Noche de pasión desenfrenada
Me confíe de un amigo de Papá y de la familia, que me hizo pasar una feroz noche de sexo. Relato 2.
Tendría unos 15 o 16 años, quedé en reunirme con unos amigos en un centro comercial para pasar un rato, entre ellos se encontraba «MA», mi amiguito desde mi niñez, como he comentado antes, resaltaba su amaneramiento, pero era muy divertida su compañía, estábamos de vacaciones con nuestras familias, nos encontrábamos un nutrido grupo de diferentes edades, en un momento inesperado llegó el padre de «MA», el DR.F», un señor maduro por demás interesante, precioso no solo a mi manera de ver, ya que algunas de nuestras amigas lo comentaban discretamente, le sentía incomodo cada vez que yo me paraba de la mesa o cuando alguien me invitaba a dar una vuelta o me llamaban aparte para decirme cualquier chisme, desde hacía unos cuatro años atrás se convirtió en mi amante furtivo, por tanta insistencia y por dejarme llevar por mi amigo «MA» (Su hijo) que constantemente servía de correo a su papá para insinuarme muchas cosas, hasta que sorpresivamente por circunstancias nos hicimos amantes, en otra oportunidad contaré lo sucedido, lo cierto del caso es que el «DR.F» se instaló en el grupo, invitó helados, refrescos mientras él tomaba cerveza junto a otros chicos del grupo, en una de esas ya al mediodía nos invitó a comer pescado a orillas de la playa, todos subimos a su hermosa camioneta blanca doble cabina, llegamos a un restaurant en el cual papá y él eran socios, nos dirigimos a un reservado en un segundo piso por donde se podía apreciar casi que toda la playa, no dejaba de mirarme casi que hablándome con los ojos, algunos del grupo decidieron dar una vuelta por la playa y me uní a ellos, no sé como pero consiguieron un balón de voleibol y jugamos un rato, el «DR.F» se quedó libando cerveza, bajo uno de los muchachos y nos informó que estaban sirviendo la comida, al llegar nuevamente a la mesa, noté la enorme molestia que tenía el Doctor conmigo, no me dirigió la palabra, la verdad que no me importo, comimos, departimos, incluso algunos bailaron, pasaba el tiempo y los tragos hacían mella en los que estaban bebiendo, casualmente llegó mi familia, padres y mis hermanos, juntaron más mesas, le pedí a papa la llave de su oficina porque tenía ganas de orinar desde hacía rato, no quise entrar en los baños públicos del negocio para no identificarme con ninguno de los dos sexos y evitar comentarios, al salir mamá me llamó y me pidió que la acompañara al baño, luego salimos y bajamos a la planta baja del negocio que estaba repleto de comensales, se consiguió con una compañera de trabajo y su familia, la amiga de mamá todavía vestía su uniforme de conjunto rosado claro de médico, parecido a los de mamá, tenía en el bolsillo derecho su nombre, dijo que su esposo la busco al salir del hospital para comer en familia, era una señora muy guapa también con dos hijos casi de mi edad y a los cuales conocía, le dije quienes andaban en el grupo y entusiasmados fuimos al piso superior, todos nos conocíamos, de pronto empezaron a inventar que haríamos el resto de la tarde y la noche. no se ponían de /acuerdo, a último momento el «DR.F» ofreció generosamente que nos quedáramos en una posada de su propiedad que tenía playa privada, piano bar, cabañas, sillas playeras y podíamos hacer fogata, en fin, pinto un panorama que era imposible rechazar, cada quien comenzó a llamar a sus padres para el permiso correspondiente, yo hice lo propio con mis padre y hasta los invité tanto a ellos como a mis hermanos y hermanas, pero tenían otros planes acorde a sus edades y amistades, obtuve el permiso como el resto de los demás, el «DR.F» y mi padre se instalaron hablar del negocio y de otras cosas que tenían pendiente, llegó el momento de la despedida, los últimos dos amigos tenían otra camioneta doble cabina y todos nos acomodamos como pudimos, nos fuimos a la posada, el doctor mandó acomodar varios cuartos dispersos como para 25 personas, cada quien escogió donde dormiría, preferí escoger quedarme a orilla de la playa como la mayoría decía que lo haría.
