porno que hicimos con los gemelos, ese que te excitó tanto…
-Me dijiste que esos chicos te habían pagado. Pero no que te dedicabas a eso…
-Lo siento. Solo te respondí lo que necesitabas saber. Sos decente, para qué te iba a complicar.
-¿Encima te tengo que agradecer?
– Dejame terminar: Marcos y yo nunca planeamos un chantaje. El holandés pagaba en euros, se divertía conmigo unas horas y después cada uno a su casa. Ese era el trato. Él sabía bien mis condiciones: nada que yo no quisiera hacer, siempre con protección y lubricante. Y al principio fue amable. Raro, pero amable.
-¿Raro?
-Él no hacía lo habitual… Usaba cosas. Primero, agua. Hidroterapia erótica. Después, la pluma. Un rato de cosquillas está bien, lo disfruto… pero él nunca paró. Me estaba torturando, Santi. Al final, usó juguetes de sexo sádico.
-Me contó papá que tenía cosas tremendas en una valija.
– ¡Sí! Por suerte apareció esa nena, se dio cuenta de lo que estaba pasando y fue a dar el aviso. Cuando llegó la seguridad del hotel, él me estaba dando latigazos. Me había metido un consolador a lo bestia… ¡casi me rompe los intestinos!
Santi no dijo nada. Tal vez pensaba “Rusito, vos elegiste esa vida”.
-Sabés lo mal que me llevo con tu papá, Santi, pero ahora voy a hablar bien de él. No es el amante de mi mamá. Es solo un cliente. Tiene que pagar, como todos. Mamá tiene decenas de clientes. Tu viejo a quien de verdad quiere es a tu mamá, a tus hermanitos y, sobre todo, a vos.
-No parece- comentó con amargura.
-¡Pero sí, Santi! Y por eso me odia. El amor es celoso.
-¿El holandés es tu papá?
-No sé. Lo sabremos por el ADN. Si no es, no es.
Santi me atrajo hacia sí y empezó a acariciarme el brazo.
-El tipo asegura que ese tal Marcos, tu mamá, mi papá y vos forman una banda.
Era tan absurdo que me reí: -¡Ni mi mamá ni tu papá conocen a Marcos! Nuestra empresa era un secreto.
-No me mentiste, pero no me contaste todo…
-Lo siento, no te quería lastimar.
Sentí sus dedos acariciar mi pelo. Acerqué mis labios a los suyos y esta vez sí respondió. Estábamos besándonos deliciosamente cuando una voz chillona nos interrumpió.
-¡Me toca cogerte, Rusito!
Allí estaba Mike, exigiendo sus derechos. Su cuerpo infantil y desnudo daba ternura, pero el chico hablaba en serio.
-¿Si me cogés, te vas a dormir como un buen chico?
Dijo que lo haría. Santi se sentó en la cama y buscó sus zapatillas.
Lo retuve del brazo: -¡Esperá, no te vayas! Cumplo la prenda del juego y después, nosotros seguimos.
Aceptó y se quedó.
Miguel se abalanzó sobre mí y forcejeamos. Lo dejé ganar. Me inmovilizó con sus bracitos y acercó su cara a la mía. “¡Beso de lengua!”, ordenó y empezamos a besarnos. Sentía el roce de sus pequeños testículos sobre mi cuerpo.
-Me está dando calor- dijo Santi.
-¡Sacate la ropa y sumate al juego!-le propuse, y seguimos transando con Mike.
Cuando nos quedamos sin aliento, Miguel miró a Santi, que ya estaba en slip, y le preguntó: ¿Vos sos del colegio también?
-Sí, pero soy más grande que ustedes. Me llamo Santiago.
-Yo soy Miguel, me dicen Mike… ¿Me ayudás a coger al Rusito?
-¡Eso sería increíble!- dije, para animar a Santi – ¿Y cómo lo van a hacer?
