Nuestro primer trio 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En el relato anterior les conté que Román nos enseñaría a hacernos enemas para gozar del sexo pleno sin desagradables sorpresas.
Ninguno de los dos sabía de que se trataba eso así que en cuanto yo llegue a casa, busque en un diccionario el significado de ese misterio.
Una vez que supe bien de que se trataba, se me subieron los colores a la carita, me ardieron las orejas y se me paró la verga de inmediato ansiando que llegara el día prometido.
Con Fernandito nos coordinamos por teléfono para juntarnos en la esquina de la calle de Román para no llegar separados y así hacer mas difícil el que nos viera alguna vieja chismosa de las que nunca faltan.
Cuando nos juntamos nos moríamos de ganas de besarnos degeneradamente en plena calle pero, nos contuvimos ya que habíamos prometido ser discretos y cautos.
Solo nos rozamos las manos y con ese breve gesto, vuelta a tener ambos una rica erección.
Una vez dentro de la casa de Román, nos besamos los tres con toda la lengua.
El tiempo de los piquitos ya había quedado atrás.
Nos dirigimos los tres hacia el dormitorio, lugar donde Román nos dijo que nos desnudáramos completamente y qu nos tendiéramos en la cama relajaditos y con las piernas abiertas.
En ese momento Fernandito me dijo que el ya algo había probado ya que en casa de su abuela había un tiesto para enemas y el por su parte, luego de saber de que se trataba no se había aguantado las ganas de vivir esa experiencia, aunque no la había hecho bien.
Solo un poco d agüita fría y muy rápidamente en el baño.
Algo así como una culeada expres.
A sugerencia de Fernandito fui yo primero en pasar por el enema.
Me tendí boca abajo desnudo en la enorme cama y levemente abierto de piernitas.
Román llegó con algo así como un hervidor de agua con una manguerita en su base y una especie de chupete negro en el extremo.
Yo tiritaba pero no de frio sino que de calentura y emoción.
Román dejó el tiesto en el velador con la punta de la manguera metida dentro del mismo para evitar que el agua escurriese afuera y abriéndome suavemente aún mas las piernitas, procedió a masajearme el anito con su dedo medio bien envaselinado y acto seguido lo introdujo en mi recto hasta el fondo, girándolo para que la vaselina untase bien las paredes de mi ávido recto.
En el intertanto Fernandito también desnudo, se acostó de medio lado para no perderse detalle del procedimiento, sonriendo lascivamente.
Román una vez habiéndome sacado el dedo desde dentro de mi cuerpito, tomo la manguerita y después de pincelar mi ano con su punta de plástico negro, me la fue metiendo de a poco mientras me separaba las nalguitas con la otra mano.
Una vez que el bitoque hubo entrado por completo, lo que me provocó un enorme placer puesto que era un aparato con forma de verga, ahusado aunque mas delgado en su parte media.
Román me explicó que eso era para que no se saliera desde dentro mío.
Acto seguido se puso de pie y mientras sostenía el tiesto con una mano, abrió la llave de su base para que comenzara a bajar por la manguera el agüita tibia.
Que placer mas grande.
Román había tenido la precaución de usar agua un poco mas caliente que la temperatura de mi cuerpo, por tanto yo sentía como el agua cálida iba inundando mis tripitas.
Era como si me acabaran adentro un par de litros de semen caliente mientras que mis interiores se iban hinchando placenteramente.
Para hacerlo aun mas sabroso, Román me daba besitos en la nuca, espalda y nalgas, mordiéndome suavemente mis desnudas carnes.
Al mismo tiempo invito a Fernandito a hacer lo mismo.
Acariciarme y besarme.
Este ni corto ni perezoso me beso profundamente en la boca, chupándome la lengua con sus labios al mismo tiempo que emitía ruiditos muy calientes.
Me demoré un poco en tragarme todo el liquido y una vez se hubo acabado, Román me dijo que me sentara en la taza del WC y expulsara todo la caquita desde mi interior.
Rica la experiencia de dejar salir toda el agua.
Nuevas y sabrosas sensaciones eran vividas por mi anito.
Mientras tanto era el turno de Fernandito.
Desde el baño lo escuchaba quejarse suavecito pero, como yo conocía a ese putito hacía mas de un año, sabía que sus quejidos eran de placer y no de dolor.
Una vez que ambos estábamos limpiecitos por dentro, nos acostamos nuevamente en la cama King de Román quien nos esperaba con dos especies de peritas de goma.
Era la primera vez que veíamos un "plug" anal.
Román nos hizo abrir la piernitas nuevamente mientras nos introducía a cada uno uno de esos "plug".
Se sintió muy rico cuando entró completo.
Tal vez un suave dolorcito al pasar la parte mas gruesa, el que se calmo de inmediato al tenerlo completamente alojado adentro.
Román se acostó entre medio de nosotros y mientras nos besaba alternadamente, con sus manos nos movía los plugs para darnos mas placer.
Lo giraba un poco y lo retiraba para que las paredes del recto se adaptasen.
Lo volvía a meter hasta el fondo lo que nos provocaba oleadas de placer.
Yo tenía experiencia metiéndome cositas desde antes de los 10 añitos pero, nunca había sentido algo así diseñado específicamente para el goce sexual.
