No se sabe si lo hemos visto todo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya me conocen por los relatos que he contado anteriormente, como: Mis encuentros con Esteban y sus hermanas.
Les cuento que en una visita hecha a la casa de Esteban un día sábado, lo consigo limpiando unos zapatos y le pregunto que si tenía alguna fiesta, a lo que él me contesta que no y que aquellos zapatos se los había mandado una vecina para que se los limpiara y que ella le pagaría por hacerlo. Después que los zapatos estaban limpio, (comento, los zapatos eran talla 40 de caballero), me pidió que lo acompañara a la casa de la señora quien vivía detrás de la casa de él para llevarlos. De momento yo pensaba que el dueño era algún señor o el esposo de la señora, al llegar a la casa la señora nos hace pasar y le paga a Esteban la limpiada de los zapatos, cuando nos disponíamos a retirarnos, la dama le pregunta a Esteban que si tenía algo que hacer en horas primeras de la tarde, a lo que él contestó que muy poco y preguntó como para que sería. La señora le dice que ella necesitaba ir al médico y que no podía llevarse a su hijo y tampoco podía dejarlo solo. Lo que menos me imaginaba era que el hijo de aquella dama tenía unos 22 años y tenía algo de retraso en su evolución personal. Esteban me pregunta que si tengo problemas para quedarme a acompañarlo y le respondo que no. A la una de la tarde vamos a la casa de la señora y ella le dice a Esteban que el niño no es agresivo y que podíamos quedarnos en su cuarto jugando con él.
El joven tenía tv y era todo lo que hacía durante el día. La señora se marcha y nosotros pasamos al cuarto a conocer al niño, mi sorpresa fue total, aquel joven era todo grande, de color de piel blanca, gordo por no salir mucho, alto, vestía una franelilla sin mangas y un interior de esos que usan los viejos, tipo short y con la bragueta sin sierre. Cuando él joven nos vio, se sonrió y nosotros igual, nos sentamos en el borde del colchón donde dormía, no usaba cama. En la tv pasaban caricaturas y el reía de vez en cuando por algún chiste que le hacía gracia. En uno de sus movimientos al joven se le sale del interior su pene por la raja delantera, mi sorpresa fue ver aquello, era tan enorme como el chico, su área era grande, largo, blanco y en mi mente imaginaba que si lo agarraba así flácido no alcanzaría a cerrar mi mano sobre aquello, Esteban veía de igual manera ese monstruo, creo que la naturaleza sabe lo que hace, él joven se dio cuenta de nuestras miradas y con señas nos indicaba que lo tocáramos. Yo no salía de mi asombro y Esteban menos. Me animé y acerqué mi mano a aquella tremenda barra de carne y era suave, Esteban al verme se animó y también puso su mano en aquello.
Él joven solo reía y de pronto aquella serpiente dormida comenzó a ponerse dura, crecía y crecía, era descomunal. Al llegar a su plenitud puedo decir que tenía de largo unos 22 cm y de ancho no alcanzábamos a cerrar nuestras manos sobre él. Aquel tremendo pene se fue calentando y ese calor lo sentíamos en las manos, yo tomé la iniciativa y comencé a masturbarlo y él solo respondía con rizas. Esteban por su parte seguía el ritmo que yo tomaba, éramos dos manos masturbando aquel garrote, de un momento a otro comenzó a libar su líquido preseminal y aquella verga se puso lubricada. Yo siempre tomaba la iniciativa y después era seguido por Esteban, tome en mi boca aquel guevote y no me cabía, le pasaba la lengua por el glande y él chico se acostó a lo largo en su colchón, estaba disfrutando de mi mamada, luego me retiré y le ofrecí a Esteban aquel manjar, Esteban no tenía mucha experiencia pero hacía prácticamente lo mismo que yo. Con tanta excitación me saque mi pene que estaba a reventar y me comencé a pajear, lo mismo hizo Esteban. El chico jadeaba y reía con los ojos cerrados, me armé de valor y dije a Estaban que trataría de meterme aquello y se rió y me dijo trata mientras yo lo sobo.
Me quité mi short e interior y quedé solo en franela y me puse encima del chico mientras Esteban le sujetaba el pene apuntándolo hacia mi agujero. Cuando comencé a bajar para quedar sentado en aquella bestia, solo pude llegar a medio meter la cabeza porque era tan grande que al intentar me dolía demasiado, yo pedía a Esteban que tratara de echar saliva en su cabeza a ver si pasaba y así lo fuimos haciendo, de un momento a otro conseguí que entrara la cabeza, el dolor era insoportable pero el placer tenía mayor fuerza, así estuve un rato, subía y bajaba haciendo entrar aquella cabeza en mi culo hasta que se acostumbró y luego comencé a bajar más para que entrara lo más que pudiera, el chico reía y hacía movimientos nada sincronizados yo cabalgaba en aquella tranca, en un momento siento que se hincha su verga dentro de mi culo y siento los chorros de leche, el chico a sentir aquello se retorció dejando mi culo abierto y él derramó su semen sobre el colchón, Esteban veía atónito el espectáculo, me quité de encima del chico y le agarré su pene y lo pajeé hasta que botó la última gota de líquido, se lo limpiamos con una ropa sucia que estaba en una cesta en una esquina y dejamos todo igual, el chico solo reía y nos tocaba como en agradecimiento, creo, al rato llegó su mamá y nos fuimos a la casa de Esteban y pasamos a su cuarto para hablar del tema, habiendo quedado los dos sin eyacular, nos dimos una vuelta, Esteban me lo metió y llegó de una vez y lo mismo hice yo con él, al meterlo en su culo estalle en tremendo orgasmo.
Ese día hablamos del tema, reíamos y en la noche nos dimos cogidas como nunca. Esteban después de unos días, me comentó que le tocó quedarse con el chico una tarde y pudo hacer que el chico se lo metiera y que él por su parte se lo metió al chico, pero ese episodio lo cuento luego.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!