Nuestro primer trio 5
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Aún permanecía con el plug anal enterrado dentro de el , lo que permitía que su anito estuviera ya bien dilatado y que le hacia restregar sus lechosas nalguitas en la cama, abriéndose bien de piernitas El juguetito se movía dentro de el al apoyar su base contra las sábanas y hacía que el diera respingos de placer , llevándolo a tiritar y retorcerse cerrando sus ojitos y boqueando de calentura.
Román lo hizo tenderse y abrirse de piernitas para constatar el estado de su cuevita.
Le abrió las nalgas con el índice y pulgar de una mano mientras que con la otra le giraba el instrumento dentro y lo retraía hasta su parte mas gorda, para dejarlo irse nuevamente dentro del cuerpito , absorbido por ese hambriento culito.
Ese movimiento lo repitió varias veces, hasta que decidió retirarlo, no sin antes dejar un rato la parte mas gruesa del plug justo en el esfínter, con lo que el anito de Fernando logro su máxima expansión.
Como a juicio de Román, el diámetro del esfínter y del recto aún no era el suficiente, tomo el juguete que momentos antes me había enterrado a mi para dilatarme y culearme con el máximo placer para ambos; lo envaselinó y se lo fue enterrando suavemente mientras lo giraba despacito.
Al mismo tiempo y para atenuar algún dolor que pudiese sufrir Fernandito y que a la larga le llevase a generar algún temor o trauma le mamaba su pene y bolitas en forma coordinada con las metidas y sacadas.
Con ese gentil y erótico proceder, Fernandito logró dilatarse al máximo, lo que le llevo a emitir un suave haaaayyyy cuando el instrumento se hubo perdido completamente dentro de su infantil cuerpito.
Román lo acarició para calmarlo diciéndole que ya bahía pasado lo malo y que de aquí en adelante, todo sería gozar.
Me acerque para ver de cerca el resultado del uso del ariete sexual.
Me impresiono constatar cuanto era capaz de abrirse un ano, en especial si se trataba de un órgano infantil en un cuerpito delgado, tierno, suavecito, lechoso, totalmente lampiño; a lo mas cubierto en algunas partes con una suave pelusilla, tal y como un apetitoso durazno.
Ese cuerpito casi de niñita, ahora lo gozaríamos Román y yo.
Ambos lo penetraríamos completamente hasta perder todos nuestros penes dentro de esa aparentemente frágil figura.
Lo haríamos cuantas veces fuera necesario hasta quedar absolutamente saciados .
Lo culearíamos hasta que nos despellejásemos el pene y en el caso de Fernandito, hasta que la experiencia médica de Román lo estimase aconsejable aunque, como yo le conociera desde hacía un año, sabía que el era capaz de aguantar la verga por horas .
Román y yo comenzamos a acariciar todo el cuerpo de Fernandito.
Yo le lamía por las nalguitas, los muslos, volviendo a su bajo vientre y metiéndome toda su "tulita", bolitas incluidas dentro de mi boca; continuando con la pancita hasta alcanzar sus tetillas, las que chupé hasta sacarle gemidos de real dolor.
Le besaba en la boca, le succionaba suavemente su lengua y sorbía la saliva que escurría por sus comisuras.
Le besaba en los ojos y le acariciaba el pelito mientras le miraba a los ojos que, a esas alturas brillaban como brasas producto de la pasión que le habíamos despertado
Nuestro mentor en ese momento hizo algo que ninguno de los dos se imaginaba.
´Tomó uno de sus piecitos por el tobillo y, llevándoselo a la boca, comenzó a chupar sus deditos, a meter la lengua entre ellos y a lamer la planta como si fuese una paleta de helado.
Ese acto que de buenas a primeras nos pareciese por decir lo menos extraño y un tanto sucio, nos demostró a ambos niños que por el contrario, era una maniobra erótica que servía para incrementar las oleadas de calentura.
Le sacaba a Fernandito unos ruiditos que mezclaban la risa y los suspiros de placer, haciéndolo tiritar como si estuviese enfermo de gravedad.
Fernandito estaba tan caliente que, llevó una de sus manos a sus nalgas y mientras ambos lo manoseábamos, el comenzó a mover el plug anal para sentir aún mas placer.
Al ver esto Román, tomo el plug por su base y mientras lo movía algo así como haciéndolo tiritar, se lo fue extrayendo suavemente para que el infantil anito permaneciese completamente abierto una vez retirado completamente el instrumento sexual y no sintiese un ápice de dolor que le llevase a cerrar su cuevita.
Que maravilla ver como el ano y recto de Fernandito permanecían abiertos y dilatados como un rosado tubo que estaba allí solo para prodigarnos placer a ambos.
Román me preguntó en ese momento si quería ir yo primero, a lo cual respondí que prefería ver como su verga se perdía dentro de Fernando; en vista de lo cual se tendió de espaldas en la cama.
Mientras me decía que le guiase su pene dentro de la hambrienta cuevita, le tomo por la cintura y acomodándolo sobre el con las piernas abiertas.
Acto seguido y antes de penetrarlo me dijo que le lamiese las paredes eternas del ano para lubricarlo con mi saliva y que también lamiese el glande perforador, para ayudar en la culeada.
Yo hice lo que se me pedía con mucho agrado, permaneciendo después a unos pocos centímetros de ambos órganos para no perder ningún detalle.
Una vez que hubo entrado el ensalivado, brillante y morado glande dentro de Fernandito, su culeador le dijo que fuese el quien regulara la follada y que se comiera la verga poco a poco y en la medida que la soportase sin sentir dolor; con lo cual Fernandito fue aflojando de a poco los bracitos con que frenaba la penetración, hasta que increíblemente la verga de Román se perdió completamente dentro de los intestinos de esa preciosura de 10 añitos.