-Estuve viendo porno hasta que se me acabó la batería –se entusiasmó Miguel- Vi cosas muy ricas…
-¿Y te hiciste muchas pajas?- le pregunté.
-¡Ni una! Me estaba reservando para cogerte. ¿Vamos, Santi? ¿Lo cogemos?
Santi no era de fierro.
-Está bien- dijo, sacándose el slip.
-¡Wow!- se asombró Miguel – ¡La tenés grande y tenés pelitos! ¡Mejor metésela vos que sos todo musculoso!
-¿Y vos solo vas a mirar?
Hablaban como si yo no estuviera allí. Decidí intervenir.
-Si me la va a meter Mike, avísenme porque ni me voy a enterar. Pero si me la metés vos, Santi, por favor usá mucho lubricante.
Miguel se ofendió y me hizo cosquillas hasta que me disculpé.
Después le explicó a mi amigo cómo me tenía que colocar para hacer lo que él deseaba.
-Muy creativo, chiquito- le dijo Santi- Pero no somos de goma. Vamos a ver qué podemos hacer…
Yo estaba acostado boca arriba. Santi tiró de mí hasta que mi cola quedó cerca del borde de la cama. Tomó el frasco de lubricante y abriéndome de piernas, puso mis tobillos sobre sus hombros. Sentí sus dedos untando mi orificio de gel íntimo, entrando y saliendo.
Mientras Santi me preparaba, yo había perdido de vista a Miguel.
-¿Lo viste al enano?- le pregunté.
-Está ahí, curioseando en la mesa de luz de tu mamá- me respondió, y con delicadeza, me empezó a penetrar.
Santi tenía un lado salvaje, estábamos cara a cara y lo noté en su expresión. Tal vez sentía rabia por todo lo que había pasado y necesitaba desahogarse. Sus embestidas fueron firmes desde el comienzo.
El gozo de ser cogido por él era doble: me daba un gran placer y a la vez, encendía la esperanza de que todo volviera a ser como antes.
No sabía qué estaba curioseando Miguel, pero me relajé. Santi estaba haciendo un trabajo delicioso conmigo y yo quería disfrutarlo.
-¡Wow! ¡Miren lo que encontré!- chilló Mike.
Vi al enano con un vibrador de mi mamá en la mano: -¿Esto cómo se usa…?
-Dámelo- le dijo Santi. Lo encendió y empezó a acariciar mis genitales con el vibrador. Gemí al sentir su roce en mi pene.
-Igual que en los videos porno: ¡Está dando grititos! –observó Miguel.
-Aprovechá que está entregado- le dijo Santi, embistiendo con más ritmo –¡Hacele lo que quieras…!
Miguel ya le había tomado el gusto a los besos de lengua y buscó mi boca. Su lengüita rosada se enroscaba sensualmente con la mía, mientras sentía sus deditos jugar con mis pezones.
La combinación besos-caricias-paja-penetración fue demasiado para mí. Le avisé a Santi que me venía. Él dejó el vibrador a un costado, tomó mi pene y, con picardía, lo orientó hacia el cuerpo de Miguel.
Al notar que yo había empezado a suspirar fuerte, Miguel giró para ver qué me estaba haciendo Santi.
En ese momento, eyaculé. El disparo le dio directamente en la cara.
-¡Qué asco! ¡Estoy lleno de leche…!
Santi se retiró de mí:
-¿A ver, Miguelito?
El chico, todavía sorprendido, miró de nuevo hacia Santi y recibió otro vigoroso chorro de esperma en su carita.
Yo estaba recuperándome así que no me podía reír. Pero a veces las cosas no son tan graciosas como parecen. Inesperadamente, Mike se largó a llorar. Pensé que estaba fingiendo, pero no era así.
-¡Sos malo, Santi!- sollozó- ¡Sos asqueroso… !
El líquido blancuzco resbalaba por sus mejillas delicadas y goteaba desde su flequillo.