Fernandito tampoco, no obstante que yo le había hecho probar todos y cada uno de los juguetes "artesanales" con que yo me daba placer en solitario.
Nada se comparaba a esto.
hasta aquí.
Una vez que Román hubo estimado que yo ya estaba convenientemente dilatado, hizo que me pusiese de lado y mientras subía una de mis piernas hacia el pecho, fue tirando del plug hasta sacarlo por completo.
Que sensación de vacío.
Sólo ansiaba ser rellenado con una buena barra de carne.
Román hizo que Fernandito se arrodillara en la cama a mis pies mientras observaba asombrado la dilatación que había alcanzado mi anito.
Román me hizo constatar mi dilatación con los dedos, logrando meterme 4 sin mayor inconveniente, lo que me hizo sentir que desde mi abierto asterisco una oleada tras otra de placer y ansiedad.
Mientras Fernandito miraba sin perderse detalle, Román agarró su pene desde la base y lo apuntó a mi anito, empujándolo suavemente y retirándolo después, repitiendo es maniobra hasta que logró mi cuerpito tragase toda su virilidad, la que si bien no era una monstruosidad como siempre aparece en casi todos los relatos, tenía un tamaño mas que suficiente para hacerme gozar como toda una putita.
Allí comenzó a hacerme el amor en una mezcla entre ternura y sexo animal lo que me hizo sentir un placer nunca antes vivido, no obstante que yo antes de Fernandito ya había culeado con 3 tipos diferentes.
Mientras Román me culeaba deliciosamente, Fernandito de propia iniciativa se prendió con su boquita a mi pene, succionándolo suavemente, haciendo que la culeada resultase aun mas placentera pero, como yo no quería acabar tan rápido, lo empuje hacia atrás mientras ahora era yo quien le manoseaba su enhiesto penecito.
Creo que en el fondo sentía envidia de Fernandito ya que en el polvo anterior que yo le había propinado, el había logrado acabar por el culito sin necesidad de pajearle su verguita.
Yo también quería y necesitaba vivir esa experiencia.
Román me siguió culeando en esa pose de costado un poco mas hasta que sentí que su glande se hinchaba, su verga latía en mi interior y su cuerpo se tensaba.
Ya venía su acabada y yo deseaba gozarla en plenitud.
Se aferró a mi casi dolorosamente mientras emitía una especie de rugido y me daba profundos empellones, lo que hizo que yo sintiera que su verga me empujaba la piel bajo mi ombligo.
Sentí que su pene latía varias veces dentro de mi, hasta quedar quietito al igual que su dueño.
Permanecimos un rato mas en esa posición mientras Román me bombeaba su verga dentro mío, esta vez haciéndola que resbalara con el semen que me había depositado adentro.
Dios mío, que placer mas intenso.
Continuo bombeándome y mientras su pene se reducía de tamaño, desde mi ano salían ruiditos de un jugoso chapoteo.
Era su semen que me había depositado adentro el que al resbalar por las paredes de mi recto producía un sabroso y erótico plosh plosh.
Fue en ese momento cuando yo comencé a acabar por mi anito.
Que sensación mas deliciosa.
Ahora si me sentía un putito completo capaz de dar y sentir placer homosexual.
Mientras Román me abrazaba para hacer mas intensa mi acabada, con ademanes hizo que Fernandito recibiera en sus manitos el semen que salía de mi pene, el que en esta oportunidad no salpicaba en espasmos como era habitual.
Por el contrario, era un flujo ininterrumpido, el que se hacia mas intenso con cada tiritón de mi cuerpo.
Le indicó que lo echara dentro de su boca, para después traspasármelo a mi completamente.
Que cosa mas deliciosa.
Fue en ese momento cuando entendimos el por que del previo enema.
Cuando Román se salio desde mi interior, me giro poniéndome de barriga y abriendo mis pernas, comenzó a chupar y succionar mi ano, consiguiendo extraer la mayoría del semen que había depositado dentro mio y haciendo que me torciera para mirarlo a los ojos, lo tragó completamente.
Yo ya creía no poder seguir gozando mas intensamente.
Me sentía viviendo alguno de los capítulos de la obra "Filosofía en el Tocador" .
Estaba equivocado, que aun se podría gozar mas.
Román enseñó a Fernandito como poner sus deditos para meterme la mano entera por mi abierto y jugoso culito, lo que consiguió después de un par de intentos.
El semen de Román servía como lubricante, con lo que se logró que mi pololito metiera su manito dentro mío casi hasta la muñeca y haciéndola tiritar como si el recibiera una descarga eléctrica.
Ven aun podía gozar mas
Cuando la retiró no voy a mentir, me dolió hasta el alma pero, bien valía la pena ese sufrimiento para equilibrar todo el placer que entre los dos, Román y Fernandito me habían logrado hacer sentir esa tarde.
Ustedes creen que allí había terminado todo¿¿¿
No señores, aun faltaba hacer gozar a Fernandito, puesto que, todo este cuadro sexual el lo había vivido con el plug enterrado profundamente dentro de su recto y a juicio de Román ya estaba listo para recibir su verga.
( Y la mía )
Ese encuentro lo relatare lujo de detalles en mi próximo relato.
Besos a todos ( as )
Dolmancé.
2016
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