Nuestro primer trio 10
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El relato anterior quedó en que nos alegramos de tener mucho tiempo para seguir en un sabroso trio en la cama de Angel, estando Fernandito y yo con unos plugs anales enterrados dentro de nuestros cuerpitos.
Angel se agachó a sacar nuevos " juguetes " desde ese inagotable velador.
Ambos miramos extrañados y bastante atemorizados al ver que el juguete que se nos exhibía, era una especie de alicate bastante grande, en que sus pinzas eran reemplazadas por una especie de pico de pato.
Nuestro provisional amante noto la expresión de susto que evidenciaban nuestras caritas y echándose a reír nos explicó que se llamaba ESPECULO y que le servía a los médicos y matronas para separar las paredes de la vagina de las mujeres ; lo que hizo que nos relajáramos al saber que no eran instrumentos de tortura.
Nos mostró como se empleaban en las minas y que por tanto si a ellas les entraba en las chuchitas, también lo podíamos aguantar nosotros para gozar en la cama, lo que sumado a la confianza que Angel despertaba en nosotros, hizo que nos preparamos para aprender un nuevo goce.
Angel me dijo que comenzara yo, ya que el plug que usaba en esos momentos era mas grande y por tanto facilitaría la entrada del espéculo.
Me dijo que debía ponerme en una pose tal que mi culito quedara totalmente expuesto y que eligiera yo la que mas me acomodaba.
Ponerme acostado en la cama con el culito bien levantado con las piernitas abiertas y la cabeza apoyada en el colchón como formando un trípode o bien de espalditas con solo ambos hombros apoyados en la cama y las rodillas a cada lado de la cabeza.
Elegí esa ultima por que me permitiría ver las expresiones de Fernandito y Angel, quien además había sumado un espejo al cuadro sexual, para que yo no me perdiese detalle de lo que íbamos a hacer.
Adoptando la pose elegida y mientras ofrecía todo mi culito, Angel procedió a retirarme el plug delicadamente.
Que maravilla ver en el espejo la imagen de mi culito abierto como una flor al retirar el juguete sexual y acto seguido mientras Angel sacaba un instrumento, con la otra mano comenzaba a introducir el espéculo en mi recto.
Lo sentí frio al tacto dentro pero, no me causó ninguna incomodidad ni dolor.
Que lindo era ver la carita de Fernandito quien casi babeaba de gusto y como lo conozco, no esperaba la hora de tener dentro de el ese instrumento.
Si ustedes creen que allí había terminado nuestro aprendizaje, se equivocan: aún faltaba sentir aún mas placer a manos de Angel, el que llego por oleadas en la medida que separaba las pinzas del espéculo.
El "clic " cada traba del instrumental se sentía como si me estuviesen desflorando una y otra vez.
Que placer mas grande al ver en el espejo el tamaño de la dilatación de mi ano.
Nunca pensé que pudiese llegar a ese estado.
Pensé en ese momento que la idea de practicarme un cuidadoso enema había sido muy acertada.
Habría resultado muy vergonzoso y desagradable que desde mi interior saliese inoportuna materia fecal.
Mientras tanto, Fernandito me sobajeaba las paredes de mi recto que estaban expuestas por el instrumento médico, usando dos deditos los que había humedecido con saliva.
Aún mas placer .
Mientras estábamos jugando con mis interiores, sentí que desde el " milagroso " velador de Angel, salía el inequívoco sonido de una cadena metálica.
No estaba errado, Angel traía en sus manos lo que se veía como un par de metros de cadena de acero con unos eslabones bastante grandes.
Era algo así como los que se usa en los carros de arrastre de los camiones pero, muy brillante.
Allí me entró el pánico ya que pensé que sería golpeado con ella o algo peor.
Amarrado, extendido, vaya a saber uno que se le ocurría a Angel, quien al ver mis ojos desorbitados de pavor, me tranquilizó diciéndome que no haría nada malo ni doloroso.
Usaría la cadena como un consolador de dos metros y que cada eslabón me traería oleada tras oleada de placer.
Que me dejara llevar tranquilizándome al prometer que al sentir el mínimo dolor no placentero, terminaría de inmediato con ese juego.
Allí me tranquilicé algo y lo dejé hacer.
Angel untó la cadena con abundante vaselina y pasándosela a Fernandito le dijo que la metiera por entre las pinzas del espéculo eslabón tras eslabón.
Cuando comenzó a bajar la cadena, sentí su frío y obviando ese leve inconveniente, comencé a disfrutar como nunca pensé que se pudiera.
La cadena se fue perdiendo dentro de mi cuerpo y, sentía como mis intestinos se llenaban de metal.
Una vez hubo entrado estimo un metro dentro mio del frio acero, Angel le quitó el control del la cadena a Fernandito y comenzó a retirarla poco a poco.
Madre mía que placer mas intenso.
Era una sensación indescriptible.