Al llegar se apreciaba que estaba bastante concurrido, había música en vivo y parrilladas por doquier en cada cabaña junto al mar, era normal que las personas estuvieran ligeras de ropa, algunas con hermosos cuerpos tanto hombres como mujeres, así como chicos y chicas, en mi caso llevaba puestos unos bermudas de lycra blanco y una camisa deportiva a rayas, manga larga, me recogí las mangas, mis amigas me hicieron un lazo más arriba de mi cintura, me opuse pero no quería mostrarme tampoco chapada a la antigua por lo que decidí quedarme así, me incomodaba un poco porque de esa forma resaltaba mi silueta y mi pequeñísima cintura y amplias caderas, por ello pasé a ser vista como una chica más, pero como estábamos en confianza no me importo mucho, todos me conocían, «MA» le dijo al encargado que nos pusiera al menos tres meseros allí, y que nos habilitara una cabaña para hacer una parrillada.
Se unieron al grupo otros chicos y chicas que estaban de huéspedes en la posada, la verdad que el grupo era numeroso, habían unos seis muchachos incluyendo a «MA» que se notaba su género sexual, seguro habían otros más agazapados como en efecto sucedió y se destaparon más tarde, como es natural cuando hay tantas personas reunidas se hicieron otros subgrupos afines a sus gustos, unos cantaban, otros bailaban, otros más cortejaban a las chicas, en fin era totalmente heterogéneo ese compartir, yo no fui la excepción, me uní al grupo donde cantaban y bailaban, producto de las bebidas no faltó quien me cortejara e invitara a bailar, a jugar cualquier cosa, hablar, cantar, pero todo era muy sano y muy divertido, llegaron algunos amigos, padres y madres de los que estaban allí reunidos, entre la multitud algunos aprovechan para mirar descaradamente o no a las chicas, intentar algo, pienso que es normal que eso suceda, la verdad que no me incomodaba las miradas, es más en el fondo me agradaba en parte, siempre y cuando no se tornara atrevido, vulgar o acosador, ya que muchas miradas se tornan lascivas, morbosas e incomodas, me daba cuenta que el «DR.F» al darse cuenta de ello fruncía el ceño en señal de malestar, en más de una oportunidad dando muestras de celos me llamo para decirme con mucha discreción:
. – Estoy muy molesto contigo, ¿no te das cuenta cómo te están mirando?, ¿Porque carrizo te has recogido la camisa de esa manera?, te vi jugando la botella, bailaste con una chica y con el hijo de «J», vi cómo te apretaba y te decía no sé qué vainas, no quiero verte bailar con nadie, tú bailas solo conmigo, tampoco quiero que vayas a tal o cual grupo, te quedas cerca de mí, no que hables con el hijo de «J», está detrás de ti, incluso ahora mismo lo veo mirando a todas partes buscándote, te comportas por las buenas o por las malas.
Su arenga de celos me dio risa y fingiendo que no sabía de lo que me hablaba le respondí:
. – No sé a qué te refieres, no me doy cuenta de quien me mira o no, además no estoy haciendo nada malo para que me digas que me comporte, me estas faltando el respeto, si lo deseas me voy, para eso inventaste traernos acá, para controlarme y vigilarme.
. – Si, tú muy bien sabes que los invité a todos para acá, para estar contigo, para verte y compartir los dos, eres mi princesa, eres mía.
. – No me trates como mujer, no soy tu princesa, déjame en paz, si hubiese sabido esto no vengo, me estás amargando el rato, no sé qué estás pensando de mí, pero es muy feo, te agradezco me respetes.
. – Ven vamos a mi habitación y hablamos allí, te necesito ahora mismo, nadie se dará cuenta que no estás, tú bien sabes que desde hace años eres mi mujer, te respeto, disculpa lo que te dije pero es que los celos me abordan, tú no te das cuenta de lo que sucede a tu alrededor, basta con verles la cara a esos babosos, quiero que pasemos la noche juntos mi amor.
. – Te dije que no me trates como mujer, me molesta que me trates así, no tienes derecho, ya te dije que me dejaras en paz, es más, voy a llamar para que me vengan a buscar, no tolero tu trato, odio cuando te pones así, pareces enfermo, no pensé que maquinaste todo esto para otra cosa, ya sabes, me voy.
. – ¿Que vas a decir?, que tu marido te está molestando, o que no quiero que exhibas tu cuerpo porque eres mi mujer desde hace años, se van a preguntar y a inferir que algo te pasó, o a tus amigos ¿qué le dirás?, está bien gata, tú ganas, te dejaré tranquilo, ¿te gusta así?, que te trate como no quiero ni como lo que no eres, te he dicho millones de veces que no puedes esconder lo que eres, pero eres obstinado, o mejor dicho eres una niña malcriada, acostumbrada hacer lo que quiere, como te dije tú ganas, pero por favor, no te vayas porque se acaba todo ahora mismo y los corro de mi vaina, tú tendrás que explicarles el cambio de planes, le diré que te pregunten a ti que pasó, quiero que sepas que te amo con todas mis fuerzas, eres lo más especial que tengo, te repito no quiero que te vayas, quédate, si tú lo deseas me voy yo, solo dímelo y me voy, ¿Eso quieres, dime la verdad si tanto me odias?.
