Nuestro primer encuentro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Nuestro primer encuentro.
El micro detuvo su marcha en la plataforma de la terminal de ómnibus de Retiro.
Mi corazón latía muy acelerado y mi respiración era superficial, me levanté, tomé mi bolso y descendí del micro.
Tenía sus instrucciones memorizadas, y caminé hacia el lugar donde nos íbamos a encontrar.
Yo sentía su presencia, sabía que estaba mirándome.
Ubiqué el banco indicado, justo debajo de la cúpula de cristal.
Tenia puesto un vestido negro al cuerpo, zapatos negros de tacos altos, ropa interior de encaje negra, mi cabello suelto y con el maquillaje justo, como me dijo una vez Usted, insinuar pero solo mi Señor me verá.
Y me senté con la espalda recta, las piernas ligeramente separadas, las palmas sobre los muslos, la boca entreabierta y la mirada al piso.
No sé cuanto tiempo pasó, en un momento siento que esta muy cerca y huelo su aroma, un perfume cautivador.
Y una mano se extiende delante mío, no dudo en tomarla y acercarla a mis labios y besar su dorso.
En un movimiento muy diestro, tiró de mi mano y con su otro brazo me tomó de la cintura, soltando mi mano la lleva a mi nuca, enreda mis cabellos entre sus dedos y tira hacia atrás mi cabeza, el tirón me sorprendió y abrí la boca, y ahí se acercó y un beso francés nos unió.
Mi cuerpo se estremeció, mis piernas temblaban, y mi vagina se humedeció, Usted lo notó, y con más fuerza me sujetó.
Mis manos estaban apoyadas sobre sus brazos.
La intensidad del beso disminuyó, abro mis ojos, y nuestras miradas se unen en una sola.
Acaricia mi rostro, sonrío y bajo la mirada.
Con delicadeza me toma del mentón levantando mi cabeza y de nuevo nos miramos y un suave y dulce beso deja en mis labios.
Toma mi bolso y nos dirigimos al estacionamiento, yo estaba muy nerviosa, y en un momento pensé que me desvanecería, lo notó y me sujetó por la cintura.
Y me atrajo hacia su cuerpo.
Y me sentí segura, cuidada y querida.
Subimos al auto, y su mano derecha tocó mi rodilla izquierda y la deslizó por debajo del vestido y llegó a mi entrepierna, un gemido escapó de mis labios y Usted me dijo:
– Mi bella sumisa, siempre tan dispuesta para su Señor, pero primero vamos a cenar.
Fuimos a un lindo lugar, nos indicaron la mesa y Usted, como todo el caballero que es, corrió la silla, nos miramos y ambos sonreímos.
Pidió algo muy rico y un buen vino blanco muy dulce, recordó que le dije, que bebería algo con alcohol, si es muy dulce.
No dejaba de mirarme y yo estaba muy sonrojada y más con el vino.
Conversamos un poco, cosas sin mucha importancia, pagó la cuenta y rápidamente estaba a mi lado retirando la silla y tomó mi mano y nos retiramos del lugar.
Subimos al auto, nos miramos y nos fundimos en un beso salvaje, metió su mano por mi escote y mis pezones estaban muy duros, sus dedos los retorcieron y el dolor me excitó todavía más.
Mi mano descendio hasta su miembro y pude palparlo, pero Usted tomó mi brazo, me sentó como corresponde y me abrochó el cinturón de seguridad.
El trayecto fue corto.
Estacionó el auto, bajo mi bolso y entramos al edificio, subimos al ascensor y cuando se puso en marcha, con su mano libre acarició mi rostro y con su dedo pulgar rozó mis labios y lo introdujo en mi boca, lo chupé, lo sacó y lo pasó por mis labios, en ningún momento dejamos de mirarnos.
Y el ascensor se detiene en el tercer piso, bajamos y llegamos a su departamento, abre la puerta, enciende la luz, y lleva mi bolso a una habitación, regresa a mí lado, yo había quedado parada estática en el living.
Me tomó de la mano y me muestra su departamento, la cocina, el comedor, el baño, su habitación y otra más, donde estaba mi bolso.
Me dijo que me mueva con total libertad en el departamento, y nos dirigimos al balcón y me muestra esa bella ciudad que comienza a tomar vida, la vida nocturna.
Se ausenta un momento y regresa con unas bellas copas, me entrega una y las chocamos y me dice:
– Por nosotros
Bebemos y me atrae a Usted y nos unimos en un beso fogoso, apacionado, toma mi copa y sin dejar de besarnos nos dirigimos a su habitación.
Se aparta de mí y me mira, me observa, y sus dedos apenas rozan mi piel y pequeñas descargas eléctricas invaden mi cuerpo, baja el cierre de mi vestido y cae, ahora más piel.
