Nuestro amor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por WriterD.
Patrick es un buen amigo, de esos que hacen todo por ti y de los que tu quieres mucho.
Nuestra amistad viene desde muy chicos.
Lo conocí en el primer grado y al día de hoy somos como hermanos.
He pasado por muchos momentos difíciles en mi vida y él ha estado siempre ahí.
A veces siento que no merezco una persona así en mi vida porque yo no soy ni la mitad de persona que es él.
Con e tiempo todos cambiamos, es inevitable.
En secundaria me di cuenta que también me gustaban los chicos, pero nunca hice nada con respecto a ello.
Pactrick fue la única persona a quien se lo conté, fue un alivió porque nadie lo hubiese entendido mejor.
Al graduarnos, él y yo nos mudamos juntos con una amiga a otra ciudad, donde quedaba la universidad.
Él había conseguido una chica, una novia de la que estaba muy enamorado.
Inconscientemente, yo sentía cierto recelo.
Ya hace algunos años que me había alejado un poco de las relaciones porque no estaba muy seguro de que me gusta, pero sí estaba seguro que Patrick me gustaba.
No había día que no deseara estar con él, juntos como personas que van más allá de abrazos y palabras.
Pero no podía hacer nada, tan solo conformarme con su compañía y las veces que lo veía desnudo saliendo del baño.
Tenía que resignarme con ver su hermoso cuerpo aún mojado mientras se secaba con la toalla.
A veces lo espiaba en su cuarto cuando se cambiaba, incluso, lo llegué a ver más de una vez masturbándose, cuestión que me inducia a mi también a masturbarme.
Sea como sea, sabía que era imposible estar con él de esa forma.
No solo deseaba tener relaciones sexuales con él, en serio.
Quería una relación de verdad.
Recuerdo el día en que terminó con su novia.
No sabía como consolarlo, y yo no soportaba verlo así.
Ni nuestra amigo ni yo logramos ayudarlo, pero poco a poco, él se fue componiendo.
Quizá suene raro decirlo, no era una relación de mucho tiempo pero Patrick es alguien que siempre se toma en serio todo eso.
Pero ese no es el caso.
Lo mío con él empezó un fin de semana previo a las vacaciones de diciembre.
Teníamos planeado ir a nuestra ciudad a visitar la familia.
Unos amigos sugirieron ir a la playa, a un hotel ese fin de semana para pasar tiempo juntos.
No eramos muchos, pero todos llevaban su pareja.
Patrick y yo íbamos solos en ese aspecto y terminamos en la misma habitación.
Obviamente ninguno de los dos estaba molesto por eso.
Luego de pasar un viernes bastante chill out entre la piscina, la fogata en la noche y alcohol, yo terminé exhausto y me fui a la habitación.
Me sorprendió ver que él llegó al momento.
-¡Vaya! Que loco estuvo todo hace rato, te hubieses quedado-.
Dijo mientras se sentaba en la esquina de su cama.
– María y Daniel estaban casi que desnudos ahí follando.
– Ambos nos reímos.
-Era inevitable, desde que llegamos María solo pensaba en hacer -.
Me levanté de la cama y fui al baño para alistarme para acostarme a dormir.
Al salir, él ya estaba en calzoncillos.
Su torso desnudo era una buena imagen para irte a dormir.
Él entro al baño, yo ya estaba acostado y al salir se recostó en su cama.
La verdad, yo no tenía ganas de dormir aún.
Tampoco quería ver la t.
v.
Solo charlamos un rato.
-Oye, mmm no sé cómo decirlo
-¿El qué?-.
Pregunté
-Bueno, es que he visto a veces como me ves.
Bro, somos amigos.
Sé que te gustan los chicos-.
Enderezó su espalda.
– Se sincero.
¿Yo te gusto?-.
Me tomó un poco por sorpresa, he de admitir y no sabía que hacer pero a la final pensé que no tenía sentido mentir.
Lo que es obvio no se puede ocultar.
-Sí, ¿Se nota mucho?-.
dije entre una risa nerviosa.
– De verdad lamento si te he hecho sentir incomodo por eso.
-Para nada-.
Su tono de voz era un poco más relajado.
– Pero me hubieses dicho antes, no me iba a molestar.
-Ya, pero bueno no tenía mucha opciones-.
Me recosté también en la cabecera de la cama.
– A veces no es fácil, no sé.
La amistad y todo eso, tu sabes.
-Sí, aunque nada pierdes con intentar.
– Volteo a verlo directo a la cara
-¿Por qué lo dices?-.
Pregunté, él parecía un poco incomodo removiendo sus pies debajo de las sabanas.
-O sea soy, quizás, la persona que mejor te conoce y tu a mi.
No habría porqué ocultar algo.
– Se levantó y salió al balcón.
Podría interpretar eso de muchas maneras, pero tratándose de él simplemente estaba siendo sincero.
Compartiendo lo que pensaba o sentía.
No pude quedarme ahí recostado.
Salí al balcón y él estaba ahí echado en la hamaca.
Me tiré a su lado y no hablamos.
Solo nos mecíamos un poco , yo estaba nervioso.
Sentía la parte lateral de tu toros desnudo contra mi brazos.