. – No te odio, no quiero que te vayas, pero tampoco quiero que me celes, que me trates como una chiquilla, que me trates como mujer cuando no me siento mujer por lo menos en este momento, me divierto sanamente, quiero pasarla bien, porque no te unes a nosotros, puedes hacerlo, cantas, bailas, tocas la guitarra muy bien, no veo porque no te integras.
. – No voy hacer el estúpido, son puros muchachos que se conocen todos, no me siento cómodo, prefiero verte a lo lejos y cuidarte, eres muy ingenua, te crees que te la sabes todas más una, pero basta con ver los toros de lejos y darme cuenta quienes te buscan y quienes te devoran con el pensamiento, al igual que a las otras muchachas, no creas que todo es color de rosa, observo como las rozan, las tocan a Uds. discretamente, hasta te aseguro que hay más de una apuesta, en que alguno conquista y besa a una chica, o también que la toca, que la enamora, todo es un juego lascivo, pero ustedes no se dan cuenta, así somos y actuamos los hombres, lo sexual es lo prioritario, me doy cuenta que tú no piensas así ya sabes si te atreves a irte se acaba todo, creo que…
Le interrumpí:
. – No creo que todo sea como dices, es mentira, te dejas llevar por pensamientos distorsionados y muy malos, no es justo, me voy a quedar, pero por favor no me molestes más con tus ataques de histeria, déjame tranquilo, no pasa nada, me he tomado en todo este tiempo dos bebidas nada más, me siento normal, muy bien, no estoy haciendo nada malo, si baile con Carolina y con Javier pero piénsalo, es un juego de penitencia que te obliga hacer lo que se acuerde si la botella te señala a ti, solo baile, también hice una carrera alrededor de la churuata porque perdí, ¿Qué tiene eso de malo? y aun cuando no lo creas si me doy cuenta de absolutamente todo, me sé cuidar.
. – No te das cuenta coño, la carrera seguro fue ideada por los muchachos, ¿Sabes para qué?, para verlas correr a ustedes, para morbosear, es así de simple, a tu edad tuve cientos de veces en esos juegos, besé muchas chicas, las baile, las mirábamos, los tiempos cambian pero no las intenciones, ¿Entiendes?
. – Eres terrible y mal pensado, todo lo llevas al sexo, no creo que nadie este pensando como tú dices, me sé cuidar, entiéndelo tú.
Luego él habló con cierto sarcasmo y una supuesta inocencia.
. – ¿Te sabes cuidar?, me agrada que así sea, puedes que tengas razón que yo estoy viendo lo que no es y me imagino que todos te comen con los ojos, no es mi intención hacerte sentir mal, no eres tonta, tú sabes muy bien que despiertas pasiones entre los hombre, la mayoría de las chicas lo saben, solo espero que de vez en cuando vengas hablar conmigo, me acompañes un momento, puedes venir acompañada, perdón quise decir, «acompañado», o mejor dicho, en compañía de quien desees, solo eso voy a pedirte, que te acuerdes que estoy aquí para ti, ¿Lo harás, lo prometes?.
. – Esta bien lo prometo, por favor no tomes más, creo que esta bueno que pares un momento, no me gustaría verte embriagado.
Tomó mi mano entre las suyas, luego pronunció:
. – Bueno puedes irte, seguro te están extrañando, estas muy bella, me encanta que seas tan testaruda y coqueta a la misma vez, te hace más interesante y deseable, quiero hacerte el amor como nunca mi niña.
. – ¿Te das cuenta?, odio que me trates de esa manera, no avanzamos, no sé qué pensar, sigues irrespetándome.
. – Tienes razón, disculpa de nuevo, recuerda que estoy aquí, me gustaría terminar la velada contigo y darte una linda sorpresa con pasión desbordada.
Por un momento me desequilibré, mis pensamientos me traicionaron imaginando tantas cosas junto a él, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, al volar mi mente tan rápidamente en lo que me prometía, me provocó decirle que deseaba descubrir esa sorpresa, en eso se acercó un mesero para preguntarle si le llevaba otro trago, a quien le dije:
. – Mejor tráigale un helado de coco que le encanta, él sonrió y asintió con un movimiento de cabeza, llegó «MA» sentándose a la mesa, el mesero se dirigió a mi:
. – ¿De qué sabor es el suyo señorita?, y ¿el suyo jovencito? dije:
. – Igual de coco con leche condensada para los tres.
