Noche en la comisaría
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Una madrugada que volvía a casa, me abordaron tres jovenes con alcohol encima y con ganas de seguir de fiesta, me pidieron plata y si bien, no tenía, uno de ellos me arrebató el reloj y salieron corriendo. La policía que patrulla las calles, testigo de este hecho,y al ver que los menores corrian, se acercó donde yo estaba para preguntarme que pasaba, relaté rapidamente lo sucedido y luego de decirme que esperára, salieron a la persecución de los menores.
Tras cinco minutos de espera regresan y se bajan de la patrulla los dos policias. Unos ejemplares masculinos irresistibles. Me dicen que fué imposible encontrarlos pero que si estoy dispuesto, me pueden llevar a la comisaría a hacer la denuncia y ver algunas fotos de archivo para identificar a los ladrones.
Argumentando que estaba nervioso y que el valor del reloj no lo justificaba, me negué a acompañarlos , pero insistieron que necesitaban de la colaboración de los vecinos para controlar el delito y varias cosas más, con lo cual,lograron convencerme…
Mientras charlábamos, no pude menos que obsevar detenidamente esos policias y sus físicos espectaculares, su uniforme azul, sus pantalones que destacaban sus paquetes y todo su aspecto varonil, despertaron mi morbo y se disparó mi fantasía de hacerlo con un uniformado, cosa que me pone a mil.
Me ofrecieron subir en la patrulla adelante, ya que el asiento trasero estaba sucio por un traslado que habían hecho anteriormente, cosa que acepté con mucho gusto porque no quería que mi ropa se ensuciara y no quería dejar pasar la oportunidad de estar cerca de esos hombres.
Yo volvía de bailar de un boliche gay y mi ropa era la adecuada para esa ocación, remera ajustada que marcaba mis pectorales, pantalón que destacaba mi culo, que si bien no es espectacular, tiene lo suyo y despierta el deseo en los hombres y además,tenía muchas ganas de sexo ya que no había ligado nada en el boliche.
Entre mis dos guardianes, partimos a la comisaría, nuestras piernas entraron en contacto y yo comenté que estaba muy nervioso por lo sucedido, pero era para disimular que ardía de ganas ante la proximidad de los uniformados.
Uno de ellos me apoyó una mano en la pierna y me dijo que me tranquilizara . Que ellos me iban a ayudar y que estaban para protegerme.
Su contacto me provocó una indisimulable erección que gracias a la obscuridad del auto, no fue tan evidente. El olor a hombre me estaba mareando, haciendo imaginar el placer que me podrían proporcionar unos ejemplares masculinos como los que me rodeaban.
Llegamos a la comisaría y escoltado por los dos guardianes de la ley, me hacen pasar a una oficina privada donde uno de ellos me empieza a tomar declaraciones y el otro, me ofrece un café para tomar y dice que va a traer las fotografías de sospechosos para que yo viera. Cuando vuelve, le dice a los suboficiales de guardia que no quieren ser molestados, que tenian trabajo por delante y cierra la puerta.
Yo, contestando las preguntas de uno y mientras tomaba el café, insisto que necesitaba ordenar mi cabeza para poder relatar lo sucedido y superar mi nerviosismo. Para tranquilizarme me preguntan si me pueden llamar por mi nombre y se presentan: Raul, el que me tomaba declaración y Alejandro, el que me iba a mostrar las fotos.
Alejandro se coloca a mi espalda con el albúm en una mano y con la otra, apoyada en mi hombro, comienza a ejercer un suave franeléo como intentando tranquilizarme, este contacto aumenta mi exitación y mis ganas de ser poseido ya por esos dos machos. Deja el albúm sobre el escritorio y con la mano libre se acomoda su paquete y acerca su cuerpo rozandomé en el brazo con esa herramienta que en mi imaginación, merecía ser conocida.
Decido actuar, con mi mano franeleo su pierna y obtengo un nuevo roce de su verga que ya se sentia dura, Raul, al ver lo que pasaba al frente de él interrumpe el interrogatorio, rodea el escritorio y se coloca a mi otro lado. mientras empiezo a franelear su pierna tambien, me pregunta,… qué podían hacer para que me tranquilizara y me sintiera cómodo . Yo , ciego de deseo me juego todo y le contesto que una buena pija en mi boca me vendría muy bien.