-No pensé que ibas a girar justo en ese momento… y después me tenté. Perdoname.
-Vení, Miguelito…- le dije, y lo abracé para consolarlo. Lloraba sobre mi hombro, como una criatura.
Santi, avergonzado, fue a buscar una toalla y lo limpiamos.
Miguelito siguió abrazado a mi cuello. Sentí cómo su respiración se volvía más regular. Finalmente, se durmió.
-Lo llevo a tu cuarto- susurró Santi.
Lo cargó con facilidad. Yo los acompañé y abrí la ventana para que estuviera bien ventilado. Ya le pasaría la resaca. Salimos, cerrando la puerta.
Volvimos a la cama y nos acostamos, cara a cara.
-No quería que el pendejo se sintiera mal.
-A veces pasa. Sin querer, herimos…- dije, acariciando sus rulos oscuros.
-¿Me vas a dar una lección?
-No, Santi… – me reí- ¡Qué tremenda cogida me pegaste, bestia! ¡Sos un toro! Y no sabía que dominabas el vibrador…¿Cómo…?
-Viendo porno.- sonrió.
Su lengua buscó la mía y nos besamos.
-¿Cómo se despertará mañana? ¿Se acordará?
-Ni idea, Rusito, nunca me drogué. ¿Vos?
-Ni drogas ni alcohol…-dije.
-Un chico modelo.
-Modelo de ropa interior- dije, bostezando- ¿Me abrazás, Santi?
Fue una buena noche.
Temprano, Santi se despidió. Le pregunté si estábamos bien. Dijo que sí y nos despedimos con un beso largo. Me di una ducha y me vestí. Estaba preparando el desayuno (pizza fría y café con leche) cuando apareció Miguel, cubriéndose con una toalla.
-No encuentro mi ropa…- dijo, preocupado.
-Buen día, Mike… Tu bolso está al lado de la cama.
Tímidamente, se vistió. Había vuelto a ser el de siempre.
-¿Cómo te sentís?- quise saber.
-Más o menos… Tuve sueños muy raros…
-¿Te duele algo?
-Me duele la cabeza. ¿Tenés una aspirina?
Le alcancé una tableta y un vaso de agua. Hablamos. Él solo recordaba que habíamos estudiado a los egipcios, que habíamos comido pizza, todo lo demás se había borrado de sus memoria. No pude evitar sonreír.
-¿Por qué te reís? ¿Hice alguna pavada? A veces hablo solo de noche.
-Tranquilo, Mike. Sí, escuché que decías algo…
-Soñé que había otro chico. Uno alto, musculoso, de rulos… y unos dados gigantes rodaban… ¿Me habrá caído mal la pizza?
-Quién sabe. Para mí está buenísima. ¿Café con leche?
-Café solo. Odio la leche. ¡Me da asco!
– Sí, creo que ya me lo habías contado.
Desayunamos tranquilamente.
(Continuará)
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Episodios anteriores de esta serie: (1) La suerte de una buena carta – (2) Los juegos que la gente juega – (3) Todo tiene su precio – (4) La dorada obsesión – (5) Ojos de serpiente – (6) Ya no quiero volver a casa – (7) El as de espadas – (8) Nada que perder – (9) Un sueño dentro de otro sueño – (10) Yo robot – (11) Eclipse total – (12) El silencio y yo.– (13) Lucifer – (14) Pirámide – (15) Todo lo que sube tiene que bajar.
- Todos los episodios llevan el título de alguna canción del grupo de rock progresivo «The Alan Parsons Project»
Me encanta 😍
Adria, ¡muchas gracias! El próximo episodio tendrá una sorpresa para vos.
¡Amo mi sorpresa!! ❤️😍
Gracias, totales!!!
¡A vos, amigo!
Me encanta esta serie de relatos, me ponen muy cachondo. Excelente relato.
¡Muchas gracias por leer y comentar, Danisampedro91!