Cada eslabón me provocaba oleada tras oleada de placer.
Era como sentir cientos de pequeñas pichulas que salían desde adentro mío.
Está demás decir que el temor se me había pasado totalmente y me dedique a gozar.
Angel me dejo un trozo de la cadena dentro y, volvió a meterla a poco en mis tripitas hasta que me la volvía a tragar tal y como la vez anterior.
Como ya se me habían pasado todos los temores, sentí que el metal presionaba mi próstata con lo que la erección de mi pene había llegado al máximo llevándome a nuevas alturas del goce.
Sentir el tintineo ronco del metal, sentir el roce de los aceitados eslabones y la apertura de mi ano con el espéculo, mi orgasmo no demoró en llegar y como mi pene me apuntaba directamente a mi rostro me comencé a bañar la cara, la frente, el pelo y los labios de mi sabroso néctar.
Allí fue donde Angel exclamó un sonoro BIEEEEN, a la vez que me besaba sin importar toda la leche me me bañaba la carita.
Esperé un rato intentando relajarme de la experiencia sexual recién vivida cuando Angel sin haberme retirado la cadena desde mi interior, y mientras le pedía a Fernandito que sujetara nuevamente la cadena , me retiró el espéculo después de haberlo cerrado pero dejándome la cadena dentro de mis intestinos.
Como es normal, y a consecuencia de los naturales espasmos del orgasmo recién vivido, mi culito se había cerrado pero aun sentía la cadena dentro mio.
Allí como que me comencé a asustar nuevamente pero Angel me dijo que me tranquilizara y que aún me faltaba sentir el placer de la retirada d la cadena.
En ese momento yo estaba de espaldas en la cama con mis piernas abiertas y las rodillas levantadas, con las plantas de los pies apoyadas en la cama: nuestro maestro sexual comenzó a retirar la cadena poco a poco.
Si antes había sido deliciosa la extracción del metal con el espéculo instalado, ahora era infinitamente mas placentero la extracción sin el, ya que las paredes de mi recto y ano se amoldaban a cada eslabón.
Si antes habían sido cientos de pequeñas pichulitas las que salían desde mi interior, ahora eran como pichulotas las que me arrastraban a un placer sin medida.
Como consecuencia lógica de esa nueva experiencia sexual volví a tener otro intenso orgasmo, el que me hizo convulsionar agarrando y tironeando las sábanas, a mismo tiempo que me retorcía sin parar hasta que el ultimo eslabón hubo salido desde mi interior.
Esta vez fue Fernandito el que se lanzó sobre mi pene y comenzó a sorber, a lamer y a comerse todo mi jugo hasta dejarme totalmente limpio al mismo tiempo que le decía a Angel con un tono casi suplicante que ahora se lo hiciese a él para lo cual se puso en la misma pose de sumisión que momentos antes había adoptado yo correspondiéndome a mi la placentera misión de retirarle el plug desde su dilatado anito.
Se lo retiré mientras el hacía un respingo de dolor.
Acto seguido Angel le instaló el espéculo aprovechando la dilatación provocada por el plug.
Comenzó a abrir sus tenazas pero esta vez no las hizo llegar hasta el máximo en atención a que su cuerpito era bastante mas menudo que el mío.
Una vez adoptada la pose sexual, Angel saco desde el interminable arsenal de artilugios sexuales de su velador, una cadena parecida a la que me había metido a mi pero de menos larga y con sus eslabones de menor tamaño.
El procedimiento fue igual al que me habían sometido a mi momentos antes antes, y como lógico resultado, el placer proporcionado al infante fue similar al mío.
exceptuando que sus acabadas fueron en seco.
sin semen.
Que experiencia mas erótica, sabrosa y morbosa habíamos vivido a mas de Angel quien nos colmaba de besos a la vez que nos decía que nos habíamos portado como verdaderos putitos y que para la próxima fiesta que hiciera en su casa, nos considerásemos en la lista de invitados.
Nosotros haciendo pucheros de decepción, le manifestamos que éramos niños y que en casa no nos dejarían salir a una fiesta de adultos.
Angel estalló en risas y nos dijo que, como eran muchos los chicos de nuestra edad que venían a sus fiestas, estas se hacían los sábados de día claro, de manera que no despertasen sospechas.
A veces los domingos como inocentes asados de hombres.
Mientras nos vestíamos, sentimos que nuestras tripitas se acomodaban, acordándonos que nos tocaba nuevamente regresar en la locomoción colectiva de pie y al llegar a casa tendríamos que disimular como pudiésemos el ardor que arrastrábamos en nuestros culitos.
Angel nos despidió en la puerta con la habitual palmada en el potito, dejándonos comprometidos para una próxima fiesta en la cual nos aseguró que seríamos unos reales "bocaditos" para sus amigos.
Cada día avanzábamos un paso mas en volvernos reales y experimentados putitos.
Beso hasta el próximo relato.
Dolmancé.
2016
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