Una vez que Román sintió que los huesos isquiones de Fernandito hacían contacto con sus recortados vellos pubianos y este último profiriese un prolongado suspiro, le tomo por las caderas y comenzó a moverle suavemente hacia adelante y atrás para que el infante sintiese el todo el tamaño y esplendor de una verga de macho adulta perdida entera dentro de su recto.
Después de un momento de estar en esa pose, Fernandito se acostó sobre el pecho de Román y en forma espontánea
comenzó a mover su pelvis para dar y recibir placer sexual con el macho que le culeaba.
Se movía tanto adelante y atrás como otro tanto en redondo .
Se medio incorporaba para que la verga saliese hasta la mitad, para acto seguido darse un sentón enterrándosela completamente lo que le hacía aprietar los dientes con claras muestras de dolor pero, eso no evitaba que volviese a repetir la maniobra nuevamente y para seguir disfrutando aún mas.
En ese momento yo me incorpore y poniéndome de pie al lado de los amantes, acerque mi pene a la boca de Fernandito quien sin dudarlo, se lo metió casi completamente adentro y mientras Román lo culeaba por el ano, yo le follaba la boca.
Que maravilla.
Por la boca y por el ano de ese chico putito de 10 anitos salían ruidos de jugosos chapoteos sexuales.
Que maravilla.
Estábamos cumpliendo una fantasía que arrastrábamos desde hacía meses y que solo habíamos visto en una revista porno sueca .
Era tan intenso el placer que sentíamos y tan erótica la imagen que contemplábamos que el orgasmo fue algo que no tardó en llegar.
Obviamente fui yo el primero en eyacular agarrando la cabecita de Fernando y mientras le llenaba la boca de semen, el tragaba cuando podía de mis fluidos, derramándose algo por los costados de su boquita y mientras tosía se ahogaba con mi moco pero, no por eso dejaba de deglutir, degustar y gozar .
Román comenzó a acabar un par de minutos después que yo, abrazando a Fernandito desde abajo de sus hombritos, enterrándole la verga hasta el fondo mientras tiritaba de gusto.
Una vez que fue diluyéndose el placer y nos fuimos relajando y normalizando la respiración, Román fue retirando a Fernandito de su empalada, al mismo tiempo que me decía.
"mira como le quedó el potito".
Yo me agaché para ver, impresionándome el calibre que hubo alcanzado el recto de Fernandito cuando la verga le hubo salido completamente de adentro.
El semen escurría afuera sin ningún obstáculo.
Era un hilo continuo de varonil jugo que salía desde su interior y formaba un charco en las sábanas.
Yo no se de donde saqué la idea y arrojándome sobre ese manjar, lo sorbí completamente y después , tendiéndome de espaldas en la cama comencé a recibir directamente desde el rosado manantial, el resto de moco que aun manaba de su abierta cuevita.
Que delicia.
No tanto por el sabor sino que por la textura, la fluidez y el erotismo del cuadro.
Román al ver mi actuar, preguntó si quería hacerle una felación, a lo que no respondí.
Me limité a agarrar su verga, que ya estaba medio blanducha y corriendo el prepucio hacia atrás, la limpié de los restos de leche, dejándosela totalmente limpia desde la punta a su base.
Si ustedes creen que yo iba a ser tan egoísta para tragarme todo ese manjar, se equivocan.
Agarre a Fernandito del pelo y mentón y mientras le abría la boquita, fui dejando caer dentro de ella un hilo de semen, el que fue recibido con mucho agrado.
Se trago la mitad del varonil jugo y el resto se lo dio a Román, tal y como yo lo hice antes con el.
Finalizamos con un beso simultaneo en trio, haciendo que nuestras 3 lenguas jugaran la una con las otras dos.
Después d descansar un rato, Román nos dijo que ya era hora de irse puesto que ya habían pasado un par de horas y nos sería difícil justificar una ausencia así en nuestras casas.
Eso nos evitaría un innecesario castigo y no nos permitiría volver a juntarnos y el, nos tenía una sorpresa y una experiencia aun mas intensa que la recién vivida.
Como a ambos nos causó intriga esa sorpresa y debido a nuestra insistencia en decirnos de que se trataba, nos dijo que si podíamos salir el domingo toda la tarde, nos presentaría a un cuarto integrante .
Al poner cara de duda, nos aclaró que se trataba de su padrastro, quien lo había desvirgado a los 9 años y con quien mantuvo relaciones sexuales por varios años, casi a diario; hasta que un día los sorprendió su mama.
No obstante haberse disuelto la familia, ellos continuaron siendo amantes hasta el día de hoy y quien, después de haberse enterado por el de nuestra existencia y experiencias sexuales , le había propuesto hacer un cuarteto si se daba y si no, podíamos culear de a parejas pero en otro lugar mas discreto.
Quedamos d pensarlo y, en la semana le daríamos la respuesta.
Está demás que desde ese instante, el bichito del sexo grupal se nos despertó a los 2, no obstante que nos hacíamos "las" difíciles.
Nos vestimos con una mínima incomodidad en nuestro ano, ( todo gracias a la dilatación previa con los plug) y dándonos los besos con lenguita de despedida, salimos de lo de Román en dirección a nuestras respectivas casas.
Que rico fue dormirse con un ardor en el recto y echando a volar la imaginación acerca de como sería culear entre 4.
Cerrando los ojos, profiriendo un profundo suspiro , sonriendo y abrazando mi almohada me deje ir en brazos de Morfeo.
Besos a todos (as) y espero les haya gustado y motivado, se despide
Dolmance.
2016
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