Nuestro primer encuentro, parte 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
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Quiero retener este momento para siempre, el estar en sus brazos y mi cabeza en su pecho, Usted leyendo, esa música en un volumen adecuado, cierro mis ojos y quiero guardar ese perfume, su perfume, su aroma.
Al despertar estoy en su cama, abrazada a Usted, quiere decir que me dormí en sus brazos y me trajo hasta su cama, yo tenia puesta la camisa y Usted solo un bóxer.
Muy despacio me escabullo de sus brazos y le bajo el bóxer con cuidado y tengo ante mí, su miembro dormido como Usted, y lo tomo con delicadeza con mis manos y acerco mi boca a él, y comienzo a lamerlo, besarlo, chuparlo, acariciarlo en todo su largo.
Los estímulos viajan y como respuesta su pija se va endureciendo, se va despertando y Usted emite un jadeos ronco y se incorpora en la cama, yo lo miro y no dejo de chupar su verga y Usted me dice:
– Que maravilloso despertar, sabes que no me gusta que tomes iniciativas, pero esto es una verdadera maravilla, ahhhh
En su cara se reflejaba el placer, y ya lo notaba muy duro y en cualquier momento acabaría en mi boca, y segui con mi tarea, su respiración se agitó y sus jadeos eran muy profundos y sin previo aviso se sienta en la cama, toma mi cabeza y la empuja sobre su verga.
Me tomó de sorpresas y su miembro grueso y largo, llegó hasta mi garganta, me ahogaba, lágrimas mojaron mis ojos y ahí, acabó, directo en mi garganta, no podía respirar, y me dice:
– Traga todo, todo, ahhhh
Cómo pude, tragué, lloraba por la falta de aire, y saca su verga, con restos de su leche y mucha saliva, y para mi sorpresa, todavía muy dura.
Con su mirada me dijo todo, me doy vueltas, me saco la camisa, coloco mi cabeza sobre una almohada y con mis manos le abro mis nalgas, en las cuales se veían marcas del castigo, hematomas y pequeñas laceraciones, y le ofrezco mi culo y le digo:
– Mi Señor tomeme, soy suya, solo suya
– Mi bella sumisa, ya conoces los gustos de tu Señor, sabes que deseo tu culo, tu hermoso culo
Antes de penetrarme, me da unos cuantos azotes, duelen pero eleva mi excitación, y me penetra, con fuerza pero lo hace con cariño, y siento como su cabeza me va dilatando, duele, pero no como ayer, y llega a ese punto donde el dolor se incrementa y lo nota porque me pongo rígida y se acerca a mi espalda me pasa una mano bajo mi vientre y me tira hacia arriba, en ese movimiento, siento su presión, y su verga entró completa en mi culo, y así nos quedamos unos segundos, unidos.
Toma mi cara con su otra mano y gira mi rostro hacia atrás y me besa, un hermoso beso francés, a esas alturas mi vagina era un manantial que descendía por mis muslos.
Y comienza a entrar y salir de mí, lento, muy lento, sus manos recorrían mi cuerpo, una pellizcaba mis pezones y la con la otra me metía dos dedos en mi vagina, mis gemidos eran profundos y exploto en un orgasmo intenso y mi cuerpo se relaja y sus envestidas aumentan el ritmo y acaba por completo en mi culo y yo lo alcanzo con un segundo orgasmo, nos desplomamos en la cama, todavía unidos, y sale de mí y voy limpiarlo.
Y nos abrazamos, disfrutando de ese placer que nos dimos.
Miro la hora son cerca de las 10, cierro mis ojos y la tristeza se impregna en mi rostro, Usted lo nota, me abraza y nos quedamos dormidos.
Al medio día, el sol se ocultó detrás de unas nubes que no dejan de soltar agua, me despierto y Usted no está en la habitación y encuentro su camisa, me la iba a poner, pero recordé sus palabras, y salí desnuda de la habitación, y lo veo en la cocina, y otra vez, los aromas se mezclaban, café y salsa.
Me acerco muy despacio y me arrodillo, bajo mi cabeza, y las palmas de mi mano sobre mis muslos y me ve, y en su cara se refleja la felicidad, y el deseo, y se acerca y pone su mano delante mío, yo la tomo y beso su dorso y la cerco a mi cara.
– Mi dulce niña, siempre tan obediente
Se quita la camisa y queda con una linda remera y me hace poner de pié y me coloca la camisa y me prende solo dos botones.
Me ofrece una taza de café y unas tostadas con mermelada, como y bebo.
Entre los dos preparamos el almuerzo, comemos unos ricos tallarines con salsa boloñesa, es un muy buen cocinero, acomodamos todo en la cocina, se me acerca y me dice:
– En 15 minutos te quiero en mi habitación.
Y se aleja.
Mi corazón se aceleró y solo respondi:
– Si mi Señor
Fui a su habitación y me quite la camisa y lo espere arrodillada en dirección de la puerta.
Usted ya estaba dentro de ella, y sentía ciertos ruidos pero no podía saber que estaba haciendo.