El «DF.F», llamó al mesero encargándole algo, luego me dijo:
. – No te molestes con lo que voy a decirte, ¿te diste cuenta que el mesero te llamó señorita y a él, jovencito?, como vas a esconder lo que eres, (aclaró que el «DR.F» no sabía de mi intersexualidad).
«MA» comentó:
. – Papá, déjalo tranquilo, cada quien es y se siente como más le gusta, eso molesta y lo hemos hablado muchas veces, se dirigió a mí agregando:
. – Estás perdido, no te encontraba, supuse que estabas aquí, te buscamos para que tocaras un rato la guitarra, algunos están bañándose a esta hora, pero ya sabes lo que están haciendo en el agua, otros se fueron a caminar y algunos están en las cabañas, ¿Qué estarán haciendo?, soltó una risotada.
El «DR.F» se dirigió a «MA»:
. – Coño hijo, compórtate un poquito, no seas tan… ya sabes.
. – Papá no cambias, me conoces, siempre corrigiendo a los demás, no seas tan amargado, no me importa la gente ni lo que piensen, Shey, ¿Qué piensas tú?
. – Nada, cada quien es como es.
Hizo su aparición el mesero con el pedido en mano, eran tres enormes platos llamados «Mix de helado», una combinación de frutas, helados varios sabores y alcohol dulce que se confundía con los sabores, es delicioso, riquísimo para cualquier gusto, el Doctor se veía feliz al ver nuestras expresiones de sorpresa, pero su cara de felicidad no duró mucho, se acercaron los hermanos que nos tropezamos en el restaurante, más o menos de unos 17 a 19 años, eran altos y muy lindos, el mayor y más guapo se acercó saludando y pidiendo disculpas me llamó aparte, me dio un papel con su número de teléfono a la vez que se despedía de mí con un beso en la mejilla, y un apretón de mano al Doctor y a «MA», cuando me senté el «DR.F» me arrebató de la mano el papel, el cual tenía escrito:
«Un placer haberte conocido mejor bella dama, como no me distes tu teléfono aquí está el mío, escríbeme por favor, besitos bebé, la invitación sigue en pie».
El Doctor hervía de la rabia, le notaba muy molesto, como que no podía creer lo que había presenciado, el escrito y el beso de despedida, entonces iracundo sentenció:
. – Gata, ¿te das cuenta que no me equivoco?, no le diste tu teléfono pero vino a darte el de él, ¿con qué intención?, salir contigo, ¿Para qué?, ya lo sabes, en definitiva, jovencita las canas no son de adorno, no me equivoco en lo que te digo.
Pensé que estaba excediendo los límites, no toleraría otro arrebato de celos e insultos, hice el intento de levantarme, «MA» me detuvo y le dijo a su padre:
. – Por favor basta, no pasó nada, le quitaste el teléfono, el muchacho vino a despedirse de él como un amigo más, es normal que lo confundan con una chica, lo que debes ver es que vino porque él no le dio su teléfono, ¿qué te dice eso?, bueno vamos a comernos el helado en paz, pero la cosa no paró allí, parece que los hermanos se dieron cuenta que me arrebataron el papel con el número de teléfono, no pasaron 2 minutos cuando se presentó nuevamente el hermoso galán pero esta vez con una guitarra dedicándome una hermosa balada llamada «El último de todos tus amores», no voy a negar que me impactó su gesto tan romántico y galante, me tomó por sorpresa, sentía nervios y hasta un poco de vergüenza con solo saber que el padre de «MA» ardía de la rabia, el «DR.F» se levantó violentamente retirándose de allí, el chico hermoso volvió a darme nuevamente su número, repitiendo su despedida con un beso.
Luego llegó el Doctor, comimos casi que en silencio, hasta que el Doctor fue rompiendo el hielo, luego nos reíamos los tres, me pidió el papel que me habían dado y se lo entregué, lo guardó, cuando terminé el helado me sentía bastante mareado, me di cuenta que el mismo tenía una generosa carga de licores dulces, todo me daba risa, «MA» me invitó a que fuéramos a la playa, a lo lejos se veía que los muchachos estaban alrededor de algo, había una rueda de donde se oían risas, silbidos, música, al llegar nos dimos cuenta que bailaban tambor, me sacaron a bailar y no lo pensé, el licor otorga como que una libertad de acción, estuve un largo rato bailando tanto con muchachas como con los muchachos, me dieron varios tragos de licor que acepte y mi mareo se agudizaba al igual que mis risas, tuve que sentarme en la arena, tenía náuseas, gritaron que todos a la playa, salí a la carrera también, el agua fría me hizo sentir muy bien.