Con una sonrisa complice con Alejandro, dice que están para servirme y eso, me alienta a actuar, mis manos suben por sus piernas hasta sus paquetes, que ya se ponen duros y quieren ser liberados. Simultaneamente saco sus pijas y compruebo que mi imaginación no se equivocaba respecto al tamaño, comienzo mi tarea de saborear esas hermosas vergas y alterno mis mamadas entre una y otra.
Luego de un rato de deleitarme con esos deliciosos manjares en mi boca, los dos de acuerdo, me piden más de mi cuerpo. En un diálogo complice entre ellos comentan que la mamada fue espectacular, pero que le despertó unas enormes ganas de coger. Yo, que ya había probado esas hermosas vergas en mi boca, ansiaba sentirlas en mi culo, por lo que accedí sonriendo a que usaran mi cuerpo para descargar su hombría sabiendo que con mi trabajo, la descarga prometía ser abundante.
Me desnudaron y se sacaron las camisas dejando a la vista sus hermosos torsos, me recostaron sobre el escritorio y mientras Alejandro se comía con su lengua mi culo, Raul volvió con su pija a darme por la boca. Ya dilatado mi agujero caliente por la lengua de Alejandro, cambiaron de posición y Raul, con su pija bien dura y ensalibada por mi mamada, comenzó su penetración. Y cual ensayado acto, Alejandro llenó con su pija mi boca, para ahogar los gemidos de placer que me producia la penetración de Raul.
Esa pija gorda y larga era más de lo que mi culo podía soportar, pero su dueño me proporcionaba el maximo de placer con un movimiento de bombeo inigualable, olas de gozo recorrian mi cuerpo con esa cogida simultanea por la boca y el culo. Al acelerar su vai ven, Raul me hacía saber su final y con una penetración profunda, descargó toda su leche en mi interior que se vio inundado por su interminable acabada.
Cambiaron nuevamente de posición cuando Raúl se recuperó y llegó el turno de penetrarme Alejandro, con su pija recogió los restos de leche que se escurrian de mi culo dilatado y arremetió con su herramienta. Si sentir la verga de Raul adentro fué doloroso y placentero, Alejandro lo superaba en tamaño y grosor, a pesar de que mi culo estaba abierto y lubricado ,sentí con dolor la cuidadosa y lenta penetración de esa verga descomunal.
Acostumbrado mi agujero a semejante invasión, el dueño de ese aparato comenzó una cogida espectacular que me hacía temblar con cada empujón, el placer era incomparable y deseaba que no terminara nunca. Raul, mientras tanto se comía mi pija golosamente y con sus dedos en mi boca, ahogaba mis gemidos de locura que me arrancaba la incomparable cogida que estaba recibiendo.
No aguanté más y acabé en la boca de Raul mientras que Alejandro con un juego pausado de su verga en mi interior, me tomó de sorpresa y largó toda su leche en mi culo, bien adentro , muy caliente y exquisitamente abundante. Mi orgasmo con esta situación, se multiplico por miles y era la primera vez que sentía una acabada simultanea.
Cuando nos recuperamos, nos vestimos mientras me contaban que Alejandro era bisexual, era casado y amante de Raúl, con quien tenían encuentros sexuales en las largas noches de guardias. Raul era homosexual, con pareja estable y obtenía placer en el sexo compartido con Alejandro. Me dijeron que mi presencia le había puesto condimento a sus encuentros y me preguntaron si me había gustado, que si estaba dispuesto, podíamos repetirlo. Yo dije que era gay y que siempre estaba dispuesto a nuevas experiencias con dos hombres tan machos y complacientes.
Me llevaron en la patrulla a mi casa y al despedirnos, dijeron que tenian todos mis datos de la declaración, que la proxima guardia me llamaban…
Yo costesté que esperaba su llamada y agradecí su atención. Ellos contestaron con una sonrisa y el slogan de la Policia: al servicio de la comunidad…
El proximo encuentro se los cuento en otro relato.
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