Se acerca a mí y me dice:
– Confías en mí?
– Completamente mi Señor
– Sabes que nunca te dañaría, pero en esta ocasión te permito usar las palabras de seguridad, no las uses en vano, porque igual te castigaré por usarlas, úsalas si realmente las necesitas, entiendes?
– Si mi Señor
Coloca un antifaz sobre mis ojos y me toma una mano y me levanto y me coloca unas esposas en mis muñecas y me lleva las manos en alto y me cuelga de algo.
Siento sus manos como acarician cada centímetro de mi piel, y se detiene en mis tetas, las aprieta, las pellizca y lo mismo con mis pezones, cuando comienzo a sentir placer, se aleja.
Y la incertidumbre es agobiante y muy excitante.
Hasta que se acerca a mi oído y me dice:
– No sabes lo hermosa que estas así, totalmente indefensa, totalmente entregada a mis caprichos
Yo no podía articular palabras, estaba muy excitada, solo jadeaba
Y sin aviso, un golpe seco llegó a mi nalga, no era una vara, tampoco su palma, debe ser una fusta, un chasquido corto y el dolor es leve pero suficiente para elevarme, y los golpes fueron llegando uno tras el otro en mis nalgas, mis tetas y en mi coño, dolían pero la excitación era mucho más.
Y así colgada, me toma y me penetra la vagina, en forma violenta y acabe varias veces hasta que Usted lo hizo.
Me descuelga, me quita la esposa de una muñeca, me acerca a la cama, me ayuda a acostarme y me esposa a los barrotes de las meñecas y los tobillos quedando como una X, muy tensa.
Se aleja y siento en mi piel algo frío, en mis labios, que baja por mi cuello, por mis pezones y lo deja en mi ombligo, y luego algo caliente, arde, pero no quema, y la parafina va recorriendo así el mismo camino que hizo el hielo.
Es algo muy intenso, muy excitante, y más el saber que estoy totalmente entregada a Usted, vuelve la fusta y suaves golpes caen en mis tetas y mi coño, y su lengua llega a mi clitoris y me lleva al borde del orgasmo varias veces, y las lágrimas ruedan por mis mejillas, lo nota y se ríe y me dice:
– Sos muy golosa mi nena
Y ahí continúa y exploto.
Me suelta de las esposas y me quita el antifaz y voy a chupar su fabulosa verga con mucho esmero y sus huevos, los hago muy lento, y cuando noto que su excitación se eleva, bajo la intensidad de la mamada y asi lo hice un par de veces hasta que un buen azote llegó a mi nalga y ahí supe que ya no podía jugar más y la chupe hasta que acabó en mi boca.
Al mirar por la ventana veo que ya es casi de noche y no pude evitar caer en el llanto, Usted me abraza y me besa y me dice:
– No llores mi nena, no llores, ya vamos a volver a estar juntos, nos une algo muy intenso, superamos muchos obstáculos, tus berrinches, tus dudas, tus cuestionamientos, tu afán de adoctrinarme y mi carácter.
Pero has sido todo lo que quise que seas, fuiste mi sumisa, mi esclava, mi nena, mi amiga, mi mujer, mi compañera.
Sos todo lo que yo quiero que seas.
Mi llanto era desconsolado y temblaba como una hoja, con cariño me toma de la mano y vamos hasta el baño, llena la bañera con agua caliente y le agrega algo que emana un agradable aroma.
Sigo temblando, Usted se mete en la bañera y luego lo hago yo, y me recuesto en su pecho y me abraza, al sentir su calor y su fuerza mi llanto merma y pasa sus manos por toda mi cuerpo, y llega a mi vagina y se detiene en mi clitoris y lo acaricia con movimientos circulares muy lentos y mi excitación aumentaba, mis jadeos se intensifican y me retuerzo de placer y exploto en un orgasmo intenso y Usted continúa con su dulce tortura y llega otro, y otro, ya estoy exausta ya no jadeos, ya son gritos de placer, y sigue y en eso sale de mí boca una palabra impensada:
– Basta, por favor!
Con la otra mano sujeta con fuerza mi cuello y roza sus labios en mi oído izquierdo y dice con bronca:
– Yo decido cuando es suficiente
Y continúa por un rato más, ya no emitía más sonidos, me retorcía en sus brazos y el placer pasó a ser dolor, y mis lágrimas eran incontenibles.
Al notarlas dejo de torturarme y me abrazó dulcemente un buen rato.
Salimos de la bañera y nos secamos.
Y me ayuda a cambiar, lo hace de una forma muy tierna, Usted se viste.
Preparo mi bolso y lo llevo al comedor, Usted me está esperando, bajo la vista, se acerca y me dice:
– Mi dulce esclava, ya estaremos juntos
– Si mi Amo, espero que pronto llegue ese momento
– Ya llegó el taxi, no me gustan las despidas
Abre la puerta del departamento, aprieta el botón del ascensor.
Este llega, se abren las puertas y cuando voy a entrar, me sujeta del brazo y me haces volver y me da un ultimo beso y sin decir palabras entro al ascensor y las puertas se cierran.
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