. – Un par de amigas me preguntaron sin rodeos:
. – ¿Te empataste con Javi?
. – No, nunca habíamos hablado antes, solo saludos, apenas lo conozco, ¿Porque preguntan?
. – Te dedicó una serenata, antes de irse dijo casi gritando: «me voy enamorado de Sheylle», será mi novia, hasta luego muchachones me cuidan a esa Bebé. Nos reímos, aclarando que no había nada entre nosotros, sin embargo, miento si digo que no pensé en esa posibilidad, no porque me llamaba mucho la atención sino que todas no hacían más que hablar de lo lindo que es, de su forma de ser, su talento, en resumen, el novio perfecto. Salimos de la playa se quedaron unos pocos en lo suyo, pensé en caminar un rato para quitarme el resto del mareo, me alejé caminando por la orilla de la playa, sin rumbo fijo, mientras caminaba pensaba en muchas cosas más, como lo dicho por el Doctor de darme una sorpresa, de su supuesto amor, que no le creía, sabía que solo quería estar conmigo por sexo.
De pronto sentí que me jalaron del brazo, di un pequeño grito por lo inesperado de ese agarrón, era el «Dr.F»:
. – ¿Qué sucede, te asustaste?, te seguí porque te ví alejarte sola, debes tener cuidado pequeña, es riesgoso a esta hora, aun cuando nunca ha pasado nada, pero uno sabe cuándo será el mal día, no dije nada, solo miraba sus pies, en total parálisis, me preguntaba ¿Qué me pasa ahora con este hombre?, de pronto sentía frío al verle, seguramente se dio cuenta, cargándome en sus brazos me dio un gigantesco beso en mis labios que accedí sin reparo.
. – Bájame por favor que nos pueden ver.
. – No importa, es un hombre y una mujer que se aman y se besan, no hay problema mami. Su aliento apestaba a licor, lo que quiere decir que siguió bebiendo.
Me cargó mucho mejor y me conducía en sus brazos donde estaban las últimas cabañas de la posada, vi salir de una de ellas a un hombre que hizo como especie de señas y al pasar cerca de nosotros me di cuenta que era el mesero, me imaginé que, igualmente así como la fiesta también preparó ese sitio, que supe no era el habitual de él.
. – Mi amor he anhelado este momento todo el día, me tienes en ascuas, quiero comerte todita mi reina, me tiemblan las piernas del deseo de estar contigo.
Una vez solos en la cabaña, me llevó a la habitación quitándome la ropa al propio tiempo también lo hacía él, notaba su excitación, su miembro erecto como una roca palpitante, le dije:
. – Quiero quitarme el agua salada, vamos al baño.
. – No mi princesa, me gusta como sabe tu tierna piel, después te bañas ahora te quiero tal como estas, primero voy a enseñarte a respetar a tu macho, no te van a quedar más ganas que nadie te sonsaque, me llevó a la pared me colocó de espaldas a él, presionando mi cuerpo contra su cuerpo y ese pedazo de concreto, no pude hacer más que poner mis palmas de las manos en la pared para amortiguar sus embates desenfrenados, frotaba su penesote en mis nalgas, parecía enloquecido, estaba irreconocible, balbuceaba cualquier cantidad de disparates, apretaba mis pequeños senos, piernas, cintura, hasta su temperatura corporal estaba alta, su pene durísimo, hasta llegué a decirle que me asustaba su comportamiento, le rogué que se detuviera, no me gustaba lo que estaba pasando.
. – Hoy te portaste mal pequeña puta, me provocaste todo el día con este rico culote, parecías una perra en celo, tenías a todos detrás de ti queriendo cogerte y tú seguías provocando a todos, estas muy puta, eres una niña mala, vas aprender a respetar a tu macho, cuando yo te diga que te quiero coger es que te quiero coger.
Primera vez que él me hablaba tan grotesco, sus palabras de alguna manera me excitaban, era como otro portal sexual que no había experimentado, no dejada de maraquear con dureza mis nalgas que hacía estrellar mi abdomen contra la pared, parecía una máquina sexual incansable, besaba mi cuello y orejas, bajo rápidamente hacia mi cola, tenía una especie de monólogo, en voz alta, decía:
. -Que rico culo, es todo mío, déjame ver si está hambriento de guevo, ví cuando bailabas tambor a esos imberbes queriendo cogerte, hasta los mariquitas se alborotaron con tú rico culo de puta.