Me acerca a la cama, me sienta en el borde y me quita el sujetador, mis pechos están duros y pezones erectos, los acaricia y se acerca y comienza a lamer, chupar y hasta morder mis pezones, yo ya estoy en las nubes, mis gemidos son cada vez más intensos y me das un leve empuje hacia atrás y me recuesto, deslizas tus manos por mi torso, mi abdomen y me quitas la tangas, y ahí quedo totalmente desnuda, con mis piernas separadas y mis rodillas levemente flexionadas, y sin dejar de mirarnos, comienza a desvestirse, se saca la camisa y al bajar su pantalón, junto con su bóxer libera su virilidad, y veo que no mintió al respecto, sin que Usted me lo pida me incorporo y voy gateando sobre la cama y al llegar al borde me senté y luego me arrodillé delante suyo y eso le gustó porque una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro, mientras Usted se sentaba en el borde la cama con sus piernas abiertas.
Con ambas manos le tomé su verga y la acaricié de punta a punta, me acerqué y comencé a lamerla, besarla y chuparla, y mis manos seguían acariciándola.
Bajé hasta sus testículos y los chupé y besé.
En su cara se reflejaba el placer, y su pija crecía cada vez más, y en un momento me toma de mis muñecas me pone de pie y me tira a la cama y comienzas a acariciar, a acariciar y a besar todo mi cuerpo, y llega mi coño donde comienza a acariciar de manera enérgica mi clitoris y estallo en un orgasmo y ahí sin dejar que recupere el aliento, separa mis piernas, comienza a penetrarme lentamente, siento como me abre, como me llena, el dolor me invade y Usted lo nota y espera un momento para que mi cuerpo se adapte a su miembro y comienza a entrar y salir de mí.
El dolor y el placer se entremezclan.
Sus labios se unen a los míos, me besa y con su lengua recorre mi cuello y llega a mis tetas, a mis pezones y me los muerde, duele pero me excita mucho más y en momentos me hace el amor y en otros me coge muy duro.
Hasta que llegamos a la cúspide y siento como me llema mi coño con su néctar, su leche y yo lo recibo junto a mi orgasmo.
Y me toma la cara y sin salir de mí, nos besamos, lágrimas corren por mi rostro y Usted las enjugas con besos.
Sale de mí, y yo me incorporo y voy a limpiar su verga, impregnada con su leche y mis jugos, lo hago con mucharla dedicación y en unos minutos está totalmente erecta.
Lo miro y Usted me dice:
– Mi bella sumisa, sabes lo que quiero
– Si mi Señor
Me pongo en 4, y siento sus manos en mis nalgas y unos cuantos azotes las dejan rojas y calientes, y siento unos de sus dedos en mi culo, luego dos y uno más, los entra y saca y mis gemidos van en aumento y me dice:
-Mi putita ya te estas chorreando, como a mi me gusta
Saca sus dedos toma con ellos mis jugos, los unta en mi culo y en su verga y me apoya, siento su cabeza como va haciendo presion y entrando, el dolor es muy intenso, mi cara esta sobre una almohada y mis manos retuercen las sábana.
Usted sigue penetrando lento pero sin compasión, hasta que llega a un punto donde no tolero el dolor y las lágrimas humedecen mis ojos, y en ese momento empuja y un grito escapa de mí y el dolor es insoportable y siento sus huevos contra mi coño.
Se acerca a mi espalda y me besa varias beses y me dice:
– Ya sos totalmente mía
Y comienza a moverse, es dolor es intenso y Usted aumenta el ritmo y el placer se hace un huequito y va dándose lugar y el dolor se va retirando pero no del todo.
Y sus manos recorren mi espalda, una se enreda en mis cabellos y tira de ellos llevando mi cabeza hacia atrás, y ahí siento como descarga toda su leche en mi culo y queda un rato dentro mío.
Y en un movimiento brusco sale de mí y se queda mirando como se cierra mi ano, y me dice :
– Me encanta como se cierra tu orto, es una maravilla.
Y me da un azote intenso y yo giro y voy gateando hasta quedar con mi boca a unos cm de su pija, llena de semen y sangre, y la chupo hasta dejarla limpia.
Usted se levanta y me toma de la mano y nos dirigimos al baño, toma una esponja y jabón y me llena de espuma todo el cuerpo y también Usted se enjabona, nos enjuagamos y me envuelve con una toalla y me seca con cariño cada centímetro de mi cuerpo y Usted se seca rápido.
Y me toma en sus brazos y me lleva a su cama me cubre con las sábanas y se acuesta a cuenta mi lado y me indica que apoye mi cabeza en su pecho, y Morfeo nos envía el sueño y así dormimos, la primera noche, en la que fui totalmente suya.
Gatita mimosa
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