Su pierna junto a la mía y nuestros pies rozándose.
Él estaba despierto, pero sus ojos estaban cerrados.
Su cara lucía tan tranquila pero su labios eran algo que provocaban besar, incluso, morder.
Más de una vez me pregunté cómo sería besarle.
Probar sus labios carnosos, tocar su lengua con la mía.
Y sumergido en mi fantasía lo hice, le bese.
Fue apenas un momento, cuando me percaté, me iba a retirar rápidamente cuando sus labios devolvieron el gesto.
No eran solos besos, era más.
Esa suavidad que sentía en mi boca, el sabor a menta del dentífrico dental, nuestra saliva.
Mi mano derecha acariciaba su rostro mientras mi otra mano acariciaba lentamente su cuello.
Deseaba que ese momento durara mucho tiempo.
Él se separa y se levanta.
Se va adentro.
No podía creerlo que había pasado, no sabía qué hacer.
Me fui tras él, iba a disculparme.
A decirle que no era mi intensión, que me dejé llevar.
Cuando entré, de sorpresa, salta encima mio y me besa otra vez.
Él, sí él.
No fui yo esta vez, fue él.
Ahí de pie nos besamos un rato hasta que se sienta en la orilla de la cama y yo le sigo.
Seguíamos besándonos, nos recostamos.
Sus manos también entraron en el juego.
Iban y venían por todo mi cuello y pecho.
Me quitaron la camiseta y podía sentir con más ganas esas suaves más recorrer con pasión mi cuerpo.
No lo pensé dos veces, y me quité el short hasta quedarme solo con el boxer.
Para ambos, era imposible esconder esas erecciones.
Patrick se colocó encima mío, ya mis labios no eran el objetivo.
Besaba mi cuello con aquellas ganas, bajaba por mi pecho hasta mi abdomen.
Sus manos acompasaban todo.
Se levanto un poco y empezó a rozar su pene con el mio por encima de la ropa interior.
Podía sentir su miembro tocar el mio como dos trozos de carne que al roce dejaban una sensación espectacular.
Deje un poco mi timidez y lleve mis manos hasta allá abajo.
Ya no me conformaba con solo besos y roces.
Cogí por detrás sus calzoncillos y los fui deslizando, él se acomodó para que yo pudiese quitárselos.
Aquel pene que veía ya no era solo una imagen que guardaba en mi cabeza para masturbarme.
Ahora estaba ahí, entre mis manos.
No sabía ni por donde empezar a tocar.
Con cierta delicadeza, cogía con una mano su pene y con la otra acariciaba sus testículos y el periné.
Era una sensación inigualable la que sentía al tocar todo aquello.
Lo empece a masturbar mientras el me besaba.
Si se lo pregunta, sí, quería hacerle sexo oral pero tenía miedo.
No estaba listo.
No sé cómo él hubiese reaccionado.
Me hubiese encantado tener aquello en mi boca, probar nuevas cosas.
En fin.
Patrick me coge con ambas manos y me recuesta en las almohadas.
Sus manos no paraban de tocar todo mi cuerpo, subían y bajaban por mis piernas.
Acariciaban mi pene tan delicadamente, Tocaba mis pezones, me cogía del cuello y me daba unos besos llenos de tanta lujuria.
Se levantó rápidamente y fue hasta su maleta, sacó un condón.
Volvió a la cama, con su boca rompió la envoltura y lo sacó.
Me excitó tanto ver como se lo ponía.
Acto seguido, levanto mis piernas hasta que yo las doble, cogió una almohada y la colocó en mi espalda baja y con ayuda de una de sus manos, me cogió por la cintura y levantó un poco más.
Con la otra, empezó a abrirse camino entre mis nalgas hasta dar dar con mi ano.
Con su dedo indice hacia círculos y tocaba suavemente para dilatar.
Luego de unos minutos de placer, yo no podía contener las ganas de que lo hiciera y con mi mano derecha cogí su miembro y lo acerque a mi agujero.
Luego él se acercó más y empecé a sentir muchísimo placer.
Al principió, cuando iba entrando su pene en mi, dolía.
Poco a poco su pene entro todo en mi, sus caderas empezaban a moverse.
El dolor era mayor, pero me fui acostumbrado pasado un rato.
Me hubiese gustado ver mi cara de placer en ese momento, parecía que le excitaba mucho a él.
Gemidos iban y venían, por ratos, sus manos me masturbaban un poco.
Yo lo acercaba a mi para que me besara.
Acariciaba su espaldas, tocaba su trasero.
Joder, era todo especial.
No solo era el sexo.
Era increíble estar ahí con él.
Algo que había deseado tanto estaba pasando sin más.
Él se colocó un poco tenso y empezó a disminuir su velocidad pero cada vez que metía era con más fuerza.
Ya en su última embestida, pude sentir un poco el calor de su semen escurrido entre el condón en mi recto.
Sin sacarlo aún su pene, empezó a masturbarme con todo, ambos jadeábamos intenso que iba todo.
Y acabé en un buen chorro de semen en mi abdomen.
Se inclinó y me dio un largo beso.
Sí quieres saber más sobre él y yo, comenten abajo.
Me gustaría saber que les pareció.
Saludos.
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