Con ambas manos abrió de par en par mis nalgas, pasaba su lengua por allí, luego con la yema de un dedo en mi entrada lo punza dentro y lo saca repetidas veces, y diciendo al mismo tiempo
. – Uyyy esta culote esta hambriento, pide guevo, mira cómo palpita el culo de esta puta, tu totoncita esta aguadita mami, también quiere su ración de guevo y leche.
Sin mediar palabras, dejó caer una nalgada y me apretó con cierta fuerza, me decía, te voy a castigar por ser una chica mala, luego otra nalgada más que me hizo soltar un pequeño grito ahogado, no sabía que me pasaba pero me excitaba su actitud tan prepotente, lo sentía tan dominador que mis fluidos no dejaban de salir, luego fueron dos nalgadas más seguidas.
. – Oyeeee, me duele, ten cuidado por favor, no me gusta me trates así
. – Callate puta, te portaste mal, recién comienzo contigo, eres mía, mi mujer, mi puta, te gusta provocar a los hombres, una niña queriendo ser mujer y puta.
Sin darle oportunidad de responderle volvió a sonar mis nalgas, giró mi cara hacia él, pasando su gran lengua por mi rostro con abundante saliva olorosa a licor, me asqueaba lo que hacía, parecía fuera de sí, hasta llegué asustarme, no encontraba que hacer para que se calmara.
. – Dime que eres mi puta, qué quieres que te coja como nunca.
Sentía que me lastimaba no solo físicamente sino moralmente, le supliqué que no me tratara así, que no me estaba gustando.
. – Entonces dime que eres mi puta, porque de lo contrario esto se va a poner peor.
. – Está bien, soy tú puta, quiero que me cojas como nunca pero por favor no me pegues más.
. – Estás lubricando, eres muy puta, te gusta que te trate así, mira como estas de aguada, comenzó con un dedo acariciando mi minúsculo pene, sentí espasmos, estaba teniendo un glamoroso orgasmo, mis piernas comenzaron a temblar, no podía sostenerme en pie, me cargó de frente y puso mis piernas a cada lado de sus hombros, su boca quedó frente a mi pubis, comenzó a succionar rabiosamente, me causaba dolor pero placer a la misma vez, mis manos tocaban el techo, seguía recostado a la pared, no soportaba tanto placer, le apreté su cabeza hacía mi para sentir la profundidad de su lengua hurgando mi diminuta conchita, era imposible no darme cuenta mi excesiva lubricación, mis gemidos eran sonoros, todo mi cuerpo temblaba sin cesar, él relamía mi concha y sus fluidos.
Luego me bajó al piso y me hizo recostar a la pared nuevamente, su hábil lengua horadaba mi ano hambriento de pene, su poderosa lengua no paraba de darme placer, no era como las veces anteriores, había más lujuria, pasión, madre mía que tenía este hombre, lamía mis flujos, pensaba que se deleitaba con ellos, luego me dijo con voz autoritaria:
. – Mamame el guevo chica mala, hoy estás castigada por puta.
Mientras hacía lo que me ordenaba él parecía follarme la boca, movía la cintura con frenesí, hasta que llegó el momento que me sujeto con demasiada fuerza hasta que se vino profundamente en mi boca, me daban arcadas pero no me soltaba, se aseguraba que tragara hasta la última gota, su sabor dulzón me llegó al estómago, me llevó a la cama e intentó penetrar mi vagina, obvio que por tener el problema físico que he comentado no lograba hacerlo, por ello, me dio vuelta y mis nalgotas quedaron expuestas a él, abrió mi ano con total maestría, su cabeza rosada y dura me penetró con suavidad pero con firmeza, le pedía que se detuviera, que me dolía, mientras él contestaba:
. – Puta ahora si te duele, no pensabas que el guevo me dolió toda la tarde mientras te veía puteando con otros, hoy estás castigada por putona, aguanta para que respetes a tu hombre cuando yo te hable.
Me estaba doliendo todo el cuerpo, no aguantaba más, le rogué que parara, pareciera que le dije lo contrario, aceleró más sus movimientos dentro de mí, hasta que estalló nuevamente, bañando mi interior de esperma caliente, se quedó resoplando encima de mí, su actitud cambió y fue más amoroso y delicado, sus besos y caricias pasaron a ser apacibles, mi agotamiento era extremo, me dolía todo el ano, mis nalgas, mis pequeños senos, como pude lo aparte y fui al baño, olía a semental, quería bañarme con agua tibia, me detalle en un espejo muy grande que estaba allí, mis nalgas tenían algunos chupones muy rojos, hasta un par de mordiscos, era lo que me estaba causando dolor, no me di cuenta las veces que me mordió, me sentía mal conmigo mismo y me recriminaba, ¿Cómo dejé que pasara esto, en qué momento sucedió?, me metí a la bañera con agua tibia y me dormí, igual no quería salir, me daba mucha pena por todo lo sucedido, no lo entendía, jamás algo así me había ocurrido, pensé hasta en irme a hurtadillas, mi vergüenza y pena era exponencial, pero el agua tibia, lo placentero de estar en el agua, el cansancio y el sueño me venció, me dormí no sé qué tiempo, hasta que en algún momento sentí su pene intentando entrar a mi boca.
. – Mami, es hora de mamar guevo, abre la boquita.
. – No por favor, basta, no quiero más nada de ti, no puedo más.
. – ¿Aprendiste a respetarme?, ves lo que pasa cuando juegas con fuego, mira yo estoy entero y con ganas de seguir tirando.
Me puse a llorar por su actitud tan desagradable y desconsiderada, me sentía como una cosa, no soportaba más humillación ni tampoco más sexo, mis partes estaban inflamadas, mis pezones, mis labios, me dolía todo el cuerpo, mis palabras y mi llanto le sorprendió, sin embargo su erección estaba intacta, me sacó de la bañera y volvió en razón, me besaba tiernamente, quería como compensar lo que me había hecho pero paradójicamente su pene indicaba lo contrario, me secó con la toalla, me llevó a la cama abrazándome y pidiéndome disculpa, estaba de espaldas a él, podía sentir su falo en mis posaderas, hasta casi que suelto una carcajada, pensaba, ¿Cómo es posible que intenta mostrarse cariñoso, comprensivo y su cosa quiere taladrarme?, no entiendo a este hombre.
. – Bebé, no quiero hacerte daño mi amor, te amo, me descontrolé, no me tengas miedo, soy tu hombre desde hace cuatro años, pero no entiendo porque tienes más de dos meses que me esquivas, yo te necesito, no solo sexualmente, me gusta estar contigo, ver tu gracia, tu inocencia, tenerte para mi es lo máximo, entiendo que no me quieras porque soy viejo, casi sesenta años para una jovencita de quince, no te pido que me ames, no soporto tu indiferencia, si me pides que me dé un tiro lo hago mi reina, si quieres que desaparezca de tu vida te dejaré tranquila.
. – Quiero saber, ¿porqué estas así tan alterado?, tu cosa luego de estar juntos sigue así, que … Me interrumpió.
. – Mi amor, la verdad, anoche me tomé una pastilla de las azules, una viagra, ayuda para mantener la erección, actúa solo con la mujer que uno desea, mira reina, siempre te lo digo, los hombres vivimos para el sexo, pensamos en sexo 25 horas al día, ustedes no, por esa razón hay muchos conflictos en las parejas, tu estás divina, tierna.
. – No entiendo, todo tiene su momento, porque tienes que tomar cosas tan peligrosas, he oído a mamá, la tía, el tío, contando que conocen casos de hombres ociosos que han muerto por esa droga, no eres un niño como ya lo sabes, te imaginas si te pasa algo ahora, no quiero que vuelvas hacer esa locura nuevamente, es muy malo lo que hiciste y por eso fue que me trataste tan mal, enloqueciste.
. – Si lo sé, no volverá a suceder, primera vez que la tomo, me da vergüenza contigo, mira como estoy, no se me baja, quiero más sexo, quiero hacerte mi mujer nuevamente si me lo permites, siento que me va a dar algo si no lo hago, me duele el pene, los testículos, es un infierno, no aguanto más mi amor, por favor, hagamos el intento por mí, no quiero que me suceda nada, te lo ruego, no te imaginas lo que me ha costado confesarte esto, si sientes algo por mí, por favor, no me dejes así, mi corazón palpita a mas no poder, no sabes lo tanto que duele rogarte que lo hagamos nuevamente, para mi es vergonzoso.
Se puso a sollozar, se colocó la almohada en la cara para tapar su rostro lleno de pesar por lo que me acababa de confesar, me hizo entender que su reacción tan desagradable y todo lo que había sucedido no era su culpa, fue producto de esa droga, en ese momento no pensé que me manipulaba, por ello, le abracé con delicadeza, le dije que le perdonaba su actitud tan hostil para conmigo, pero no quería que se sintiera mal, que estaba dispuesta hacer nuevamente el amor, en eso, me abrazó con pasión y me besó tiernamente, su pene duro rozaba mis muslos, quería penetrarme. Me tomó por mi pequeña cintura y me hizo sentar en él, sentía cierto dolor por la inflamación de la jornada anterior, no obstante, me sobrepuse, me sentía su salvadora, su aliciente para que no le sucediera nada, entendiendo lo comentado por él y por lo que yo sabía del peligro que corría si no lo hacíamos, su penetración era profunda, total, nos quedamos un ratito así mientras dilata mi ano, luego sus embestidas desde esa posición eran muy intensas.
. – Ohhh mami que rica estas, gracias mi princesa, no aguantaba más el dolor mi amor.
Luego hizo una maniobra y quedé con la espalda en la cama, como decir en la misma posición, mis piernas alrededor de él, mientras rítmicamente me estremecía con cada mete y saca, al igual mis pequeños senos rebotaban sin control y a su vez me los acariciaba y besaba con fervor, mi cuerpo parecía cuál gelatina al ser movida por el hombre que decía ser mi macho, acaricié su torso velludo y musculoso, quería excitarlo mucho más para que se desahogara, me olvidé por completo de lo sucedido, me concentré en él, en darle placer,
. – Mi niña ya casi me vengo, que sabrosa estás, te amo, eres mi pequeña mujercita linda y bella.
. – Hazlo papi, acaba mi amor, así, así, sigue mi rey
Me colocó en la posición del misionero, todo su cuerpo encima de mí, el sudor bañaba nuestros cuerpos, el aire de la habitación lo percibía enrarecido por las feromonas nuestras que era un elixir de aromas sexuales, sus embestidas eran más profundas y violentas, presentí que en cualquier momento se vendría dentro de mí, esperaba con ansias que lo hiciera, deseaba salvar su vida, le instaba a venirse, le arañaba la espalda, hasta que el estruendoso sonido de su jadeante voz me indicaba que estaba llegando, su majestuoso falo estaba a máxima profundidad, bombeando su semen espeso a mis adentros, extenuado se abandonó encima de mí, hasta que se hizo a un lado y sus espermas se salían sin cesar, me agradeció que le había complacido.
Cuando estuvo más calmado, fuimos al baño, nos besamos intensamente y sorpresivamente otra vez estaba erecto, le dije que no más, se sonrió diciéndome a la vez.
. – Tienes razón mi amor, no más, no puedo más, mira cómo se me rompió el pene, me arde y me duele.
Por arte de magia su pene se puso flácido nuevamente, le dije que tenía mucho apetito, llamó a su cómplice y al cabo de un rato trajo un rico desayuno complaciéndome, en una de esas me dijo:
. – Mi vida, estoy muy arañado en la espalda, pareces una gata de verdad verdad, ya sé porque te dicen gata, ahora como hago para que no me vean la espalda, ¿Vistes mi espalda como la dejaste?
. – No, igual te pregunto yo, ¿vistes mi culo como lo dejaste, mis piernas, mis senos?, estabas loco, me asusté.
. – Jajajajajaja, eres tremenda, estamos a mano, veremos cómo hacemos, pero te gusto que te diera duro ¿verdad?
. – No me gustó, fuiste muy bruto y salvaje.
. – Mami, estás sabrosa, eso es para que respetes a tu marido, jajajajaja.
. – Eres odioso, vámonos.
. – Vamos a quedarnos un rato mi amor, me gusta contemplarte desnuda, saborear tu piel, tu aliento, tu cuerpo tan bello.
Me abrazó fuertemente y me refugie en él, dormimos mucho tiempo, me despertaron sus caricias, estaba erecto nuevamente, rozando en medio de mis nalgas su gran envergadura varonil, le dije que no más, que no podía hacer más nada, sus ruegos fueron en vano, me dijo que solo me rozaría, y comenzó con su danza sexual, me colocó de espalda a la cama y él encima, no dejaba de besarme delicadamente, sus manos recorrían todo mi cuerpo con gran habilidad, me deje llevar hasta que al cabo de un buen rato que no tengo idea cuanto fue, se puso de cuclillas en la cama y sin darme cuenta colocó la punta del glande en la entrada de mi diminuto orificio vaginal descargando gran cantidad de semen con la intención de llenar mi cavidad, al darme cuenta, le empujé como pude saliendo a la carrera a lavarme inmediatamente, me hice una ducha, pujé a más no poder, mi rabia no cabía en mí, no quería ni verle la cara, por mi mente pasaron muchas suposiciones muy malas, me imaginaba con una barriga, con un niño, no podía creer lo que me había hecho, me quedé allí, pasé el cerrojo, le dije que se fuera, que no quería verle, a los minutos oi la puerta de la cabaña chirriar para abrirse y cerrarse detrás de él, me asomé por una pequeña ventana y le alejarse, yo seguía sin saber que hacer, al salir, conseguí llegar a la salida, pare un mototaxis y me fui a mi casa, a encerrarme a llorar y pensar mi próximo paso.
Como sigue?